Cantidad de envíos : 676 Fecha de inscripción : 26/04/2011 Edad : 30 Localización : Entre el reino de la luz y el reino de la oscuridad...
Tema: Re: Dimensions Lun Ago 17 2020, 11:27
El grupo formado por Galie, su compañera buggalo, Verlorense, Max y yo avanzamos por unas calles desiertas. De momento, parece ser cierto que las criaturas que acechan en la noche no se dejan ver bajo la luz del sol. Por mi parte, llevo en el dedo corazón de mi mano mecánica el anillo de Michelangelo. El mismo del que dicen que funciona a partir de la procrastinación. Algo así pudo tumbar a Fono en su día, pero me estaba ahogando en dolor la mano en la que lo llevaba. No parece ser el caso para la de metal. ¿Siquiera funcionará? En mi muñeca izquierda tengo un brazalete que me dio la cazadora. Me contó que podría llevarse unos cuantos golpes en mi lugar, cosa que agradezco por lo que me temo que se viene.
-Galie: Atentos, estamos cerca de la granja donde fue visto.
-Verlorense: Excelente- sonríe con una malicia que me asusta-.
-Galie: Te veo entusiasmado.
-Verlorense: Lo mismo se me presenta la oportunidad de una revancha.
-Galie: Pensé que era compañero vuestro.
-Verlorense: No podemos descartar que haya sido infectado por la Salsa. Estoy siendo precavido.
-Max: Con algo de suerte os partís la boca y nos dejáis tranquilos
-Verlorense: ¿Se puede saber de qué parte estás?
-Max: De ninguna, los dos me caéis mal. Ahora cállate un momento, que estoy oyendo algo.
Ya estamos pisando un recinto vallado, con montones de basura esparcidos por todo el suelo. Es así hasta tal punto que es muy difícil no pisar deshecho. Distinguimos figuras redondas, mismas figuras que me recuerdan a la buggalo que nos sigue.
-Galia: ¿Son los buggalos los que te alertaban?
-Max: No, estaba oyendo otra cosa… ¡Ahí!
Señala a algo que se está moviendo bajo la basura. Primero avanza aleatoriamente por el área, como si buscara algo, pero luego se dirige directo hacia nosotros.
-HE DORMIDO POR MILES DE AÑOS. ¿QUIÉN SE ATREVE A INTERRUMPIR MI SUEÑO?
Una silueta se levanta súbitamente frente a Max, lanzando por los aires tierra y basura que tenía ante los pies. No nos cuesta reconocer a Ckriih.
-Ckriih: Ah, eres t-
Una pequeña explosión de luz se produce y golpea al insectoide, alejándose por los aires del zorro antropomórfico. Max se encuentra sentado después de caer hacia atrás, sorprendido.
-Max: … ¿Qué acaba de pasar?
Verlorense y Galie se giran y me ven con el brazo derecho levantado, apuntando hacia delante con el puño cerrado, con un escudo desplegado del brazalete que llevo. El anillo en mi dedo brilla ligeramente unos segundos hasta apagarse.
-Yo: La verdadera pregunta aquí es cómo ninguno de vosotros ha disparado antes.
Miramos en dirección a Ckriih, quien ha adoptado una posición boca arriba y con las patas contraídas.
-Galie: Así que ese es el anillo que usa el Guarda de Luz. ¿Lo has matado?
-Yo: … ¿Lo he matado?
-Verlorense: Me dispondré a examinar sus constantes vitales- a continuación, coge un palo y toca con él el cuerpo del insecto-. No hay nada que hacer, he hecho todo lo que he podido.
-Max: ¿Qué te parece si lo examinas de verdad?
-Verlorense: No pienso tocar esa cosa con mis propias manos.
-Max: Llevas guantes.
-Verlorense: Unos guantes MUY bonitos.
-Ckriih: ¡YO QUIERO ESOS GUANTES!
El langostino deja atrás la farsa de su muerte y se lanza a por el cazador.
-Verlorense: ¡QUITÁDMELO, QUITÁDMELO!
-Galie: Estoy empezando a pensar que este amigo vuestro es demasiado peligroso para dejarle suelto- dice con calma y sin mover un músculo para evitar la pelea. De hecho parece hacerle gracia el espectáculo-.
De pronto, Ckriih detiene su intento de arrancarle los guantes a Verlorense. O de arrancarle las mismas manos, no está claro. Alza la mirada para contemplar a la mariquita blanqui-negra.
-Ckriih: Hembraaa…
Salta una vez más hacia su nueva víctima, pero la buggalo se aparta a tiempo y le repele golpeándole con su duro caparazón. Una vez que termina de estrellarse en el suelo, la montura de Galie le somete usando su peso.
-Galie: Su nombre es Sienka y te conviene respetarla.
-Ckriih: Sienka es fuerte. Tiene madera de reina. No la trataré como a una hembra cualquiera.
-Galie: Bien, también parece ser capaz de mantenerte centrado. ¿Vas a ayudarnos o tendremos que acabar con esto aquí y ahora?
-Ckriih: ¿Ayudar en qué?
-Galie: En encontrar a… ¿”Marriagg” y “Fono” se llamaban?
-Ckriih: Conozco a Fono. Hace música que me calma. No me gusta, la calma me hace débil. Pero seguiré a Sienka.
-Galie: Conforme. ¿Alguna queja, caballeros?
-Verlorense: Muchas de hecho.
-Galie: ¿Alguna que aporte?
-Verlorense: …
-Galie: Bien. Me han dicho que han visto a un robot emitiendo un extraño sonido, que probablemente sea el vuestro. No sabemos dónde estará ahora mismo, así que iremos hacia las ruinas que encontraron bajo el sector noreste. Quiero que todos pongáis atención a cualquier cosa extraña que oigáis- nos recorre con la mirada, terminando en Max, como si pusiera especial confianza en él para esta labor-. Sigamos hacia delante.
M'sheireus Huua Daime'é
Cantidad de envíos : 2957 Fecha de inscripción : 09/06/2009 Edad : 30 Localización : Estudiando, hijo. Estudiando encerrado en mi cuarto.
Tema: Re: Dimensions Miér Ago 26 2020, 17:01
Me sacudo el polvo de la ropa mientras retomamos la marcha.
-Yo:Como vuelvas a crear una explosión tan cerca de mi, convierto tu anillo de Green Lantern en un aro de cebolla.
-Ckriih:¿Guarnición con el blandito?Me gusta como piensas, bola de pelo.
-Franky:¡Iba a atacarte!
-Yo:...En un aro de cebolla.
La comitiva prosigue en silencio, sólamente interrumpido por el sonido del exoesqueleto insectoide de Ckriih. Llegado cierto punto empiezo a oir un sonido en baja frecuencia que, aunque ahora mismo no, posiblemente acabe perforándome la cabeza al acercarme. Ojalá tuviera una aspirina a mano, pero es lo que hay.
-Galie:¿Ocurre algo?
-Yo:Estoy escuchando algo. No sé si será ese ruido extraño que decías o simplemente interpretáis como extraño algo que sea común escuchar en la Tierra, pero...
-Galie:No nos demoremos entonces. Las ruinas no están muy lejos.
No tardan mucho en divisarse las mismas. Tienen un diseño que vagamente recuerdan a las encontradas en centro y sudamérica, con incrincados surcos que, tiempo ha, fueron posiblemente utilizados como una lengua viva. La vegetación cubre parte de las paredes, dando un aspecto sobrecogedor a la ya imponente escena. El aire huele a excrementos y suciedad, mezclado con el fétido aroma a carne putrefacta y algo más que sólo en dos ocasiones he olido antes. Siento como mi pelaje se eriza. Hacemos un alto una vez las invadimos, momento en el que Franky aprovecha para tomarse su ración de salsa y yo mis calmantes. Me siento a su lado.
-Yo:¿Cómo vas?
-Franky:Bueno... Intentando no pensar mucho en la Tierra.
Una aparición hace acto de presencia un par de segundos en la esquina de la habitación. Recorro la sala en ruinas, observando como Verlorense y Galie conversan mientras Ckriih no se separa de la buggalo.
-Yo:...Te entiendo.
-Franky:Es sólo que... Desde que llegó Órbita, todo ha ido a peor. Todo ha sido una locura seguida por otra aún mayor. Ma'riagg, Michelangelo, la Salsa, el Virus Tecnorgánico... Tu... Mi familia...
-Yo:Encontraremos cómo salvarlos, Franky.
-Franky:Cada vez me parece más difícil que vaya a ser así. Y esto empieza a parecerse demasiado a una carrera contrarreloj.
Franky suspira pesadumbroso. Mi oreja derecha se agita cuando ese sonido se intensifica, acompañado ahora de voces.
-Yo:He ido a lugares más lejanos de lo que te puedas imaginar, y he visto cosas que bueno... Antes veríamos en ficción. En nuestras historias de los roles. -Me recuesto un poco.- Sí, todo ha sido una locura. Los dos queríamos lo mismo: tranquilidad. A pesar de que literalmente somos de mundos diferentes, nos conocimos y creamos historias en las que todo eran aventuras, guerras y, en muchas ocasiones, vergüenza ajena. Pero creo que es un kebab en el estómago y un techo bajo en que dormir tranquilos lo único que queremos cuando nos vamos a la cama, y no tanta fantasía y batallas.
Franky me mira. La mano me da un mordisco de dolor, pero aun así intento sonreírle.
-Franky:Yo... siento lo del Nekoya.
-Yo:Yo también me puse farruco con quien me rescató y mis padres biológicos, así que no te preocupes, pavo. -Le doy un cachete en el brazo y me levanto.- Anda, vamos a buscar a Fono y Molagagasjhf, que si no no avanza el rol.
Xalcer Adepto
Cantidad de envíos : 86 Fecha de inscripción : 03/12/2014 Edad : 29 Localización : Con mi melocotonero
Tema: Re: Dimensions Lun Ago 31 2020, 01:36
- ¿Seguro que puedes con eso?
- Sí, tranquilo. - respondió la voz de Tohravin desde detrás de la montaña de sacos que llevaba en brazos.
En la floristería estaban hasta arriba de trabajo y los recursos empezaban a escasear. Aaklaas se había mostrado un tanto reticente al ofrecerme a recoger un pedido, pero tuvo que acabar cediendo ante la necesidad. Por suerte para nosotros no hacía un mal día para ir cargando con sacos de tierra y fertilizante por la ciudad. La ocasional nube mitigaba la calor de los soles gemelos y gracias a los altos edificios de la capital corría una agradable brisa. Me detuve al oír al kobold trastabillar tras de mí.
- Agradezco que me acompañes, pero no hace falta que te mates por el camino. - dije quitándole un par de sacos con la cola, aligerando su carga y, lo más importante, permitiéndole ver por dónde iba. - Ya se lo dije a Aaklaas. Puedo llevar todo esto volando en un momento.
El kobold de escamas rojizas no pudo evitar reírse.
- Necesitas a alguien que te guíe. Lo que nos faltaba es que te pierdas por ahí con todo esto encima.
Era cierto que era la primera vez que visitaba la capital, sin contar cuando llegué de noche y destrozado del vuelo. Acostumbrado a la tranquilidad del pueblo, el ajetreo de la ciudad llegaba a resultar agradable. A pesar de que en tierra todo parecía tranquilo, solo hacía falta alzar la vista para ver a decenas de alas recorriendo continuamente los cielos. Suspiré a la vez que la sombra de un wyvern nos sobrevolaba por encima.
- Aaklaas aún no se fía de dejarme solo, ¿verdad?
- ...No.
Me rocé el hombro contra el cuello. Las heridas que me hizo aquel drakara habían sanado, pero las marcas seguían latentes como un duro recordatorio de lo ocurrido hasta que mudara las escamas. En las noticias no paraban de hablar del incendio del psiquiátrico en las afueras y de los pacientes que se habían escapado, con mi grandísima mala fortuna de haberme topado con uno de ellos.
- ¿Es normal que la tienda tenga tanto trabajo? - pregunté tratando de alejar el tema de mi mente.
- Suele ser bastante más tranquilo, pero con el Staadnau a la vuelta de la esquina se nos empiezan a acumular muchos encargos.
- Pero si aún quedan meses para el festival.
- Je, cómo se nota que no eres de aquí. El Staadnau es el evento más grande de todo Golkiin, dos semanas enteras de festividades y tradiciones. Hay extranjeros que vienen de fuera del planeta solo para verlo. Es imposible organizarlo todo con solo un par de semanas de antelación.
- Wow. Así que post de festival, ¿no?
- Ya empezaba a faltar uno.
Continuamos nuestra travesía con cierto ritmo, Tohravin insistiendo en que parásemos de vez en cuando para que viera la ciudad. Siendo la gran mayoría del planeta capaz de volar, no era de extrañar que los edificios estuvieran adaptados para ello, disponiendo de zonas abiertas en sus fachadas para aterrizar o incluso encontrando bares y tiendas en balcones a varios pisos de altura. Aún así, ningún edificio podía rivalizar a las torres atmosféricas en tamaño. Aquellos titanes se alzaban en varios puntos de la capital, cubriéndola en su gran mayoría por una cúpula de energía. Gracias a esta, el resto de especies podía pisar el planeta sin que la atmósfera les convirtiera los pulmones en ceniza ni la radiación solar les arrancara la piel. No era una muerte especialmente agradable. Aquellos que se veían obligados a aventurarse lejos de la seguridad de la cúpula debían hacerlo pertrechados en un traje de protección.
- Xalcer.
- ¿Eh? - aparté la mirada de las torres al oír al kobold llamarme, quien se había detenido.
Al final de la calle una multitud se congregaba alrededor de uno de los edificios. Cerca había varios vehículos de policía y algunas ambulancias dispuestos en un perímetro cubriendo el lugar, con agentes evitando que la muchedumbre se acercara tanto por tierra como por aire. Varios drones sobrevolaban la zona escaneando el edificio por fuera y sus inmediaciones. Era difícil discernir lo que ocurría entre la maraña de alas y escamas. Un kobold bastante joven luchó por salir de entre la multitud, corriendo hacia un grupo de los suyos de su misma edad que esperaban cerca nuestra.
- ¿Qué, qué, qué? ¿Te has enterado de algo?
- Vais a flipar. Se han topado con un tío muerto en uno de los pisos.
- ¡Ostias, no me jodas!
- Pues no te agaches. La policía se lo ha encontrado con la garganta arrancada de cuajo con un huevo de sangre en su casa. Dicen que ha sido uno de los del psiquiátrico. Se lo han encontrado en la cocina gimoteando cosas raras.
Un sudor frío me recorrió el cuerpo y las marcas del cuello empezaron a picarme, rememorando el encontronazo en el bosque. Quién sabe si hubiera acabado igual aquel día de no haber llegado el equipo de búsqueda a tiempo.
- Xalcer, vamonos. - me llamó dándome un toque con su cola, escuchando también lo que decían. - Mejor vayamos por otro lado.
- Buena idea.
Decidimos regresar a la calle por la que habíamos venido y dar un rodeo, pero al girarme golpeé algo con una de las alas y sentí cómo me pisaban la cola, seguido de un golpe sordo. Al volverme me encontré con un alien insectoide tirado en el suelo, soltando una sarta de maldiciones.
- Perdón. - me disculpé reajustando mi carga para ofrecerle una mano, la cual apartó de un manotazo.
- Putos lagartos. - gruñó para sus adentros, probablemente pensando que no le entenderíamos. Se agachó a recoger un dispositivo que se le había caído. - Más vale que no se haya roto. Qué ganas de que la hermandad se quede con esta puñetera roca.
Antes siquiera de que pudiera molestarme por ese comentario, otro alien de varias extremidades superiores se acercó corriendo y le cruzó la cara de un guantazo.
- Mis más sinceras disculpas por mi compañero. Es demasiado estúpido como para darse cuenta de que lo es.
- No... pasa nada.
Agarrándole del brazo se lo llevó casi a rastras, murmurando entre ellos.
- Te tengo dicho que seas más discreto cuando escanees. ¿Algún resultado?
- Nada. La señal ha desaparecido.
- Genial... Habrá sido un falso positivo.
- Hay gente muy rara en Órbita. - murmuré confuso una vez se perdieron entre la multitud. Me giré al kobold, pero para mi sorpresa este no se encontraba junto a mí. - ¿Tohravin?
Miré a mi alrededor, pero no le vi por ningún lado. Se había marchado de repente sin decir nada. Por suerte su olor todavía permanecía en el aire y las marcas de calor que habían dejado sus pisadas en el suelo empedrado aún no habían desaparecido. Los rastros me guiaron hasta un callejón cercano. Tirados cerca de la entrada de este se encontraban los sacos que estábamos cargando.
- ¿Tohravin?
El sonido de un líquido viscoso cayendo al suelo fue la respuesta que recibí. Encontré al kobold tras un contenedor, doblado sobre sí mismo con la respiración entrecortada y piernas temblorosas. El pungente hedor de su des-desayuno me perforaba las fosas nasales. Todas las escamas de su cuerpo estaban erizadas y su característico color rojizo se había tornado preocupántemente pálido, mientra que con su mano derecha aferraba con todas sus fuerzas la pulsera de su otra muñeca. Al acercarme se sobresaltó, mostrando su afilados dientes antes de relajarse al ver que se trataba de mí.
- A-ah, Xalcer... Perdona por irme sin avisar. - dijo con una leve risa incómoda.
- ¿Estás bien? No tienes muy buena cara.
- Mi desayuno y yo hemos tenido una discusión. Habrá sido cosa del calor. - bromeó sin dejar de sonreír.
- ¿Quieres que llame a Aaklaas?
- No, no, no hace falta, tranquilo.
- Puedo llevarte volando el resto del trayecto si quieres. No me importa.
- Xalcer, en serio, estoy bien. ¿Puedes vigilar mis cosas? Solo... dame un par de minutos.
- ...Claro.
Recogiendo sus sacos, los apilé frente al callejón y me senté a esperar. Al cabo de un rato salió alisándose las escamas, con mucha mejor cara y más energía que antes.
- ¿Mejor?
- Y que lo digas. Lo que daría por un vaso de agua ahora mismo. Perdona por hacerte esperar. Venga, vamos a ir tirando. Ya nos hemos retrasado demasiado de la cuenta.
En verdad me llamo Franky El Corruptor
Cantidad de envíos : 676 Fecha de inscripción : 26/04/2011 Edad : 30 Localización : Entre el reino de la luz y el reino de la oscuridad...
Tema: Re: Dimensions Mar Sep 15 2020, 23:25
Habíamos encontrado unas escaleras que bajaban a través de estas ruinas. Tengo la impresión de que Max siente algo, pero no sé si es lo mismo que estoy captando yo. Tengo cierta afinidad con este lugar. No sé cómo, sólo lo sé. Quizá es porque me recuerdan a esas otras ruinas o catacumbas de la primera vez que vine a este planeta. De cuando me transformaron en otra cosa. Llegamos al final de las escaleras. Galie levanta la antorcha por encima de su cabeza para iluminarnos a su pupilo, al daime’é y a mí. Sienka se había quedado fuera para proteger las ruinas de nuevos invasores y Ckriih la había seguido para intentar “cortejarla”.
