Dimensions

Lo que sale a nuestro encuentro es básicamente un dinosaurio, parecido a un velociraptor que podría haber visto en cualquier película. Ya no es el reptil humanoide que enfrentó a Auger. Primero nos mira con curiosidad, olisqueando el aire. Galie está inconsciente y Helia intenta reanimarla. Verlorense las observa y avanza hacia ellas. Mi superior le devuelve la mirada con pánico, pero, lejos de intentar huir, se pone entre su hermana y su antiguo discípulo. No sé si esto lo toma como una amenaza, pero la criatura llega rápidamente a ella. No tiene nada de cuidado para fijarse donde pisa y sitúa su enorme pata en la pierna de Helia. Su grito amortigua el sonido de un crujido. El monstruo no enseña ninguna compasión y muerde el hombro izquierdo de la mujer. La grotesca escena está acompañada de gritos de médicos y enfermeros que habían asistido para comprobar qué ocurría, para luego tomar el sentido contrario y empezar a correr. El único que no da un paso hacia atrás es Fono, que embiste al dinosaurio y hace que caigan juntos hacia la pared. Ésta cede y se abre un agujero, dejando paso a la habitación de la que había salido Verlorense.

-Ma’Riagg: ¡Franky, corre!

Me saca de mi ensimismamiento de ver la pelea que está perdiendo Fono y redirijo mi atención hacia ella.

-Ma’Riagg: ¡Tenemos que salir y avisar de lo que está pasando! ¡No podemos hacer más!

Un rugido nos hace mirar hacia la lucha. Verlorense se está alzando y nos observa.

-Yo: ¡Corre!

Verlorense está masticando metal que ha arrancado del cuerpo de Fono. Lo hace a una gran velocidad y de forma que empieza a calentar lo que tiene en la boca. Cuando parece tenerlo listo, escupe un proyectil a alta velocidad que intercepta y derriba el nuevo cuerpo de Ma’Riagg.

-Yo: ¡Mierda!

-Ma’Riagg: ¡No te preocupes por mí y huye!

Acto seguido, esconde su cuerpo real en el interior del mecánico, cerrándolo a cal y canto. Pasa desapercibido para el dinosaurio, lo que hace que éste se fije en mí ahora. No me lo pienso y corro por el pasillo, pero Verlorense es más veloz. Éste salta para acortar aún más distancia cuando estoy por doblar una esquina. Dándome cuenta, me tiro al suelo para permitir que pasara de largo y chocara contra la ventana que teníamos de frente. La atraviesa junto a parte de la pared que la rodeaba y cae a la calle, acompañado de un monstruoso grito. Me levanto y me asomo por el agujero nuevo. La caída no lo ha matado. Se reincorpora entre gruñidos y me lanza una mirada. Estira sus brazos y estos se alargan hasta fuera de sus límites. Pequeñas plumas empiezan a crecer en ellos. Sus garras también se alargan y se afilan. A continuación, las clava en la pared del hospital. Y empieza a escalar. Veo con horror cómo va retornando hasta que patrullas de policías se acercan al lugar y le rodean. Empiezan a disparar y bastan unos cuantos disparos bien acertados para hacerle caer de nuevo.

-Yo: ¡No…! ¡Esperad!

Verlorense se levanta de nuevo y no duda en atacar a los policías. A uno consigue moderle la mano y empieza a zarandearle cual perro rabioso, pero los demás no cesan en acribillarle. Las fuerzas van abandonando al reptil, dejando a un lado el agente herido. Da pasos cada vez más débiles y pesados hasta que se desploma. El último movimiento que hace es posicionar su cabeza para que el único ojo sano que le queda se proyecte hacia mí. Su respiración se ralentiza poco a poco. Ya no tarda mucho en encontrar la paz. Aunque no la que se merece.

Al otro lado del portal me encuentro con el despacho de mi maestra.

-Maestra:Antes de irnos, me gustaría que nos sentásemos un poco a hablar. Gyphook, ve a por el libro.

-Gyphook:Eso quiere decir... -La maestra asiente, lo que hace sonreír al diablillo.-Enseguida, mi ama.

El pequeño sale en dirección a una de las múltiples puertas de la estancia.

-Maestra:Toma, querido. Te lo has ganado.

En su mano derecha hay un anillo simple de color negro. Es delgado, y solo mirándolo de cerca te darías cuenta de que hay algo grabado.

-Maestra:M'sheireus, con este anillo te concedo oficialmente el rango de Adepto de Segunda Categoría.

Coge mi mano derecha y me pone el anillo.

-Maestra:Los caomantes nunca vivimos en tiempos tranquilos, pero a los Estelas os han tocado tiempos tensos en demasía. De un tiempo aquí se vienen dando conflictos directos con la Hermandad. Hay algunos desertores en nuestro bando. Y están las apariciones espontáneas. Además, habéis tenido que acelerar un proceso que dura varios años en pro de... convertiros en futuros efectivos de una posible guerra.

