Cantidad de envíos : 676 Fecha de inscripción : 26/04/2011 Edad : 30 Localización : Entre el reino de la luz y el reino de la oscuridad...
Tema: Re: Dimensions Lun Ago 16 2021, 16:08
-Fono: Alto.
-Ma’Riagg: ¿Qué ocurre?
-Fono: El ruido que genera la siguiente sala… Es extraño. Es como si centenares... miles de organismos recubrieran sus paredes y respiraran al unísono. Recomiendo hacer un examen exhaustivo de las circunstancias antes de avanzar.
-Ckriih: Yo tengo una idea sobre cómo podríamos hacer ese “examen”.
-Yo: ¡Ckriih, no!
-Ckriih: ¡CKRIIH, SÍ!
Sólo me da tiempo a maldecir el momento en el que decidimos reconstruirle para cuando se había introducido a la oscuridad de la sala que tenemos delante. Los demás nos quedamos quietos conteniendo el aliento.
-Fono: Sólo se ha detenido. No le ha ocurrido nada.
-Ckriih: ¿Acaso voy y te arruino las bromas, cafetera?
-Fono: No estamos en una posición favorable para bromas, Ckriih.
-Heffler: Si no le ha pasado nada al entrar, quizá deberíamos hacer lo mismo. Entraré primero.
El joven Guarda de Luz se adentra a donde el insecto bípedo, iluminando de verde a su alrededor. Por precaución, los siguientes somos Fono, Ma’Riagg y yo. Nada más hacerlo, noto extraño el pisar. Heffler extiende su luz a toda la sala. Algo destaca en el centro. Distingo el traje de un perro o un zorro de caricatura tumbado boca arriba, pero es lo que agarra con sus brazos lo que más me inquieta. Reconozco el ídolo al que le fui a pedir ayuda para acabar con la maldición que se cernía sobre Sdatt. Había sido arrancado de su altar y colocado allí, ¿pero por qué? ¿Y quién lo había hecho?
-Tengo una pregunta para vosotros- empieza a retumbar una voz entre las paredes-. ¿Por qué?
-Ma’Riagg: ¿Por qué a qué?
-¿Por qué alguien rechazaría el regalo de los dioses? Te dan un cuerpo fuerte y una mente adaptada con la que poder disfrutarlo. Y vosotros los rechazasteis por otros.
-Heffler: Algunos discreparían. No puedes forzarle ese tipo de “regalo” a todo el mundo.
-En un mundo ideal, estaría de acuerdo contigo. De verdad. Pero el caso es que no todo el mundo sabe lo que quiere. Por muy desagradable que te parezca, a veces es necesario imponerles a otros tus ideales y decisiones. No se sabrían salvar ellos mismos. A veces, alguien tiene que imponerse por encima de los demás para entregar igualdad. Vosotros mismos lo habéis demostrado al decidir el destino de toda una ciudad.
-Yo: Fono, ¿dónde está?
-Fono: No sabría responder a esa pregunta. Habla desde distintos puntos de la sala.
-También lo demostró mi marido. No se quedó esperando a que la gente decidiera actuar. Tomó este poder y ahuyentó a ese monstruo que nos atacó. Se sacrificó. Pero estoy segura de que no le llamaríais héroe en cuanto veáis su nuevo aspecto.
Veo por el rabillo del ojo formas tentaculares moverse a gran velocidad por el suelo.
-Tenéis suerte, no sólo de que yo sea benevolente, sino que aún queda algo que podéis hacer para enmendar vuestros errores- el simpático, pero tétrico, traje de animal se levanta y adquiere volumen, como si se hubiera rellenado de algo. Deja el ídolo en el suelo- Si me entregáis el Chinomicón, puedo regresar a las bestias como deberían usando el centro de comunicaciones. Y ya si me dais el Catalizador, eso sería más que estupendo. Habéis conseguido no sólo sellar la Salsa en él, sino también a uno de mis señores. Pero no temáis encontraré una forma de que todo vuelva a su cauce.
-Ckriih: Me he perdido. Mucho hablar y poco machacar.
-Ma’Riagg: Tengo la sospecha de que se refiere al libro y a tu “salsera”.
-Yo: Puede ser- le echo un ojo a mi mochila, el sustituto de mi bandolera, donde llevo artículos importantes-.
-Heffler: No vamos a dejarte repetir la misma tragedia, Apothek.
-Apothek: Es DOCTORA Apothek para ti, niño, aunque es un título que dejará de tener importancia en el mundo al que quiero llegar. ¿Debo asumir entonces que rechazáis esta oportunidad de redención que os ofrezco? Y mucho menos me diréis quién tiene lo que busco. Bueno, tampoco es que sea un verdadero problema.
Olfatea el aire mientras que nosotros estamos anticipando cualquier ataque que vaya a realizar. Entonces, no sólo la doctora me mira directamente a mí, sino que también lo hacen grandes ojos rojos abriéndose en las paredes. Estos desprenden una luz que me enfocan, delatando así las intenciones de Apothek.
-Heffler: ¡CUIDADO, FRANKY!
El traje dotado de vida salta hacia mí, salvando una gran distancia. Creo un escudo de luz con el anillo por reflejo y Apothek se choca contra él, agrietándolo. Heffler reacciona disparándole y logra tirarlo al suelo. Ckriih tampoco pierde el tiempo y se deja caer contra nuestro enemigo.
-Ckriih: Al fin algo de acción y con ventaja- comienza a moler a golpes a esta criatura disfrazada, pero no tarda en detenerse, ya que hay algo que no se esperaba-. ¿Por qué estás tan duro? ¡Es como si le pegara al suelo!
Su “presa” se cansa de estar en el suelo y decide empezar a arreglar esto, arremetiendo un puñetazo contra el rostro del insecto. Ckriih queda medio atontado y no le queda de otra que gatear desorientado. Sin esperar a que la manifestación de Apothek se termine de levantar, el joven Guarda y yo empezamos a acribillarle con proyectiles de luces.
-Apothek: Un poco de ayuda, querido.
La superficie sobre la que pisamos se transforma para crecer tentáculos. Estos apéndices nos agarran del cuello al chico y a mí, dejando vía libre para que el traje viviente se acerque y me aseste un puñetazo en el estómago. Entiendo a qué se quiso referir Ckriih con la dureza de nuestro oponente. Tanto en su recorrido hasta mí como al golpearme, deja caer a través de los agujeros de su traje lo que parecen piedras. Pero si uno se fija lo suficiente, podrá darse cuenta de que son huesos.
-Apothek: Este envoltorio está llegando a su límite.
Aunque diga esto, no parece impedirle seguir con la paliza que me está dando. Es como si alguien me diera reiteradamente con una bolsa llena de piedras.
-Apothek: Realmente no quiero matar a nadie, pero necesito tener algo de ventaja, ¿sabes?
Los brazos de Fono finalmente la alcanzan y le empujan con gran fuerza. El traje se va vaciando de huesos por cada metro que le habían hecho alejarse.
-Fono: ¡Cesa con esta acción inmediatamente!
En este punto, el cuerpo prestado de Apothek está demasiado vacío como para levantarse por sí misma.
-Apothek: ¿Qué te decía? Fernon, vamos a tener que adelantar esa escapada juntos que estábamos planeando.
El suelo y las paredes vibran y se mueven. De estos surge una masa repulsiva. Es como ver olas sin estar en el mar. Las grandes cantidades de esta masa se tragan los numerosos huesos desperdigados, además del mismo traje de animal de dibujos animados. Los tentáculos a nuestro alrededor nos liberan y desaparecen, al mismo tiempo que los grandes ojos que hacían de lámparas. Heffler enciende su luz del anillo para darnos visibilidad. Es entonces cuando toda esa cosa finalmente toma una forma. Grande, monstruosa, bestial. Finalmente han entrado los supervivientes y han comenzado a disparar hacia esta amenaza, pero no surte efecto. Se desliza hacia mí y toma mi mochila. No logra desprenderse de mí hasta un último tirón contra la pared. Tengo todo el cuerpo dolorido y no puedo hacer más que ver cómo se marcha del lugar.
M'sheireus Huua Daime'é
Cantidad de envíos : 2957 Fecha de inscripción : 09/06/2009 Edad : 30 Localización : Estudiando, hijo. Estudiando encerrado en mi cuarto.
Tema: Re: Dimensions Sáb Ago 28 2021, 02:27
El comisario está conectado a un gotero y una bolsa de sangre. Tiene sendas ojeras bajo los ojos, y su rostro está pálido y sudoroso. Unas vendas que posiblemente hayan sido cambiadas recientemente cubren su abdomen. Sus constantes parecen estables, pero nunca se sabe. Por algo está en la UCI.
-Hernán:¿Cómo has conseguido entrar aquí?
-Yo:Pf, por favor. En su momento yo también estuve aquí ingresada, así que sólo tuve que crear un portal para entrar aquí. Como hicimos aquella vez, hace un par de meses.
-Hernán:Muy conveniente.
-Yo:Cuando no tenga esa suerte es posible que me vuelva a lesionar o que acabe dentro de una pared. Esperemos no llegar a eso o va a ser una gracieta cuando venga a daros por saco a los humanos.
Hernán suelta una tos entrecortada con un amago de risa. Suelto mis cosas y me siento a su lado.
-Yo:Tampoco cuento con mucho tiempo. Puede que tus vecinos de las camas contiguas estén despiertos, pero el personal de medicina y enfermería acabará por pasar tarde o temprano por aquí.
-Hernán:Y esta vez no ha tenido que ir la policía. ¿Vienes a cobrarte lo de mi hijo?
-Yo:¿Qué? ¡No! ...No. No sé. Tómatelo como quieras, pero necesito ayuda.
-Hernán:No valen florituras de mano esta vez. Ni son espíritus.
Se toma un descanso para recobrar fuerzas que no me atrevo a interrumpir. Mucho es que ahora mismo le pille consciente, y no quiero tentar a la suerte más de lo necesario.
-Hernán:¿No puedes hacer algo con esta tos con tu magia de zorro alienígena?
-Yo:Ojalá. Me habría ahorrado mucho tiempo de hospital.
-Hernán:Pero sí ponerte un coño.
-Yo:Cuando sepa sanar heridas serás el primero en saberlo, tranquilo. Pero ahora mism eso me es más difícil que lo que acabas de decir.
-Hernán:Quizás ya esté muerto cuando llegue ese momento.
-Yo:Vamos a ponernos en que no.
Le acerco un vaso de agua, pues parece que incluso hilvanar tres palabras seguidas le está costando bastante esfuerzo. Una vez se refresca, prosigue.
-Hernán:Si estás aquí es por las drogas. Sí, imagino que tiene que ser lo que nos ha traído a los dos a este puto hospital. Y encima son los tuyos los que están implicados esta vez.
-Yo:Hay malas hierbas en todos lados.
-Hernán:Te voy a ser sincero. Aunque nos ayudaste y salvaste a mi hijo... sigues siendo alien. Humano en algún punto o no, pero alienígena a fin de cuentas. Órbita nos ha abandonado a nuestra suerte, y no dejamos de tener problemas. Ahora es el tráfico de una droga que nuestros perros no pueden detectar. ¡Y solo está ocurriendo en esta ciudad!
Se detiene ante un ataque de tos, tras el cual su rostro parece aún más pálido si cabe.
-Hernán:Que casualidad, ¿verdad?
¿Sólo aquí? Se me ocurren un par de posibilidades para ello, y ninguna de las dos me gusta. Mi oreja derecha se mueve levemente al detectar cómo un nuevo olor entra en la habitación, y es uno que viene acompañado de olor a medicina y enfermedad.
-Hernán:Estamos tratando con tu planeta para obtener los medios necesarios para la detección de los mismos. Esta vez resolveremos el problema nosotros mismos.
-Yo:...Entiendo.
-Hernán:Encárgate tú de los tuyos.
-Yo:Y por eso venía, comisario. Para ver si había algo que pudiera ayudar a resolver los problemas de casa. Sólo... una cosa. Un daime'é de color grisáceo y con una cicatriz de garras sobre un ojo. ¿Alguien lo ha visto por aquí?
-Hernán:He visto a varios perros estos días, y ese no es uno de ellos. Ahora déjame dormir. Tengo que descansar para volver y acabar cuanto antes con esta locura.
Se tumba y cierra los ojos. Es ahí cuando más aprecio las arrugas por la edad y el constante conflicto al que últimamente se ha visto expuesta esta ciudad.
-Yo:...Suerte, Hernán.
Creo un portal que me lleva a varios kilómetros de allí. A mi viejo hogar tras unos cuantos meses. Parece seguir igual que siempre. En mi antigua casa no huelo ahora a nadie. Por la hora que es puede que una esté trabajando, otra estudiando y uno más paseando a los perros, así que creo otro portal para entrar en la casa. Son ya dos portales seguidos, pero estoy ahora mismo con energía hasta las trancas y sólo será un momento. La casa está prácticamente igual que antes de irme. Ahora que la fiebre y el dolor no me ciegan como la última vez, puedo observar que las fotos de los muebles han cambiado. Blake hizo un buen trabajo, porque parece de verdad que nunca haya estado. Es escalofriante. El olvido me ha resultado terrorífico desde que sufrí la crisis epiléptica, pero ver que mi existencia no ha existido a niveles prácticos es... Es algo que prefiero evitar seguir mirando. Decido sentarme unos minutos en el sitio que solía ocupar y cerrar los ojos, intentando olvidar las fotos que acabo de ver. Inspiro profundamente, absorbiendo en lo máximo posible la esencia de la habitación.
-???:Huele bien, ¿eh?
Esa voz. Abro los ojos con pánico sólo para ver como Kyuremu me sonríe desde el otro lado de la mesa.
En verdad me llamo Franky El Corruptor
Cantidad de envíos : 676 Fecha de inscripción : 26/04/2011 Edad : 30 Localización : Entre el reino de la luz y el reino de la oscuridad...
Tema: Re: Dimensions Vie Sep 10 2021, 17:59
Una enorme criatura alada surca el cielo de la ciudad. Tiene una forma similar a la de un murciélago, pero olvídate de imaginarlo cubierto de pelaje, pues está al descubierto y lo que enseña es un espantoso aspecto, como si esa cosa estuviera hecha de carne podrida y estirada hasta casi no dar de sí, marcándole los huesos. Pero esta forma no es fija, como demuestra al cambiar a algo más parecido a un dragón, con cuatro extremidades para engancharse a una torre plantada en el centro de la estación de comunicaciones. A partir de aquí, funde sus alas con el resto del cuerpo y le crecen decenas de patas acabadas en garras, dando lugar a una horrenda versión de un ciempiés. Al llegar a la cima, usa su propia cabeza de ariete para romper una de las ventanas. Vomita allí lo que se había llevado de las catacumbas; el ídolo y mi mochila.
Heffler se adelanta volando también para perseguir a Apothek. Detrás de él vamos Ckriih y yo. Más atrás, aunque también avanzando a su ritmo, está Fono con Ma’Riagg encima. Los supervivientes se han quedado más atrasados, junto a la bugalo de Galie, Sienka. Por su actitud prudente, no creo que estén ansiosos por enfrentar a este nuevo peligro. Lo han visto en acción y hace muy poco que salieron por poco con vida de Auger. No podría culparlos.