-Galie: Vigilad vuestras cabezas, caballeros.
Una segunda luz surge de la oscuridad. Una verde. Un haz proveniente de ésta colisiona con la antorcha de la cazadora y la tira, reclamando así su dominio. Hay un parpadeo que alerta un segundo ataque, por lo que Max se me echa encima para evitarlo tirándome al suelo. Lejos de quedarme en el suelo a esperar que nos acribillen, alzo el puño con mi anillo y disparo. Hay un choque de luces que ilumina toda la estancia de verde, además de un estallido. A continuación sólo hay oscuridad y silencio. Nadie se atreve a dar un paso en falso.
-¿Ot-otro anillo? ¿Quién eres?
De nuevo la luz verde va invadiendo la estancia. Se va distinguiendo una figura, una encapuchada. La luz viene de su mano, de un anillo como el de mi tortuga perdida.
-Galie: Guarda de Luz, te hemos estado buscando.
-Guarda: Pensé que os dije que me dejarais y os ocuparais de los que todavía no han sido afectados por la Salsa- su voz me suena, pero no es la que espero de un hombre entrando ya en la vejez-. Los civiles no deberían venir aquí.
-Verlorense: Oye, oye, esos humos. Deberías estarnos agradecidos, te traemos un regalo.
-Guarda: Lo único que quiero de vosotros es que estéis a salvo y dejéis esa tontería de la caza. ¡Estáis matando a vuestros propios vecinos!
-Verlorense: ¡Ja! No sabía que nuestro héroe fuera tan engreído e ignorante. Los ponemos a dormir y los ponemos a buen recaudo hasta que encontremos una cura.
-Guarda: ¿Eso hacéis con todos?
-Galie: No. No todos. Algunos son demasiado salvajes y nosotros estamos muy poco preparados. Necesitamos protegernos, no nos pidas que nos escondamos porque nos acabarán encontrando. Y entonces salvarías a muchos menos. Verlorense tiene razón en una cosa; eres muy engreído e ignorante.
-Guarda: … ¿Qué es eso que me habéis traído?
Los cazadores me miran. Como ellos esperan, muestro el pequeño libro. A Max parece que se le erizan los pelos por un instante.
-Galie: ¿Qué opinas?
-Guarda: Es-ese libro…
Se acerca como un hambriento lo haría ante el primer plato de comida que ve en una semana. Pero mientras le ofrezco el libro con la mano izquierda, la derecha sostiene con fuerza la del Guarda de Luz.
-Yo: ¿Quién eres?
Todos se ponen en guardia. Sin oponer resistencia, el misterioso individuo se levanta la capucha, dejando ver un rostro joven, uno que ya he visto.
-Yo: Tú… tú eras...
-Heffler. Tranquilo, no esperaba que me recordaras. ¿Puedes soltarme? Me haces daño- hago lo que me dice en cuanto me doy cuenta de ello-.
-Max: ¿Quién?
-Yo: Nos conocimos en mi primera visita. La última vez le vi con Beggar. Creo que prepararon juntos su plan de…- me empieza a doler la cabeza nada más intentar recordar-.
-Verlorense: De acuerdo, ¿y el verdadero Guarda de Luz?
-Galie: ¿Y por qué llevas su anillo? ¿O es que hay más y sois demasiado agarrados para compartirlos?
-Heffler: No, éste es el de Beggar- mira mi anillo-. Y ese es el de su compañero, ¿verdad?
Asiento.
-Galie: ¿Y dónde está su dueño? Venimos a verle a él. No a ti.
-Heffler: Él está… Mmh, ¿por dónde empiezo?
-Max: Desde el principio estaría bien, gracias.
Nos mira a los allí presentes primero, como para cerciorarse de que no tiene escapatoria. A quien más mira es al daime’é, cosa que ya no resulta una sorpresa en esta ciudad.
-Galie: Viene con nosotros, es seguro.
-Verlorense: Sí, todavía no muerde a nadie.
-Max: Ya veremos si no eres el primero a quien muerdo.
Mi “mejor amigo” le lanza una mirada asesina.
-Galie: Niños, silencio- se dirige al Guarda impostor-. Habla.
-Heffler: … Beggar contactó a su familia más cercana, para pedir ayuda. Es mi tío. A mis padres les aterraba la idea de mezclarse con asuntos de superhéroes, pero yo… no pude decirle que no. Quería ayudar al mayor héroe que había conocido este planeta. Y saber que era pariente mío… Me metí en el programa de voluntariado para el hospital de Sdatt. Era algo que necesitaban después de que viniera ese… ese monstruo. Así que aproveché y conocí a Guarda de Luz… en su estado. Me pidió que espiara a la doctora Apothek, de quien tenía sospechas que más tarde fueron confirmadas. Encontré su libro… este libro- señala el objeto que tengo en la mano-. Y arranqué la hoja que tenía que robar para el plan. Cuando Apothek hizo su movimiento para traer a la ciudad una criatura más allá de esta dimensión, nosotros estuvimos listos para pararle los pies.
-Yo: ¿Me utilizásteis?
-Heffler: ¿Qu-qué…? ¡No! Es verdad que luego viniste con el compañero de Beggar, Mi-Michelangelo, y decidimos mandaros por ahí para distraer la atención de Apothek y...
-Verlorense: Eso a mí me suena mucho a utilizar a alguien.
-Heffler: … Perdón. A mi tío le importaba mucho su victoria sobre la doctora y conseguir atrapar a esa criatura.
-Galie: Lo has mencionado antes, ¿qué es esa criatura que queríais atrapar?
-Heffler: Beggar me hizo llevarle libros sobre mitología, en concreto sobre una civilización que existió… bueno, antes del inicio de nuestra especie. Los habitantes de esta civilización adoraban a una deidad guardiana, Dogonesa, El Imperturbable. Decidió bautizarlo con ese título. Imagino que por semejanzas que no logré ver. Le atrapamos con la reliquia que Guarda de Luz guardó con su anillo antes de ser… incapacitado por el otro monstruo que arrasó la ciudad.
-Yo: ¿Qué pasó después? ¿Dónde está Michelangelo?
-Heffler: … Nos persiguieron los secuaces de Apothek. Logramos huir con el artefacto que contenía a Dogonesa, pero algo empezó a salir mal. Realmente mal. Mi tío me mencionó que los hechizos del libro tenían su costo. Quizá fuera eso lo que le llevó a transformarse.
-Verlorense: ¿Se convirtió en una bestia? ¿Como las que suelen salir por la noche?
-Heffler: No sabría decir, ah… lo que vi aquel día fue mucho más… monstruoso. Pero la cosa no terminó ahí. La reliquia comenzó a rezumar esa sustancia roja. Imagino que sería esa dichosa Salsa.
-Galie: Eso... coincide con los relatos de Fraugris. También comentó en sus relatos sobre un objeto del que salía Salsa y podía infectar a la población para convertirlos en monstruos, tal y como ocurre ahora.
-Verlorense: Un momento, ¿eso no querría decir que esta gente empezó la plaga?
-Heffler: ¡Oye, no digas eso ni en broma! ¡Te recuerdo que mi tío es el mayor héroe del mundo! ¡Jamás querría que pasara algo así!
-Max: ¿Y dónde está él ahora? ¿Y la reliquia esa con la criatura?
-Heffler: Yo… No lo sé. No me quedé. Ante lo que se me venía encima… tomé su anillo. Me llevó a otro planeta…
-Yo: ¿Al planeta de los Guardas? ¿Cómo volviste?
-Galie: Caballeros- llama la atención para interrumpir-, ¿podemos acelerar el interrogatorio?- nos pregunta mirando hacia arriba de las escaleras-. Cada vez falta menos para que se ponga el sol. Menos tiempo hasta que las cosas se pongan feas de verdad- vuelve a mirar hacia delante, hacia el sobrino del héroe que no está-. Ya nos has dejado claro que no sabes ni dónde está Guarda de Luz ni el origen de la infección. ¿Qué haces aquí?
-Heffler: Eh… Busco arreglar las cosas. Gracias a los libros de mitología que mi tío me hizo recoger… y al mismo anillo, puedo traducir algunos grabados. Estoy buscando respuestas. Respuestas a cómo detener todo esto. ¿Y qué mejor lugar para hacerlo que donde una vez estuvo el templo de Allyougoth, el Dios Antiguo de las Verdades- levanta el puño donde tiene el anillo e ilumina el cuarto, revelando muchos grabados escritos en las paredes, figuras escalofriantes y dibujos que costaba distinguir debido al desgaste. Hay una puerta más allá, que hace frontera con la oscuridad que hay más adelante. Una oscuridad que me aterra, pero paradójicamente me atrae, me llama al mismo tiempo-. O de los Secretos. Todavía necesito mejorar las traducciones.
M'sheireus Huua Daime'é
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Tema: Re: Dimensions Lun Sep 21 2020, 01:38
Noto como el corazón se me salta un latido cuando miro la puerta. El ambiente, ya de por sí cargado en el subterráneo habitáculo, se siente más y más viciado conforme nos acercamos a la puerta. El mismísimo aire parece chisporrotear mientras las manos del provisional portador del anillo abre la puerta a la insondable oscuridad que habita en el corazón de esta ciudad. Por enésima vez, noto como todo el pelaje del cuerpo se me eriza, pero esta vez no puedo evitar sacar incluso las garras.
-Verlorense:Te veo tenso, bestia. ¿Quieres quedarte fuera aullando?
-Galie:Verlorense, ahora no.
Atravesamos el portal hacia lo que, sin duda, nos conducirá a horrores que a cualquier humano volverían loco. Menos mal que sólo uno de nosotros lo es, y a medias sólo. Los grabados en las paredes parecen mejor conservados en esta parte del lugar. El aire huele similar al que Franky tiene por todo el cuerpo, lo que me lleva a mirarlo de refilón. Está mirando los grabados con su anillo, mientras Heffler los repasa y apunta mentalmente, traduciendo a saber qué locas cábalas. Con algo de temor, y no sin antes aferrarme con fuerza al colgante de Rawkarska, genero algo de luz a nuestro alrededor. El estrecho pasillo en el que nos encontrábamos no tarda en darnos paso a un habitáculo plagado de columnas, algunas de ellas reproduciendo a los habitantes de Oidion en posturas que preferiría no describir. Un hedor pútrido empieza a inundar el habitáculo, y no creo ser el único en percibirlo. Por las paredes empiezo a percibir espíritus, y algunos de los símbolos parecen rezumar con algo que parece distraer a Franky.
-Heffler:Vamos, no os distraigais. -Mira de reojo a Franky al pasar junto a él.- Y recordad apuntar todo lo que veáis.
Un sonido bastante fuerta suena desde las afueras, y pondría la mano en el fuego sin quemarme al decir que todos esperamos que sea Ckriih siendo derribado por la búgalo nuevamente. El improvisado Guarda de Luz se detiene a revisar algunos caracteres. No tarda demasiado en decirnos que está listo para volver a la marcha, pero no tardo mucho en desear no haberlo hecho. Ante nosotros se abre un espacio grande, digno de una pequeña fábrica, con cerca de una decena de pozos. Me asomo a uno de ellos, y en el fondo veo restos de la famosa Salsa. Otros brillan demasiado con un centelleo malsano como para no saber que podría lanzarme de cabeza y acabar hasta las cejas de la sustancia, por lo que me alejo. Heffler lanza un destello verde a fin de ver aún más del habitáculo, y durante un instante recuerdo Snvcls. Los restos de una veintena de los habitantes de la ciudad están colgados de las paredes, con restos de marcas alrededor de la cara. Un grupo más está cerca de los pozos cuyas cabezas están cubiertas por los desagradables cuerpos de criaturas tentaculadas. Por el rabillo del ojo veo como una figura aparece por menos de un segundo, dejando un sutil haz de luz dorada al desaparecer. De las esquinas de la habitación empiezan a salir cuantiosos espíritus. Tantos, que hasta mis compañeros parecen incomodarse.
-Yo:Saliste de Snvcls. Esta vez no va a ser menos...
Franky parece estar haciendo un considerable esfuerzo mental para no acercarse más de lo necesario a los símbolos, mientras Verlorense y Galie revisan nuevamente sus armas. Por mi parte, mientras me froto la mano escayolada, me dedico a repasar mentalmente todos los sitios por los que hemos pasado desde que llegamos al planeta. Sólo en caso de que tengamos que salir por patas, claro.
En verdad me llamo Franky El Corruptor
Cantidad de envíos : 676 Fecha de inscripción : 26/04/2011 Edad : 30 Localización : Entre el reino de la luz y el reino de la oscuridad...
Tema: Re: Dimensions Mar Sep 29 2020, 23:54
Así que también usaron este lugar para recolectar Salsa. Reconozco los restos inertes de esas criaturas tentaculares, los cuales normalmente estarían engullendo tu cabeza para sacarte por el otro lado una esencia roja que simboliza tu saber.
-Max: ¿Estás bien?- se acerca a mí, poniendo su mano en mi hombro-. Podemos salir un momento a tomar el aire si quieres.
-Yo: No, estoy bien. Además, ¿piensas de verdad que afuera estamos mucho mejor que aquí?
-Max: El olor es más fuerte en este sitio, ya sólo por eso…
-Heffler: Aquí está el premio gordo.
Miramos en dirección al joven Guarda. Está al fondo de la sala, frente a un altar incrustado en la pared. Encima tiene colocado un ídolo, uno que representa a un ser humanoide que posee varias extremidades de insecto, con múltiples ojos repartidos por su rostro, amordazado y retorciéndose. Me toma mi tiempo acostumbrarme a la visión de esa cosa.
-Max: ¿Qué es eso?
-Heffler: El anillo no ha sabido identificar qué es, pero aún así lo ha catalogado como material peligroso. Pude leer sobre esto en uno de los libros de mitología. Es la representación más fiel hecha a Allyougoth, la mejor que alguien en este mundo podría hacer sin… bueno, los textos nunca fueron claros sobre los que les pasaba a aquellos que iban más allá.
-Galie: Alentador.
-Heffler: Franky, ¿alguna vez has podido usar el libro?
-Franky: Un par de veces. ¿Por qué?
-Heffler: Entonces entiendo que eres nuestra mejor baza.
-Verlorense: ¿Para qué? Deja de hacerte el interesante y hacernos perder el tiempo. ¿Qué es exactamente lo que quieres que Franky haga?
-Heffler: ¿Sinceramente? Que tenga algo de suerte al leer en su libro algún hechizo para sintonizar el ídolo y a su vez a quien representa.
-Verlorense: … Veo que no te ha hecho falta tomar Salsa para volverte loco.
-Heffler: ¡Estoy hablando en serio! He leído que los antiguos habitantes consultaban a este dios suyo por respuestas fuera de su entendimiento.
-Verlorense: Sí, claramente hay muchas cosas que no entiendes y necesitas a alguien que te las expliques.
-Heffler: Ahora soy yo quien no quiere perder el tiempo. Franky, coge el libro e intenta visualizar el hechizo que te sirva. Sigue habiendo pozos de Salsa llenos, así que coge toda la que necesites.
El daime’é da un paso al frente, frunciendo el ceño.
-Max: Oye, se supone que le he traído para sacarle de la Salsa, no para hundirle más en ella.
-Heffler: Todos tenemos que hacer nuestro papel si queremos solucionar esto.
-Max: Sólo te digo que como vea que le pasa algo malo, me lo llevo de aquí con tan sólo un chasquido de dedos.
-Heffler: ¿Por qué estáis siendo tan egoístas? ¡Podemos salvar la ciudad! ¡No, el mundo entero!
La discusión continúa, pero las voces las escucho cada vez más lejos. En algún momento había empezado a ojear las páginas blancas de este libro maldito. Si me concentro, empiezo a distinguir figuras, pero no es suficiente. Sé lo que necesito, para lo que me acerco a uno de esos pozos que siguen llenos. Me quedo mirando. Veo el reflejo que proyecta, en el que me veo nada más y nada menos que a mí mismo, con el ojo luminoso en rojo, que sustituye a mi ojo humano derecho, y la herida que atraviesa horizontalmente esa misma zona, la cual ya está cicatrizada y me da un aspecto horrendo. También puedo ver en el reflejo a una de esas personas colgadas, inertes, inservibles ya a la causa por la que fueron encerradas aquí. Ahora es en la sustancia donde empiezo a distinguir figuras de las que no me atrevo a describir.
-¿A qué esperas? ¿Necesitas un pequeño empujón?
Habiéndolo necesitado o no, ahí estoy, hundiéndome en ese mejunje rojo. Lo único que puedo oír por varios segundos es el sonido del líquido que me rodea, luego los gritos de mis compañeros, asustados por verme en esa situación, y luego más gritos de discusión mientras me sacan del pozo.
-Max: ¿POR QUÉ LE HAS EMPUJADO?
-Galie: ¿De qué estás hablando? ¡Yo no le he puesto ni un dedo encima!
-Max: ¡No había nadie más, nosotros tres estábamos discutiendo y eras la única a la que no veía!
-Galie: Te van a costar caras esas acusaciones como continúes. No hagas que me arrepienta de no-
-Max: ¿De no dispararme como lo hacéis con los demás?
-Verlorense: ¡Eh, relájate un poco, bestia!
-Heffler: Qui-quizá nos estamos poniendo demasiado nerviosos…
Otra vez dejo de oír voces. Miento, he dejado de oír SUS voces. Cubierto de esa esencia maldita y con mis dedos aún aferrándose a esas hojas encuadernadas en blanco, ahora manchadas, me arrastro al altar, sin llamar la atención de los demás. Me apoyo en la pared y en el mismo altar para alcanzar el ídolo que exhuma corrupción. Y en el momento en el que lo abrazo, me veo en otro lugar.
El entorno que me rodea simula un bosque frondoso, con la peculiaridad de que absolutamente todo está coloreado de distintos tonos de rojo. Me basta un vistazo para comprobar que estoy solo. Y otro para darme cuenta de que sólo puedo ver por un ojo. Levanto mi mano hábil para tocar lo que me falta, pero descubro con miedo de que también carezco de esa parte. Miro mi mano izquierda para confirmar mi suposición al ver la falange que ha dejado hueco; todas mis partes mecánicas habían desaparecido. De hecho, me siento ligero.