Durante unos instantes, la calma y convicción que siempre centellean en sus ojos desaparece, y es entonces cuando veo a una mujer cansada. A alguien que ha visto mucho más de lo que querría.

-Maestra:Has superado el primer mes de la Prueba de Adaptación y Comprensión. Has conseguido llevar la calma a tu gente, un pueblo en el que el miedo se estaba comiendo el corazón de todos. Incluso has hecho que mi pequeño Gyphook sienta ilusión por algo después de tanto tiempo. Estoy orgullosa de ti, M'sheireus.

Le sonrío con timidez mientras jugueteo con mi colgante.

-Maestra:Ahora es el momento de seguir adelante, pupilo mío. Tu entrenamiento empieza ya, pero tranquilo: tendrás pausas para volver a casa, a la base o a donde desees. También tendrás que realizar misiones de vez en cuando, y espero que estés lo más listo posible cuando lleguen.

Como si(y posiblemente así sea) estuviera esperando para hacer acto de presencia, Gyphook vuelve al cuarto. Mira de reojo mi nuevo acreditativo. Por mi parte, miro fijamente el libro que tiene entre sus manos. Antiguo, ajado y con un extraño aura a su alrededor. Al mirar a mi izquierda, veo como mi maestra me sonríe. Maievel coge el libro.

-Maestra:Gracias, Gyphook. Ábrelo, M'sheireus. Te lleva esperando mucho tiempo.

En la portada hay caracteres que no sé reconocer, pero noto algo que susurra en mi oído cada vez que paso el dedo por los mismos. Dentro del volumen hay indicaciones escritas a mano, como si de un diario se tratase.

-Maestra:Perteneció a mi maestro. Supuestamente, entre sus líneas hay indicaciones de cómo llegar hasta un tesoro que dejó sólo para aquella persona que viniera tras él.

-Gyphook:Mi padre confiaba en que esa persona pudiera encontrarlo. Mi maestra cree que también. -Me mira por primera vez con ojos de niño.- ¿Podrás?

Paso la vista de nuevo por las páginas.

-Yo:Pero... no entiendo lo que dice.

-Maestra:Pero lo sientes. -Se pone en pie.- Tu nos guiarás, y yo me encargaré de los portales. Querido, un viaje de entrenamiento teniendo sólo como propósito éste estaría vacío. Conseguirás ascender a la siguiente clase cuando encontremos el tesoro de mi maestro.

Pone una mano en mi hombro. Siento como si algo atravesase mi cuerpo desde el libro a la punta de sus dedos justo antes de que abra el portal.

-Maestra:Vayamos juntos a lo desconocido, M'sheireus.

-Fono: ¿Piensas que fue culpa tuya el acontecimiento que envolvió a Verlorense?

Escucho sorprendido y un tanto angustiado a la pregunta del robot, mientras esperamos en una sala con una mesa larga y varias sillas alrededor. Ma'Riagg está sentada en una de éstas junto a nosotros dos, con su nuevo y recién reparado exotraje. En cuanto a Fono, también pudo salir bien parado de la batalla, aunque ahora tiene una plancha metálica que le cubre el hombro izquierdo y así no dejar sus circuitos expuestos. Me fijo en sus abolladuras. Ya estaban de antes, lo que me hace consciente de que, aunque puedan hacer un exotraje basado en el cuerpo de Fono, no se atreven a interferir en éste por desconocimiento de su tecnología.

-Yo: … ¿Me lees la mente?

-Fono: Reconozco los patrones mentales. Corresponden a preguntas que tengo guardadas en mi base de datos. Preguntas que puse en cuestionamiento.

Me quedo mirándole con dudas.

-Yo: ¿Algún día me contarás tu historia?

-Fono: Es muy probable. Pero ahora tenemos otros asuntos pendientes.

Sé que lo dice porque oye pasos. Heffler entra solo a la habitación.

-Heffler: Hola, perdón por llegar tarde. Es bueno veros. Casi enteros.

-Yo: Hola. Eh… ¿Te ha dicho Galie algo?

-Heffler: Ahora nos lo dirá ella misma -se sienta en una de las sillas vacías frente a nosotros-. Anillo, llama a Galie.

No toma mucho tiempo antes de que se empiece a oír la voz de nuestra benefactora.

-Galie: Hola. Imagino que si Heffler me ha llamado es porque estáis todos. Siento mucho no poder ir en persona. Tengo que… tengo que estar junto a Helia ahora mismo.

-Yo: Lo entendemos. ¿Cómo está?

-Galie: Consiguieron estabilizarla, pero no se ha despertado aún. Queda esperar a que se recupere. Ojalá no pase de la semana.

-Fono: ¿No sería demasiado pronto teniendo en cuenta el estado en el que la dejaron?