En estos momentos mi cuerpo me duele demasiado como para andar por mi cuenta, por eso me muevo usando un traje luminoso y similar al de un astronauta, con escafandra y todo, concebido para protegerme de lo que venga y desplazarme con el pensamiento. Ser poseedor de uno de estos anillos de poder tiene sus ventajas. Preferiría ir volando veloz como Heffler, pero lo máximo que logro hacer es andar con cierta ingravidez, como si me paseara por la Luna. Y tampoco es que hubiera dejado de sentir por completo el dolor que me había infligido esa doctora loca.
-Heffler: ¡Franky, la he visto! ¡Ha dejado el ídolo y tus cosas en la torre de control! Tienes que ir a por ellas mientras que yo la distraigo.
-Yo: ¿Cómo llego? No sé volar como tú.
Como si se lo hubiera tomado como una provocación, el Guarda crea una mano de luz gigante, con la que me coge y lanza contra la estación de comunicaciones. Grito de pavor a la vez que me cago en los muertos del chaval. Pero a donde acierto no es a la torre en concreto, sino a donde tiene actualmente el rostro la monstruosa Apothek. A pesar de que el traje amortigua el golpe, me duele lo suficiente como para maldecir la arrogancia que ganó el chico al colocarse el anillo. La criatura no había llegado a caerse, había logrado mantenerse clavado en la pared con sus garras formadas por huesos afilados. No es hasta que nos alcanza Heffler y le estrella una construcción de luz simulando una bola con púas que Apothek cae a la base de la estación, haciendo añicos la zona con su descomunal peso. Yo me había quedado en la cima de la torre de milagro.
-Heffler: ¡Recógelo! ¡Déjame este monstruo a mí, sé cómo lidiar con él!
Recuerdo cómo de acobardado estaba frente a Auger, a pesar de tener el anillo a su disposición. Quizá el odio que le tiene a su antigua mentora de prácticas supera su miedo o la experiencia le haya hecho madurar deprisa. ¿Y yo? ¿He aprendido algo de todo esto? ¿Con qué me marcharé de este planeta?
La deformidad levanta su cuerpo usando unas gruesas patas, dándole un aspecto más arácnido. En cuanto ve venir al Guarda, forma una boca en la bola de carne y huesos que ahora podría ser su cabeza, la abre y sale una lengua espinosa con malas intenciones. Heffler la esquiva al mismo tiempo que se aproxima a la frente de la doctora, materializa una espada y corta con ella. Logra herirle, pero eso no impide que este monstruo convierta las patas en tentáculos y le atrapen. Heffler es amenazado con romper su cuerpo y no parece que el campo de fuerza que le ciñe le vaya a ayudar esta vez. Desde donde estoy no puedo hacer otra cosa que dispararle rayos de luz. Le acierto un par de veces, pero es como si le picara un mosquito, ni se inmuta.
-Yo: ¡HEFFLER!
Algo desvía mi atención del chico. Algo se mueve a mucha velocidad alrededor de Apothek, como si fuera un mosquito, como cité antes. Va de aquí para allá cortando y abriendo heridas. Puedo atreverme a afirmar que es Sienka, pero esas enormes alas con las que se mueve volando y esa mandíbula de escarabajo “ciervo volante” con el que va provocando daños me traen dudas, por no mencionar que noto su cuerpo un tanto más alargado. Miro hacia de donde había llegado y puedo ver a cazadores observando desde la distancia, entre los edificios. Incluso me parece ver a Galie intentando levantarse de la camilla improvisada, cosa que confirmo gracias a mi ojo cibernético, capaz de hacer zoom e incluso brindarme datos superficiales del objetivo. Sea como sea, agradezco la ayuda y estoy convencido de que Heffler lo agradece aún más, pues había conseguido librarse de los tentáculos y alejarse para tomar un respiro. Cuando Apothek empieza a centrarse en el bugalo volador, algo estalla muy cerca de ella, al punto en el que uno de sus tentáculos se desploma en el suelo.
-Ckriih: ¿Te ha gustado? ¡Pues hay más de donde ha venido eso, blandito come mierda!- anuncia montado en un Fono que corre a su ritmo hacia aquí, con un lanzacohetes al hombro-. Bueno, no, me he quedado sin munición que hace “boom”, ¡PERO TE PUEDO PARTIR LA CARAJA CUANDO QUIERA!
La cultista de la Salsa se deforma una vez más al dirigirse hacia el nuevo foco de ataques. A medida que se aproxima, va convirtiéndose en algo más. Esta vez recuerda a algo más a un lobo, aunque no tarda en agregarle elementos que lo convierten en una versión de pesadilla. Le crecen dos pares de brazos de longitud intimidante y acabados en manos, con garras afiladas en la punta de los dedos. Utiliza uno de estos pares de brazos como patas delanteras, mientras que deja el otro par extra levantado para el uso que pueda necesitar. La mandíbula es partida en dos, de entre las que dale una lengua tentaculosa y babeante.
-Ckriih: ¡Joder, qué feo!
Fono se desvía del camino que estaba tomando para intentar rodear a este monstruo. El insectoide pierde el equilibrio y cae al suelo. La máquina no parece percatarse de eso último, como si tuviera un objetivo muy claro. Desde luego su mirada es distinta a la de costumbre. Bueno, “mirada”, su led en el interior de la cabeza cónica y hueca que tiene no es del color amarillo que acostumbro a ver. Parpadea entre rojo y verde. Alguien ha activado su modo “Navidad” o como lo bautizara Verlorense.
-Ckriih: ¡Oye, oye, montón de chatarra! ¿Quién te dijo que podías dejarme tirado?
Pero su atención se desvía completamente hacia la bestia en embestida hacia él. Ckriih deja caer el lanzacohetes que carga para apuntar con una pistola que lleva. La única otra arma que lleva es un cuchillo. El arma de fuego no presenta problemas para Apothek y atrapa al insecto en huída con una de sus manos. Acerca su presa a la monstruosa boca, dispuesta a devorarla, algo de lo que quizá no podría escapar Ckriih ni con su nueva habilidad de desmontarse sin morir. Pero para detener esto está Heffler, metido en el interior de un gigante transparente de sí mismo hecho de luz sólida. Le coge del brazo que mantiene preso a Ckriih y arremete un puñetazo al rostro de la criatura. Esto logra que suelte a nuestro compañero, pero no es suficiente para derribar al enemigo. Apothek se abalanza salvaje encima del gigante luminoso e intenta someterlo golpeando con sus múltiples manos y mordiendo como la bestia que es. Antes de empezar a desvanecerse la contrucción de Heffler, Sienka aparece de nuevo para empalarse usando sus mandíbulas puntiagudas en uno de los ojos que la doctora se había hecho crecer para tener visión. Además de esto, Fono había terminado de escalar al monstruo y colocarse en la cabeza, tocándola con sus tentáculos y esperar a una reacción. Esto me hace pensar que ya hemos terminado el combate, pero Apothek se revuelve para quitarse a todos de encima.
Al fin dejo de embobarme con el combate y miro a mis pies, al techo de la torre de control. La altura me intimida, pero logro flotar hasta ponerme frente a una de las ventanas y abrirla. No quepo con el traje hecho con el anillo para colarme, así que lo deshazco al mismo tiempo que entro. El dolor que me produce moverme por mí mismo vuelve, pero no evitar que mire al frente. Tal y como esperaba, allí, junto a un panel de control con muchos botones y palancas, se encuentran mi mochila y el ídolo de aspecto inquietante.
-Yo: … ¿Y ahora qué?
Desde aquí puedo seguir viendo la pelea. Y la estamos perdiendo. ¿Cuál es el plan? ¿Coger las cosas e irme? No creo que la científica loca ésta nos deje en paz aunque escapemos esta vez. En este momento de tensión, logro ver algo más que el combate. Diviso a lo lejos algunas bestias, que, como los cazadores y demás supervivientes sin transformar, observan desde la lejanía. Ninguno se atreve a entrometerse. Puedo entender su miedo, pero me parece injusto que gente que ni es de este planeta se estén jugando el cuello para defenderlos. Yo no estoy siendo mejor mirando desde allí, ¿pero qué puedo hacer para ayudar?
Xalcer Adepto
Cantidad de envíos : 86 Fecha de inscripción : 03/12/2014 Edad : 29 Localización : Con mi melocotonero
Tema: Re: Dimensions Sáb Sep 11 2021, 00:00
Felicidades, Franky.
Me lancé en picado en dirección a la azotea de siempre, frenando con un batir de alas antes de aterrizar. El suave tacto de la hierba que cubría lo alto del edificio resultaba agradable bajo mis garras y el aroma de las plantas silvestres ayudaba a relajarme después de tanto rato de vuelo. No era raro encontrar pequeños jardines como ese decorando las alturas de los edificios de la capital, especialmente en las zonas del centro, donde constituían auténticos parques entrelazos por puentes colgantes. Este, en una zona mucho menos transitada cerca de los límites de la cúpula, era normal que tuviera un mantenimiento más descuidado, si es que siquiera lo tenía. La vegetación crecía sin control, dándole un aspecto un tanto abandonado, lo que lo convertía en un buen lugar para descansar sin que te molestaran.
- Intento catorce. - comenzó Airo como cada vez que terminaba una vuelta. - Treinta y siete minutos, cuarenta y siete segundos. Su media sigue empeorando, señor. Debería prestar más atención a sus alrededores al volar.
No necesitaba que me lo recordara. Al realizar uno de los giros me había pegado demasiado contra el edificio y sollado toda la punta del ala contra la fachada. Un poco de sangre corría de entre las escamas fracturadas y desgastadas. Saqué la mochila del arbusto en la que la había escondido y agarré la botella de agua, rociando la herida antes de echarme un poco de saliva. Un sana sana culito de rana y como nueva. Botella en mano me senté al borde del edificio, dejando mis piernas y cola caer sobre la fachada, y desplegué el menú holográfico de mi guante. Como siempre Airo ya había puesto los diez minutos de descanso que tenía a correr en cuanto había puesto un pie allí, haciéndome perder unos preciados minutos. Con una mueca me acomodé descansando los ojos un rato, cosa que no duró.
- Según los análisis de la última semana, su capacidad vocal se ha visto reducida en un ochenta y nueve por ciento. Señor, ¿se encuentra bien?
- ¿No puedes dejarme tranquilo ni un solo puñetero minuto? - gruñí entre dientes.
- Como su asistente personal mi función es garantizar su bienestar, tanto físico como mental.
- ¿Y en cuál de las dos partes entra lo de espiarme en todo momento?
- Veo que aún sigue molesto desde la prueba.
- No, qué va. Me encanta descubrir que has estado pasándole grabaciones mías a los de arriba para que "analicen" absolutamente todo lo que hago. Me encanta saber que mientras te tenga encima no tendré ni un solo momento de privacidad.
- Detecto cierto grado de sarcasmo en su voz.
Resople por el hocico, soltando una voluta de humo por la nariz.
- ...Da gracias a Aaklaas de que me obligue a llevarte puesto fuera de casa. Por mí seguirías tirado dentro del cajón.
- Todo estas medidas son por su seguridad, señor.
- ¿En serio? ¿Qué hay tan preocupante como para que tengan que saber a que hora voy al baño?
- Toda precaución es poca, señor.
- A mí me parece más bien excesiva. No sé cómo Griffith y los demás han podido aguantar esto toda su vida.
- El resto de sujetos fueron criados en dichas condiciones y son conscientes de los problemas. No requieren de tanta vigilancia como usted.
- Entonces lo que quieren es tenerme controlado, ¿no? Asegurarse de que no cuento todo el tema de los híbridos por ahí.
Por primera vez desde que lo tenía, Airo tardó en responder. Por un momento, llegué hasta a pensar que se había roto o algo.
- No confían en usted, señor. A diferencia de los otros sujetos, a usted no le conocen. No son capaces de predecir lo que hará.
- ¿Y tu confías en mí?
- Por supuesto, señor. Es parte de mi programación.
- ¿Y fuera de ella? Eres una inteligencia artificial, se supone que deberías ser capaz de pensar por ti mismo.
- ...Me temo que ninguna respuesta que le diera le satisfaría.
Volvía a resoplar, notando el cansancio del vuelo en la espalda. Aparté las ramas y hojas del suelo, echándome hacia atrás y tumbándome en la hierba al sol, con las piernas y la cola colgando del edificio. Con un poco de música habría resultado la mar de relajante.
- ¿Qué es lo que usted desea?
- ¿A qué viene eso?
- El hecho de conversar de temas personales ha demostrado ser de ayuda para combatir el estrés y la ansiedad.
- No estoy estresado.
- Entonces no tendría problemas en responder a la pregunta.
Chasqueé la lengua.
- ...Yo que sé. Una vida "normal", quizá. Bajar a la calle ahora mismo y tomar algo en algún bar tranquilamente. Antes Aaklaas me llevaba a visitar sitios del planeta, probábamos comida. Hasta los museos de historia resultaban interesantes. - Suspiré. - Ahora todo es practicar y practicar y practicar. Casi no siento la garganta de tanto escupir fuego, y la comida me sabe prácticamente a ceniza. Volar antes era una experiencia increíble: sentir el aire recorriéndote el cuerpo, la sensación de flotar, el ardor de las alas a cada aleteo... Ahora solo han conseguido que llegue a aborrecerlo. Todo por esa obsesión que le ha dado de hacerme un "dragón de verdad".
- ¿Y se arrepiente de ello? De dejar de ser humano, de haber dejado la Tierra atrás.
Aquella pregunta dolió más de lo que esperaba. Yo mismo me la había llegado a hacer bastantes veces. Dejé que la brisa meciera la hierba, acariciándome las escamas. Notaba cómo la herida del ala había empezado a quemar un poco. Me quedé así un rato, observando a los pájaros revolotear sobre el parque yendo de un edificio a otro.
- No lo sé... Ser un dragón es mejor que ser un humano, eso está claro, aunque soy consciente de que pueden pasar mil cosas con mi cuerpo. Mi parte dragón podría darle por rechazar a mi parte humana en cualquier momento. Realmente no me importa tener que hacer pruebas o algún análisis de vez en cuando. Te sacan un poco de la rutina. Pero es todo este secretismo, esta obsesión porque no nos descubran... Me hace sentir como un objeto más que una persona. No estoy seguro de que el cambio mereciera la pena.
Un escalofrío me recorrió el espinazo. Sin el calorcillo del sol, el viento empezaba a resultar bastante menos agradable. Me incorporé con el cuerpo un poco entumecido como si me acabara de levantar de una siesta. Lancé mi mano hacia delante, desplegando la pantalla del guantelete ante mí. El mapa de la ciudad se abrió, con los puntos de la ruta de vuelo marcados, y lo que debía ser mi posición moviéndose entre ellos.
- ...¿Qué estás haciendo? - pregunté arqueando una ceja.
- Monitorizar su vuelo, señor.
- ¿Me... me estabas distrayendo mientras falseabas mi posición?
- Aún dispone de media hora antes de la hora establecida por el señor Aaklaas para regresar. He encontrado un bar a veinte metros de distancia de aquí.
- Mi no entender.
- Le recomiendo darse prisa, señor.