Pero antes de dejarme procesar esta nueva sensación, oígo pequeños golpes. Algo se ha acercado a mí, pero no logro verlo. Quizás es porque se camufla entre el follaje escarlata. Una red me envuelve de repente, lo que me hace perder el equilibrio y caer al suelo. Intento liberarme, pero encuentro difícil hacerlo con una mano. Los golpecitos se producen aún más cerca de mí, como si fueran pasos. Parte del misterio queda resuelto cuando, en uno de mis forcejeos, quedo mirando hacia su dirección. Es una araña enorme, o al menos eso me parece en primera instancia, pues mientras más tiempo miro a ese monstruo, menos similitudes le encontraba con los arácnidos que conozco. La criatura no tarda en empezar a envolver a su presa como lo haría una auténtica araña, es decir, envolviéndome con más de su telaraña y haciendo uso de sus múltiples patas. Si ya no tenía escapatoria de la red anterior, ahora menos, y eso sin incluir el mareo que me produce tanta vuelta. Hasta que finalmente para. Siento su mirada en mí. Roza una de sus extremidades con mi cabeza, casi como si fuera una caricia. Entonces, muerde. No es una mordedura para arrancarme un pedazo e ingerirlo, sino para inyectarme algo. ¿Veneno? Quizás.
Me despierto en la misma sala que antes, en la que estaban esos cuerpos colgados y el ídolo horrendo. Puedo comprobar que vuelvo a estar completo. Bueno, dentro de lo que cabe. Parece que he vuelto a la realidad, que no significa que me guste. Cubierto de Salsa, como empezaba a ser costumbre. Encuentro a mis acompañantes a mi alrededor, recuperando el aliento, con magulladuras y con sus armas, quienes las tienen, asomadas.
-Galie: ¿Y bien?- me apunta con una arma que parece una espada de filo curvado-. ¿Vuelves a nosotros?
-Yo: … La salsera... El artefacto… está allí donde “nace el agua”- vomito Salsa-. S-sé cómo pararlo. Tengo que llevar el libro... conmigo.
El rostro agotado de Heffler se ilumina, pero no por ninguna luz nacida de la procrastinación, sino de auténtica alegría.
-Heffler: Lo estamos consiguiendo.
M'sheireus Huua Daime'é
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Tema: Re: Dimensions Vie Oct 09 2020, 00:34
-Galie:Pero no será hoy. La noche caerá sobre nosotros en el camino como no volvamos ya, y creo que a todos nos haría bien un descanso.
Creo que no hace falta que lo diga, pero a todos nos suena a gloria la sugerencia. El camino de vuelta se hace lento y lastimoso, sólo interrumpido por los chasquidos de los exoesqueletos de Sienka y Ckriih y los puntuales comentarios punzantes del último. Por nuestra parte lo ignoramos, pues estamos demasiado centrados en lo que acabamos de ver. No en los fosos de salsa. No en los cadáveres, aunque posiblemente me acuerde de ellos esta noche. Estamos centrados en Franky. En ese amalgama de insaciable sed de salsa y violencia que se había convertido Franky mientras intentábamos defendernos sin hacerle nada. Pero la desesperación te lleva a sitios que ninguno queremos pisar. Sitios en los que creo que Franky y yo hemos estado ya varias veces en estos meses. Lugares en los que cruza tu cabeza abandonarlos a su suerte por puro miedo. Cuevas que casi hacen que crees un haz de energía que vete a saber en qué habría acabado. La noche está cerca cuando llegamos a la base. En el aire empieza a notarse el olor proveniente de distintas zonas de la ciudad, y el crujir de huesos no está tan lejos como me gustaría. Rifles, ballestas y demases están pasando una última puesta a punto cuando la puerta se cierra a nuestra espalda. Durante la cena, Galie nos informa de nuestro plan a seguir: iremos al alba a Faleasraaj, la gestora local de agua. Con un poco de suerte, mañana encontraremos algo que nos dé una buena pista a seguir. Con mucha más suerte, algo que nos valga para los padres de Franky. Y ya lo que sería digno de lotería sería encontrar algo que le saque la Salsa a Franky de las venas.
-Yo:No sé si la próxima vez tendremos tanta suerte... Y no quisiera que alguno de los dos nos quedásemos en Sdat para los restos, Franky...
No me demoro mucho en irme a la cama. No quiero darle más vueltas de las necesarias al tema, y necesito estar descansado para mañana. Arropado en mi habitación temporal, termino por ver algo de lo que no estaba seguro poder percibir como daime'é, no al menos fuera de Sempiterna. Algo que sé que me hará más difícil conciliar el sueño: fantasmas. Los ecos de las personas danzan por mi cuarto, entrando y saliendo, con paso forjado en la noche plutónica del más allá. No hay miasmas. No hay lamentos. Sólo hay pasos lentos, miradas vacías y un rictus de eterna desolación y tristeza. Algunos se arrastran por el suelo, buscando aquello que les llevó a morir. Y es entonces cuando me doy cuenta de que no es miedo lo que siento, no. Es una pena insondable. Una pena que hace que un pensamiento en el que Franky y yo caemos lejos de aquello que conocemos cruce mi mente, constriña mi corazón y me haga perder el aliento, desatando al fin un llanto lastimero. Algunos de los fallecidos me miran y andan hacia mi, buscando una ayuda que no sé brindarles. Me tapo la cabeza con la siempre indómita y confiable sábana, pero es por mi mente por donde los miedos e imágenes siguen aflorando hasta que concilio el sueño.
_________________________________________________
El camino ha sido algo más largo que el de ayer, pero mucho más provechoso ahora que tenemos un destino fijo y no tenemos que desviarnos para recoger a Ckriih ni hacer el payaso por su culpa. Un camino que nos lleva a algo que, aparentemente, es una rosa conservada en una cúpula de ruinas: el edificio central de Faleasraaj.
-Galie:Espero que esta fuente sea suficiente para ti.
En verdad me llamo Franky El Corruptor
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Tema: Re: Dimensions Lun Oct 19 2020, 23:40
No nos demoramos más en caminar hacia el interior del complejo.
-Max: Franky, ¿estás bien?
-Yo: Sí. ¿Por qué?
-Max: No has hablado apenas desde ayer.
-Galie: De hecho estaría bien que nos comentaras sobre cuál es tu plan para detener la infección. Porque hemos venido por eso, ¿verdad?
-Ckriih: Claro, blandito. No nos arrastrarías hasta aquí si no fuera por una buena razón. ¿Verdad?... ¿VERDAD?
-Yo: ¿Susurrarme?- recuerdo a la araña gigante “picarme”-. Je. No fue tan sutil- intento hacer memoria. Los recuerdos de lo que pasó el día de ayer van y vienen. La mordida de lo que pienso que es el dios al que se refiere Heffler no me inyectó solamente una cosa. Es cierto, me dio conocimiento, pero también me otorgó promesas y miedo de usarlo, a partes iguales-. Quizá... no haya sido buena idea venir- digo susurrando esto último-.
Por la mirada que me lanzan los demás, parece que Max es el único quien ha logrado entenderme, mientras que los otros no parecen tenerlo claro.
-Verlorense: ¿De qué estás hablando?
-Yo: Todo ha ocurrido en mi cabeza, ¿cómo podéis estar tan tranquilos? ¿Por qué estáis tan seguro cuando yo dudo tanto? ¿Y si lo que hago lo empeora todo? ¿De verdad no habéis pensado eso?
En primera instancia, nadie sabe qué responder. Unos buscan las palabras mientras que otros se limitan a apartar la mirada. A Ckriih sencillamente le da igual. La única excepción es Galie.
-Galie: Entré a Sdatt cuando la cerraban con muros de campos de fuerza, para apartarla del mundo. Entré aquí con un plan, con una intención. Creí que había venido preparada, que YO estaba preparada para lo que se venía. Descubrí a las malas que no era así. Me tocó improvisar. Tuve que tomar decisiones por las cuales, algún día y si tengo suerte, tendré que pagar un precio que aún no sé si me será muy caro. He hecho todo cuanto está en mi mano, pero sólo ha bastado para sobrevivir y nada más. ¿Que por qué te estoy siguiendo? Porque estoy desesperada. Sabiendo esto, mírame a los ojos. Mírame a los ojos y dime que me has hecho malgastar parte de mi preciado tiempo- no puedo-. Bien, pues haznos el favor de guiarnos al abismo.
Eso dice, aunque toma la delantera. Una mano se posa en mi hombro y giro mi cabeza, esperando encontrarme con la mirada de Max, pero a quien me encuentro es al otro cazador con su semblante confiado.
-Verlorense: Confía más en ti mismo. Sé que puedes hacerlo.
Sigue a su mentora. Otra mano se pone en mi otro hombro. Es Ckriih, aguantando la risa, la misma que suelta tras darme la espalda y avanzar junto a la buggalo, que sigue a su jinete. Heffler sigue el paso sin apenas mirarme. Max se me queda observando y me pregunta cómo estoy, pero le respondo que estoy bien y nos ponemos en marcha. Nos adentramos a las instalaciones, el cual tiene un aspecto de abandonado. La cazadora más experta nos detiene en seco en cuanto nos acercamos al edificio principal del complejo. Una mirada al daime’é me basta para entender que había oído algo, lo mismo que Galie probablemente.
-Galie: Hay bestias dentro.
-Max: ¿Qué hacemos?
-Verlorense: Claramente vamos a quitárnoslas de en medio.
-Ckriih: ¿Nos vamos a molestar tanto por limpiar un sitio que ni sabemos que es a donde tenemos que ir?
-Galie: Merece la pena intentarlo. Cuando Franky dijo “donde nace el agua” después de su… “visión”, me encajó a la perfección que, lo que infecta a la gente para convertirlas en bestias, se transmite por el agua. ¿Y qué mejor lugar para empezar que en la misma distribuidora de agua de la ciudad?
-Heffler: Tiene sentido, pero ya sabemos que el origen de la infección es el artefacto en el que está encerrado Dogonesa. No me encaja, ¿por qué estaría en este lugar? Estábamos lejos cuando se nos fue de las manos y…
Nuestros pensamientos sobre el asunto son interrumpidos por golpes y gruñidos fuertes.
-Max: Están muy revoltosos. ¿Es común que se peleen entre ellos?
-Galie: No realmente, pero lo aprovecharemos- saca a relucir dos de la misma arma que confundí ayer con una espada. Une estas por sus extremos más anchos, dando el cuerpo de un arco. Luego lleva en un dedo la gota de un líquido. Pega ésta a una punta del ahora formado arco, la estira, casi como si fuera un chicle, y la une a la otra punta. Ya se parece más a un arco completo. Cuando me pregunto dónde tiene las flechas, arranca una de las plumas de su capa, la cual no tarda en alargarse y formar una saeta negra-. Verlorense, recuerda, usa las armas de fuego sólo si te ves acorralado.
-Verlorense: Sí, señora- prepara sus cuchillos arrojadizos, cayendo de uno de ellos una gota de lo que supongo es ese veneno paralizante, el mismo que usó contra Auger. Esperemos que lo haya mejorado-.
Ckriih, bajo la coacción de Sienka, me ayuda a abrir las pesadas puertas del edificio central mientras que los cazadores apuntan a lo que pueda salir. Es aquí cuando noto que mi fuerza física había incrementado, haciéndose más patente que el tecnovirus ha tomado más de mi cuerpo. No es algo que en principio me agrade, pero entiendo que puede ser de ayuda en estos momentos. Una vez se abren las puertas, podemos ver la batalla que acontece pisos más abajo. La luz que traspasa el cielo nublado hace lo mismo con las ventanas, dándonos visibilidad. Distinguimos a dos criaturas enfrascadas en combate. Una de ellas es una masa enorme de carne cubierta de pelo, con cabeza de roedor, cuyo lado derecho cuenta con muchos más ojos de los que le corresponde. Además de esto, posee múltiples y desproporcionadamente pequeñas extremidades que se rompen bajo su peso, pero se van regenerando. Su contendiente es un monstruo con apariencia de tortuga que me llegaría a la cintura de ponerse de pie frente a mí. De hecho parece tener facilidad en pararse sobre sus patas traseras y moverse con agilidad para cortar con sus garras y morder con su potente mandíbula, cosas que tendrá que compensar la otra bestia con su alcance y fuerza.
-Heffler: ¿Ti-tío Beggar? ¿Qué hace aquí?
-Verlorense: ¿Guarda de Luz es uno de ellos? ¿Pero en qué se ha convertido? Son distintos de las bestias que solemos ver...
-Max: ¿Sería mucho suponer si digo que la tortuga es Michelangelo?
Podría dar una respuesta ingeniosa como “suponer eso sólo porque sea una tortuga es especista”, pero la brutal pelea me había impactado demasiado como para dejarme palabra.
-Galie: Ninguno de los dos parece estar en la labor de escucharnos. No podemos hacer nada por ellos salvo dejarlos fuera de combate. Y nos va a costar.
Veo echar un paso atrás a Heffler, quien tiene que procesar que va a enfrentarse a su héroe. Coloca su mano cerca de la cara, dejándome ver el brillo verde de su anillo de luz. Esto, convenientemente, me trae el recuerdo de cuando mi mascota y yo tuvimos esa conversación en la Tierra sobre cómo el anillo le había dado raciocinio, lo que me lleva a una idea. Miro el objeto verde que tengo en el dedo.
-Yo: ¿Y si les ponemos los anillos? ¿No deberían darle la suficiente inteligencia como para parar?
-Max: ¿Y quién se va a acercar para ponérselos? ¿Tú?
-Ckriih: Quiero ver cómo lo intenta.
Las criaturas no tienen cuidado con el entorno, destrozan y vuelan por los aires cualquier objeto o soporte que encuentren en su camino.
-Verlorense: En realidad… ¿no es tentador poner a estos dos de nuestro lado?
-Galie: Heffler- mira al joven, a quien parece costarle asimilar la nueva idea-, ¿es eso posible?
-Heffler: Bu-bueno, es cierto que los anillos tienen esa capacidad, por eso han habido Guardas de Luz que al principio eran… bueno, animales para nosotros. Michelangelo mismo es un ejemplo.
-Galie: …- no dice nada hasta que me mira y sonríe levemente-. Quizá hayamos encontrado una solución para que nos escuchen después de todo.
M'sheireus Huua Daime'é
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Tema: Re: Dimensions Lun Oct 26 2020, 01:06
El suelo cruje bajo la gran masa que ahora es el antiguo guardián de esta ciudad, yendo en busca constante de lo que, a pesar de que parezca que hagan al menos dos años, fue la mascota de Franky. Un hórrido espectáculo, justo frente a nosotros. Nosotros, los mismos que aparentemente tenemos un plan, pero no como ejecutarlo.
-Yo:Adelante, lista. Ve y hazlo, a ver como te sale.
-Ckriih:Huele a caca, felpudo.
-Franky:¿No puedes hacer flotar los anillos hasta ellos, Max?
Enarco una ceja ante la idea. Galie da un paso adelante.
-Galie:O podrías usar eso con lo que intentaste retener a Franky.
-Franky:¿Retequé?
-Yo:Tu lo has dicho. Lo intenté. Y creo que quedó claro como salió la cosa.
-Galie:Esta vez somos más, y creo que podemos permitirnos un enfoque algo más... agresivo.
La pelea no cesa, danzando en un vaivén de poderosos embites de Beggar y arcos sanguinolientos de las zarpas y boca de Michelangelo. Miro a Franky, cuyo rostro denota unas emociones que no me gusta ver reflejadas en lo que resta de humano de sus facciones. Galie asiente y carga su arco.
-Galie:Ckriih, tu te encargas junto a Heffler de Michelangelo. Franky y Max, Beggar. Verlorense, intenta frenar a Guarda de Luz con el sedante.
Sin nada más que decir pero con algunos de nosotros vacilantes, nos ponemos en marcha. La figura que ahora se arrastra ante mi me recuerda al ser de Snvcls, y mi mano tiembla cuando genero una cadena con la que intento retenerlo. Franky se acerca, pero el ex-Guarda de Luz no tarda en romper la cadena, casi alcanzando al cíborg con su pesado cuerpo. En esto Verlorense consigue apuñalarle con sus ponzoñosas dagas, en un intento aparentemente vano por ahora de aletargar a Beggar. Cuando estoy a punto de crear una segunda ola de restricciones, Ckriih pasa frente a nosotros, persiguiendo como alma que lleva al diablo a Michelangelo. Una de las extremidades la masa avanza hacia Verlorense, pero una flecha la deja clavada en el suelo el tiempo suficiente como para proferirle un nuevo corte y alejarse.
_______________________________________________
Cansados, pero por fin con los dos objetivos atrapados, Heffler y Franky colocan sus anillos en las extremidades de las criaturas. Durante un momento, todos nos mantenemos en guardia. Es entonces cuando algo resuena en nuestras cabezas. Algo que Franky y yo identificamos como la voz de Bruce Willis.
-Michelangelo:Ugh... ¿Franky?
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Tema: Re: Dimensions Vie Oct 30 2020, 18:52
-Michelangelo: ¿Qué ha pasado? Por un momento mi cabeza se ha visto inundada de imágenes y voces, hasta que he entendido que eran mis propios recuerdos y sólo entonces he podido ordenarlos y…- se fija en el anillo que tiene puesto en una de sus garras, bien encajado, como si tuviera el poder de deformarse para adaptarse a su usuario-. ¿Por qué lo tengo de vuelta?
-Yo: Ha sido lo que se me ha ocurrido al verte tan… Bueno, loco.
-Michelangelo: … Así que no hemos podido controlar este poder. No soy digno del anillo, ¿tampoco lo soy de esta nueva fuerza?- contempla su cuerpo actual-.
-Max: No creo que nadie deba estar triste por no ser “digno” de esto- señala al cuerpo inmenso de Beggar, quien, más que estar tranquilo, parece estar en trance-.
-Michelangelo: ¿Esto le ha hecho el poder que buscaba? ¿Por qué yo he salido tan bien parado en comparación?
-Heffler: Quizás… Creo que es porque encerró a la criatura en el artefacto. Es… su precio.
Observo al chico. No es que llevara antes un porte muy heroico, por así decirlo, pero me da la impresión de que, al quitarse el anillo, le han arrebatado algo más.
-Ckriih: ¿Que es mala idea intentar controlar fuerzas incomprensibles? Menuda novedad.
La tortuga mutante se le queda contemplando. Luego echa un rápido vistazo a los demás, comprobando que hay caras nuevas.
-Michelangelo: ¿Quiénes son estos?
-Yo: Pues, eh… unos amigos que han venido a ayudarme.
-Michelangelo: Veo que me tienes que poner al día en muchas cosas- baja la mirada a mi brazo remplazado-. El brazo…- se levanta y se acerca. Usa sus dos manos para examinar la mía. Luego mira mi rostro- ¡Oh!- la impresión que se lleva es tal que mete su cabeza en el interior del caparazón en un parpadeo-. Esto… ¿también es culpa mía?