-Galie: Fuera no sé, pero en nuestro mundo somos capaces de acelerar muchos procesos gracias a la Tecnología Cronal. Creo que lo más cercano que habéis visto de eso han sido las bombas Thaward. Pero es algo que se usa en muchos campos, como el médico, el alimentario, construcción y cosas del estilo. Un poder que sirve para ralentizar o avanzar en el tiempo.

-Ma’Riagg: Mmmh, interesante.

-Galie: Alguna vez podríamos profundizar en el tema, pero no estáis aquí hoy para eso. Os he traído para poneros al día. Y también porque pienso que hemos formado una especie de… “comunidad” por lo pasado en Sdatt. Aprendimos a ayudarnos y a confiar los unos a los otros. Un vínculo que espero que aguante con el panorama actual.

-Ma’Riagg: A excepción de Ckriih y de Verlorense.

Me pilla por sorpresa esta puñalada por su parte. Ya debería de estar acostumbrado a estas alturas que la utrom no atiende a sensibilidades.

-Yo: Demasiado pronto…

-Galie: Puede ser, pero tiene razón. Lo de Verlorense… ha sido lamentable. Lo que ocurrió con él… Debería de haber bastado para echar abajo cualquier plan que tuviéramos con la Salsa. Pero los resultados están siendo demasiado favorables. Franky, tus avances con la Salsa han conseguido que muchas de las bestias de Sdatt vuelvan a sus formas anteriores. Estás salvando muchas vidas. Te lo deben.

-Heffler: No quita que siga siendo muy peligrosa. En cuanto todos los habitantes de Sdatt puedan recuperar sus vidas anteriores, deberíais parar y cerrar todo lo que tenga que ver con la Salsa. Sé que estáis desarrollando medicamentos con ella.

-Galie: ¿No te gusta la idea de ayudar a la gente?

-Heffler: Sabes a lo que me refiero. No quiero un “El Ataque de las Bestias, Segunda Parte: La Venganza”, ¿entiendes?

-Galie: Ni yo, y por eso existe un proceso muy riguroso de vigilancia.

-Heffler: ¿Dónde estaba ese “proceso riguroso” cuando pasó lo de Verlorense?

-Galie: Respecto a eso… Tengo serias sospechas de que Apothek ha tenido algo que ver.

-Fono: ¿Cómo has llegado a esa conclusión?

-Galie: Nuestra… “invitada” ha desaparecido. Encontramos el laboratorio vacío, con el cristal de su tubo de detención roto. Y por lo que me cuentan los informes, lo haría mientras Verlorense nos atacaba.

-Ma’Riagg: Demasiada casualidad, desde luego.

-Galie: ¿Verdad? Y eso no es todo. Ckriih también se ha ido.

-Heffler: El que faltaba.

-Fono: Según mis registros, había sido encerrado.

-Galie: Hasta después de ese día. Su celda está vacía y no existen informes sobre cualquier traslado que haya podido tener.

-Heffler: ¿Estará metido en todo esto también? ¿O estoy siendo ya demasiado paranoico?

Antes de que alguien más conteste, tomo la palabra con un pensamiento en alto.

-Yo: … ¿Dices que no fue culpa mía?

-Galie: Todavía tenemos que saberlo con certeza, de momento sólo suelto ideas al aire. Pero es muy posible que Apothek, de alguna manera, influyera en Verlorense para distraernos y escapar. No olvidemos que sabrá mucho más de la Salsa que todos nosotros juntos.

-Heffler: Lo que me da todavía más la razón de que debimos enterrarla junto a todos sus conocimientos. Esto no os va a salir bien, os lo prometo.

-Galie: Heffler, de verdad, estoy empezando a pensar que no ves…

Se oye una puerta abriéndose desde el lado de nuestra anfitriona.

-Mi niña…

-Galie: ¿Papá?

-Terpras: Mira lo que le has hecho a tu propia hermana. ¿De verdad merecía el riesgo?

-Galie: ¡Yo nunca le deseé nada de esto!

-Terpras: Entonces claramente estás perdiendo el control, lo que te vuelve peligrosa. Estos “experimentos”... estos amigos alienígenas tuyos… voy a quitarlos de en medio, por vuestro propio bien. Por el bien de nuestro país.

Su hija se toma una pausa.

-Heffler: ¿Realmente deberíamos seguir escuchando?- nos pregunta en un susurro-.

-Ma’Riagg: Habla de nosotros. Yo creo que nos concierne.

-Terpras: ¿Nada que decir? -presiona sin saber que le espiamos-.

-Galie: No vas a hacer nada de eso.

-Terpras: ¿Y por qué no?

-Galie: Porque me presento como candidata a la presidencia de Matgei. Invoco el poder que me da y anulo el tuyo como presidente sobre mí, para darme la oportunidad de luchar y demostrar lo que puedo aportar.

-Terpras: No… ¡No te atreverás! -la frustración en su voz es casi palpable-.

-Galie: Acabo de hacerlo. Y hay testigos de ello.

Se me hace un nudo en la garganta mientras imagino a esta mujer mirándonos directamente.