No estaba muy seguro de qué estaba pasando, pero no iba a dejar escapar la oportunidad que tenía, por ínfima que fuera, de tener un poco de libertad. Recogí la mochila y salté del tejado, dejándome caer hacia uno de los callejones que salían del edificio. Aún sentía cómo el estómago se me encogía al lanzarme al vacío de aquella manera. En cuanto me hallé a una distancia prudente del suelo extendí las alas, frenando antes de aterrizar con un fuerte aleteo. Un chillido a mis espaldas hizo que me diera un infarto al tocar el suelo. Al volverme, lo primero que vi fue el ladrillo que volaba directo en dirección a mi cabeza.
M'sheireus Huua Daime'é
Cantidad de envíos : 2957 Fecha de inscripción : 09/06/2009 Edad : 30 Localización : Estudiando, hijo. Estudiando encerrado en mi cuarto.
Tema: Re: Dimensions Miér Sep 22 2021, 02:19
Antes de que pueda decir nada más, empujo la mesa para intentar ponerlo contra la pared, pero ahora la ventaja física en ese aspecto la tiene él, deteniendo el mueble sin problemas.
-Kyuremu:Vamos, M'sheireus. ¿De verd-?
Antes de que siga proyecto las botellas del mueble que hay a su derecha hacia él. No todas aciertan, pero algunas le consiguen hacer unos cortes bastante majos en la cara. Antes de que me de tiempo a generar siquiera una pequeña chispa con la que prender el alcohol que ahora le cubre, hace lo mismo que intenté antes con la mesa. No tardo mucho en sentir como se corta mi respiración ante el impacto en mi estómago. Acto seguido, salta y me agarra de las muñecas contra el sofá. Forcejeo cuanto puedo, pero no consigo liberarme.
-Yo:¡VOY A MATARTE!
Kyuremu me mira con expresión sorprendida.
-Kyuremu:¿Y esta agresividad de dónde viene?
-Yo:Como les hayas hecho algo... No quedará de ti ni el recuerdo.
Intento darle un rodillazo en la entrepierna, pero es más rápido y se sienta sobre mi. Acto seguido, me propina un cabezazo con el que me deja medio aturdida.
-Kyuremu:Ahora tranquilízate, que sólo quiero hablar. Lo que venga después ya veremos.
Antes siquiera de que pueda lanzarme a intentar morderle, me cierra la boca con un bozal.
-Kyuremu:Y yo que tu dejaba el caos tranquilito. Si estoy yo aquí, imagina lo poco que tardarían en llegar los de la Hermandad.
Decido calmarme un poco. Aún así, Kyuremu sigue sobre mi.
-Kyuremu:Veo que estás con la prueba del cambio personal, ¿eh? ¿Cuanto llevas? Déjame adivinar... Dos semanas. No, una. ¿Una? Una. Bueno, poco a poco. ¿Sabes qué, M'sheireus? Blake estaría orgulloso de ver como poco a poco vas progresando. Hace unos meses un pobre humano a ojo de todos y ahora una caomante hecha y derecha... más o menos.
Mira alrededor, repasando el salón milimétricamente.
-Kyuremu:No son los habitantes de esta casa los que me preocupan, M'sheireus. ¿Qué interés tendría en buscar a tres humanos insignificantes? No. -Posa una mano en mi mejilla izquierda y la acaricia suavemente.- Eres tu, mi caótica compañera. Tu viste el pequeño... incidente con mi maestro. Sí... Mis manos están llenas con la sangre de Blake. Las tuyas también, y seguro que ese viejo loco de Ygksza sacó algunas conclusiones precipitadas al verte. ¿Me equivoco? Claro que no.
Repasa con su mano mis marcas del caos.
-Kyuremu:Hacía ya bastante que no veía otras que no fueran las mías, ¿sabes? Cambiarse de bando a veces puede ser duro. Y aquí entras tu. Verás, M'sheireus, hay un problemilla. Ya no es sólo que vieras como convertía a Blake en poco más que un recuerdo. Tu fuiste quien alertó a los caomantes de lo ocurrido. Mis compañeros de la Hermandad se están encontrando a más de uno suelto. Y hay bajas. Más en los caomantes que en el bando del Orden, pero era previsible. Ahora imagina qué sería para ellos que te unieras a nosotros. El golpe de que uno de los Diez Estelas que tanto esperaban se fueran al otro bando. Teniendo en cuenta que ya una ha muerto encima además. Tu familia gozaría de pr-NGGGG
Entre tanta palabrería, y teniendo ya más que claro que habrán operativos de la Hermandad cerca, atraigo la mesa hacia mi, clavando uno de los picos en la espalda del desertor. Al alejarla aprovecho el momento y pateo con todas mis fuerzas el estómago del caomante, tirándolo al suelo. Me quito el bozal y me tumbo sobre él.
-Yo:¡NO NOMBRES A MI FAMILIA CON TU BOCA ASQUEROSA, DESGRACIADO!
Empiezo a lanzar puñetazo tras puñetazo, pero Kyuremu sabe defenderse mejor de lo que yo sé atacar. En una de estas consigue atrapar mi brazo y hacerme una llave que mi elasticidad de daime'é evita que se convierta en una dislocación.
-Kyuremu:Tendré que... jadeo... pasar al plan B...
Cambia de posición, atrapando ahora mi cuello contra el brazo. En cuanto noto como hace presión siento que me quedan pocos segundos de consciencia. Tanteo a mi alrededor hasta que algo me corta un dedo: un fragmento de la botella que se rompió contra la cabeza de Kyuremu. Suelta su presa cuando ve que el vídrio se acerca peligrosamente a su costado. Aún jadeante, me pongo a cuatro patas, intentando regular mi respiración, pero una patada en las costillas me impide hacerlo. Me retuerzo de dolor mientras escucho como alguien llama a la puerta repetidamente, con el sonido de sirenas acompañándolo.
-Kyuremu:No me obligues a seguir, M'sheireus.
Haciendo acopio de las fuerzas que me quedan, me lanzo en un ataque desesperado. Solo que esta vez mi vientre se encuentra con una pequeña daga con el filo de caocita. En shock, miro como retira el arma y la sangre mana de la herida. Me apoyo en él con piernas temblorosas.
-Yo:Yo... Y-Yo...
Kyuremu, ahora con las manos manchadas de sangre de nuevo, me propina una patada en el vientre. Lo último que siento antes sumirme en las tinieblas es la brisa meciendo mi pelaje, el tácto de la hierba a mi alrededor y el ajetreo de una cocina lista para servir la comida.
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Tema: Re: Dimensions Vie Sep 24 2021, 22:48
Fono ha quedado medio enterrado en el asfalto tras recibir el peso de Apothek. A Sienka le cuesta retomar el vuelo tras estrellarse debido a un desesperado manotazo. A Ckriih se le ha perdido de vista. Sólo queda Heffler en pie, o al menos esa es la posición que intenta tomar su versión gigante lumínica.
-Yo: ¡EH, VOSOTROS! ¿A QUÉ ESPERÁIS PARA AYUDAR?- grito a través de los megáfonos que hay en los posters colocados por toda la ciudad. Había logrado poner el sistema de comunicaciones en marcha. No sé con certeza si es por lo intuitivo que me parece o si mi parte cibernética tiene algo más que ver-. ¡Nos estamos partiendo la cara por vosotros y os quedáis atrás! ¡Luego irá a por vosotros! ¡U os convertirán de nuevo en bestias descerebradas!
La única reacción que noto es la de Apothek, que se vuelve hacia la torre, hacia mí. Sé que me está mirando a través de la ventana que tengo enfrente. Pero antes de siquiera empezar a avanzar hacia aquí, Heffler controla su constructo gigante de luz para agarrarla por el cuello y uno de sus brazos. Creo que intenta hacerle una llave para someterla, pero el cuerpo de este monstruo se aleja demasiado de la anatomía a la que estará acostumbrado para abatirle de esa manera. Viendo que no termino de despertar interés en los demás espectadores, decido tomar otro enfoque.
-Yo: Escuchad. Por lo parecido que es vuestro mundo con el mío, y espero acertar porque menudo chasco sería, voy a asumir que vosotros también habéis visto o escuchado historias en las que todo se resolvía dándole una paliza al malo final. Vuestras vidas no son tan sencillas, ¿verdad? Tenemos problemas complicados que, incluso cuando los resolvemos, hay consecuencias con las que lidiar o incluso generan más problemas. No existe para nosotros un “final feliz”, siempre hay algo más que hacer. Pero hoy tenemos una extraña ocasión en la que sí resolvemos muchos problemas dándole una paliza a un único enemigo y lo tenéis delante. A quien tenéis enfrente no es más que el responsable de todo lo malo que le ha pasado a esta ciudad los últimos días, meses, ni idea de cuánto tiempo lleváis así, pero es por esta hija de puta que os habéis convertido en bestias y os habéis estado matando entre vosotros, familias, amigos, amantes… Y como se escape, lo hará de nuevo, nos convertirá a todos en monstruos. ¿VÁIS A DEJAR QUE SE REPITA? ¿DE VERDAD NO OS LLENA DE GANAS DE REVENTARLE A HOSTIAS AHORA QUE SABÉIS QUIÉN ES QUIEN HA ARRUINADO VUESTRAS VIDAAAAAHH?
El grito viene a que una mano enorme atraviesa la ventana y las paredes para agarrarme y sacarme de la torre. Apothek me aproxima a su feo rostro y me mira muy enfadada por tocar sus “juguetes”. Abre ante mí su boca partida. Me amenaza con su lengua moviéndose como si tuviera vida propia. El miedo paraliza hasta el más leve de mis pensamientos. Sólo vuelvo en mí cuando la mirada de Apothek se desvía hacia una de sus patas traseras. Una criatura más alta y corpulenta que muchos hombres y de cabeza de lobo está poniendo todo su empeño en morder y desgarrar la pata, cosa que ciertamente está consiguiendo. El monstruo que me aprisiona no tolera más esta conducta y manda a volar a mi intento de salvador con el dorso de una de sus manos. Pero está lejos de terminar este nuevo ataque. Un montón de bestias más avanzan hacia aquí con ímpetu. Y quien les lidera es… ¿Michelangelo? En efecto, la tortuga mutante es una de las primeras en alcanzar la pierna de Apothek para empezar a morder con rabia.
-¡Eh, blandito, no me quites ojo!
Ckriih reaparece en la nuca de la científica loca para apuñalar el globo ocular izquierdo de ésta. Pero esto, lejos de abrir una ventana de oportunidad para ayudarme a escapar, lo que hace es provocar la ira de la doctora, lo que a su vez hace que apriete la mano con la que me sostiene. Sin embargo, no pretende aplastarme entre sus dedos. Pronto averiguo por las malas su plan. Me arroja contra las bestias que le atosigan. El golpe es duro. Muy duro. No sólo me llevo a unas pocos de mis aliados por delante, sino que me estrello contra el suelo de una manera muy fea. No sé cómo no he muerto todavía, pero noto que estoy perdiendo la consciencia. Antes de tal cosa, me da tiempo a contemplar cómo otras bestias más grandes y con rasgos más llamativos, como uno que desprende electricidad u otro que derrama veneno con cada movimiento, arremeten con todo su poder contra el gran monstruo. El último a quien veo aparecer es a la gigantesca bestia que intentó una vez escalar la Santa Iglesia de la Redención y que recibió en toda la cabeza el impacto de un proyectil de un lanzacohetes por parte de Galie. Esta criatura ataca por la espalda a Apothek, llevándose un gran bocado del cuello de ésta.
La puerta que está delante de nosotros es tan limpia que puedo ver mi propio reflejo en ella. Me recuerda a que no terminé bien parado de Sdatt. Sobreviví, pero parte de mi humanidad se había quedado allí. ¿O solamente una fachada? Las vendas que cubren mi cabeza no dejan que nadie vea mi nuevo aspecto, aunque yo ya sé qué hay debajo. Aparto un momento la mirada para posarla en mi mano izquierda escayolada. Terminó destrozada en el impacto y sigue doliendo, aunque también es cierto que noto cómo se recupera. El centrarme tanto en la Salsa por poco hace que olvide lo… presente que está también el Virus Tecnorgánico.
La puerta finalmente se abre y entramos a la estancia. En su interior, lo que más llama la atención es un tubo de cristal que contiene un líquido anaranjado. Y lo que está sumergido en él es un cerebro conectado a una columna vertebral mecánica, que a su vez está conectada a un soporte al fondo del tubo. Por su tamaño, ya intuyo que no es un cerebro humano… ¿o kalteano?
-Galie: Franky, te presento a la Doctora Apothek. Doctora Apothek, Franky.
M'sheireus Huua Daime'é
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Tema: Re: Dimensions Dom Oct 03 2021, 01:08
El cuerpo me pesa. Siento algo tirante en mi vientre, y una extraña calma me recorre todo el cuerpo. Ya tengo bastante experiencia con ellos como para no reconocerlos: sedantes. Al abrir los ojos, veo que estoy en un dormitorio. No recuerdo cómo he llegado aquí ni qué me ha pasado. Un estúpido zumbido me está molestando, así que cierro los ojos. Y eso del vientre pica mucho. Me llevo la mano para arrascarme, y noto como el pelaje de esa zona ha sido rasurado, lo que hace que el corazón me de un vuelco. Intento incorporarme rápidamente, pero una explosión de dolor me aconseja quedarme tumbadita y tranquila. Al palpar la zona, noto una herida bastante profunda, ahora suturada, que poco a poco empieza a cerrarse.
-Yo:Tinan...
Mi voz no es más que un débil hilo de voz que sale de mi boca a duras penas. Miro mis brazos. Tengo un gotero con suero y una bolsa de sangre. A su vez, notando ya de antes bastante incomodidad, siento como de mi entrepierna sale un cateter que va a dar a una bolsa de orina en el lateral de la cama.
-Yo:¿Qué...?¿Qué ha pasad-?
Escucho unas voces entrando en la que supongo es una casa. Y consigo identificar la voz de un niño, ahora huérfano de uno de sus padres. Aún con el zumbido de mi cabeza, recuerdo por qué estoy aquí.
-Yo:Kyuremu...
Sin los calmantes, posiblemente mi corazón estaría yendo a mil por hora ante la posibilidad de lo que pueda haberle pasado a mis padres de la Tierra. Pero ahora mismo solo siento frustración. Saber que he tenido al alcance de mi mano al causante de tanto dolor a la familia de esta casa... y que ya no solo se me escapó entre los dedos, sino que me ha dejado dependiente de una bolsa de sangre y con una nueva cicatriz en el cuerpo. Escucho como unos pasos se acercan a la puerta. Son los de una de las personas que ha entrado en la casa, y no tarda mucho en abrir la puerta. En el portal de la misma veo a Kiel, el ahora viudo de Blake. Le saludo con un débil gesto de mano.
-Kiel:¡M'sheireus!¡Dim Lem!¡DIM LEM!
Tal cual me ve sale corriendo. Por el marco de la puerta veo asomarse a Zhou, su hijo.
-Yo:Hey... Zhou... Ven aquí.
No termina de entender lo que quiero decirle, pero creo que el gesto de dar palmadas en la cama es casi universal. Con recelo, el pequeño se acerca a mi cama. Le paso una mano por el pelo, terminando esta sosteniendo suavemente su mejilla. Cuando le miro a los ojos, noto como las lágrimas afloran el mis ojos.