A medida que va sacando de nuevo la cabeza, noto cómo se me tensa la mano biónica, como si me estuviera preparando para aplastar entre mis dedos las patas cambiadas de este ser que ahora es Michelangelo. Pero, cuando veo esos ojitos negros, me acuerdo de cuando tenía su tamaño normal y corría con torpeza hacia mis pies. Ignoro si para esa época ya era un miembro activo de los Guardas de Luz, pero no me importa ahora mismo. Me agacho para ponerme a su altura. Alzo mi mano izquierda y le acaricio la parte de la cabeza que ya se había asomado.
-Yo: Está bien, luego te cuento. Ahora mismo estamos con otra cosa.
-Michelangelo: ¿A qué habéis venido?
-Yo: ¿Recuerdas la salsera donde Beggar encerró al monstruo de Sal-?
Un dolor de cabeza muy intenso me interrumpe. Por lo que logro ver, no soy el único, los demás están aguantando de pie mientras que otros ya se han arrodillado. Beggar ruge al techo. Poco a poco, en lo que parece un grito telepático, empiezo a distinguir palabras.
-Cuid… dado… No juegan… Limpio… No dej… dejes… que te… engañen…
El antiguo campeón de este planeta hace un barrido con su cuerpo para alejarnos de una vez. Luego empieza a dar cabezazos contra el suelo. Cada golpe hace retumbar el edificio. Si no fuera porque sigo mareado, seguramente ya me habría ido por el miedo a que se me cayera encima. El suelo se resquebraja debajo de la bestia gigante. Un gran agujero es abierto, lo suficiente como para que Beggar pueda hundirse a través de él. Oigo una zambullida. No es agua, mi mente reconoce el sonido. Me arrastro hasta el agujero y lo veo. El sótano del edificio principal de la distribuidora de agua está inundado de Salsa.
-Heffler: ¿Ti-tío?- pregunta con miedo al ver el cuerpo de su héroe flotar en la sustancia roja-.
Me fijo en que los demás también se acercan.
-Michelangelo: Ahí está el artefacto. Creo que lo seguimos hasta aquí, quizás antes de perder la razón, no estoy seguro. Sí, ahora recuerdo. Intenté cogerlo, pero estaba fijo al fondo y no pude sacarlo.
-Yo: Creo que yo podría…
-Michelangelo: ¿Qué te hace estar tan seguro de eso?- le enseño el libro-. ¿No estás haciendo lo mismo que Beggar? ¿No acabarás como él?
-Yo: … Mira, yo sólo quiero acabar con esto y centrarme en ayudar a mi familia. Y, la verdad, no sé qué otra cosa puedo hacer. Yo...
En ese momento noto una mano posándose sobre mi hombro.
-Galie: Si haces esto por nosotros, te prometo que recibirás toda la asistencia posible tanto para ti como para tu familia. Haré todo lo que esté en mi mano para que no te arrepientas de esta decisión.
Puedo ver en sus ojos la determinación que tanto me hace falta.
-Michelangelo: Te llevaré.
Ambos nos ponemos de pie frente al agujero. La tortuga parece recordar cómo usar el anillo, pues nos cubre a ambos en una esfera de energía con la que nos hace levitar. Descendemos para adentrarnos a este “pozo” ante la mirada de los demás. Esquivamos el cuerpo en reposo de Beggar y nos sumergimos. Todo se vuelve rojo a nuestro alrededor. No puedo ver a través del líquido, pero siento que avanzamos. Hay momentos en los que creo distinguir figuras, pero no sé si atribuirlo a elementos reales de ahí afuera o a visiones que me da esta extraña conexión que tengo con la Salsa. Un golpe debajo de nuestros pies nos indica que hemos tocado fondo.
-Michelangelo: Debería estar cerca. Deja que amplíe esto un poco.
Expande la esfera hasta el punto de quedar una cúpula de mayor tamaño, permitiéndonos tocar el suelo. Es cuando logro atisbar el artefacto. El objeto místico con forma de salsera se encuentra fijado en el suelo. De él sigue brotando la sustancia roja. Lo que más llama mi atención es que la base de la reliquia parece estar unida a una forma que me recuerda a una mano, que tiene enterrado los dedos en la superficie, manteniéndolo donde está. Me acerco y me arrodillo para poderlo tocar con mi extremidad de metal. A simple vista no la reconozco, pero, en alguna parte de mi ser, sé que una vez formó parte de mí. Primero intento tirar de ella, pero no hay reacción. Luego dejo el libro abierto en el suelo y toco el artefacto con la mano izquierda. La Salsa me moja, dándome una sensación vigorizante. Deslizo poco a poco la mano casi visiblemente orgánica, que recordemos que uno de sus dedos ya es mecánico, hasta la base dividida en 5 dedos. Ésta suelta el suelo al fin. Esto me alarma y ya lo cojo junto al libro, aproximándome de nuevo a Michelangelo.
-Yo: Listo, vámonos.
Asiente y hace que la cúpula a nuestro alrededor se encoja para volver a su forma de esfera del inicio. Y así, tal y como vinimos, nos vamos, saliendo por el mismo agujero y aterrizando delante del grupo.
-Yo: Lo tengo- les enseño la reliquia con la mano pegada a su base-.
-Max: … Una salsera un poco rara.
-Galie: De acuerdo. ¿Y ahora qué? ¿Qué hacemos con esto?
Miro una vez más el libro.
-Yo: Tengo que hacer un… un “hechizo”. Lo devolveré a su casa- miro ahora el artefacto-. Y la Salsa se irá.
-Galie: … ¿Qué opinas, Heffler? ¿Heffler?
Miramos a nuestro alrededor. Localizamos al chico junto al agujero, arrodillado y asomándose por él.
-Heffler: ¿Tío? ¿Tío Beggar? ¿Estás bien?
No hay respuesta. La cazadora pone una cara de resignación y me devuelve la mirada.
-Galie: ¿Qué necesitas para hacer ese hechizo?
-Yo: Un… un lugar tranquilo en el que pueda… dibujar.
-Galie: Bien. La iglesia es lo único que se me ocurre.
-Verlorense: ¿Crees que lo permitirán? Estarán muy reacios a recibir lo que les ha maldito.
-Galie: Tendrán que vérselas conmigo si tienen alguna queja. Esto es más importante que sus prejuicios.
-Verlorense: De acuerdo, ¿pero qué hacemos con él?- señala al chaval-. ¿Y con Beggar?
Baja la mirada en lo que parece que reflexiona. Se gira hacia el chico y levanta la cabeza de nuevo. Luego se aproxima para dirigirse a él.
-Galie: El Guarda de Luz que conocemos no puede ayudarnos en estos momentos. Y no tenemos tiempo para quedarnos e intentar reanimarlo o comunicarnos con él. Si no ha reaccionado como lo ha hecho aquí nuestro nuevo amigo del caparazón, no veo qué más podemos hacer aquí. Le ayudaremos, pero sólo cuando hayamos levantado esta maldición de la ciudad. Es lo mínimo que podemos hacer por el héroe que ha salvado nuestro mundo tantas veces. No puedo obligarte a irte, pero no haces nada por él quedándote aquí expuesto. El único favor que puedes hacerle ahora es vivir.
Con esto dicho, le da la espalda y sale del edificio. Le seguimos afuera y Heffler hace lo mismo un par de minutos después. Nada más nos retiene en este lugar.
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Tema: Re: Dimensions Miér Nov 04 2020, 17:49
El camino de vuelta se hace tenso. Nuestras mentes no dejan de orbitar alrededor de la idea de un posible enfrentamiento con los que llevan siendo aliados de Galie y Verlorense durante un tiempo suficiente como para apreciarlos. Un tiempo que haría más amargo de lo que ya es de por si el apretar un gatillo. Pero cuando miramos a Galie, sólo vemos determinación en su mirada. La desesperada determinación de alguien que puede llegar a extremos impensables ahora que parece que la guerra de desgaste a la que lleva sometida llega a su fin. Me va llegando el olor del almuerzo que ahora algunos de los cazadores apostados en la iglesia están tomando conforme nos acercamos. Parece que alguien nos divisa desde el asentamiento. Un pequeño grupo de cazadores se acerca, armas en ristre.
-Cazador 1:¿Primero a esa bestia y ahora... lo que demonios quiera que sea eso?¿Qué está pasando aquí, Galie?
-Galie:Traigo la solución a la catástrofe de la ciud-
-Cazador 2:¡¿Qué es eso?!
Miran el artefacto que ahora porta Franky. Las armas son cargadas.
-Galie:Con lo que vamos a librarnos de la Salsa. Pero para terminar con esta locura, tanto la criatura como el artefacto tienen que entrar con nosotros en la iglesia.
El primero de los cazadores la mira fijamente.
-Cazador 1:Sabes que no puedo hacer eso. Si dejamos entrar a uno de esos monstruos, ya no quedará nadie.
-Galie:Si quieres que de verdad siga habiendo un mañana, nos dejarás entrar.
-Cazador 1:¿Es una amenaza?
-Galie:Es una realidad.
Durante unos segundos reina un silencio que podría cortarse con un cuchillo.
-Ckriih:Siempre puedes jugártela con nosotros, blandito gris. Yo no le haría ascos a un poco de acción antes del menú principal.
Está a punto de llevarse la mano a algo que seguramente avisaría a suficientes cazadores como para obligarnos a salir por patas del planeta, pero Verlorense es más rápido, consiguiendo retenerlo.
-Galie:No nos obliguéis a hacerlo por las malas.
Los otros cuatro cazadores parecen vacilar.
-Cazador:Un sólo movimiento en falso, Galie. Uno, y acabaréis llenos de agujeros.
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Tema: Re: Dimensions Mar Nov 10 2020, 16:25
Entramos en el interior de la iglesia y cierran las puertas detrás de nosotros. Un hombre, quizás otro cazador, ya entrando en la tercera edad, bastante alto y de espalda notablemente ancha, se nos acerca. Detrás de él le sigue un reptil bípedo, parecido a un velociraptor pequeño que apenas me llegaría a la rodilla. Max, Michelangelo, Ckriih y yo nos echamos hacia atrás de la sorpresa. El pequeño reptil se acerca al líquido que se derrama de la salsera maldita. Verlorense se agacha para acariciarlo, lo que logra detenerlo. Me pregunto si lo ha hecho para evitar el nacimiento de un nuevo monstruo o está mostrando una faceta afectiva que no veo que pega con su personaje. Miro a los demás, pidiendo ayuda con la mirada. Michelangelo utiliza el poder del anillo para crear una esfera de luz que rodee al artefacto, que irá llenándose poco a poco de Salsa. Heffler observa esto con resignación, ni siquiera se molesta en ocultar que tanto la pérdida del anillo como el abandono de su tío han sido duros golpes para él. Veo el rastro de esta sustancia que hemos ido dejando desde la distribuidora de agua.
-Yo: Alguien debería limpiar eso...
-Hombre: He hablado con Fraugris.
-Galie: Claro- suspira resignada-. No podíais aguantaros un poco antes de decirle que habíamos llegado, ¿verdad? Muy bien, de acuerdo, iré a hablar con ella en cuanto-
-Hombre: No- le interrumpe-. Quiere ver al chico de la mano protésica. Ha insistido que sólo quiere verle a él.
Galie le mira extrañado. Luego me observa con renovada curiosidad. Aparta sus ojos con su semblante reflexivo, pero, como si no llegara a encontrar la respuesta que busca, vuelve a mirar a este hombre.
-Galie: Está bien- esto parece bastarle al otro para dejarnos, siguiéndole de cerca su curiosa mascota dinosaurio-. Ya has oído. Déjame llevarte, sé dónde suele estar.
La sigo, dejando el artefacto con la tortuga mutada y a los demás detrás, hasta estar enfrente de unas enormes puertas. Ella se gira en mi dirección.
-Yo: ¿Aquí es?
Asiente y luego da un par de golpes en las puertas.
-Galie: ¿Fraugris? ¿Estás dentro? Te traigo a Franky, el chico de la prótesis.
-Sí, déjale pasar, pero sólo a él- contesta una voz desde el interior-. Tengo asuntos que atender con él. Cierra tras entrar.
A pesar de se muestra perpleja, obedece y empuja la puerta, hasta tal punto que pueda colarme sin dificultad.
-Galie: Luego nos cuentas- me da la espalda y se marcha-.
Entro en la habitación y cierro detrás de mí. Me giro y me encuentro en lo que parece ser una sala de estudio. La habitación es alta, aunque no muy grande, pero sí que está repleta de estanterías, que a su vez están llenas de libros. Al fondo hay una mesa, cubierta en su mayor parte por pergaminos y manuscritos. Colocada encima de ésta, a pocos metros de altura, se encuentra una ventana abierta, que deja entrar los rayos del sol de la tarde. En el centro del cuarto, se encuentra una anciana en silla de ruedas, cubierta de ropa hasta la nariz, como si tuviera tal frío que le calara los huesos. Espero a que diga algo, pero permanece inmóvil para mi desconcierto.
-Yo: ¿Hola? ¿Me habías llamado?
-Franky, soy yo.
Desde detrás de la anciana en silla de ruedas, aparece caminando sobre sus pequeños tentáculos o patitas la utrom que quiere “biografiar” mi vida.
-Yo: ¿Ma’Riagg?- pregunto sorprendido-. ¿Dónde has estado? ¿Y Fono?
-Ma’Riagg: He tenido toda una aventura allá afuera. De hecho, mejor lo resumiré. En un lugar así, lo que no nos sobra es el tiempo.
Miro de nuevo a la anciana, sin moverse aún.
-Yo: ¿Estás segura que podemos hablar de esto aquí? ¿No pasa nada si se despierta y te ve?
-Ma’Riagg: No puede. Está muerta.
-Yo: ¿QUÉ?
-Ma’Riagg: ¡Baja la voz y déjame explicarte!- no le quito ojo al cuerpo que está ahí sentado, sereno, como si durmiera profundamente-. Como ya te he dicho antes, he pasado por numerosas dificultades para llegar hasta aquí. Y eso sin siquiera saberlo. Tras casualidades que ahora cuestiono si realmente llegaron a pasar, me vi lanzado a través de esa ventana que ves en la pared y caí aquí. Ni te imaginas cómo se puso esta mujer en cuanto me vio. Ahora que lo pienso, me recuerda a cuando descubriste mi verdadero aspecto. ¿Qué les pasa a otros organismos que se ponen histéricos al verme? De verdad que no lo entiendo.
-Yo: … ¿Me estás diciendo que se murió del susto?
-Ma’Riagg: Así parece. No es algo que quisiera que pasase, te lo aseguro. Y la cosa no acabó ahí, oh, no, no, no. Estuvieron a punto de entrar. Más de una vez. Imagina el alboroto si la hubieran visto así. Y yo junto a ella. Así que tuve que hacer algo horrible.
-Yo: ¿El qué?
-Ma’Riagg: Improvisar. Muy pocas veces siento pánico. Quizá porque suelo estar dentro de un exoesqueleto. Me hice pasar por ella, intentando imitar su voz. O al menos la voz que imaginé que tenía. Y, para mi sorpresa, funcionó. Así conseguí que se alejaran, poniendo excusas de que no quería ser molestada mientras investigaba en esta sala de estudio. Lo complicado es hacer que me traigan comida y que la dejen frente a la puerta, y vigilar que nadie esté cerca para cogerla. ¿Tienes idea de lo que pesa esta puerta? Jamás había ejercitado tanto mis tentáculos.
-Yo: ¡Vale, vale! Eh… Joder… Está muerta.
-Ma’Riagg: Sí, Franky, eso mismo acabo de explicarte. Caí por la ventana, me vio, se alteró mucho y-
-Yo: ¡Sí, sí, me ha quedado claro!
-Ma’Riagg: Baja la voz.
Miro con miedo hacia la puerta que tengo a la espalda, llevándome en el proceso la mano a la boca.
-Yo: ¿Y qué hacemos ahora? Se supone que tengo que hacer algo muy importante y me vienes con esto.
-Ma’Riagg: Sinceramente, no lo sé. Me centré en guardar las apariencias hasta que oí que uno de los recién llegados era un chico con una prótesis. He tenido mucha suerte de que resultaras ser tú. He oído cosas, pero muchas se escapaban de mi comprensión. Y no podré seguir así por más tiempo, ya han comentado cosas como hacerme tomar un baño o lavar mi vestimenta, refiriéndose a la anciana, por supuesto.
-Yo: Espera, ¿y Fono? ¿No iba contigo?
-Ma’Riagg: Así es, os estuvimos buscando, pero, tras varios eventos, había gastado mucha energía y se puso en modo reposo para no apagarse. Tuve que dejarle para ir a conseguir ayuda.
-Yo: Está allí afuera, con lo peligrosas que pueden ser las noches… Vale, se lo diré a los demás, a ver si podemos hacer algo.
-Ma’Riagg: ¡Espera, tienes que sacarme de aquí!
No me detengo a pesar de su petición. Ya había salido del cuarto y cerrado la puerta detrás de mí para reunirme con los otros. Me dirijo de nuevo a la entrada de la iglesia, descubriendo que los únicos que se habían quedado allí esperándome eran Max, Michelangelo y Verlorense .
-Max: Bueno, ¿qué te ha dicho?
-Yo: Ah…- me dirijo a Verlorense-. ¿Podemos hablar de esto en un sitio más privado?
Empezamos a movernos hacia un lugar más tranquilo, no sin ser víctimas de miradas cargadas con miedo y repudio. Nos trasladamos a lo que parece hacer actualmente de establo, ya que estamos rodeados de búgalos. Quizá Sienka ya estuviera allí también, aunque su presencia para este asunto no nos importa. En este lugar me veo capaz de contarles sobre el asunto de Ma’Riagg y Fono, mencionando necesariamente la defunción de la líder o consejera espiritual de esta gente.
-Verlorense: ¡QUE FRAUGRIS ESTÁ M-!- la tortuga “lantern” logra interrumpirle a tiempo tapándole la boca. Luego le aparta la mano de mala gana-. No vuelvas a hacer eso.
Michelangelo se limita a bufar, como si diera a entender que aceptaría cualquier desafío que le propusiera.
-Yo: Pues eso. Habrá que ir a por él, ¿no?
-Verlorense: Franky, entiendo tu preocupación por el juguete que te has encariñado...- al ver mi cara de desaprobación por ese comentario, parece intentar redirigir el rumbo de la conversación-. Pero Galie ya me ha dicho que te quiere aquí para realizar el hechizo. Incluso se fue antes para prepararte un cuarto con espacio suficiente y materiales para que tengas que hacer… lo que tengas que hacer. Y creo que entenderás la urgencia que tiene.
M'sheireus Huua Daime'é
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Tema: Re: Dimensions Mar Nov 17 2020, 16:04
Franky se me acerca y me cuenta la situación, lo que hace que me maree durante unos instantes.
-Yo:Franky, por dios... ¿En qué berenjenales acabas metiéndote cada vez que hablas con alienígenas?
-Franky:Dímelo tu.
Voy a abrir la boca, pero claro. Alienígenas para un humano.
-Yo:Piénsatelo dos veces antes de volver a echarte novia, por favor. Al menos mira que no vaya matando ancianas.
-Franky:...
-Yo:Vale. ¿Quieres que vaya a por Fono? Está bien, pero intenta solucionar esto lo antes posible, por favor. Tengo la sensación de que algo va a pasar si nos quedamos más tiempo.
-Franky:Lo intentaré. -Se queda en silencio unos segundos.- Lo haré.
Le sonrío y le doy un golpecillo en el brazo.
-Yo:Necesito llevarme a alguien más por si ocurre algo, eso sí. Quizás ese C-
-Franky:Ckriih, sí.
-Yo:Eso. -Recuerdo mi encuentro con Kyuremu y la constante amenaza que supone la licantropía en esta ciudad, más cuando en pocas horas será de noche).- Franky... Esto...
Busco entre mis pertenencias. Sólo con este breve pensamiento ya siento como la mano me duele más mientras cojo con la otra el comunicador con el que me he estado poniendo en contacto con la maestra.
-Yo:¿Recuerdas a mi maestra? Si... Si me pasase algo, dile donde estamos. Ella te llevará de vuelta a la Tierra.
-Franky:¿Qué estás d-?
-Yo:¡Que lo cojas, coño! -Le cierro la mano alrededor del comunicador.- Sólo por si acaso.
-Franky:¿Hay algo que no me hayas contado?
-Yo:Bueno está eso de los awooos mortales de esta ciudad y tal. -Miro a un lado para luego posar mi mirada en la escayola.- Pero supongo que hay weas de furros mágicos por ahí también, sí. Ahora parece el típico momento de despedida de un pj que parte a la muerte. ¡TINAN!
En verdad me llamo Franky El Corruptor
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Tema: Re: Dimensions Vie Nov 20 2020, 23:14
-¡FUERA DE AQUÍ, MONSTRUO!
El insectoide es lanzado por los aires y choca contra la pared de enfrente. Se reincorpora rápidamente, con un buen cabreo encima.
-Ckriih: ¡Egoísta! ¡Sólo quería un bocado tras una dura jornada!
-¿Un “bocado”? ¡Te ibas a comer toda la despensa que es de todos, imbécil!- insulta el mismo hombre grandote que me dijo de ir a ver a Fraugris-.
-Ckriih: ¡Como si me importara!
La mascota de aquel hombre, el pequeño velociraptor, se acerca a Ckriih y le gruñe, intentando intimidar. Mi compañero de centro médico espacial imita inmediatamente esta actitud, agachándose a su altura para mirarlo a los ojos y hacer gruñidos también.
-Hombre: ¡Mantente alejado de la despensa! ¿ME OYES?
-Ckriih: Como si pudieras mantenerme alejado- amenaza mientras se levanta. Pero justo antes de hacer nada más, Verlorense le agarra por uno de sus brazos, lo que le hace girar hacia atrás y mirarnos-. ¿Eh? ¿Qué queréis vosotros ahora? Estáis interrumpiendo mi almuerzo.
El pequeño dinosaurio nos rodea mientras nos va olisqueando.
-Hombre: ¡Bovid, vámonos!
El reptil obedece y ambos nos dejan con nuestros asuntos.
-Max: Necesito que vengas conmigo a rescatar a Fono.
-Ckriih: ¿Por qué haría eso?
-Max: ¿No sois amigos? Creo que Franky me contó que venís del mismo centro médico.
-Ckriih: ¿Y? Mira, el robot es de lejos el que menos me irrita en este planeta, pero tampoco le tengo que hacer ningún favor. Allá él si no sabe cuidarse solo.
-Michelangelo: Oye, apenas te conozco y ya sé que nos vamos a llevar mal, pero estamos metidos hasta el cuello en esta mierda de sitio y sólo podremos salir con vida si todos arrimamos el hombro. Tampoco conozco a este tal Fono, pero no me importa, ya sé que es un aliado y nunca se debería dejar atrás a un aliado a menos que sea estrictamente necesario. ¿No querrías que te rescataran a ti de ser el caso?
-Ckriih: Sí, porque me gusta vivir y eso. Si alguien me rescata es porque ha querido y ha sido demasiado estúpido como para poner la vida de otros por encima de la suya propia. Yo sólo vivo para mí. Esas cosas del “deber”, el “honor” y el “cuidarse los unos a los otros” me la viene mamando a niveles cósmicos. Si hago algo es para sacar tajada.
-Yo: ¿Y por qué decidiste venir? ¿Qué te llevó a mi casa?
-Ckriih: ¿No es obvio?- levanta su segundo brazo izquierdo, el que tiene unida la mano de Balyed, que cierra ahora en un puño-. Para salir de tu apestoso planeta. Ya me estaba aburriendo allí y no me gusta aburrirme.
-Yo: ¿Pero aún así cómo sabías…? Mira, paso.
-Max: Entonces… ¿no piensas que sería más divertido para ti salir un rato y de paso ayudarme?
-Ckriih: No cuela, chucho. Las otras veces que hemos salido fue TAN aburrido... Sólo andar y andar. Sólo podía esperar el momento justo para cabalgar a esa reina guerrera, si sabes a lo que me refiero.
-Yo: Ew.
-Ckriih: Y sí, fue algo divertido zurrarle la banana al bicho éste que se puede esconder en su caparazón.
-Michelangelo: Voy a comerte y luego vomitarte.
-Ckriih: Pero hacerlo desarmado nunca ha sido mi estilo. Creo que siento lo mismo que vosotros cuando vais por ahí desnudos, ¿sabéis?
-Verlorense: Pues creo que podemos solucionar tus problemas- pronuncia con una sonrisa dibujada en su semblante-.
-Ckriih: Estoy escuchando.
-Verlorense: Ahora mismo hay muchos hogares deshabitados por este revuelo. En tu camino para rescatar a la máquina parlante, podrías saquearlas para tu divertimento.
-Max: Espera, no me gusta hacia donde…
-Verlorense: A parte, podemos entregarte armas para… defenderte.
-Ckriih: Un cuchillo y dos armas de fuego que pueda sostener en cada mano estaría muy bien.
-Max: No sigas, por favor.
-Verlorense: Y estoy seguro que por el camino, nuestro amigo bola de pelo puede aconsejarte sobre técnicas de cortejo que puedas aplicar en tu amada.
-Ckriih: Me tenías ya en lo de saquear propiedades ajenas, pero veo que sabes mantener a la gente contenta.
-Max: Eso es subjetivo. Creo que a fin de cuentas prefiero ir so- es interrumpido por el insectoide al cogerle del brazo-.
-Ckriih: ¡Vamos de aventura, peludo! ¡Primera parada, la armería!
-Max: ¡FRANKYYY!
-Yo: No os olvidéis de llevarle a Fono las raciones de energía que nos trajimos, las necesitaréis para levantarle.
-Max: ¡Puedo irme en cualquier momento de este planeta con tan sólo un chasquido de dedos y lo sabes!- declara mientras se aleja junto a su nuevo compañero de viaje-.
-Franky.
Me doy la vuelta y me encuentro a Heffler con un aire desanimado.
-Yo: Hola. ¿Qué pasa?
-Heffler: Galie me ha pedido que te lleve al cuarto que te ha preparado. Está listo para que hagas el hechizo.
-Yo: Bien- miro a Michelangelo, quien lleva ahora el artefacto resguardado en una esfera de luz. Me devuelve la mirada y asiente-.
-Verlorense: Yo iré a vigilar a estos dos para que se lleven lo que tengan que llevarse y no se pierdan para encontrar la salida. Nos vemos luego.
Heffler camina por delante de Michelangelo y de mí, guiándonos por el interior de la iglesia. Una vez más, recorremos este frío y lúgubre lugar. Los ojos de los refugiados apuntan hacia nosotros con miedo y desprecio. Somos seres extraños que se pasean por su último bastión, lo único que les separa de una muerte salvaje y sin sentido. Entramos a un cuarto ahora despejado, donde encontramos a Galie esperando. La atención se torna en mí.
-Galie: Muy bien, haz lo que tengas que hacer. Y esperemos que sea suficiente. Estaré fuera calmando los ánimos.
-Michelangelo: Con mi anillo te podré ayudar en lo que sea, así que aquí me quedo contigo.
-Heffler: Yo… yo también me quedo. Quiero ver cómo termina esto y si al final ha merecido la pena.
-Yo: Bien- al mismo tiempo que Galie cierra la puerta de la habitación desde fuera, yo voy tomando el libro y abriéndolo por una página al azar. La tortuga coloca la salsera maldita en el suelo, aunque sin abrir todavía la esfera de energía que lo cubre-. Que pase lo que tenga que pasar.
M'sheireus Huua Daime'é
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Tema: Re: Dimensions Dom Nov 29 2020, 16:43
Me zafo como buenamente puedo del insecto gigante.
-Ckriih:¿Qué te pasa, bola de pelos?¿No te gusta pasártelo bien? Si es por el pillaje, genial: más para mi.
Suelto un suspiro exasperado para, a continuación, generar un portal. Al otro lado aparece una sorprendida utrom junto a un ya maloliente para mi cadáver de una anciana.
-Ma'riagg:El amigo caomante de Franky...
Me acerco a cogerla, pero la idea de que mi pelaje se pringue con su gelatinoso cuerpo hace que un escalofrío me recorra de la punta de las colas a las orejas. Pero no quiero ni imaginarme dónde o cómo podría acabar Ma'riagg, así que acabo por coger su blando cuerpo.
-Yo:Tenemos que ayudarle ahora, así que vamos a darnos prisa.
Noto como aplasta el pelaje de mis manos. Con miedo a que pueda entrar alguien en la habitación en cualquier momento, con los consecuentes problemas que acarrearía, salgo del cuarto y muevo el portal al almacén, donde cojo las baterías de Fono.
-Ckriih:¿Encima tenemos que llevarnos a babosa?
-Yo:Ma'riagg es la única que sabe dónde está Fono, así que sí, "babosa" viene con nosotros.
-Ma'riagg:Agradecería enormemente que no me llamaras tu también así.
-Yo:Perdón. -Miro por un ventanal, por el cual entra la luz de un ya pasado mediodía.- Tenemos que irnos ya. Sé que con aquí Cucaracho McClaud vamos a tener bastantes retrasos, y no creo que nos convenga estar fuera cuando caiga la noche. No más de lo necesario.
-Ckriih:Te dejo pasar esa si me dices cómo llevarme a más hembras al huerto, peludo.
Suspiro, ya cansado antes de salir de la improvisada fortaleza.
Xalcer Adepto
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Tema: Re: Dimensions Miér Dic 02 2020, 01:22
Con un suspiro apoyé la espalda contra la nave, aprovechando la sombra que proporcionaba para escapar del bochorno de los soles gemelos aunque solo fuera unos minutos.
- Al final todo el ejercicio que haces te ha venido bien, ¿eh? - bromeó animada Peytlaas, la hermana de mi tutor, dándome un golpe en el brazo con la cola al pasar a mi lado, llevando las cajas vacías de vuelta a la bodega de la nave.
Llevábamos toda la tarde descargando varios cargamentos de flores para el festival y hacía ya rato que había dejado de sentir las manos. Ella en cambio podía cargar con varias como si nada, claramente bastante más acostumbrada que yo a aquel tipo de trabajos. Por mi parte no podía esperar al rico dolor de espalda con el que me iba a levantar al día siguiente.
- ¿Queda alguna más?
- Puedes descansar tranquilo, esas eran las últimas. - respondió desde el otro lado de la nave.
Me senté en la puerta abierta del copiloto, estirando los doloridos pies quienes echaban de menos el poder ponerme unas zapatillas o cualquier tipo de calzado. Oí la puerta de la bodega cerrarse, señal de que Peytlaas había terminado con el recuento.
- Toma, descansa un rato. Te lo has ganado. - dijo ofreciéndome una botella, la cual cogí agradecido. - Oye.... gracias por echar una mano con la tienda estos días. Sé que no es precisamente lo que uno espera hacer durante sus vacaciones, pero se agradece la ayuda.
- Ah. N-no es nada, en serio. Es lo menos que podía hacer a cambio de tener que aguantarme unos meses.
- Je, no seas modesto, hijo. Nos alegra tener a alguien más en casa. La monotonía acaba cansando un poco. - Vació su botella de una sentada. - ¿Sabes qué? ¿Qué te parece cenar fuera esta noche? Mi hermano invita.
- Solo si va acompañada de una ducha antes. Y hablando de Aaklaas, ¿dónde está?
- Estará dentro sellando los papeles de la entrega.
Durante casi toda la tarde el polígono había sido un no parar de ir y venir de naves, descargando desde simples retales hasta lo que supuse eran varios arcones fortificados de pólvora por el ligero olor que desprendían cuando pasé junto a ellos. A aquellas horas, con los soles ya comenzando a ocultarse tras los edificios, casi todo el ajetreo había cesado, llegándose a respirar cierta tranquilidad entre los pocos que quedábamos. Las animadas discusiones sobre dónde ir a tomar algo después de trabajar se ahogaron en cuanto un estruendo sacudió toda la zona, haciendo temblar hasta la nave sobre la que me encontraba sentado. En la distancia, una densa nube de humo había comenzado a elevarse, tiñendo el cielo de un negro espeso. Todos lo que se encontraban interior del almacén no tardaron en salir corriendo, Aaklaas entre ellos.
- ¿Estáis bien? ¿Qué ha sido eso? - preguntó preocupado, las marcas de sangre cubriendo sus brazos y su cara.
- Ni idea. Parece que ha reventado algún depósito cercano.
El dragón entrecerró los ojos, observando la columna de humo que no paraba de aumentar de tamaño.
- Se está extendiendo bastante. Habría que pararlo antes de que se descontrole.
- ¿Llamamos a los bomberos? - pregunté en mi ignorancia de qué hacer.
- Con una nube así seguro que lo sabe ya media ciudad. - aclaró la dragona guardándolo todo dentro de la nave y cerrando. Miró a Aaklaas, a mí y de nuevo a Aaklaas, dándole una botella de agua. - Voy a adelantarme. No tardes.
Con estas palabras extendió las alas y alzó el vuelo. Junto a ella, casi todos los presentes en la zona se dirigían en masa hacia el incendio.
- Dime que no vais a hacer lo que estoy pensando.
- Si se extiende demasiado será difícil apagarlo, hay que ir a ayudar a contenerlo.
- Ahora dime que estás bromeando.
- Es solo evitar que se propague hasta que los profesionales lleguen.
- Eso no quita que sea peligroso. ¿Y si explota otro depósito o cualquier otra cosa?
- Xalcer, mírame. - dijo apoyando las manos en mis hombros. - No va a pasar nada. Si es demasiado arriesgado, nos daremos la vuelta. Confía en nosotros. Espéranos aquí hasta que volvamos, ¿de acuerdo? No tardaremos.
Observé cómo se alejaba volando, quedándome junto a la nave en la solitaria plaza. Sabía que mis escamas me protegían del fuego, pero eso no significaba que fuera a lanzarme de cabeza a uno sin pensarlo. Aún era demasiado humano como para hacer una locura así. Al cabo de un rato comencé a dar vueltas incapaz quedarme quieto.
- Señor, los incendios son una ocurrencia común en el planeta. Es normal que la gente ayude en ellos. Tanto el señor Aaklaas como la señora Peytlaas están acostumbrados a ellos, no tiene por qué preocuparse. - trató de tranquilizarme mi asistente.
- Lo sé, pero...
Encontrarme solo en la plaza tampoco ayudaba a calmar mis nervios. Un silencio espectral que helaba la sangre reinaba en el ambiente, el mismo que el de una escuela de noche. Por eso no pude evitar sobresaltarme al oír un quejido y un golpe a mis espaldas. Di la vuelta a la nave con los nervios de punta y me asomé. Un kobold había aparecido de la nada. ¿De dónde había salido? Ni le había visto ni oído llegar en ningún momento. Parecía haberse caído dándose un buen guarrazo por los gemidos que soltaba. Al ver que no paraba de retorcerse, decidí acercarme a comprobar que estuviera bien.
- Esto... ¿te has hecho daño? - me agaché para estar un poco más a su altura, ofreciéndole una mano. Mi thu'um aún era un poco espeso, pero esperaba poder defenderme un poco.
Se giró súbitamente hacía mí y me apartó de un empujón. Bajo la capucha de su chaqueta me observaban unos ojos llenos de terror mientras trataba de alejarse arrastrándose. No llegó lejos antes de soltar un profundo grito de dolor, llevándose una mano a la cabeza y clavándose las garras con tanta fuerza que parecía que se iba a desgarrar a sí mismo.
- Hey, hey, tranquilo. - dije tocándole el brazo.
Curiosamente aquello pareció surtir efecto. El kobold se relajó, cayendo de rodillas, derrotado y exhausto. Las lágrimas caían por ambos lados de su hocico, mezclándose a medio camino con la sangre de la herida que acababa de hacerse.
- Eh... Ya pasó, ya pasó. - No se ocurría nada más aparte del "Ea, ea" y darle palmaditas en la cabeza no me parecía lo más apropiado.
Levantó levemente la cabeza para mirarme con ojos llorosos. Le sonreí, tratando de animarle o al menos calmarle. Se abalanzó sobre mí en un instante, pero para mi sorpresa lo que pensé que iba a ser un ataque resultó ser un inofensivo abrazo. Agarrado a mi cuello, podía sentir sus lágrimas mojando mi camiseta. No tenía ni idea de lo que estaba pasando, pero el pobre parecía necesitar eso, así que le dejé que se desahogara. Ahora que le tenía encima me fijé que no era "un" kobold, sino "una". Aún después de vivir un mes con uno, a veces resultaba difícil diferenciarlos. Era bastante joven, probablemente incluso más que yo, y la pobre tenía un aspecto de haber pasado por un infierno. Sus escamas anaranjadas estaban desgastadas ni tenían brillo alguno y su chaqueta se estaba deshilachando, con parches y algunas partes quemadas en los bordes. Podía notar cierto olor a hollín en ella, pero hasta mi propia ropa olería igual después de lo que estaba pasando calles abajo.
- L-lo siento. - se disculpó apartándose a la vez que se secaba las lágrimas con la manga.
- No pasa nada. ¿Te sientes mejor ahora?
- Un poco. Gracias...
- ¿Te encuentras bien? No tienes muy buen aspecto.
- N-no, estoy bien. - Miró hacia el almacén y luego hacia el incendio. - Tengo que irme.
Trató de levantarse corriendo, pero otra jaqueca la devolvió al suelo. Esos dolores de cabeza aleatorios no eran normales. Debía de haberse hecho una contusión al caerse y golpearse la cabeza. Por fortuna para ella, esa vez fue bastante fugaz.