-Yo:Lo... lo siento. Tu padre podría haber descansado hoy y yo... yo... No fui lo suficientemente fuerte.
El niño se me acerca y me abraza. Mi corazón se salta un latido, y como buenamente puedo lo envuelvo entre mis brazos.
-Zhou:Dan de Max timah svasana?
Noto el cosquilleo casi habitual en el cuello, indicándome la presencia de la comprensión por el caos. Kiel vuelve a estar en la puerta, ahora acompañado de mi maestra.
-Yo:Vete a jugar, Zhou. -Le beso en la frente.- Los mayores tenemos cosas que hablar.
Tras darme otro abrazo, el pequeño sale del cuarto.
-Kiel:Tantos años con... con mi Blakey a mi lado me hicieron aprender algo de primeros auxilios. Claro que eres de una especie diferente, pero el tiempo también me dio algo de temple. Sabía que entre sus cosas guardaba uno de esos comunicadores con su maestro. Mientras que él contactaba con la maestra Lem, yo hacía todo lo posible por... bueno...
Ahoga un sollozo.
-Kiel:Parece que le ha cogido gusto a usar cuchillos...
La maestra le frota un brazo.
-Maestra:Lo que has hecho ha sido súmamente peligroso, M'sheireus. Casi has muerto, y da gracias a que hemos podido quitar todos los fragmentos de caocita de la herida. No nos atrevíamos siquiera a moverte de aquí por miedo a que te desangraras. Pensaba que tus experiencias en Snvcls y tu anterior visita a la Tierra te habrían enseñado algo.
-Yo:...Lo siento, maestra. Él... -Dirijo la mirada hacia Kiel.
-Maestra:Estamos en su casa y la persona de la que hablamos no le es ajena. Procede.
Siento la presión de la mirada de su maestra cuando pronuncia esa última palabra. Mi cuerpo tiembla levemente.
-Yo:Había ido a la Tierra a buscar información para solucionar el problema del tráfico que tenemos en Bimbpep, maestra. Hablé... hablé con el humano con el que colaboré la vez anterior. No fue muy bien. Pensé en ir a preguntarle al Gigante de la Forja, pero antes quería... pasarme por mi antigua casa.
Me tomo un tiempo para recobrar fuerzas mientras froto mi futura nueva cicatriz.
-Yo:Kyuremu estaba allí. La ira me invadió, maestra. Ni me lo pensé. Salté sobre él.
-Maestra:Supongo que no solo por el joven Blake.
Rehuyo la mirada de Kiel.
-Yo:...No. Él estaba en mi casa. En mi antiguo hogar. Verlo allí era una declaración de intenciones. No podía dejar que tocara ni un pelo de la cabeza de mi familia. -Se me hace un nudo en la garganta que consigo rebajar al tragar saliva.- Fui a matar, maestra. No pensé en nada. Sólo que había una amenaza para mi familia, y que tenía que eliminarla. Ni caos. Ni Blake. Sólo... ellos. Perdón, maestra. Perdón, Kiel.
La maestra se acerca y se sienta en mi cama.
-Maestra:Puedo entender tu reacción. Es instintiva prácticamente. Y eres joven, y eso te hace impulsivo. Pero pone tu vida en juego. No voy a decir lo mismo que Ykgsza de que quedamos pocos caomantes. Ahora mismo te hablo a ti como aprendiz y alguien vinculado a mi, M'sheireus. Sería una triste desgracia que murieras tan joven. Y una estupidez por tu parte. ¿Quieres proteger a tu familia? Sigue entrenando. Sigue aprendiendo. Pero no cometas estos actos de locura. Hiciste bien en Sdatt al avisarme. -Mira a Kiel.- Kyuremu tiene una habilidad que lo hace ciertamente escurridizo, pero acabará cayendo.
No sé qué decir. La verdad es que estoy algo avergonzada, y no me atrevo a mirar a la cara a la maestra. Maievel le hace un gesto a Kiel, y éste nos deja a solas.
-Maestra:Ya no puedes cambiar el pasado, querida. Que esa cicatriz sea un recordatorio de esto. Aprende y crece.
Asiento. Tras esto posa una de sus manos con suavidad en mi pierna derecha.
-Maestra:No eres la primera ni serás la última caomante que comete una estupidez, ya sea en su juventud o su vejez.
-Yo:...Gracias, maestra.
-Maestra:Es temprano ahora en Bimbpep. Tan pronto como amanezca avisaré a tus padres para que vengan a verte. Estos días no han dormido apenas, y no queremos que su salud se perjudique, ¿verdad?
-Yo:"¿Días?"
-Maestra:Llevas tres días inconsciente, y te aconsejaría pasar otros tantos guardando reposo antes de levantarte. Ya me he encargado de hablar con la tal Gya en tu ciudad, así que guarda reposo.
Con esto último, mi maestra sale del cuarto. Por sus palabras entiendo que mis padres, tanto los de la Tierra como los biológicos, están a salvo, así que consigo relajarme poco a poco hasta que los calmantes me dejan de nuevo fuera de combate.
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Tema: Re: Dimensions Lun Oct 04 2021, 22:15
-Apothek: Sí, mi pequeño… experimento. Eres el segundo que me sale tan mal -me da escalofríos la voz que sale de unos altavoces enganchados a la pared-. Se suponía que ibas a obedecerme ciegamente en cuanto la intervención que te hice en la mano se extendiera hasta tu cerebro. Pero no sólo te la extirparon antes de tiempo. Hay algo más dentro de ti, ¿me equivoco?
-Galie: Hoy no hemos venido a hablar de eso- mira a sus guardaespaldas y extiende la mano hacia ellos. Uno de estos le entrega una pantalla de información-. Iros- le hacen caso, dejándonos a Galie y a mí a solas con la doctora.
-Apothek: A ti no te conozco, pero sé que quieres algo de mí.
-Galie: Soy la Jefa del Departamento de la Lucha contra Fuerzas Superoidianas o DLFS, Galie Jeiquel, la persona que ha impedido que te corten en trocitos y dejara que encerrasen estos en cajas para posteriormente ser enterradas a miles de kilómetros unas de otras. Así que esperaba que pudieras devolverme el favor.
-Apothek: No conocía tu nombre ni tu cargo, pero sí tu implicación en mi captura, así que me perdonaras si no me fío de esta “infinita” bondad tuya. Te crees importante, ¿pero quién eres realmente ante las vastas fuerzas de éste y otros universos como pare pedirle a una servidora de estos cualquier cosa?
-Galie: Te haces la dura, ¿eh? De acuerdo -observa la pantalla de información-. Dra. Apothek Fraugris, última heredera de la familia de los Cronistas Fraugris. Tu madre en Sdatt fue la última en llevar oficialmente el cargo de Cronista de los Antiguos Sucesos. Hacía ya generaciones atrás que el mundo, al menos este lado del mundo, había dejado de moverse alrededor de tradiciones y conocimientos arcanos y por eso se juntó tanto con la Iglesia en los últimos tiempos. Estudiaste medicina en la Universidad Sonjan de Vesenlich, donde conociste a tu actual marido, Fernon Tumsfors, quien estudiaba arqueología. Fue quien, llevado por los relatos de tu madre o quizá los tuyos, descubrió las ruinas debajo de Sdatt y logró encontrar algo a tiempo para expulsar al monstruo que estuvo a punto de erradicar la ciudad. Razón por la que se intuye que terminó con la forma que tiene en el presente.
-Apothek: Ah, sí, la constante violación a la privacidad que tiene este gobierno. ¿Cómo olvidarlo? ¿Y qué? ¿No demuestra que deberíais estar agradecidos por salvaros la vida?
-Galie: No te precipites, hay más -sigue leyendo-. Vosotros no os empeñasteis en explorar los secretos de esas ruinas para salvarnos del monstruo.
-Apothek: Así es, nuestro propósito era salvaros a todos los desdichados que habitan en este planeta. Salvaros de la decadencia, de darle importancia a lo más insignificante y a su vez restarla a cuestiones mayores. Os queríamos salvar de vosotros mismos. De la podredumbre de vuestros cuerpos y mentes.
-Galie: Sí, conozco un tanto de los milagros de vuestra “salvación”. Tuvisteis un hijo- toma una pausa, a lo mejor para ver la reacción de su prisionera-. Su nombre es Liezoh. En estos momentos está en el hospital Nozel. Sufre de una enfermedad degenerativa y está en muy mal estado. Queríais evitar su muerte.
-Apothek: ¿Esa información también la habéis conseguido espiandonos?
-Galie: No, es lo que he supuesto. Os habéis convertido en aberraciones, pero en el fondo seguís siendo kalteanos. Y como tales, podéis llevar a cabo actos muy egoístas.
-Apothek: ¿Qué tiene de egoísta darle al mundo entero la bendición de la Salsa? ¿Daros auténtica libertad? ¿Tanto social como emocional? ¿Con cuerpos capaces de superar lo imposible?
-Galie: Dijo el cerebro en el frasco.
-Apothek: ¿Qué vas a hacer? ¿Apelar a mi kalteanidad a través de mi hijo para ayudarte en lo que sea que tengas en mente? Empiezas a aburrirme. ¿Por qué no dejas de perder el tiempo y me dices qué quieres?
-Galie: Quiero- me pone una mano en el hombro- que enseñes a Franky sobre la Salsa y cómo usar su poder.
-Yo: ¿QUÉ?
-Apothek: … Está bien.
-Yo: ¿QUÉ?
-Galie: Menuda sorpresa -no disimula su asombro-, ¿te ha conmovido el recuerdo de tu hijo?
-Apothek: Como investigadora y sirviente de los altos señores en la Salsa, tengo la obligación de extender el conocimiento allá donde pueda.
-Galie: ¿Y la pega es...?
-Apothek: No la hay. Este joven ha demostrado tener potencial para manejar el poder de la Salsa, ya sea porque se le haya concedido por mi propia mano o provenga de él mismo. Será un placer transmitirles las antiguas enseñanzas. Quizá pueda hacerle ver lo que tú inútilmente rechazas como la verdad.
-Galie: Sí… -esta vez me mira a mí-. Quizá lo haga.
-Yo: … ¿QUÉ?
M'sheireus Huua Daime'é
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Tema: Re: Dimensions Lun Oct 11 2021, 18:34
Claro que mis padres pusieron el grito en el cielo. "¡Msheireus, van a matarte!¡No puede pasarte esto otra vez!". Pero esta vez fue diferente. Cuando oyen que fue por mis padres, callaron. Y hubo un brillo de entendimiento en sus ojos. Ellos habrían hecho lo mismo por mi, y lo saben. Me abrazaron, se sentaron a mi lado y me ayudaron a comer mi primera comida sólida en tres días. Una experiencia triste, pero agradable a la vez. El cariño que surge tras el dolor... o algo así.
Ishua, mi ya prácticamente médico particular, está haciéndome el chequeo rutinario que repite cada 8 horas. Al pobre hombre se le va notando ya el cansancio de no tener un sueño regular, y que pueda descansar se ha sumado a mis motivos de recuperación. Ya lleva viniendo tres días más los otros tres que estuve fuera de combate, y no quisiera alargar sus cuidados.
-Ishua:Bien. La herida tiene buen aspecto. No creo que la gente la vaya a confundir con una cesárea cuando puedas ponerte bikini, pero puede que alguien te llame "mami".
-Yo:Ja. Ja.
-Ishua:Creo que hoy estaría bien que dieras una vueltecita por ese bosque tan majo que hay ahí fuera. Déjame que te quite la sonda y te ayudo a levantarte.
Poco a poco me ayuda a levantarme, y me coge cuando pierdo el equilibro al ponerme en pie.
-Ishua:No sé cómo funcionará eso que hacéis para transformaros, pero intenta tener cuidado al menos esta vez cuando vuelvas a ser hombre, ¿vale?
-Yo:Lo tendré.
Me quito la ropa que llevo y me pongo un vestido holgado, más cómodo. Ishua me ha visto ya en más de una ocasión por el tema de los chequeos, así que otra más no importa.
-Yo:Ishua, yo... Siento no estar allí.
-Ishua:Ya te lo dije, M'sheireus. En Bimbpep estamos acostumbrados.
Me pasa un bastón, el cual agradezco ante mi temporal falta de equilibrio.
-Yo:...Yo haré que todos podamos olvidarnos de esa costumbre. Te lo aseguro.
Mi congénere no dice nada, pero la determinación que parece ver en mi le hace asentir. Ya libre del suero, la sonda y la bolsa de sangre, le sonrío.
-Ishua:Te acompaño fuera. Y nada de forzarte: vamos al ritmo que necesites.
A paso de tortuga consigo llegar a la salida del dormitorio.
-Yo:Sé que en Bimbpep es bastante tarde, pero creo que a mis padres les gustará saber que estoy fuera de la cama.
-Ishua:Cogemos ahora tu teléfono y les llamas cuando quieras.
Pero el bolso no está donde debería. Al salir, veo a Gyphook cerca de la salida del porche trasero, con mis cosas a su lado. Me las lanza, y con un quejido de dolor consigo atraparlas.
-Gyphook:...Vamos a dar una vuelta, M'sheireus.
Miro a Ishua.
-Ishua:No te preocupes, que no andaré muy lejos. -Mira a Gyphook.- Pero tiene que ir despacio.
-Gyphook:No se preocupe, que no es la primera vez que tengo que acompañar a un caomante convaleciente.
Hace una pequeña reverencia y, acto seguido, salimos de la casa. Verme andar ahora mismo tiene que ser como ver secarse la pintura, pero sorprendentemente Gyphook me espera. No es algo que esperase de él, dados nuestros breves encuentros. Y su particular fijación por Alaran Vysev, mi preencarnación y su creador. Su padre a fin de cuentas.
-Yo:Gracias por acompañarme, Gyphook. Y perdona por el ritmo.
El pequeño no dice nada.
-Yo:...Aunque me pregunto por qué querías acompañarme.
-Gyphook:Sigue caminando.
No creo que tarde mucho en contarme lo que quiere, así que por ahora le hago caso. Acabamos llegando a un sitio en el que estuve con Blake: el claro en el bosque con el estanque. Gyphook se detiene, pero yo sigo hasta que me siento a la orilla del mismo y meto los pies en el agua. Es increíble lo que puede desgastarte una intervención y seis días en cama. Y también es increíble lo bien que puede llegar a sentirse el mero hecho de meter los pies en el agua.
-Gyphook:Antes de que empecemos quiero que quede algo claro. Mi ama no me ha encomendado esta tarea. -Se acerca a mi.- Esto es algo que quería hacer por mi mismo, y nada más.
-Yo:Me parece genial, Gyphook. Me alegra que quieras hablar conmigo.
No dice nada. Sólo clava su mirada en mis ojos, buscando algo.
-Gyphook:Creo que eres consciente de la habilidad única que posees como caomante, M'sheireus.
-Yo:Crear vida, lo sé. Es el motivo de que estés aquí, según tengo entendido, ¿verdad?