- No vas llegar muy lejos en este estado. Te has dado un golpe muy gordo y esa herida tampoco no tiene buena pinta. - Señalé a la sangre que aún caía por un lado de su cara. - Lo mejor sería que te viera un médico. ¿Quieres que llame a alguien?
- ¡NO! N-no, no hace falta. Estoy bien, de verdad. - Se levantó con piernas temblorosas, ofreciéndole mi brazo para ayudarla. - Tengo que irme, en serio. Y gracias... de corazón."
Aunque me carcomía por dentro, no pude hacer otra cosa que quedarme mirando cómo se marchaba, acelerando el paso a medida que sus piernas se lo permitían. Solo podía cruzar los dedos para que no le pasara nada.
- Señor, espere junto a la nave, por favor. - me ordenó Airo nada más levantarme. - El equipo de contención llegará dentro de poco.
- ¿El equipo de contención? ¿Para qué?
- He revisado la base de datos y con quien acaba de encontrarse se trata de una de las pacientes desaparecidas del psiquiátrico.
- ¡¿Qué?! - Me giré, pero ya había desaparecido entre los edificios y de mi vista. - ¿Estás seguro?
- Al noventa y siete por ciento, señor.
Abrió una ventana holográfica ante mí, mostrándome un perfil de búsqueda que algunas veces había visto en las noticias las últimas semanas. Aunque con mucho mejor aspecto, la que salía en la foto era ella sin duda alguna.
- "Ingreso voluntario... Trastorno de control de impulsos... Piromanía." Oh,no...
Miré al incendio en la distancia, las llamas iluminando aquella temprana noche. ¿Era posible que lo hubiera causado ella? Primero el incidente en el bosque, y ahora esto. Tenía un don para toparme con gente que no debía.
En verdad me llamo Franky El Corruptor
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Tema: Re: Dimensions Vie Dic 04 2020, 13:02
Mojo los dedos en la salsa que brota del artefacto. Apenas tardo en ponerme a dibujar círculos, espirales y garabatos sin sentido aparente sobre el suelo. Me dejo llevar, no porque sea guiado por una voz, sino por un impulso, un deseo. En estos momentos me da bastante igual si esto es cosa de otra voluntad ajena a mí, me han prometido cosas que pienso hacer que se cumplan. Me pierdo en la sensación y en el tiempo.
-Michelangelo: Este… este olor…
La tortuga parece perder fuerzas en las piernas y cae arrodillado.
-Heffler: ¡Oye! ¿Qué te pasa?
-Michelangelo: ¡Me-me está llevando de nuevo!
El chico olisquea el aire. Da un respingo y sus pupilas crecen por un momento.
-Heffler: Te estás convirtiendo de nuevo en bestia. ¡Rápido, dame el anillo! ¡Con él podré contenerte!
-Michelangelo: ¡NO! ¡Es lo único que me mantiene cuerdo!
El sobrino de Guarda de Luz se abalanza sobre el reptil mutado. Michelangelo se resiste, pero intenta no hacer daño al chaval, cosa que a éste parece darle igual. Intento enfocarme en mi tarea, pero parece que soy capaz de percibir el conflicto y el descontento. No sólo de estos dos, sino de quienes se encuentran al otro lado de la puerta.
-¿Qué… qué es ese olor?
-Creo que me está mareando.
-... Viene de ese cuarto.
-Galie: Esperad, ¿a dónde creéis que vais?
-¿Qué están haciendo tus nuevos amigos, Galie?- pregunta con evidente desprecio-.
-Galie: Solucionando nuestros problemas. ¿No es lo que queréis? ¿No es lo que todos queremos?
-No será otro de tus experimentos, ¿verdad? Claro, de qué si no habrías sacado a esta gente de repente. No sé qué me molesta más, que hagas sufrir a inocentes o que luego les dejes entrar a nuestro refugio, después de hacer lo que les haces, donde pueden hacernos daño.
-Galie: Ellos no tienen nada que ver con eso. Han venido de muy lejos para ayudarnos.
-¿Quién nos iba a ayudar? Cerraron la ciudad y creo que oí que incluso era ilegal entrar. Claro que eso no te lo impidió a ti.
-Galie: Me alegra saber que recuerdas que vine por voluntad propia y con la intención de salvaros. Éste era el hogar de mi infancia, ¿lo sabías?
-Eso no te impidió coger a los huérfanos.
-Galie: … Así es, intercambié sus infancias por vuestras vidas, así que os agradecería que les tuvierais el mayor respeto posible.
-Yo he oído que eso no funcionó muy bien con Auger. ¿No está ahora en las catacumbas junto a las demás bestias que hemos atrapado?
-Sí. ¿Y qué me dices de Verlorense? Oí que desapareció por varios días y luego trajo a esta panda de raritos. Admítelo, no tienes controlado a nadie.
-Galie: Tengo mucho más control sobre la situación que cualquiera de vosotros. ¡Vivís gracias a mí! Más os vale no olvidarlo.
-Dudo mucho que tengas controlado lo que tengas ahí encerrado. ¡Maldita sea! ¿A qué huele?
-¿No lo reconoces? ¡Es Salsa! ¿QUÉ ESTÁS HACIENDO CON NUESTRAS FAMILIAS AQUÍ ADENTRO?
-Galie: ¡Lo necesario para terminar esta pesadilla!
Presiento que va a haber una pelea en cualquier momento, pero unas aceleradas pisadas y una nueva voz, una que grita histéricamente, cortan la tensión entre la cazadora y aquellos con quienes discute.
-¡BESTIAS EN LAS CATACUMBAS! ¡HAY BESTIAS EN LAS CATACUMBAS!
-¡Deja de gritar! ¡Por supuesto que hay bestias en las catacumbas, allí las guardamos!
-¡Me refiero a que se acercan a la salida de las catacumbas! ¡Tenemos que hacer algo!
Hay un momento de silencio, imagino que por la vacilación.
-Galie: Bueno, ¿y a qué estamos esperando? ¡Verlorense!
-Verlorense: ¿Sí?- pregunta tras el sonido de numerosos pasos-.
-Galie: Protege esta puerta con tu vida.
-Verlorense: Tranquila, nada pasará de aquí estando yo en guardia.
-Galie: Gracias. ¡Vosotros, conmigo! ¡Vamos a averiguar qué está pasando!
Los pasos de varias personas se alejan. ¿Será esto por mi culpa? Oh, sí, ya lo creo.
-Heffler: ¡Sabía que no debía abandonar el anillo! ¡No puedo dejarle esta responsabilidad a nadie más!
-Michelangelo: ¡Creeme, yo no elegí esta responsabilidad!
Estos dos siguen forcejeando, aunque tengo la fortuna de que apenas se mueven de donde están y me molesten. Lo suyo hubiera sido parar e intentar al menos calmarlos, pero no puedo dejar esto a medias. No por la importancia que tiene, no por la gente que depende de esto ni tan siquiera porque esto pueda llevarme a recuperar a mi familia. Simplemente no quiero.
M'sheireus Huua Daime'é
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Tema: Re: Dimensions Sáb Dic 12 2020, 17:02
Ckriih lleva ya entre sus brazos una cantidad notoria de enseres y diversas joyas. Ma'riagg y yo intentamos mirar a un lado, pero resulta difícil cuando estamos dentro de una casa cuya cerradura ha sido forzada por el insecto de dos metros.
-Ckriih(mientras registra un armario):Como pegarle una paliza a un bebé...
Noto como Ma'riagg me da un toque con uno de sus tentáculos.
-Ma'riagg:¿No puedes transportarnos a la localización de Fono? Preferiría no estar más de lo necesario implicada en lo que... eso... pueda hacer.
Levanto la mirada para ver como Ckriih propina entre chasquidos una patada a lo que, supongo, será el equivalente a las ratas en este planeta. La mancha de sangre que deja en la pared aumenta el frenesí de risas del pillastre.
-Yo:No es tan sencillo. Más allá de que tenga que conocer el entorno... No me conviene usar mis habilidades. No por el momento. Tuve que elegir entre sacarte de ahí o pedirte sólo información, y no creo que dejar que te linchasen estos humanos grises fuera justo.
Ma'riagg se queda observando a Ckriih.
-Yo:...Hay un asesino de caomantes en este planeta que, encima, era uno de los nuestros. Mató a alguien a quien ambos le debíamos mucho. No es sólo por la Salsa por lo que quiero llevarme a Franky de aquí cuanto antes, Ma'riagg. Cuanto menos se mezcle Franky conmigo por una temporada, más seguro estará.
Ckriih se acerca y me pasa la mano trasplantada por los hombros.
-Ckriih:Pensaba que seríais más de mearos en las hembras y cagaros por las esquinas para llevaros a las hembras al catre, peludo.
-Yo:¡¿QU-?!¡¡NO!!
-Ckriih:Os oléis el ojete. Probaré con eso, peludo.
Ckriih sale de la casa, aún más cargado que antes.
-Ma'raigg:...He de decir que ahora mi interés por vuestros ritos reproductuvos ha despertado también.
-Yo:¡TU TAMBIÉN NO, MA'RIAGG!
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Tema: Re: Dimensions Vie Dic 18 2020, 01:54
La tortuga abre la puerta de la habitación y lanza fuera al sobrino de su antiguo compañero. Sale y cierra, dejándome solo en el cuarto, aunque puedo seguir escuchando mientras me dejo llevar pintando el suelo.
-Michelangelo: ¡Compórtate de una vez, hostias!
Hay una pausa silenciosa, al menos en la parte de la iglesia por la que estamos situados, ya que en el resto del lugar hay bastante revuelo. Imagino que por el tema de las bestias intentando escapar de las catacumbas.
-Heffler: Perdón, yo… No sé qué hacer. Sin el anillo, me siento inútil. Y sin mi tío… me siento perdido.
-Michelangelo: … ¿Cuánto tiempo has estado separado de Beggar o de mí?
-Heffler: ¿Yo? Pues…
-Michelangelo: Estuviste buscando información por tu cuenta para arreglar su lío. Por lo que sé, estamos aquí gracias a ti. Y le das demasiado crédito al anillo. Es sólo una herramienta. El cómo la uses depende de ti, no lo olvides. No te aumenta la inteligencia ni te da raciocinio, como lo hace conmigo. Todo lo que has conseguido no lo ha hecho otra persona más que tú. Ahora concentrémonos en lo que está en juego ahora y luego iremos a ayudar a Beggar.
Hay un momento de tranquilidad. Debido a eso, mi mente es atraída por otros focos de sonido. Me permite escuchar miedos, súplicas y deseos.
-¿Volveremos a ver a mamá?
-Quiero irme a casa.
-No me puedo creer que Klein se convirtiera en esa cosa...
-¿Por qué no viene nadie a ayudarnos?
-¿Qué hemos hecho para merecer esto?
-¡Malditos monstruos!
-¡LOS ODIO!
-¡LOS MATARÉ A TODOS!
No sé durante cuánto tiempo estoy en esta especie de trance con el que oígo los ruegos de los refugiados.
-¿A qué huele?
-¿QUÉ ESTÁIS GUARDANDO DE NOSOTROS?
-Verlorense: ¡Quietos ahí! ¡Ni un paso más!
Sé que esto último está pasando tras la puerta que me encierra. La Salsa te puede nutrir, te puede dar fuerzas, te puede quitar el miedo. No me extraña que haya gente que la busque.
-¿Qué escondéis? ¡Debe de ser valioso!
-Velorense: ¡He dicho que os alejéis!
-¡Sabes lo que hay dentro!
-¿Por qué no lo compartes con nosotros?
-Heffler: ¡Esperad! ¡No hagáis ninguna tontería!
-Michelangelo: ¡Déjalos! ¡Se van a ir calentitos!
Pero antes de que hubiera oportunidad, el sonido de una campana resuena en toda la iglesia.
-Heffler: ¿Qué significa eso?
-Verlorense: … Han avistado bestias dirigiéndose hacia aquí. Pero no tiene sentido, apenas está anocheciendo. ¿Por qué vendrían tan pronto?
-Michelangelo: ¿Sabemos cómo de cerca están?
-Verlorense: El aviso suele venir con la suficiente antelación como para prepararnos.
-Heffler: … Han venido por la Salsa. ¡Dejamos un rastro de camino hacia aquí! ¡Y con Franky haciendo su hechizo…! ¡Es posible que esté intensificando su efecto!
Distingo el sonido que produce alguien corriendo.
-¡VIENEN! ¡VIENEN UN MONTÓN DE ELLOS! ¡TODOS JUNTOS!
-Verlorense: ¡Explícate!
-¡Los exploradores dicen que se acerca una jauría entera! ¡Se han reunido y están viniendo desde el este! ¡Los tendremos en la misma entrada de la iglesia a medianoche! No es como las otras veces… Son muchos.
-¿Dónde está Galie? ¿Por qué no está aquí todavía diciéndonos lo que hacer?
-¡Nadie la ha visto ni a ella ni al grupo que se llevó a las catacumbas!
-¡Quizá Fraugris pueda decirnos algo!
-Michelangelo: Mierda, mala idea…
Pasa poco tiempo antes de que la noticia de la muerte de la venerable anciana recorriera el edificio y azotase los corazones de los ya temerosos refugiados.
-¡FRAUGRIS ESTÁ MUERTA!
-¡ESTAMOS CONDENADOS!
-¿POR QUÉ NADIE LA VIGILABA?
-¿QUÉ VAMOS A HACER AHORA? ¿A QUIÉN RECURRIMOS?
Cuando el caos parece apoderarse de la iglesia y de la última esperanza de esta gente, se oyen tres disparos. Todo queda en silencio y nadie parece atreverse a romper este momento de quietud. Excepto por una persona.
-Verlorense: Una vez alguien me dijo que yo no era más que un niño mimado que era mantenido por sus padres. Que no quería tomar ninguna responsabilidad. ¿Alguien me podría culpar por eso? ¿Tenéis idea de lo fácil y placentero que es vivir sin responsabilidades? Por supuesto que lo sabéis, aunque no os hayáis dado cuenta de ello. ¿Y cómo hace eso uno? Fácil, le das estas responsabilidades a otro. Pero ese sistema tiene un fallo crucial. Si esa persona que se hace cargo de tus responsabilidades desaparece… Te encontrarás perdido. Es normal. Eso mismo os está pasando a todos vosotros ahora. Os habéis acostumbrado a que tanto vuestros éxitos como vuestros fracasos sean atribuidos a Galie o a la propia abuela Fraugris. Tenéis que daros cuenta que ninguna de las dos es todopoderosa o lo saben todo. Igual que vosotros. En momentos así, dejarse llevar por las emociones y culpar a otro es fácil, pero nos condenará. Necesitamos serenarnos y pensar en cómo resolver nuestros propios problemas de la manera más eficiente posible, pues sólo así sobreviviremos a esta noche.
Hay un silencio sepulcral a continuación, mismo en el que Verlorense espera una respuesta a su discurso motivacional.
-¿Nos vas a decir de una vez qué podemos hacer o qué?
-Verlorense: … Coged las armas y montad las defensas apuntando en el sentido de la entrada. Vamos a recibir a nuestros invitados con todo.
-¿Con todo? ¿Los mataremos? ¡Te recuerdo que entre ellos pueden haber vecinos o amigos nuestros!
-¿Qué más da? ¡Antiguos amigos o no, ya se han llevado demasiadas vidas! ¡Yo digo que despedazamos a esos monstruos!
-Verlorense: ¡No es cuestión de vengarnos! Ya os lo he dicho, la clave es sobrevivir. Nadie está obligado a luchar, pero pensad que, por mucho que hayan sido seres queridos, son ellos o nosotros. ¿A qué esperáis? ¡Moveros!
Hay mucho movimiento, pero logro llegar a oír una voz en tono sincero antes de que ésta se desvanezca entre el ruido.
-Heffler: Ha estado... muy bien lo que has dicho.
M'sheireus Huua Daime'é
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Tema: Re: Dimensions Mar Dic 29 2020, 00:48
-Ckriih:Vaya vaya. Pero si es la lata de los cojones.
Fono se encuentra ante nuestros ojos, parcialmente enterrado en escombros.
-Ckriih:Si al final es la mierda de siempre: mucho cerebro galaxial, pero te meten una puñalada y acabas bajo un montón de escombros igual que el resto de saquitos de carne.
-Yo:No seas gilipollas, Ckriih, y ayúdame a sacar a Fono de aquí.
-Ckriih:Ya te gustaría, peludo.
-Yo:¿Después del por c-? -Me paro y reconsidero las palabras que voy a decir. Quizás haya que tomar un enfoque más... Ckriih- Vale. Yo puedo solo.
Empiezo a retirar escombros como buenamente voy pudiendo. Al poco, el insectoide me agarra por la mano escayolada con fuerza, a lo que suelto un grito de dolor.
-Ckriih:Te voy a decir una cosa, felpudo: no soy ninguna larva a la que puedas mangoneas como quieras. -Aprieta más la presa. Aprieto los dientes y le sonrío.- Pero la verdad es que echo de menos joder un rato al chatarrilla.
-Yo:En el fondo... hasta te caigo bien.
Me suelta, y hago el máximo esfuerzo posible por no llevarme la mano a la lesión mientras regenero la escayola. El insecto me pisa una cola mientras se acerca al montón de escombros.
-Ckriih:Me gusta poder darle un buen tajo a algo que no sea rosa de vez en cuando.
_______________________________________________
-Fono:Ya entiendo.
El robot está terminando de restaurar los sistemas, ávidos todavía de la energía que las baterías le están proporcionando. Ma'riagg y yo le hemos puesto al día tan rápidamente como hemos podido. La noche está cayendo, y en nuestros alrededores hay sonidos y olores que me hacen desear volver a la fortaleza.
-Fono:Parece que todavía no voy a poder descansar.
Noto las presencias cada vez más cerca. Prefiero no intentar localizar su presencia con Caos, dado que lo que viene ahora me va a requerir mantener un portal abierto durante demasiado tiempo. Sólo espero que ni Kyuremu ni la Hermandad anden cerca.
-Yo:Luego hablas eso con Franky o con quien quieras, pero tenemos que irnos ya. -Genero el portal, estando al otro lado un patio interior de la improvisada fortaleza.- Ckriih, tu primero.
Antes de que pueda replicar, genero una corriente de aire que lo empuja hacia dentro. Siento como parte de mi energía se va, y me apoyo en Fono para mantenerme en pie mientras me recupero.
-Ma'riagg:¿Ya?
-Yo:Sólo unos segundos más...
El ruido de las garras está cerca. Unos segundos más y estaremos a su vista. Pero tampoco puedo arriesgarme a quedarme sin energía y que nos destrocen en medio de ninguna parte.
-Yo:No miréis atrás...
Ante la atónita mirada de un par de un par de guardias, aparecemos en el patio. Me siento un momento en el suelo, intentando acompasar la respiración.
-Ma'riagg:Tenemos que apresurarnos, M'sheireus.