-Gyphook:Estás en lo correcto. Mi... Mi padre, Alaran Vysev, me trajo al mundo hace poco más de mil años. Él y mi ama estaban muy unidos... y él, muy enfermo. Un asalto contra la Hermandad del Orden le provocó una herida de la que nunca llegó a recuperarse. No fue el mismo desde entonces, y se estaba degradando a un ritmo alarmante. O eso cuenta mi ama, claro. Yo nací algunos meses después del mismo. No quería que doña Maievel se quedara sola cuando... cuando él ya no estuviese. Y por eso nací yo. No fui el primero, claro. Algunos de sus vástagos están dispersos por éste y otros universos. Pero yo fui diferente. Su última obra.
-Yo:Tuvo que ser alguien imponente.
-Gyphook:Mejor aún: era mi padre.
El diablillo da unos pasos y se sienta a mi lado.
-Gyphook:Sé que no tengo motivos para odiarte, M'sheireus. No fue tu culpa que él muriera. Ni que hayas heredado esa habilidad. Fuiste él a su manera... pero verte es un segundo duelo. Y duele mucho pensar que puedo sentirlo tan cerca y a la vez tan lejos cada vez que te veo.
Le miro de reojo, sin saber si debería confortarle o solo esperar. Parece ser que la duda le da pie a seguir hablando.
-Gyphook:Cuando él murió... lo sentí. Desde que nací, siempre hubo algo que me drenaba lentamente la energía. Y cuando exhaló su último aliento... Yo... me sentí bien. Destrozado por dentro, sí. Pero desapareció ese cansancio. No le presté atención durante muchos años. Pero hace un par, sin esperarlo, sentí como si muriera. Algo parecido a un ataque de pánico, pero se reflejó claramente en mi salud. Mi ama no supo responder a qué me ocurría, ni nadie de la base. Tampoco ninguno de mis, llamémosles, hermanos. Poco después apareciste tu. Para aquel entonces ya había vuelto a olvidarlo. Hasta hace unos días.
Fijo mis ojos en él.
-Gyphook:Sentí como si algo me atravesara. Fue muy real. Tanto... -Aparta su pequeño frac, mostrando una herida análoga a la que ahora cubre mi vientre.- que apareció esto.
-Yo:Cuando me ocurre algo...
-Gyphook:No. No cuando te ocurre algo. Cuando estás a punto de morir, soy capaz de percibirlo. Y no sabría afirmar si funciona en ambas vías, o con la misma intensidad. Pero podemos decir que soy la alarma que avisará a tu maestra en caso de que ocurra algo. Te has librado de esta por nosotros dos.
Me quedo sin palabras. Miro a uno de los animales que ahora bebe de la laguna, y el corazón me da un vuelco.
-Gyphook:Así que intenta tener más cuidado...
Animales peculiares.
-Gyphook:Porque puede que la próx-
-Yo:¡Eso es!
El diablillo se sobresalta. Haciendo acopio de la poca fuerza que tengo, cojo a Gyphook y le abrazo.
-Yo:¡Gracias, Gyphook!
-Gyphook:D-de nada...
Intento levantarme, y la criatura me ayuda.
-Yo:Te puedo asegurar que tendré mucho más cuidado para la próxima, pero ahora necesito que avises a la maestra. Tengo un plan.
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Tema: Re: Dimensions Jue Oct 14 2021, 22:46
Han pasado un par de días desde mi reunión con Apothek. La mayor parte los he pasado en mi habitación designada en el “Centro de Detención”. Ahora estoy montado en un carruaje igual, si no es el mismo, que el que me llevó la otra vez a ver a la doctora trastornada y Galie me acompaña nuevamente. La diferencia es que esta vez voy trajeado de etiqueta, cosa que no esperaba hacer en un planeta diferente al mío. Aunque lo de hacer cosas fuera de mi planeta creo que ya es el pan de cada día. Eso sí, sigo con las vendas cubriéndome la cabeza, lo que me da el aspecto de una momia en esmoquin. En otro contexto podría haber sido divertido. Otra diferencia es que llevo en el regazo a Ma’Riagg. No está encima de mis piernas directamente, la estoy llevando en un platillo o bandeja. Galie también está con nosotros.
-Galie: No pienses que os habéis metido en problemas. Simplemente quiere conocer a mis… “nuevos amigos”, los que me sacaron con vida de Sdatt.
-Yo: Ya, ya, es que… Simplemente tengo que acostumbrarme. Demasiados cambios en poco tiempo.
-Ma’Riagg: La verdad es que tu caso es un tanto curioso para un humano. E interesante.
-Galie: Bueno, más te vale parecer que estás contento una vez estemos dentro. Mi hermana es de esas personas que no soporta ver a gente triste a su alrededor y estará encima de ti hasta que dejes de estarlo.
-Yo: … Suena a que es buena persona.
-Galie: Je, sí, lo es -esboza una cálida sonrisa con la mirada perdida-.
Llegamos y bajamos frente a una mansión. Es de noche y la oscuridad le da a la fachada un aspecto entre siniestro y elegante. Descubrimos que no somos los primeros en llegar. Fono y Heffler nos esperan junto a otro carruaje tirado por una de esas grandes tarántulas. El joven Guarda también luce un traje elegante apropiado para una cena de alta clase. Puedo ver que lleva el anillo colocado en el dedo.
-Heffler: Buenas noches, Franky, Ma’Riagg. Galie.
-Galie: Buenas noches. ¿Te encuentras bien?
-Heffler: Sí, bien, es que… Cuando te conocí, no sabía que trabajaras para el gobierno. Mucho menos que fueras la responsable de proteger al país de peligros como los que combatía mi tío. ¿Le llegaste a conocer? Más de cerca que el ciudadano medio, quiero decir.
-Galie: Ah, sí. Ya hacía su labor de superhéroe para cuando empecé a trabajar en el DLFS, pero pude coincidir con él más de una vez. Que sepas que no sólo el país, sino el mundo entero le debe mucho.
-Heffler: Lo sé. Gracias.
-Galie: También esperamos grandes cosas de ti.
-Heffler: Espero estar a la altura.
-Galie: Para eso puedes contar con mi ayuda. El Departamento de la Lucha y tú tenemos el mismo objetivo después de todo.
-Heffler: … Eso es cierto. Agradeceré cualquier apoyo.
La cabeza de Fono nos echa un vistazo breve y da un paso hacia delante.
-Fono: Yo tammmbien apoiaré en lo que pu-pu-pueda. Pondredre las luuuces y… repartirélosre… galos a los niños.
Miro con lástima al robot. Recibió daños en la última pelea y la tecnología de este planeta no es lo suficientemente avanzada como para arreglar el desbarajuste que tiene montado. Queda dejárselo a la gente más capacitada para que le estudie un tiempo y esperar a que descubran cuál es el problema y que lo resuelvan.
Un carruaje más se acerca, lo que consigue sobrellevar este momento incómodo. En cuanto se detiene, la puerta se abre con brusquedad y sale rápidamente nuestro insectoide favorito, correteando a seis patas. Mira con intensidad al arácnido que le acababa de llevar hasta aquí. Se da cuenta de la presencia de las otras dos que nos habían traído a los demás y se pone a la defensiva.
-Galie: ¿Te ponen nervioso los geshles?
-Ckriih: ¿Nervioso? ¿Por qué me pondrían nervioso estos montones de patas peludas? Me dan asco, huelen mal, son impredecibles…
Creo que todos compartimos esa misma opinión respecto a él, pero nadie se atreve a exteriorizarlo para evitar problemas. Quizá lo hubiera hecho Verlorense, lo que me recuerda su lamentable estado actual. Un hombre, imagino que otro empleado de Galie sale del mismo carruaje que Ckriih.
-Hombre: Perdone, señorita, he hecho todo lo que he podido para traerle sin incidentes, pero...
-Galie: Nos ocupamos nosotros desde aquí. Puedes irte junto a los demás conductores.
-Hombre: Sí, señorita -vuelve adentro del carruaje-.
-Galie: Estamos todos, voy a llamar.
Se acerca a la puerta y aprieta un timbre que suena una dulce melodía. Abre un señor mayor trajeado. Es el vivo estereotipo de mayordomo personal.
-Mayordomo: Un placer volver a verla, ama Galie. Pasad, por favor -le seguimos adentro-. Avisaré a la ama Helia.
Pero antes de tener la oportunidad para ello, vemos a una mujer cruzar el vestíbulo al que terminamos de entrar. Diría que es joven, al igual que Galie, pero mientras ésta tiene un cuerpo esbelto y atlético, la que se nos aproxima es de caderas anchas y busto prominente. Tiene la piel de un gris pálido y de su cabeza cae un largo cabello castaño y liso que le recorre toda la longitud de la espalda. Lleva un vestido púrpura de falda larga para recibirnos. Sus ojos verdosos miran con dicha hacia nosotros. Acelera el paso hasta llegar a correr y atrapa a la jefa DLFS en un tierno abrazo.
-Mujer: ¡Galie, qué alegría verte!
-Galie: ¡Helia, por favor, contrólate! Apenas no nos vemos desde ayer.
Eso dice, pero le corresponde el abrazo con una sonrisa.
-Helia: ¿Y qué esperabas? Creí que no volvería a verte de tu última "escapada" -una vez terminado ese saludo, se dirige a nosotros-. Tus nuevos amigos, supongo. Oh, qué... variopintos, ¿qué sois? ¿Cómo os llamáis?
-Ckriih: ¡Menos charla y más comida gratis, estoy hambriento!
-Heffler: Siempre lo estás.
-Galie: No te pases ni una antena…
-Helia: Podemos presentarnos como es debido en la mesa. Adelante, seguidme al comedor, tenemos que hablar sobre muchas cosas.
M'sheireus Huua Daime'é
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Tema: Re: Dimensions Miér Oct 27 2021, 16:05
-Maestra:Me alegra ver que te has decidido a completar la misión, pero tómatelo con calma. Todavía no estás recuperada del todo, y vas a adentrarte en terreno peligroso, querida.
Han pasado dos días más desde que tuve mi encuentro con Gyphook, y ya me siento lista para, al menos, volver a casa.
-Maestra:No es... lo más ortodoxo, pero podrás contar con la ayuda de Gyphook en caso de que la necesites. Las circunstancias se escapan de lo común, y las medidas a tomar son excepcionales. -Se inclina hacia mi.- No puedo tenerte a solas y con el vientre medio abierto intentando salvar tu ciudad.
-Yo:Gracias, pero creo que esta vez podré sola. Si el plan falla... Bueno, ya veremos qué pasa si el plan falla.
Tras una leve inclinación, la maestra cierra el portal, dejándome de nuevo en casa. Subo a mi dormitorio, cojo un par de cosas y salgo, no sin antes dejar una nota a mis padres para decirles que volveré en breve. La nieve ya está empezando a abandonar las calles, dando paso a una cada vez más cercana Primavera. A ritmo lento, pero consigo llegar hasta el parque al que Blake me trajo por primera vez tras volver a ser daime'é. Y allí está ella, esperándome cerca de donde aparecimos el ahora difunto caomante y yo.
Me siento junto a ella, esperando a que suelte prenda.
-Gya:Cuando me enteré de lo que te había pasado... pensé que te rajarías. Bromas aparte, claro. Decías que este es tu hogar. Que tu también eres daime'é y todo eso. ¡Que ibas a salvar Bimbpep!¡¿Tu?! -Suelta una risita.- Si te soy sincera, me parecían gilipolleces de alguien que necesitaba mucha más calle y unos cuantos palos de realidad. ¿Que tuviste un sustito con Gasha en el hospital? Eso no es nada.
Da un sorbo a la bebida que tiene entre sus manos. El líquido oscuro de su interior se agita, formando ondas.
-Gya:Además, habíamos quedado pero no apareciste. Estuve a nada de enfadarme, de mandarte a paseo, pero entonces pusieron a mi familia a salvo. Y entonces me enteré de lo que te pasó. Que te lanzaste a ciegas a por alguien sólo porque existía una posibilidad de que pudiera atentar contra tu otra familia. La de la especie esa sin pelaje. Hoomunos o como sea. Y le pregunté a tu maestra. Entonces me lo contó todo.
-Yo:¿Todo?
-Gya:TODO. Cuando te asaltaron la primera vez que volviste a la Tierra. Tu misión en el mundo ese extraño de pronunciar, Snvcls. La incursión con ese amigo humano tuyo. Todo, M'sheireus. Y tuve que meterme mis pensamientos donde me cupieran. Y encima luego llegó un bichito de parte tuya y de tu maestra diciendo que tenías un plan. Ahí ya tuve que empujar muy hacia dentro, ¿sabes?
Se queda pensativa unos segundos.
-Gya:Eres más valiente de lo que pensaba.
-Yo:O me falta más de un tornillo.
-Gya:Voy a pensar que es lo primero. La ciudad está mal, y ya sabes lo que dicen. "Al final de todo, aférrate a lo que puedas". Mañana me acompañarás a ver a Gasha para que te integre en el negocio.- Hace un ademán de brindar con su bote.- Vamos a salvar Bimbpep.
En verdad me llamo Franky El Corruptor
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Tema: Re: Dimensions Vie Oct 29 2021, 00:01
Para mi sorpresa, estamos teniendo una velada bastante agradable. Incluso Ckriih está muy callado gracias a que sólo se centra en devorar la comida que no para de traer el mayordomo, como mucho soltando algún comentario para adornar el relato de Galie sobre Sdatt.
-Galie: Entonces todas esas bestias que se habían congregado se abalanzaron sobre Apothek. Fue ahí cuando me di cuenta del potencial que tienen aquellos transformados por la Salsa. Unos podían cubrir sus cuerpos de electricidad, otros escupían veneno corrosivo… Aunque el que consiguió rematar a la doctora fue uno que solamente se valió de su fuerza y sus enormes fauces para arrancarle parte de la cabeza y comerse al cerebro que es ahora nuestra “invitada”. Luego logramos sacarla de ahí haciéndole tomar a esa bestia unos laxantes muy potentes. Podéis imaginar el resultado.
-Helia: Galie, por favor, estamos comiendo.
-Galie: Ups, perdona, hermanita, se me olvida lo delicada que eres -será por la compañía de Helia o por el par de copitas de más que ha tomado, pero se le nota mucho más relajada y suelta que de costumbre-. En fin, parece que las fuerzas exteriores que vigilaban la ciudad tuvieron la tentación de investigar tras el pequeño discurso de Franky, pero les echó para atrás la jauría de bestias concentradas en la estación de comunicaciones. Aunque luego tardaron poco en volver a por nosotros en cuanto se enteraron que yo estaba también en Sdatt -cuenta esto mientras enrolla el equivalente a los espaguetis en la Tierra en su equivalente al tenedor del mismo lugar-.
-Yo: Un momento… Si vendrían a por ti en cuanto lo supieran, ¿por qué no les llamaste antes para ayudarnos?
-Heffler: Estábamos prácticamente en una situación de pandemia. Lo más correcto que hacer en esos casos es cerrarlo todo para no permitir que se extienda la enfermedad al resto del país. O peor, al resto del mundo.
-Galie: Y esa “enfermedad” era la Salsa o sea cual fuera la causa que convirtiera a la gente en monstruos sedientos de sangre. Perdón por ocultaros mi identidad y mi cargo, pero era la mejor forma que veía para llevar a cabo el plan.
-Yo: Creo que me hubiera quedado igual si llegabas a decirlo antes que ahora.