-Yo:Déjame respirar un momento, utrom. No sabes lo que cansan estas cosas.
Apoyándome en Fono, consigo ponerme en pie poco a poco. Olfateo el aire, siguiendo el rastro de Franky. La voz de Verlorense alcanza mis oídos. Buen discurso. Decenas de pasos vienen en nuestra dirección pocos segundos después, buscando armas con las que defender el último atisbo de esperanza de Sdatt. Mientras más me acerco, más noto como mi pelaje se eriza ante la actividad espiritual. Por fin atisbo a los pocos aliados que tenemos en este frío lugar y, alrededor de la puerta que custodian, como sedientos de agua, decenas de espíritus.
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Tema: Re: Dimensions Dom Ene 03 2021, 18:21
Spoiler:
Abro los ojos. Me encuentro tumbado boca abajo. El suelo de piedra está frío y pegajoso. Basta con mirar mi mano para comprender que se trata de la Salsa. Me levanto y observo el aspecto repugnante que tiene ahora el cuarto, pero lo que roba rápidamente mi atención es el artefacto con forma de salsera que sigue en el suelo. Está vibrando y derrama más Salsa que nunca. La tomo y salgo de la habitación en la que estaba encerrado. Lo que presencio pone en ridículo mi recuerdo de aquellos sedientos de Salsa que entraron al establecimiento de Happy Smile, allá en mi primera visita a Sdatt.
Al fin veo por primera vez a las famosas bestias que tanto castigan a esta pobre gente, quitando quizás a Beggar o Michelangelo. Un cánido, de extremidades largas y delgadas y de un pelaje tan negro como el carbón, se abalanza contra un hombre que se veía superado por ésta y tan sólo tiene un hacha para defenderse. Pero entonces la criatura es derribada por el impacto de los perdigones de una escopeta. El mismo grandullón que encaró a Ckriih para que éste no vaciara la despensa se acerca. Su pequeña mascota reptil salta sobre el cuerpo del monstruo para empezar a morderlo y sacarse de dudas si ha muerto. No me da tiempo a comprobar el resultado de eso, pues alguien toca mi hombro y meto un bote del susto. En lo que me giro, puedo comprobar que se trata de la comitiva formada por Max, Ma’Riagg, Fono y Ckriih.
-Max: ¡Franky! ¿Ya has terminado con lo tuyo?
-Fono: ¡Tenemos que irnos! ¡Estamos en grave peligro!
-Max: ¡Eso mismo, ya están entrando! Si alguno puede llevarme luego, puedo hacer un portal ahora.
La conversación es interrumpida por la bestia que creía muerta, incorporándose y quitándose de encima al velociraptor en miniatura. El lobo deforme está decidido a despedazarme con sus fauces, pero es retenido por el mismo Fono, quien se pone delante para hacerme de escudo, al mismo tiempo que Max me coge por mi ropa y me echa hacia atrás. En el momento que choca contra la máquina, Verlorense aparece en la retaguardia de la bestia y le clava con fuerza un cuchillo en su cuello. El cazador usa su propio peso para apresarlo contra el suelo mientras que se retuerce salvajemente, hasta que queda inmóvil. Ya con la seguridad de que esta bestia no va a dar más problemas, Verlorense se levanta y mira al agitado grupo. Más en concreto a mí.
-Verlorense: ¿Franky? ¿Qué haces fuera?
-Yo: Tengo que ir a fuera.
-Max: ¿Afuera? ¿De la iglesia? ¡Franky, por favor! ¡Nos están atacando por todas partes! ¡Si ya has terminado con lo que tenías que hacer, nos tenemos que ir por un portal ya!
-Yo: ¡Esa es la cosa! ¡Todavía no he terminado!
-Verlorense: … Subamos al campanario. ¡Rodead a Franky! ¡Que ni le rocen!
Atravesamos todos juntos la iglesia. Encontramos por el camino a otros cazadores combatiendo más bestias. Algunas de éstas son algo distintas a la primera que vi al salir del cuarto. Unas poseen cornamenta de ciervo o de cabra, otras tienen pezuñas que terminan sus extremidades o tienen rostros similares a caballos, mientras que las hay que tienen huesos y músculos asomando, el resultado de una dolorosa transformación. Fono tiene la fuerza y dureza para repeler los feroces ataques. Ckriih no pone pegas, ve a las bestias como las dianas perfectas para sus nuevas armas de fuego. Max se defiende como puede con una horca que ha encontrado tirada por ahí, siendo eclipsado por el talento ya adquirido de Velorense para quitarse de encima a estos monstruos con rapidez y eficacia. Para nuestro alivio, las escaleras al campanario están despejadas, aunque estrechas, para lo cual Fono decide quedarse atrás para cubrirnos. El insectoide hace lo mismo, se divierte demasiado disparando, apuñalando también de vez en cuando. Y, bueno, Ma’Riagg tiene que quedarse con Fono porque es el único quien puede aguantarla en sus anchos hombros sin estorbar. Los demás, Max, Verlorense y yo, terminamos de subir al campanario. Desde ahí podemos ver la horrible imagen que representa la gravedad del asunto. Hay prácticamente un ejército de esos licántropos mutantes apelotonándose contra las puertas principales de la iglesia. Hay cazadores en los tejados y ventanas disparando. Incluso los hay quienes manejan torretas colocadas en las partes más altas o lanzan bombas hechos con materiales caseros. Pero lo que más llama nuestra atención no es nada de eso, sino una bestia en particular. Ésta debe de medir como unos 7 metros de altura, exhibe una terrorífica cornamenta de ciervo y su brazo izquierdo es desproporcionadamente grande en comparación con su extremidad derecha. Parece habernos visto.
-Max: ¡Franky, espabila!
No le culpo por tener que apresurarme, todo lo que estoy percibiendo en estos momentos es como si fuera producto de una pesadilla. Sujeto con ambas manos la salsera y miro al frente, hacia las rabiosas bestias. La más grande de éstas demuestra que no necesita atravesar las puertas para invadirnos. Comienza a escalar la misma iglesia para alcanzarnos, cosa que apenas le cuesta si estira ese enorme brazo.
-Max: ¡FRANKYYY!
Alguien más corre y llega por las mismas escaleras que nosotros. Lleva consigo un lanzacohetes, que apenas tarda en usar para disparar contra la cabeza del monstruo. A pesar de que no somos nosotros quien ha recibido el proyectil o la explosión consiguiente, notamos el impacto en nuestros oídos, siendo Max quien más sufre de esto y se tira al suelo con las manos tapándose las orejas. Galie no se disculpa, está atenta para comprobar si eso ha bastado para detener al enemigo. La criatura toca con su mano más pequeña su rostro quemado, soltando un alarido de dolor.
-Galie: ¡Necesitamos alejarlo!
-Verlorense: ¡Yo me encargo!
Me pone por un instante su mano en mi hombro y me mira. Confía en mí. Le coge el lanzacohetes y el único proyectil que le queda a su mentora y baja del campanario saltando al tejado que tiene metros más abajo. Se las arregla para disparar con su pistola mientras se aleja. Por un momento la bestia gigante parece prestarle atención, momento que aprovecha Verlorense para dispararle de nuevo, esta vez con el lanzacohetes.
-Galie: ¡Sea lo que sea que tengas que hacer, necesitamos que lo hagas YA!
Sigo algo aturdido por el primer disparo con el lanzacohetes y me cuesta oír sus palabras, pero entiendo que la situación es apremiante, incluso con Verlorense ganándonos tiempo. Ya he hecho esperar demasiado a todo el mundo. Alzo la salsera con ambas manos. El cielo por encima de las nubes que intentan cubrirlo se vuelve rojo. ¿O es sólo la luna la que se ha vuelto de un rojo tan brillante que nos baña a todos con ese color? En cualquier caso, ha comenzado. El suelo tiembla. Cada criatura, maldita o no, mira al cielo. La Salsa que brota del artefacto empieza a flotar y a acumularse frente al campanario. No es la única. El flujo de miles y miles de litros de esta sustancia se levanta de todas partes de la ciudad. Es como si toda la Salsa existente en este plano de la realidad se estuviera reuniendo en un solo lugar. A medida que pasan los segundos, toma una forma que ya había visto antes. Fui testigo de esta presencia en las catacumbas de Sdatt, allí donde fui manipulado y puesto en contra de Michelangelo y Ma’Riagg. Dogonesa el Imperturbable ha llegado. Una cabeza gigante de chiguagua se genera frente al campanario. Me observa.
-Yo: Ya está. ¡Está hecho! ¡Puedes irte a casa!
Centenares de voces en cientos de idiomas distintos suenan en un murmullo espectral.
-Yo: N-no entiendo. ¿Qué más quieres de mí? ¿No quieres irte?- tomo una pausa para poner las piezas en su sitio-. No quieres irte. ¿Para qué ha sido esto entonces? Si no me vas a dejar en paz… ¿me ayudarás al menos? ¡Para eso vine en primer lugar! ¡Ayúdame! Ayúdales…
Desafiando de nuevo a la física, el ser perteneciente a otra realidad se deshace y entra en el artefacto de nuevo, junto a toda la Salsa que podría haber en Sdatt. Y así, como signo de que ha quedado sellado dentro, la salsera se vuelve de un color rojo intenso y ni una gota más escapa de ella. El cielo recupera su color natural. Los gritos y aullidos han cesado. La ira de la bestia gigante ha abandonado a ésta aparentemente y baja de la iglesia. De hecho, tiene pinta de que les ha ocurrido lo mismo a las demás bestias, cosa que averiguamos tras bajar y abrir las puertas principales para echar un vistazo. Ninguna de las criaturas tiene deseos de atacarnos al vernos. Los cazadores van abandonando sus puestos y acercándose con prudencia. Veo a Galie adelantarse y acariciar con cuidado la cabeza a uno de los lobos deformes. Éste mira a la mujer con un semblante confuso.
-Galie: No es lo que esperaba, francamente. Franky, ¿qué has hecho?
Antes de que pueda responder nada, mis sentidos se nublan de repente y mi cuerpo pierde la fuerza que necesito para permanecer en pie. Ignoro si alguien ha conseguido evitar mi caída al suelo, pues pierdo la conciencia. Me espera un merecido descanso.
M'sheireus Huua Daime'é
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Tema: Re: Dimensions Vie Ene 08 2021, 00:55
Franky cae redondo al suelo, sin que los demás, conmocionados, tengamos tiempo para cogerlo.
-Yo:Vaya leñazo...
Verlorense y yo lo levantamos del suelo y lo cargamos hasta una habitación donde dejarlo descansar. Parece que por fin la pesadilla acaba. Por fin podré dejarlo en su casa y que descanse lo que necesite. Por fin podré volver a la mía, celebrar mi cumpleaños tranquilamente, recuperarme de la lesión del brazo y esperar a que la maestra me dé órdenes. Y el mes de nuevo conocimiento, claro. Noto como me sonrojo.
-Verlorense:No has estado mal.
-Yo:¿Eh?
-Verlorense:Pensaba que ibas a caer rápido y que te convertirías en un felpudo para las bestias, pero has aguantado el tipo.
-Yo:Tu también te has portado bastante bien, Verlorense.
Ambos miramos al ahora inconsciente Franky.
-Verlorense:Hay cosas más peligrosas que la Salsa ahí fuera, ¿verdad?
No digo nada durante unos segundos. Por mi mente cruza la imagen de la Bestia del Caos que nos siguió a Zekkan, Deveios y a mi en Snvcls.
-Yo:...Lo importante es que Oidion está libre de la Salsa.
Llaman a la puerta, siendo Galie la que está tras ella. Verlorense se va con ella, dejándome a solas con el durmiente. Tras sentarme en una silla cercana a la cama, quito el traductor que todavía llevaba en las orejas. Necesito unos minutos para respirar. Para poder relajarme. Hecho esto, me acerco a él y busco en sus bolsillos.
-Yo:Aquí estás...
Saco el comunicador que le presté en caso de que la cosa se pusiera crítica. Inhalo profundamente, ordenando mis ideas. Acto seguido, pulso el interruptor. Escuchar la voz de la maestra resulta, a su manera, un alivio.
-Maievel:¡M'sheireus, querido!Ya me estaba preocupando por ti.
-Yo:Buenos...¿Días?¿Tardes?
-Maievel:¿Cómo ha ido la misión, mi apreciadísimo pupilo?
-Yo:...¿Te importa si hablo en pollux, maestra?
-Maievel:¿Tan mal?
-Yo:Han sido... muchas cosas.
[Pues eso, pollux a partir de aquí]
-Yo:Creo que empezaré de menos a más si no te importa. -Me reclino en la silla y echo un vistazo a Franky.- Creo que la ciudad ya está libre de la Salsa. He visto cosas que me han hecho plantearme si... si estoy listo para ir solo por ahí, maestra. Y no... no quiero volver a repetir esto. No así. Sigo con un brazo recuperándose, y creo que eso me ha permitido tomar la vía del cobarde en vez de lanzarme de cabeza a pelear. A saber cómo habría acabado de ser de otra manera.
Dejo de hablar durante un momento y repaso lo ocurrido en estos días. No, más allá. Repaso lo ocurrido desde que recuperé mi verdadera forma.
-Yo:Estoy listo para dedicarme a entrenar las artes. Necesito estar preparado.
-Maievel:Me alegra oírlo. Por supuesto, no te privaré de tu libertad para ver a tu familia ni de volver de vez en cuando a Deia, pero creo que has tomado la decisión acertada.
-Yo:Eso creo... -Me aclaro la garganta.- Maestra... vi a Kyuremu.
-Maievel:¿El alumno de Blake? -Como si supiera que he asentido, prosigue.- ¿Te hizo algo?
-Yo:No, maestra. Sólo me intentó provocar y... se fue.
La maestra caomante no dice nada durante unos segundos.
-Yo:¿Maestra?
-Maievel:Ten cuidado, mi M'sheireus. Es muy posible que Kyuremu esté intentando recabar información de las personas con las que el joven Blake tuvo contacto en las últimas semanas antes de su asesinato. Confiemos en que el dejarte ir fuera sólo un acto de prepotencia y, en cualquier caso, demos gracias a ello.
-Yo:¿Crees que está s-
-Maievel:Está con la Hermandad, sin ninguna duda. Si no contara con el respaldo de esta, no se mostraría ante un caomante, sea novato o no. Y créeme: la Hermandad del Orden no le hace ascos a un caomante si puede tenerlo entre sus filas. ¿Algo más, M'sheireus?
-Yo:Desde hace muchos años... no sabría decir cuantos en realidad... he tenido dos o tres sueños recurrentes. Antes, cuando estaba en la Tierra, pensaba que era por algo que vería a diario, o quizás algo que me marcó en la infancia. Con el tiempo me lo he empezado a cuestionar si son sólo eso o quizás algún miedo inconsciente. Ahora que soy yo, M'sheireus Huua, daime'é y caomante... Me pregunto si es una tontería o es algo por lo que debería preocuparme.
-Maievel:Ya veo. Bueno, es cierto que a veces los sueños sirven como canal para que los espíritus se comuniquen con nosotros, y que tu pareces ser particularmente sensible a ellos. Descríbemelos, por favor.
-Yo:De acuerdo. Uno de ellos empieza cuando entro en una fábrica. Es vieja, y súmamente oxidada. Tiene unas cuatro o cinco plantas de altura. Da miedo nada más entrar, maestra. Empiezo a andar por ella, viendo los escombros del lugar en el que antes trabajarían decenas de personas. Entonces es cuando mi corazón se acelera. Siento la necesidad de correr, huyendo de una negrura insondable. Corro hasta que alzo el vuelo. Entonces miro abajo, y veo que en el centro de la fábrica hay un espacio oscuro, abierto como una amenazante boca de monstruo. Entonces empiezan los rugidos. Noto como cada pelo de mi cuerpo se eriza. Entonces las cadenas que cuelgan del techo tintinean, y de la oquedad sale algo que sólo me atrevería a describir como lovecraftiano. Lanza una dentellada al aire mientras caigo inconsciente, sumiéndome en un sueño de locura.
Me tomo un descanso antes de seguir. Franky se agita en sueños, y fuera de la habitación empieza a volver la vida.
-Yo:El segundo es de un lugar que desconozco también. ¿Un complejo turístico?¿Un parque de atracciones?¿Una villa? No lo sé. Pero voy mucho allí, y sé que hay algo extraño bajo la aparente calma. Y el tercero lo tuve hace un par de noches. Siento el cuerpo pesado y los párpados como láminas de acero mientras doy un primer paso. Siento entonces una brisa meciendo mi pelaje y un chisporroteo alcanza mis bigotes. Doy otro paso, otro y otro más, hasta que puedo abrir los ojos. Estoy en un p-
-Maievel:Pasillo de losas nacaradas que te conducen a un altar rodeado por dos llamas azules y con una espada clavada en el centro.
Noto como el corazón me da un vuelco.
-Maievel:¿Qué haces con ella?
-Yo:La... la cojo, pero el sueño acaba ahí. Lo curioso es que nunca he sido humano en esos sueños. Quizás no... yo, pero sí me acercaba a la idea que me dejaban ver los pocos recuerdos que intentaban escaparse.
Noto como la maestra aguanta el aliento.
-Yo:¿Qué es esa espada, maestra?
-Maievel:Algo que mi maestro dejó en algún punto del universo para que alguien lo recogiera. Un artefacto caomante creado por él, y que sólo él sabría volver a encontrar.
Franky se queja en sueños. Me acerco rápidamente para ver cómo está, pero parece ser sólo una pesadilla. Le pongo una mano en el hombro, intentando relajarlo un poco. Pero tiene más que de sobra para tener sueños innombrables durante más de una y mil noches.
-Maievel:Me gustaría que hablásemos tranquilamente de esos sueños, querido, pero será cuando empiece tu entrenamiento.
-Yo:Sí, maestra.
-Maievel:¿Estás listo para que os recoja?
-Yo:Volveré a avisarte para ello en unas horas, maestra. Debo advertirte que quizás uno de ellos deba ser... sedado antes de irnos.
-Maievel:Entiendo. Estarás deseando volver a casa.
-Yo:Mucho, maestra. Echo de menos el...
Cierro la boca mientras se me llenan los ojos de lágrimas mientras aferro mi colgante con fuerza..
-Maievel:Tranquilo, mi pequeño daime'é. Está bien.
-Yo:... El... El hogar.
-Maievel:Tómate dos o tres días de descanso antes de empezar la prueba de los treinta días. A partir de ahí, tienes hasta que consideres antes de acabarla y que empecemos tu instrucción.
En verdad me llamo Franky El Corruptor
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Tema: Re: Dimensions Dom Ene 17 2021, 14:00
El gemido de la bestia gigante me despierta. Miro nervioso a mi alrededor, esperando un ataque, pero todo lo que encuentro es a mí mismo acostado en una cama. Max está a mi lado, sentado en una silla. Le sorprende mi despertar y se levanta.