El mayordomo se acerca a nuestra mesa con más comida en un carrito. Si se me llegara a poder ver la cara, hubieran podido ver lo pálido que me quedo al ver lo que nos trae.
-Mayordomo: El segundo plato está listo.
Pone en la mesa platos llenos de lo que yo veo como patas de insecto cocinadas del tamaño de muslos de pollo. Antes de ser consciente de mi reacción, la cucaracha bípeda llama la atención levantándose de la mesa.
-Ckriih: ¡Ah! ¿Qué horror es éste? ¿Matilda, eres tú? ¿Y ese a quien veo no es mi querido Johnny? Y otros más que me trataron como su hermano, aquí yacen y me torturan con su ausencia -va cogiendo algunas de estas patas mientras realiza este espectáculo-. ¡Qué mundo más cruel el que me ha apartado de todos vosotros -empieza a zamparse a sus supuestos “viejos amigos caídos” sin perder más el tiempo-.
-Heffler: ¿Vas a comértelos todos tú solo?
-Ckriih: Es lo que ellos hubieran querido.
-Ma’Riagg: Qué bien habla. Cuando le interesa.
Helia se inclina hacia su hermana, quien está sentada junto a ella.
-Helia: ¿Acaso he hecho algo malo? Tan sólo tuve en consideración tu incomodidad ante la comida hecha con búgalos, pero no llegué a caer si importunaba a alguien más con los demás platos.
-Galie: No le des importancia, pidamos más y déjalo ser… Ckriih.
Al volver a sentarse correctamente, nuestra anfitriona se fija en que el plato intacto de nuestro amigo robot.
-Helia: Ah, eh, Fono, ¿cierto? Pido perdón si no es de tu agrado. La verdad es que no me puse a investigar sobre vuestras preferencias. Sois todos tan… distintos.
-Fono: No es necesario preocuparse por mí-mí-mí, señorita. Comí muchas galletas antes de venir.
-Helia: Pero… no es bueno comer dulces antes de la cena.
-Yo: Eh... no creo que hubiera comido nada, se alimenta de una forma de energía que traje desde mi mundo… de otro lado.
Caigo en este momento en que los cubos de energía que cogimos del centro médico no son ilimitados, que podrían terminar en cualquier momento. Una vez terminen, ¿qué será de Fono? Otro problema al que debe enfrentarse el autómata además de sus deterioradas facultades.
-Helia: Oh, ya veo. Bueno, igualmente espero que disfrute de la velada. ¿Y que hay de ti? ¿Disfrutas de la velada?
-Yo: Sí. Se está tranquilo por una vez.
-Helia: Desde luego tienes aspecto de haber pasado por mucho. Que sepas que, siendo amigo de Galie y habiéndola ayudado hasta ahora, contarás con todo mi apoyo en lo que necesites.
La miro a esos ojos verdes oscuros que desbordan amabilidad.
-Yo: Muchas gracias.
-Helia: No las des, no aún al menos. De hecho, hay algo que quiero hacer por vosotros.
Galie le mira por un momento y asiente. Llama la atención de los presentes a base de palmadas. Una vez conseguido su objetivo, cede la palabra nuevamente a su hermana.
-Helia: Gracias por atenderme. Creo que ha llegado la hora de revelaros la verdadera razón por la que estáis aquí. No solamente os he reunido para celebrar que hayáis traído a Galie sana y salva -suelta una pequeña risa-.
-Ckriih: ¡Sabía que habría una trampa! ¡Nadie da comida gratis!
-Galie: Hazle caso, puede que te interese.
-Helia: Tengo entendido que algunos de vosotros no puede marcharse de nuestro planeta, tenéis razones para quedaros o sencillamente hacéis ya una gran contribución a la sociedad -mira en concreto a Heffler por un momento-. Por eso, al menos durante el tiempo que permanezcan en el país, como actual presidenta y dueña de Leistung, quiero haceros a cada uno de vosotros una oferta de trabajo.
Deja un tiempo de pausa para comprobar nuestras reacciones. En mi caso lo tendría complicado, pero yo ya estaba frunciendo el ceño en señal de incredulidad debajo de las vendas.
-Galie: Yo misma os he encontrado puestos en los que no sólo encajaríais, sino que también os servirán para vuestros intereses particulares, así que no sólo haríais actividades remuneradas, sino que os ayudarán en vuestros asuntos personales. Empezando por Ma’Riagg, que puede transmitirnos sus conocimientos sobre otros mundos e incluso puede que nos ayude un poco en la tecnología espacial que queremos desarrollar. A Fono nos interesa estudiarle para recrear autómatas eficientes y así aprovechar para saber cómo repararle cuanto antes. Ckriih tiene habilidades que ni él mismo es consciente que tiene o ni sabe cómo usarlas. Se trabajaría con él para alcanzar su mayor potencial. Desconozco si el anterior Guarda de Luz trabajaba para alguien, pero a Heffler se le puede pagar lo que merece por protegernos de amenazas a las que no estemos preparados. E incluso podemos apoyarle en las ocasiones que haga falta con nuestro propio poder. Y finalmente, pero no menos importante, Franky tendrá su espacio para estudiar la Salsa y aplicar sus beneficios a una sociedad que ya ha sido demasiado dañada por ella. Todo esto desde el máximo respeto y dándoos las mejores comodidades para ayudaros a progresar en vuestros campos.
-Helia: ¿No suena emocionante? -desde luego ella está emocionada por cómo se levanta de su asiento mientras sonríe- ¿Qué decís?
Al igual que mis compañeros, me quedo en silencio pensando en mis posibilidades. En la razón por la que regresé a Oidion en primer lugar, las respuestas que busco. El Virus Tecnorgánico. Mi familia. Tanto peso sobre mis hombros y aún así me siento… bien. ¿Es porque tendré un respaldo? ¿Me siento seguro aquí? ¿Entre estos que son tan extraños como yo? Más unos que otros, tal vez. Quizá merezca la pena el intento.
M'sheireus Huua Daime'é
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Tema: Re: Dimensions Miér Nov 10 2021, 02:20
Es de noche, y está siendo bastante cruda. La madrugada está cerca, así que hasta para nosotros es tarde, no escuchándose alrededor más que el sonido del viento y el crujir de nuestros pasos. Los restos de nieve que todavía están cuajados se mezclan con la suciedad, el hielo y los charcos que hay por doquier, haciendo que transitar se haga dificultoso. Hay tantísima oscuridad que necesitamos linternas para avanzar por el camino, y en particular yo todavía necesito a Gya como apoyo ocasional para que las heridas no me den demasiado la murga. A pesar del viento, intentamos comunicarnos sólo con susurros. Nunca se sabe quién puede estar espiando.
-Gya:Ya casi estamos... Sólo un poco más y tendremos un techo sobre nosotras.
-Yo:Y un buen puñado de monstruos delante.
Saco de mi bolsillo unos pendientes de caocita y los cambio por los que llevaba hasta ahora. Rápidamente noto como mi energía va desapareciendo, lapso que aprovecho para revisar por enésima vez que llevo el comunicador encima. Gya se queda mirando mi cara, ahora sin marcas.
-Gya:Intenta relajarte. Si hacemos algo sospechoso y deciden prescind-
-Yo:Sólo me tomaría el tiempo de quitarme los pendientes y unos segundos para recuperar mis habilidades.
-Gya:Creo que una pistola es más rápido que eso.
-Yo:...Esperemos no tener que comprobarlo.
Según me ha contado Gya, no es un misterio para parte de la población que hay varias bases de traficantes en la ciudad. Posiblemente entre la policía se sepa, claro. Pero Bimbpep ya se ha convertido un poco en Castronegro, sólo que hay niñas y lobos. Y nunca sabes cual puede ser cada uno ni a qué madriguera acudir para linchar. En este caso nos encontramos en una nave de un polígono industrial cercano al bosque. Sobre la puerta del mismo hay una triste farola, iluminando el umbral de los horrores que contiene el edificio. Llegamos a la puerta del mismo y Gya da una serie de golpes que parecen funcionar como código. Pasados unos segundos, un daime'é de cerca de dos metros y medio nos abre la puerta. Tras cachearnos, nos deja pasar.
-Gorila:Os espera en el sótano. Daos prisa.
Noto como me repasa con sospecha cuando paso a su lado. Los pasillos están bastante cuidados, y por las puertas de los laterales alcanzo a escuchar a personas trabajando. El sótano por su parte es otra cosa. Húmedo. Oscuro. Y con un olor a productos de limpieza que hace que me lagrimeen los ojos. Cuando me acerco a una de las puertas siento como el corazón me late a mil por hora y un miedo atroz me atenaza el pecho.
-Gya:¿Estás bien?
Sudando como un pollo asiento. Al abrir la puerta nos encontramos con una sala en la que, aparentemente, se clasifican billetes. En ella hay un daime'é escuálido y de pelaje grisáceo... con una cicatriz de zarpas que le cubre la mitad izquierda del rostro.
-Gasha:Por fin llegáis. -Se levanta y se acerca a nosotras.- Ya estaba empezando a preocuparme de que os hubiera pasado algo.
Luce una sonrisa con la que no sé a Gya, pero a mi me ha intimidado.
-Gya:El tiempo no acompaña, Gasha.
Sin previo aviso le da un bofetón que la manda al suelo. Estoy a punto de acercarme, pero la chica me indica con la mirada que no me mueva.
-Gasha:Te doy una oportunidad de volver y llegas tarde al segundo día. No te veo muy por la labor, Gya. -Se inclina sobre ella.- No querrás que le pase a tu casa lo mismo que a la del maricón cobarde de tu novio, ¿verdad?¿Cómo está?
-Gya:Todavía... todavía no ha aparecido, Gasha. Perdón, Gasha.
El traficante le pasa una mano por la herida que le ha abierto el golpe y chupa la sangre que ahora mana de esta.
-Gasha:Al menos has cumplido con lo que dijiste.
Se levanta y gira hacia mi.
-Gya:Ella es Vanna. Creo-
Gasha le pisa una cola, lo que le hace soltar un grito de dolor.
-Gasha:Mujeres. Escandalosas e inútiles, pero seguimos necesitándoos. -Me sonríe.- ¿Verdad, Vanna?
Gya me indica que asienta. No puedo evitar mirar la cicatriz.
-Gasha:Ah, ¿esto? Un pobre desgraciado que se creía alguien. De momento sigue por ahí, pero la suerte al final se acaba. -Se queda mirando mis pechos.- Sí, tu y yo ya nos conocíamos de antes.
Siento como mi corazón se salta un latido.
-Yo:¿Eh serio?
Avanza hacia mi hasta que me tiene contra la pared. Siento el bulto de su entrepierna endurecerse contra mi cuerpo, pero el terror que siento me impide tener náuseas siquiera. Se inclina hacia mi oreja derecha, amenazador.
-Gasha:¿No te lo pasaste bien el otro día en el metro... -Alza su mano derecha y recorre mi cuerpo hacia abajo hasta el cuello.- Vanna? Quizás podríamos seguir donde lo dejamos.
Esta vez consigue llegar donde quería, y suelto un leve gemido de miedo.
-Gya:¿Qué tenemos que hacer, Gasha?
El daime'é frunce el ceño con molestia. Antes de girarse me guiña un ojo.
-Gasha:¿Tú qué crees, estúpida? Gana dinero.
Se acerca a un escritorio y abre uno de los cajones, de los cuales saca dos paquetes. Le lanza el grande a Gya y el pequeño me lo entrega en mano a mi. Esta es diferente a la que me enseñó Trecim.
-Gya:Esta variante...
-Gasha:¿Te gusta cómo huele?Es una nueva variante que hemos sacado.
-Yo:Pero... ¿Cómo vamos a vender esto?Si hasta nosotras podem-
Me coge de la mandíbula y me hace alzar la cabeza.
-Gasha:Me importa una mierda como lo hagáis. Vende tu cuerpo si hace falta. Seguro que esas tetitas tuyas le gustarían a más de uno, y luego un par de gramitos le entrarían del carajo. O la envuelves en un condón y te la metes en el coño. Me da igual si se rompe y te mueres de sobredosis, pero para finales de semana quiero mi dinero de vuelta, ricura.
Me suelta con un empujón que me tira al suelo. Vuelve a sonreírme. Es como si una serpiente acechase a un ratoncillo.
-Gasha:Anda, levántate. -Me ofrece una mano que cojo con miedo.- A veces tengo algún arrebato. Y no creo que quieras ver uno en tu primera semana. Esa putita de Gya sabe de lo que hablo.
Veo como mi compañera tiembra mientras mira al suelo y se lleva una mano al costado izquierdo. Gasha se pone a pocos milímetros de mi.
-Gasha:Siete días, Vanna. Ya estás tardando en mover ese culo.
En verdad me llamo Franky El Corruptor
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Tema: Re: Dimensions Jue Nov 11 2021, 23:26
-Ma’Riagg: Mi labor actual consiste en estudiar a un espécimen humano en concreto. Ese es Franky. No puedo permitir que me separen de él.
-Helia: Se puede hacer. Colocaremos vuestros puestos uno al lado del otro. Será prácticamente como si trabajarais juntos.
-Yo: Yujú…
Galie mira a su hermana y por un momento abre la boca, quizá con intención de contradecirla, pero al segundo siguiente parece resignarse y seguir guardando silencio.
-Heffler: Me avergüenza un poco reconocerlo, pero acabo de empezar en esto de ser un héroe. Y ya que mi tío no se encuentra… disponible en estos momentos, me vendrá bien cualquier apoyo que me déis.
-Galie: Perfecto. ¿Fono?
-Fono: … Vuestra investigaciónnnnnpodría encontrar mi verda-da-dadero propósito. La razón por la que me dejaron a mi elección seeeer un chico bueno o un chico malo.
-Helia: Lo tomaré como un “sí”.
Noto cómo algunas miradas se dirigen a mí.
-Yo: Tengo mis razones para investigar la Salsa y me estáis diciendo que podré hacerlo tranquilamente aquí, así que bien por mí.
-Ckriih: Para mí no.
Todos nos volteamos en su dirección.
-Galie: ¿Por qué no? ¿Has llegado a pensar de verdad en lo que te estamos dando? Tendrías alimento y seguridad sin exponerte a peligros.
-Ckriih: A costa de encerrarme y experimentar conmigo.
-Galie: Ya hemos dicho que seréis tratados con el máximo respeto y eso te incluye a ti.
-Ckriih: ¿Podré pasearme por donde quiera? -pregunta con tono acusador mientras señala con la pata de insecto que estaba mordisqueando-. Fuera de cualquier sitio, en las calles…
Hay una incómoda pausa. Ni Galie ni Helia están seguras de qué contestar. La primera al menos mantiene el semblante serio, mientras que a la otra se le nota mucho más desconcertada.
-Ckriih: Si es que os tengo caladas -se inclina hacia atrás en el asiento y coloca sus patas traseras, que terminan en formas que pueden recordar a pies, encima de la mesa-. No es la primera vez que me encuentro con gente como vosotras.
-Helia: ¡No lo entiendes! Es… Ya no es sólo que la mayoría de los ciudadanos le tengan miedo a los alienígenas. Está también...
-Mayordomo: Ama Helia, ama Galie... -entra al comedor con cierta agitación en su respiración-. Su padre, el amo Terpras, está en la casa.
-Galie: ¿QUÉ? -se dirige alarmada a su hermana-. ¡No me dijiste que vendría!
-Helia: ¡Y a mí me dijo que no vendría, que estaba demasiado ocupado!
-Nunca estaría demasiado ocupado para visitar a mis niñas.
Un hombre muy alto, que me saca cabeza y media, y apuesto entra al comedor. De la cabeza le caen largos cabellos castaños y ondulados y luce una barba bien recortada que le cubre la mandíbula con elegancia. La camisa y la chaqueta negra que lleva, a juego con los pantalones, zapatos y corbata, deja marcar un poco sus músculos. Su piel, como la de Helia, es de un gris muy claro. Imagino que este armario andante es el mencionado Terpras. Sus hijas ya se encontraban delante de él cuando había entrado, como si intentaran impedir que nos vieran en la mesa.
-Terpras: ¿A qué viene el escándalo? ¿No debería haber venido? Quería sorprenderos -por desgracia, nuestras anfitrionas no logran bloquear su visión de nosotros-. ¿A quién tenemos aquí? -nos echa un vistazo, tornando su inicial curiosidad en sus ojos a manifestar terror-. ¿Que-qué son estos... monstruos?
-Helia: ¡Tranquilízate, papá! Son quienes salvaron a Galie en Sdatt y los he traído para agradecérselo.
-Terpras: ¿Son los alienígenas que cayeron en esa maldita ciudad? ¿Y qué hacen aquí? ¿Por qué no están encerrados? ¡A saber lo que nos harán! -mira con horror a Heffler, sentado todavía con nosotros-. ¡Tú, chico, ven aquí detrás de mí, deprisa!
-Heffler: ¡Se-señor presidente -se levanta de la silla y alza una mano-, le aseguro que no hay nada que temer, son buena gente!
-Yo: ¿”Presidente”?
-Heffler: ¡EL presidente! ¡Es quien gobierna Matgei!
-Terpras: ¡Calla y hazme caso! ¿Es que os han lavado la cabeza a todos? ¡Sabéis muy bien lo peligrosos que son los alienígenas! ¡Nada bueno viene del espacio exterior!
-Galie: ¿Y Guarda de Luz? ¿Has olvidado que sus poderes no son de aquí?
-Terpras: Pero él mismo es de este planeta. Y mucha coincidencia me parece que al poco de aparecer él, aparecieran también villanos espaciales que quisieron conquistarnos.
-Galie: Pero estos no son esos conquistadores, vinieron a ayudar y lo hicieron muy bien.
-Terpras: ¡Despierta de una vez, hija mía! Seguramente se vieron envueltos en la situación y no vieron otra salida que la de ayudarte para sobrevivir. ¿A qué han venido en primer lugar? ¿Eh? Dudo mucho que para solucionar “nuestras crisis”. Nadie, ni en el lugar más recóndito del frío espacio, es tan desinteresado. ¡Ordenaré ahora mismo que se los lleven!
-Helia: ¡No harás eso! ¡Les he contratado y, por ley, deben ser tratados con respeto!
-Terpras: ¿QUE HAS HECHO QUÉ?
-Helia: ¿Qué te sorprende tanto? Hubieras hecho lo mismo si siguieras siendo el director de Leistung. ¿O acaso no recuerdas esa vez que te apropiaste de esa tecnología que cayó del espacio que tan poco te gusta ahora?
-Terpras: Porque no era consciente en su momento. Ahora sí. Estás cometiendo un grave error que no pienso permitir. No te olvides quién gobierna este país e impone las leyes. ¡Estas abominaciones van a ser encerradas o ejecutadas en caso de que den problemas!
-Ckriih: ¡Eh, eh, a mí no me metáis en vuestras mierdas! ¡Ni voy a trabajar para nadie ni me van a encerrar! ¡Os sacaré un ojo antes!
-Terpras: ¿Estás amenazándome a MÍ? ¿A mis hijas, sucia criatura?
-Ckriih: No es una amenaza es una… Bueno, qué coño, sí es una amenaza. ¿Y tú qué vas a hacer al respecto, blandito?
El presidente de Matgei acorta la distancia hasta la mesa con furiosos pasos. Ckriih se levanta y coge un tenedor como arma, a falta de un cuchillo a mano. En cuanto lo tiene delante, se lanza a apuñalar. No tengo claro lo que ocurrió, pues lo siguiente que veo al parpadear es a Terpras propinarle un puñetazo al rostro del insectoide que manda a volar sólo su cabeza. Sé que no morirá de eso, pero sigue pareciéndome espeluznante. El cuerpo cae a la mesa, rompe una pata del impacto y la vuelca, tirando al suelo todos los platos junto a la comida. Los brazos de Ckriih se mueven desorientados, mientras que la cabeza, una vez ya en el suelo, lucha por mantenerse consciente al tiempo que balbucea. Terpras lo mira por un momento y le escupe como señal de la repugnancia que le provoca. Las hermanas están paralizadas, contemplando desde la distancia.
-Terpras: Echaré a estos monstruos de mi país -nos lanza una mirada asesina-. Aunque tenga que meterlos a un cohete directo al firmamento yo mismo.
-Galie: Incluso el mismo presidente debe acatar las normas -se atreve al fin a contestar-. Por mucho que las haya creado. Además, las elecciones están al caer, no te daría tiempo a cambiar nada.
Por primera vez veo a este hombre sonreír un poco, como si le hubiera hecho gracia el último comentario.
-Terpras: Ninguno de los candidatos me representa alguna amenaza.
-Galie: Eso es porque todavía no se ha presentado el adecuado.
Su padre vuelve a ese semblante serio. Echa un último vistazo a su alrededor, dedicándole unos segundos extras a mirar a sus hijas.
-Terpras: Primero entras a Sdatt sin decirme nada, a pesar de que prohibí el acceso. Es como si hubieras querido suicidarte en silencio -se dirige a Helia-. Y ahora tú contratas a mis espaldas a estos fenómenos. Estoy muy disgustado con las dos esta noche. Se me ha pasado el apetito. Iré a mi cuarto -nos observa una vez más con esa mirada tan dura-. Respetaré a tus empleados por el momento -luego mira con desprecio a Ckriih, a sus partes separadas-. Pero éste ha dicho abiertamente que no trabajará para nadie. Además, ha demostrado ser un tanto… inestable -da la vuelta hacia Galie-. Conoces el protocolo, Jefa del DLFS.
Y con esto dicho, se retira de la estancia. Galie se gira y ve al cuerpo del insectoide intentando levantarse. Helia tiene una mirada preocupada y perdida. De un vistazo puedo comprobar las expresiones desconcertadas de los demás. Ha sido como ver la pelea entre un amigo y sus padres. No sabes a dónde meterte. Lo único que saco en claro de todo esto es que ponerme muy tiquismiquis con la comida me puede costar la cena.
M'sheireus Huua Daime'é
Cantidad de envíos : 2957 Fecha de inscripción : 09/06/2009 Edad : 30 Localización : Estudiando, hijo. Estudiando encerrado en mi cuarto.
Tema: Re: Dimensions Lun Nov 22 2021, 15:44
Por fin fuera a bastante distancia de la guarida, me acerco para examinar a Gya. Aparta la mirada cuando examino su herida.
-Gya:Estoy bien. No... es la primera vez que lo hace.
Me siento a su lado, sin atreverme a interrumpir el silencio que ahora hace acto de presencia. Me cambio los pendientes y noto como vuelve a mi la energía. El amanecer está cerca, y los monstruos aún más.
-Gya:No sé si ha sido buena idea, M'sheireus. Ahora tu familia también está en su punto de mira.
-Yo:Creo que lleva ahí desde que le hice esa cicatriz que tiene en la cara. Además, confío en que no se haya dado cuenta de quien soy. Sexo diferente, sin marcas y ese horrible olor que inundaba la sala.
-Gya:Puede que tengas suerte y todo.
-Yo:...Queda poco de todos modos.
-Gya:Estás muy segura para lo que acabas de ver, ¿no?
-Yo:No. No estoy nada segura, pero otra no me queda. Si no conseguimos que esto comience a derrumbarse...
-Gya:No te sentirás realizada como caomante.
-Yo:Y dale con lo de caomante. -Saco uno de los paquetes del que Gasha me ha dado.- No me sentiré a salvo como daime'é. Ni podré vivir con esa relativa tranquilidad que busco.
Suelto una bocanada de aire que forma un espectral vaho contra el inminente alba.
-Yo:Posiblemente atraparían a mi madre, la violarían y luego puede que la usasen como rehén contra mi. A mi padre le destrozarían el negocio. Un par de granadas incendiarias con él dentro y a tomar por culo. Este es un movimiento a la desesperada, Gya. Creo que el plan puede funcionar, y tanto si falla como si me quedo pasivamente mirando la situación es a ese final al que me enfrento.
-Gya:...¿Y lo dices así, tal cual?
-Yo:Parte de formar parte de la mierda esta de los caomantes consiste en mirar al abismo sin que te tiemblen las piernas cuando éste te devuelve la mirada. Te han contado qué he vivido durante este tiempo, pero no lo has vivido. El abismo es aterrador, pero también te hace buscar esperanza hasta en el lugar más oscuro.
Gya no dice nada. Nos quedamos allí hasta que el sol luce entre los árboles, momento en el que volvemos a la ciudad. Ya en la puerta de mi casa, Gya decide volver a hablar.
-Gya:¿Cómo vas a deshacerte de la mercancía?
Le extiendo una mano.
-Yo:Dame la tuya.
-Gya:¿Vas a tirarla por ahí o algo así?
-Yo:No exactamente. Tu sólo dámela. -Con recelo, la chica me da la bolsa.- Ten cuidado durante estos días. No quiero tener que darle explicaciones a Trecim cuando vuelva a verlo.
Genero un portal.
-Yo:Recuerda... Solo unos días más.
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Tema: Re: Dimensions Jue Nov 25 2021, 20:23
Una semana después.
-Yo: ¿Qué le va a pasar a Ckriih? -pregunto a través de un móvil que me han entregado para mi uso personal-.
-Galie: No te voy a engañar, está en una situación muy comprometida. Aquellos que vienen de fuera de Oidion o se marchan antes de que “algo” malo les pase o mueren como enemigos del planeta en caso de que no puedan ser detenidos de otra forma o son retenidos en prisiones especializadas de alta seguridad. Te aseguro que no tiene nada que ver con el tipo de centro en el que os alojamos. Además de eso, nuestro amigo prácticamente no tiene derechos allí. Lo mejor que les podía pasar a aquellos que estaban en las circunstancias de Ckriih era ser exportados fuera de nuestro mundo por Guarda de Luz. Ahora mismo Beggar no está para estas cosas, pero tengo entendido que Heffler está en trámites para hacerlo en su lugar, aunque desconozco cuánto tiempo le llevará.
-Yo: Entiendo -en mi cabeza tengo otra pregunta que quiero hacer, pero me cuesta manifestar esta curiosidad-.
-Galie: En cuanto a ti, espero que te portes bien en la empresa de mi hermana.
-Yo: Creía que trabajaría para ti.
-Galie: Podríamos decir que lo harás indirectamente. El DLFS suele encargar productos y equipo de Leistung. Si desarrollas algo de utilidad para nosotros, no dudes que pasará por mis manos.
-Yo: Bien. Me alegra ayudar -digo por simple cortesía y sin alegría en mi entonación-.
-Galie: Bueno, te deseo suerte en tu primer día de trabajo. Hablaremos en otra oca-
-Yo: ¡Espera! ¿Y Verlorense? ¿Cómo está?
-Galie: … No está bien. Su cuerpo se está deteriorando poco a poco. Y debido a lo distinto que es de un kalteano que no ha sufrido alteraciones, está siendo muy complicado tratarle. Ni siquiera los médicos son capaces de decir cuánto tiempo le queda.
-Yo: … Ya veo.
-Galie: Ha sido alterado por la Salsa, así que la única conclusión a la que puedo llegar es que debe ser tratado con la Salsa. Por eso tu investigación es tan importante. No quería meterte presión de ningún tipo, pero puedes salvarle la vida.
-Yo: Entiendo. Haré lo que pueda.
-Galie: Gracias. Tengo que cortar ya. Adiós y buena suerte.
-Yo: Lo mismo digo.
Termina la llamada y coloco el móvil en mi bolsillo. Esto me ha dejado con algo de mal cuerpo. Y eso que todavía no ha empezado mi jornada.
-Fono: No te preocupes, Franky. Salvarás la Navidad.
Todavía no me acostumbro a sus extrañas elecciones de palabras, pero me limito a girar hacia él y asentir.
-Yo: Gracias.
Se abren las puertas del ascensor. Sin dejarnos salir todavía, nos recibe una mujer de algo más de 50 años, aunque con los kalteanos nunca estoy seguro. Tiene el pelo oscuro y largo recogido en un moño, usa gafas, bata de laboratorio… Lo que esperaría de alguien con aspecto de “científico”, supongo.
-Mujer: Imagino que tú debes de ser Fono -únicamente dirige su mirada hacia el robot-. Te estamos esperando en la sección. Ven conmigo, por favor.
La máquina nos echa una mirada a Ma’Riagg, a quien sostiene en una bandeja como hice yo en la cena organizada por Helia, y a mí. Asiento de nuevo, intentando reducir las dudas que pueda tener. Me entrega a la utrom y sale en silencio del ascensor. Éste se cierra y continúa subiendo. No pasa mucho tiempo antes de que vuelvan a abrirse las puertas. Esta vez tenemos a un hombre que aparenta más edad a juzgar por sus arrugas y canas que tiene su pelo corto. Va más o menos vestido igual que la mujer de antes. Lo que me llama la atención es su reducida estatura, que me llega hasta el pecho. Eso y el bastón que usa para apoyarse. Un bigote blanco adorna su labio superior, así como lo hace también una perilla en la barbilla. Como muchos otros kalteanos que he visto, su piel es gris.
-Hombre: Supongo que vosotros seréis Ma’Riagg y Franky. Eh… ¿Quién es quién?
-Ma’Riagg: Yo soy Ma’Riagg.
-Yo: Y yo Franky.
-Hombre: Ah, de acuerdo. Es que tenéis nombres muy… ridículos. En fin, podéis llamarme Wollterfah. Acompañadme.
Nos da la espalda y empieza a caminar. Le sigo en silencio, cargando a la utrom.
-Ma’Riagg: Dígame, Wollterfah, ¿cuál es tu cometido? ¿Simplemente acompañarnos?
-Wollterfah: Básicamente, aunque no sólo al laboratorio experimental, sino en vuestras actividades. Seré quien os supervise.
-Ma’Riagg: Entiendo.
Atravesamos un par de pasillos iluminados y muy limpios antes de entrar a una habitación guiados por este señor. Al fondo, encontramos a mi futuro instructor, Apothek. Su cerebro flota en el interior de un cilindro de cristal, conectado a una columna vertebral mecánica. Es una versión más pequeña de la que estaba cuando la vi en este estado la primera vez. Le echo un vistazo a mi alrededor en el tiempo que no dice nada. Tampoco es que haya visto muchos laboratorios en mi vida, pero el aspecto, la impresión que me da… Me recuerda a una cocina.
-Apothek/Wollterfah: Bienvenidos a-
Hay una pausa incómoda que no se me ocurre otra forma de llenar que con el siguiente comentario.