-Max: Franky, tranquilo. Ya ha pasado todo. Bueno, al menos lo peor. De momento.
Encuentro las fuerzas para mirarle y sonreír.
-Yo: Eso no me tranquiliza.
-Max: Si supiera cómo tranquilizarme…
-Yo: ¿Qué ha pasado?
-Max: Has estado KO por más de un día. Parece que detuviste a las bestias. Ahora son mansas. Incluso diría que muestran inteligencia hasta cierto punto.
-Yo: … Eso no era lo que quería hacer. Creo que ni siquiera lo mandé a su casa- miro a mi alrededor, buscando-. ¿Dónde está?
-Max: ¿La salsera-lámpara mágica? En otro cuarto, bien guardada con el libro. Pensé que te vendría bien alejarte de ellos un poco.
-Yo: Puede ser. Pero sabes que tendré que volver a usarlos, ¿verdad?- me levanto y me dirijo hacia la puerta-. ¿Y los demás?
-Max: Michelangelo y Heffler partieron esta mañana para ver cómo estaba Beggar. Y quizá traerlo. Aunque no me imagino todavía cómo va a ser eso. Los otros están afuera, esperándote.
No solo salimos de la habitación, sino que también salimos hacia el patio trasero de la iglesia. El daime’é me está guiando, pero no me hubiera hecho falta, podría haber ido en la dirección correcta si seguía la voz que intenta inspirar a quienes la oyen con su discurso, aunque tardé en empezar a entender las palabras.
-Galie: … cordad, nunca caeremos si siempre seguimos hacia delante.
La única líder que les queda a esta gente se hace a un lado, dejando claro que ha terminado. Veo a pequeños grupos formarse entre la multitud, lo que interpreto que son familias llorando a sus queridos difuntos. También puedo ver a Verlorense, apartado de los demás, hincando una rodilla en el suelo para ponerse a una altura adecuada y así acariciar el lomo del pequeño velociraptor. Ambos están frente a un trozo de terreno en el que parecían haber removido y echado tierra. Caigo en que estamos en un cementerio improvisado en el patio trasero.
-Sé que voy a señalar una obviedad, pero se ve que es algo que se hace comúnmente, así que… Franky, al fin estás despierto- comunica la utrom desde el hombro izquierdo de Fono, quien viene hacia nosotros a su ritmo-.
-Fono: Franky, me alivia que estés sano y a salvo- hace sonar una grabación de un aplauso y vítores desde el interior de su mecánico cuerpo-.
-Yo: Oh… Ahora haces eso.
-Fono: Sí, pensé que sería una característica que pudiera divertir y amenizar situaciones. He llegado a la conclusión que es algo que hace falta.
-Yo: Ah… Bien por ti.
-Fono: Ahora podremos irnos cuanto antes de este problemático planeta- empieza a irse hacia la dirección que intuyo que lleva a las puertas principales de la iglesia-.
-Yo: ¿Fono?
Se detiene y se voltea hacia Max y a mí de nuevo.
-Fono: Me disculpo, no ha estado bien que me dirigiera a todo el planeta con el adjetivo de “problemático”. Sólo conocemos una parte de la ciudad, no ha estado bien que generalizara.
-Max: Eso depende de a quién le preguntes.
-Yo: No, me refiero a… ¿a dónde vas?
-Fono: Lejos de este mundo. La Tierra sería lo más preferible para ti, ¿cierto? A mí en particular no me importa ir a ningún lugar en concreto, siempre que estemos a salvo.
-Yo: ¿Así tan de repente?
-Ma’Riagg: No es una proposición a la que me oponga.
-Fono: Este lugar ha probado ser demasiado peligroso para nosotros. Es lógico que nos marchemos en cuanto estemos en las condiciones óptimas para ello. Max, ¿serías tan amable de crear un portal que nos lleve?
-Max: Sí, supongo- me mira buscando mi respuesta-.
-¿Iros?
Dirigimos nuestra atención al primer habitante de este planeta que había conocido, quien se acerca sin su amiguito escamoso.
-Verlorense: ¿Por qué os iríais tan pronto? Ya nos corréis peligro aquí, podéis descansar todo lo que queráis. Puede que incluso celebremos esta victoria.
-Fono: No tenemos ningún propósito en vuestro mundo. Vinimos por respuestas y encontramos dificultades que por poco nos superan. Nos hemos salvado por lo que algunos llamarían “milagro”.
-Verlorense: Esas dificultades de las que hablas ya no están. Te aseguro que no corréis ningún peligro aquí. Aunque es verdad que no soy nadie para reteneros, te aconsejaría que solamente hablases por ti mismo. Cada uno tiene su propia opinión.
Así como lo hizo antes Max, Verlorense me mira esperando algo de mí. Pero antes de poder decir nada, se presenta Galie ante nosotros.
-Galie: ¡Franky, al fin has despertado!- se aproxima hacia mí, me coge de las manos y me mira con una amplia sonrisa-. Estás mejor, ¿verdad? No sabes cuánto me alegro. Has hecho mucho por nosotros y no puedo imaginar por dónde empezar para agradecérselo.
-Yo: ¡E-está bien, está bien!- trato de decir un tanto avergonzado-. Bueno, ¿qué os espera de ahora en adelante?
-Galie: Pues uno pensaría que lo mejor es ponerse en contacto con el exterior lo antes posible para comunicar que Sdatt tiene remedio, pero… nada en esta vida es sencillo.
-Yo: ¿Por qué? ¿Dan problemas las bestias?
-Galie: No, la mayoría de ellas sigue confusa, aunque los hay que muestran rasgos de que están recuperando sus recuerdos y conciencia de antes de la transformación. Quiero pensar que podrán recuperar sus vidas si esto se estudia adecuadamente, pero el problema es otro- toma una pausa y su semblante abandona toda alegría posible-. Algo horrible pasó en la pelea de esa noche. Todas las bestias que habíamos capturado con vida y guardábamos en las catacumbas… todos y cada uno de ellos ciudadanos de Sdatt que podrían haberse salvado... fueron asesinadas.
Soy el único que se sorprende por esto, dándome a entender que los demás ya sabían de esta funesta noticia.
-Max: ¿Conseguisteis averiguar algo más?
-Galie: Aún seguimos investigando. Como podréis suponer, no es buena idea que declaremos como zona segura la ciudad mientras anden sueltos asesinos en masa.
-Fono: Razón de más para que nos marchemos.
-Max: Y si es antes de que se entere Ckriih, mejor.
-Yo: … ¿Pero está bien que me vaya?- hay ojos que me miran extrañados-. Aún hay cosas que tengo que saber de la Salsa y éste es el mejor lugar donde puedo hacerlo.
-Fono: No veo cómo esta relación que estás teniendo con estas fuerzas pueden ser productivas.
-Yo: ¿Tienes alguna idea mejor para sacar a mi familia del coma?
-Fono: … Aún así, analizando lo ocurrido, puedo calcular que el riesgo es demasiado alto.
-Yo: Pues vete si no te gusta. Tienes todavía el comunicador que nos dio Chesky, ¿verdad? Llámala y que te recoja.
A la máquina parece sorprenderle mi respuesta y no saca ninguna réplica más.
-Ma’Riagg: Conocer más de la Salsa… Creo que ya te lo comenté en la Tierra, las soluciones que se me ocurren a eso es recurrir a Beggar o a la Dra. Apothek.
A Galie parece entrarle escalofríos al mirar directamente a la utrom, reacción que llama mi atención y hasta me hace algo de gracia.
-Galie: Perdón.
-Ma’Riagg: No importa, empiezo a acostumbrarme.
-Galie: La Dra. Apothek fue quien desencadenó todo esto jugando con la Salsa, ¿verdad?
-Ma’Riagg: Por lo que Franky, Michelangelo y yo presenciamos, así parece.
-Galie: Se me pasó mencionarlo antes, pero es curioso. Tiene el mismo apellido que la abuela Fraugris, ¿serán parientes?- se toma una pausa reflexionando, recibiendo la mirada de sorpresa que le lanza Verlorense al conocer ese último dato-. En cualquier caso, sería… beneficioso capturar al responsable de la caída de la ciudad- se dirige a mí-. Parece que vamos a tener objetivos comunes otra vez. Quizá lo que saquemos de ella ayude a nuestros prójimos.
Max me mira preocupado.
M'sheireus Huua Daime'é
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Tema: Re: Dimensions Miér Ene 20 2021, 00:36
Le pongo una mano a Franky en el hombro.
-Yo:Vente un momento.
Antes de que responda siquiera, y ante la mirada de los demás, me aparto a un lado.
-Yo:Franky, yo...
-Franky:No puedes venir, ¿no?
-Yo:No. No, lo cierto es que no. Se me acaba el tiempo para estar aquí, y la verdad es que no puedo aguantar mucho más.
-Franky:...Lo entiendo.
-Yo:Creo que tendrías que volver también, PERO -levanto la mano ante su intento de hablar.- sé que tienes lo que tienes entre manos. No sería justo pedirte que te vayas. Si necesitas algo, lo que sea... Llámame. Yo lo haré al menos una vez por semana para ver que todo va bien por aquí. Puedequenotesalgoraroduranteunaracha. Si veo algo ahí fuera que te pueda ayudar con el virus o con tu familia te lo haré saber.
-Franky:Gracias. Y gracias por acompañarme hasta aquí.
Le doy un abrazo, consciente de la boca del lobo en la que cada uno nos vamos a meter.
-Yo:Ten mucho cuidado.
-Franky:Tu también.
Aparto la mirada y asiento. Acto seguido saco el comunicador, por el cual no tarda mucho en salir una voz.
-Maievel:Buenos días, querido. ¿Estás listo?
Echo una mirada a Franky y suspiro.
-Yo:Sí, maest-
-?????:¡Blandito!¡Felpudo!
-Maievel:¿Qué es eso, M'sheireus?
La cucaracha que es Ckriih no tarda mucho en aparecer.
-Ckriih:¿Vais a buscar camorra por ahí?No me hagáis obligaros a arrepentiros por intentar dejarme atrás.
-Yo:Realmente el que se va soy yo.
-Ckriih:Me voy contigo, felpudo. Este sitio no ha estado mal, pero me apetece buscar algo más suculento por ahí. Imagínate lo que podría pillar en un planeta que no sea un montón de mierda.
-Yo:Pues vas a tener que seguir imagin-ANDO.
La cucaracha me empuja contra la pared y saca un cuchillo, el cual me pone al cuello.
-Maievel:Imagino que este es el elemento que mencionadas, mi apreciado pupilo.
Sonrío y miro a la izquierda.
-Yo:Eso me temo, maestra.
-Ckriih:¿Una hembra?Luego tendré tiempo para ti...
La presa de Ckriih se afloja y cae dormido al suelo. Miro a Franky.
-Yo:No olvides lo que te he dicho. Despídete de Fono, Ma'riagg y Galie por mi... Y de Verlorense también, anda.
Le doy a Franky un último toque en el brazo y, acompañado de la maestra, cruzo el portal, alejándome años luz de Oidion para aparecer de nuevo en Deia.
En verdad me llamo Franky El Corruptor
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Tema: Re: Dimensions Miér Ene 27 2021, 00:01
Mi mirada no se aparta del lugar donde desapareció Max hasta que llegan Fono con Ma’Riagg y Verlorense.
-Verlorense: No estoy seguro de lo que ha hecho, pero estoy convencido de que se lo merecía- afirma con confianza al ver al insectoide incosciente en el suelo-.
-Fono: Sigo detectando señales de vida en él.
-Verlorense: Creo que me has malinterpretado.
-Ma’Riagg: ¿Y el joven daime’é?
-Yo: Ha tenido que irse. Tiene sus propios asuntos.
-Fono: ¿Se ha marchado del planeta sin nosotros?... Oh, cielos- expresa con una voz que ubico en una galaxia muy muy lejana-.
De repente se oye un gemido proveniente de una bestia, de la misma bestia gigante que estuvo a punto de destriparnos en el campanario. Alertados por la posibilidad de un nuevo ataque, salimos de la iglesia para encontrarnos a dicha bestia. Sin embargo, descubrimos que a quien estaba atacando no era otra que a ella misma. La encontramos golpeando contra su malformado rostro un trozo de escombro que le cubría toda su mano, la que era desproporcionadamente más grande que la otra. Antes de comprender lo que está pasando, Galie y su fiel compañera Sienka llegan para poner remedio.
-Galie: ¡Alto! ¡Escucha! ¿Qué estás haciendo?
El búggalo trata de llamar la atención por su parte levantando sus alas endurecidas. Parece que lo logran por ahora, ya que la criatura se detiene y coloca el escombro en el suelo. Entonces baja la cabeza, que muestra heridas autoinfligidas, y gime en dirección a estas dos. ¿Intenta comunicarse? En cualquier caso, ese gemido lo siento cargado de tristeza.
-Fono: Está arrepentido. Probablemente porque se esté culpando por el daño que ha provocado.
-Ma’Riagg: ¿Eres capaz de entenderle?
-Fono: No puedo traducir lo que dice en palabras exactas, pero tengo la capacidad de analizar los patrones de sonidos que produce con sus movimientos, sus órganos y su cuerpo en sí e interpretarlo. Además, ya tengo práctica con este sentimiento en particular.
-Yo: … Creo que tienes razón.
La mano compasiva de Galie toca el hocico dañado del monstruo.
-Galie: Os devolveremos a vosotros mismos algún día. Lo prometo.
Giro la cabeza al ver de reojo a una niña asomarse por las grandes puertas de la iglesia. Me pongo en tensión nuevamente al ver a otra de esas bestias, siendo ésta de un tamaño mucho más reducido, acercarse a la infante. Aunque no se acerca como el que acecha a su presa, sino con tranquilidad, como si no deseara asustar a la niña. Ésta, para mi sorpresa, no muestra signos de miedo e incluso tiene las agallas para alzar su mano y tocar la nariz de la criatura. Pero, antes de que eso llegue a pasar, quien creo que es la madre coge a su pequeña y la aleja en el interior de la iglesia. La bestia mira desanimada al suelo un momento para luego aullar hacia el cielo. ¿Pudiera ser que fuera el padre o un hermano de la pobre chiquilla y no había sido reconocido? Miro mi mano mecánica y luego toco mi ojo biónico, con pensamientos negativos en mi propia cabeza.
-Galie: ¿Me escucháis un momento?
Vuelvo a la realidad para descubrir que la atención se está centrando de nuevo en ella.
-Verlorense: ¿Ocurre algo?
-Galie: Sí. Quiero mandar equipos de búsqueda para encontrar supervivientes en la ciudad, ya sean transformados o no. El caso es que estamos cortos de personal por los recientes acontecimientos, así que quería dejaros saber que aceptaremos toda la ayuda posible- esto lo dice mirándonos a la máquina, a la utrom y a mí-. ¿Dónde está M'sheireus?
-Yo: Ah, eh… Se ha ido. Su planeta lo necesitaba. En mi cabeza sonaba mejor.
-Galie: Vaya… Nos habría venido bien su olfato.
-Verlorense: ¿Y si usamos el olfato de las bestias para rastrear supervivientes? Ya los hay que entienden nuestras palabras, ¿no es así?
-Galie: Buena idea. También quiero que tengáis los ojos bien abiertos por si os encontráis con cualquier persona sospechosa. Ya sabéis a lo que me refiero- asiento pensando en el tema de los asesinatos en las catacumbas-. Coged lo que necesitéis y volved aquí en media hora para partir. Mientras antes empecemos, antes terminaremos.
-Verlorense: Franky- me pone una mano en el hombro-. Sígueme, sé dónde está el escudo que te dimos para nuestra primera incursión.
-Yo: ¿Qué?... Ah, el replegable. Es raro, pensé que lo usaría mucho más en esta aventura.
Le acompaño al interior de la iglesia. Su marcha y yo siguiendo ésta hace que dejemos atrás a Fono y a Ma’Riagg, quien todavía le usa para desplazarse y no usar demasiado sus pequeños tentáculos.
-Verlorense: Viendo a Galie cómo te ha dado las gracias, me ha hecho darme cuenta que yo todavía no lo he hecho.
-Yo: Tampoco es como si hubiera tenido opción. Nos habrían comido a todos si no, ¿no?
-Verlorense: No hablo sólo por salvar a la ciudad. Hablo de mí. Se suponía que moriría cualquiera de estas noches, lleno de rabia e impotencia hacia quien me había condenado a esta vida. Así habría acabado de no ser porque dejé de lado mi deber, a Galie, a la ciudad… Me centré en encontrar al asesino de mi padre como excusa para desaparecer, lo que me llevó a tu mundo y luego, en consecuencia, a ti- empiezo a ponerme tenso, incluso empiezo a dar pasos más lentos-. No sólo me ayudaste a dar con quien buscaba. Tus palabras consiguieron hacer que me levantara en mi momento más oscuro. Luego me empujaste una vez más en la dirección correcta para enmendar mi error de abandonar a mi comunidad, siguiéndote hasta aquí. Me diste la oportunidad de ser alguien mejor- entramos al cuarto que hace de armería y allí empieza a rebuscar entre armas y artilugios-. Alguien de quien podría sentirme orgulloso. Casi podría decir que me convertiste en otra persona- me entrega el brazalete que despliega un escudo-. Gracias.
-Yo: Me das demasiado crédito- cojo el artefacto y me lo coloco en la muñeca izquierda-.
-Verlorense: Tonterías. Ha sido por ti que todo lo que he sufrido ha acabado mereciendo al fin la pena.
-Yo: ¿Y qué piensas hacer cuando abran la ciudad al mundo?- pregunto con el objetivo de desviar el tema-.
-Verlorense: Sinceramente… No lo sé. He pasado los últimos años entrenando para ser un cazador de bestias. Llegados a este punto, creo que sirvo para poco más que eso. Tengo que replantearme muchas cosas ahora que parece que voy a tener una vida por delante. Me pregunto si será buena.
-Yo: … ¿Has dicho ”años”?- no me cuadra-. Pensé que todo esto sólo había durado unos pocos meses…- me interrumpo pensando que le podría dar pistas de acontecimientos que escondo-.
-Verlorense: Tal vez en el resto del mundo. Galie improvisó un campamento de entrenamiento con los distorsionadores de tiempo que trajo, que en un principio servían para asegurarnos cultivos rápidos con los que abastecernos. ¿Te acuerdas de la bomba Thawardd? Sigue el mismo principio. Fue así como algunos pasamos la adolescencia, como Auger y yo.
-Yo: Oh… Suena duro.
-Verlorense: Sí… Realmente lo fue.
Hay un silencio incómodo en el que paso examinando el brazalete. Tengo preguntas sobre la auténtica procedencia de Galie y de sus recursos, pero no tengo el valor de manifestarlas en alto.