-Yo: Mira, Ma’Riagg, tienes una amiga nueva -digo señalando con la mirada al cerebro entubado-.
-Ma’Riagg: … Tu sentido del humor también es digno de estudio.
M'sheireus Huua Daime'é
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Tema: Re: Dimensions Jue Dic 02 2021, 21:43
-Yo:...tres días más.
Han pasado cuatro días desde la reunión con Gasha, y cada vez que he salido a la calle he sentido su mirada en mi espalda. Su aliento en mi cuello. Sus garras en mi pecho.
¿Miedo?Un poco diría, sí. ¿Presión? Mucha. He hecho cosas que podrían poner en peligro mi estancia en Bimbpep, e incluso la de mis padres si tiran del hilo. Gya ahora está mucho más expuesta que antes, y ver desde dentro el mundo en el que ha tenido que moverse ha sido una experiencia de todo menos agradable.
-Papá:M'sheireus, n-
-Yo:Lo sé, papá, lo sé. Y estoy de acuerdo con vosotros. Es una locura y muy peligroso. Yo tampoco querría verme implicada en esto, pero... -Miro el salón en el que ahora estamos los tres sentados.- Ya este no es solo "donde vive mi familia de Deia". Es "donde vive mi familia". Donde, con suerte, podré vivir cuando acabe toda esta locura de caomantes, hermandad y viajes. Le he cogido cariño a Bimbpep. Y quiero a mi familia. Os quiero.
La lluvia torrencial no da tregua fuera, y el calor del hogar contrasta con la tensión que ahora sentimos.
-Yo:Y ya sé cómo iniciar el cambio. Cómo hacer que este problema desaparezca con el tiempo. Pero el precio quizás sea demasiado alto, y es por eso por lo que quiero que os vayáis a la base hasta que todo esto acabe.Por favor.
Les cojo de las manos.
-Mamá:¿Y qué pasará contigo, M'sheireus?
-Yo:...He estado en situaciones peores, mamá. Pero ninguna me ha importado como esta. Dejadme protegeros. Por favor, dejadme crear un hogar seguro para nuestra familia.
-Papá:Eso se supone que tenemos que hacerlos los padres, ¿sabes?
-Yo:Hay veces que se tiene que pasar el testigo, papá. -Me pongo en pie.- Esto pasará en breves. Vais a ver una ciudad como nunca antes habíais conocido.
Creo un portal por el que se ve mi dormitorio de la base. Allí están Trecim y Gya, reunidos después de tanto tiempo. Cierro el portal a nuestras espaldas cuando lo atravieso.
-Yo:Esperad aquí. Id desempaquetando mientras, que vuelvo enseguida.
Salgo del dormitorio.
-Deveios:¿Max?¿Eres tu?
De la habitación contigua veo salir al splixon compañero de los Estelas.
-Deveios:¡Así que lo de la prueba esa de los 30 días es verdad!
-Yo:Hola, Dev. Sí, es verdad. Ya llevo cerca del mes, así que en nada me verás de vuelta a mi estado habitual. Ya se me está empezando a olvidar como era tenerla y todo, s-
Cerca de nosotros aparece durante unos instantes un par de anillos concéntricos, cubiertos de ojos y en cuyo interior tienen la sombra de un bebé. No tardan mucho en desaparecer, pero un escalofrío nos recorre la espalda aún cuando su imagen sólo queda en nuestras retinas.
-Yo:P-Perdona, Dev... Pero llevo prisa.
-Deveios:Sí, nos han contado lo de tu ciudad. Dicen que todos tenemos que pasar por algo así más pronto que tarde, pero joder. Y prohibida la ayuda. Vaya tela con los maestros, ¿no?
Confiando en mi oído, baja al mínimo su voz.
-Deveios:Pero algún hueco habrá ahí. ¿Puedo ayudarte en algo?
Echo un vistazo a la puerta de mi dormitorio.
-Yo:Si... ves a dos daime'é de más por la base... intenta que no se metan en líos, ¿vale?
Me guiña un ojo.
-Yo:Gracias, Dev. Hablamos en unos días, ¿eh?
Salgo corriendo en dirección al despacho de mi maestra, evitando mirar a la puerta del que antes era del difunto Blake. En esta ocasión es ella misma quien me abre. Tras servirme té y unos dulces, nos sentamos alrededor de su escritorio.
-Maievel:Veo determinación en ti, M'sheireus. Me encanta ver que por fin te has decidido, querida.
-Yo:Gracias, maestra.
-Maievel:Entiendo que tus padres ya están aquí, ¿sí? -Asiento.- Estupendo. Ten por seguro que los trataré como a alguien de mi familia, mi apreciadísima pupila.
Bajo la mirada mientras bebo.
-Maievel:Estoy muy orgullosa de ti, M'sheireus. Vas a llegar muy lejos, y he visto a demasiados jóvenes como para que mis palabras carezcan del peso que merecen.
Siento como empiezan a caerme lágrimas como cascadas. Los posos de la taza tiemblan al son de mis manos. Mi maestra me sonríe.
-Maievel:Querida, llora todo lo que necesites. -Se inclina levemente hacia mi y rellena mi taza.- Pero luego inspira hondo, coge fuerzas y alza tu cabeza con orgullo.
Sorbo la nariz y asiento, bebiendo de la taza para intentar bajar el nudo que ahora ocupa mi garganta.
-Yo:Si algo me pasase, maestra... Diles que los quería. A ellos. A todos.
-Maievel:Se lo dirás tu, M'sheireus. Vamos, ya es la hora.
Asiento y me pongo en pie. Mi maestra se acerca, me seca las lágrimas y arregla mi flequillo.
-Maievel:Lucha por lo que es tuyo.
Crea un portal a nuestro lado, el cual vuelve a mostrar el salón de mi casa. Inspiro, cojo fuerzas y, con la cabeza en alto, dejo atrás la seguridad de la base.
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Tema: Re: Dimensions Mar Dic 07 2021, 18:22
-Wollterfah: Como iba a decir antes de que el sujeto de prueba Muta-273 me interrumpiera, nos hallamos en el laboratorio experimental nº 16. Ésta ha sido acondicionada siguiendo las instrucciones de la antes doctora aquí presente.
-Apothek: No sabía que te quitaran el título si te dejan sin cuerpo.
-Wollterfah: Ahora mismo eres un sujeto de pruebas, nada más para tu fortuna. Deberías estar encerrada en algún lugar con mucha menos luz, pero se te considera útil todavía para la empresa. Hasta que demuestres lo contrario.
-Apothek: Oh, no, mis derechos -logra comunicar con un tono sarcástico-.
-Wollterfah: Suficiente de tus tonterías. Empieza a contarle a este… ¿joven? -pregunta señalándome con una mirada confusa que intenta ver a través de mis vendas-. Cómo podemos controlar ese compuesto o fenómeno que es… aquello que llamáis “Salsa”.
-Apothek: Por supuesto, por eso estamos aquí el día de hoy, ¿cierto? -toma una pausa, como si disfrutara ver, en caso de que pueda, el molesto semblante de mi supervisor-. Abre esa puerta… Franky.
Vacilo un poco, pero termino por dejar la bandeja donde se posa Ma’Riagg en una mesa despejada y me dirijo hacia dicha puerta. Volteo por un instante hacia Wollterfah, quien asiente, dándome su consentimiento para continuar. Lo que me encuentro al abrirla es una bañera. Junto a ésta hay varios bidones azules y un cubo verde. En una mesita, junto a dicha bañera también, está el libro que tuve que proteger en Sdatt. Y, como acompañamiento de aquella vez, el repugnante ídolo también lo veo ahí. Está colocado en otra mesa detrás de la bañera.
-Yo: ¿Qué queréis que haga?
-Wollterfah: No conozco el procedimiento. Muta-273, continúa.
-Apothek: ¿Es mucho para ti pedir las cosas por favor? Llena la bañera con el contenido de los bidones.
-Yo: ¿Qué hay en los bidones?
-Wollterfah: Lo que nos ha pedido el especimen. En esos bidones hay cerca de 20 litros de condimentos líquidos. Cada uno de un tipo diferente.
-Apothek: Quiero que viertas toda la salsa que puedas hasta llenar la bañera.
Miro una vez más a quien nos vigila.
-Wollterfah: No esperes mi aprobación para todo. Haz lo que dice. Si tienes que parar, no te preocupes que te lo haré saber. Puedes usar ese cubo para ayudarte.
Abro la tapa de uno de estos bidones.
-Yo: Mmmh…
-Wollterfah: ¿A qué esperas?
Cojo el bidón con las manos y lo levanto como si nada. A pesar de que lo he hecho con mucha confianza, me sorprendo. Esperaba que me doliera la espalda como mínimo.
-Ma’Riagg: Cada día eres más máquina.
Ese comentario me ha sobrado, pero no le respondo. Vuelvo el bidón sobre la bañera y la vacío.
-Apothek: No te preocupes por mezclarlas, sigue llenándola.
Repito el mismo proceso unas cuatro veces más. La bañera está a rebosar de líquidos de distintos colores. Rojo, naranaja, amarillo, blanco… Coloco el bidón vacío que tengo en mis manos en el suelo.
-Yo: ¿Y ahora qué?
-Apothek: Tienes que sumergirte en la Salsa junto al Chinomicón. Una vez lo hagas, entenderás mejor lo que debes hacer. Ah, te aconsejo desnudarte antes. Eso incluye las vendas.
-Yo: ¿Qué?
-Apothek: Bueno, más que un consejo, diría que es un requisito.
-Yo: ¿En serio?
-Wollterfah: Haz lo que dice. Tengo entendido de que ya no necesitas las vendas, ¿me equivoco?
Miro a ambos, aunque ninguno de los dos debe de saber la expresión que estoy poniendo en estos momentos. Empiezo por las vendas de la cabeza. Me las voy quitando a mi ritmo, como si temiera que se me fuera a desprender una parte de la cara. Voy dejando lo que me quito en el suelo al no encontrar otro sitio mejor. Lo que ven los presentes son placas o componentes metálicos que recubren mi cabeza hasta la altura de los ojos, como si fuera un casco. Por la parte de mi ojo derecho llega un poco más lejos, pues rodea mi ojo ya biónico, formando una misma parte de lo que me estoy convirtiendo. Wollterfah se queda mirando con curiosidad, mientras que Ma’Riagg apunta en silencio algo en una tableta gráfica que no sé dónde lo guardaba. Esto me produce la suficiente incomodidad como para cerrar la puerta.
-Yo: El resto es privado.
No escucho ninguna queja, quizá por comprensión por su parte o por que la habitación impide muy bien que entre cualquier sonido. En cualquier caso, ahí estoy, frente a una bañera a rebosar de salsas. Ni me hace especial ilusión desnudarme aquí, ni bañarme en eso o darle la espalda a la repelente figura objeto de rituales macabros. ¿Pero qué otra cosa puedo hacer? Me quito la ropa que llevo encima y la dejo por el suelo. Observo mis partes ya visiblemente mecánicas. Siempre me dan una extraña sensación que no sé describir en estos momentos. Al menos no paso frío, han hecho bien al acondicionar este cuarto. Cojo el dichoso libro. Lo abro por ninguna página en particular y me meto dentro de la bañera. Lentamente me siento y me voy hundiendo en esta mezcla de sustancias. Me detengo un instante cuando tan sólo me queda la cabeza y el volumen por hundir. Suspiro.
-Yo: Vamos allá.
M'sheireus Huua Daime'é
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Tema: Re: Dimensions Miér Dic 22 2021, 13:37
La comisaría central de Bimbpep está revolucionada. Sí, algunos recuerdan que les ayudé con el asalto al hospital(por pura casualidad), y es por ello que el hecho de que venga con un par de kilos de la nueva droga hace que salten las alarmas. Durante los dos últimos días he estado pensando en cómo abordar esta situación en concreto. Ninguna era especialmente buena, pero al menos aparecer dentro de uno de los despachos evita que algún civil pueda verse implicado si deciden disparar antes de que pueda hablar. Trago saliva y miro a mi alrededor. Seis pistolas me apuntan. No tendría oportunidad de crear un portal en caso de que decidan disparar. Podría intentar atrapar o noquear a un par de ellos, pero ahí acabaría la cosa. Así que decido hacer lo más sensato y pongo las manos en alto.
-Yo:Parece que siempre tengo problemas con la autoridad, vaya donde vaya.
-Policía 1:Hay que tenerlos muy bien puestos para entrar aquí con eso encima. -Señala con su arma el suelo frente a mi.- Déjalas en el suelo y pon las manos en la nuca.
Hago lo que dice, y no tardo mucho en tener esposas alrededor de mis muñecas. Cuando me empujan para que comience a andar, me deshago de las mismas y pongo las manos en alto de nuevo. Los daime'é vuelven a poner las armas en riste, ahora compartiendo comentarios desconcertados entre ellos. Uno de ellos se acerca para recoger las esposas, y al ver que están completamente cerradas, las deja caer al suelo.
-Policía:J-jefe...
Uno de ellos mira las esposas y ahoga una exclamación.
-Yo:Por favor. No pretendo causar problemas. Vengo a resolverlos... O, al menos, a proponer formas de resolverlos.
Sus miradas siguen fijas en mi, y escuchamos como fuera hay alboroto.
-Yo:Quizás varios me recuerden del ataque que esos desgraciados de las drogas hicieron al hospital. Yo estaba dentro, intentando que no entrasen. Tenía polla en ese momento, pero como dicen los angloparlantes, poteitou, potatou. Ya he soltado el discurso de que Bimbpep es importante para mi en varios posts, así que voy a ir al grano. Tengo un plan para que todos esos monstruitos paguen por lo que están haciendo. Para que empiecen a desaparecer las drogas y el miedo de las calles.
Voy bajando lentamente las manos, pero las armas siguen en alto. Atraigo una silla y me siento en ella, lo que desconcierta aún más a los policías. Comienzan a intercambiar miradas.
-Yo:Tengo entendido que os habéis rendido. Que sabéis donde hay varias de las bases de los traficantes, pero no movéis un dedo. Triste. E irresponsable. Pero también me hago una idea de hasta donde llegan los tentáculos de esta criatura. Necesitáis ayuda. Necesitamos ayuda. No sé si os habéis dado cuenta, pero por toda la ciudad hay un aire extraño. Algo en el ambiente bastante inquietante. Y no es esa mierda que he dejado en el suelo. Por vuestra parte sólo os voy a pedir algo: no permitáis que nadie salga de su casa mañana por la noche. Van a haber monstruos en las calles, y puede que incluso los cazadores confundan a inocentes con presas.
Creo un portal que me lleva fuera de la comisaría antes de que puedan siquiera apretar el gatillo.
El viento arrecia, y la noche está oscura como la boca de un lobo. En esta ocasión voy a solas a la guarida de los traficantes. El gorila me deja entrar tras verme. Gasha está en la sala de la última vez, limpiándose la sangre de algún pobre desgraciado de la cara.
-Gasha:Bueno, preciosa. El reloj ha llegado a las doce. Espero por tu bien que traigas ganancias. Y tu también, Gya. A Trec-
-Yo:Gya no viene hoy, Gasha.
Se seca la cara y me mira. En mi fuero interno disfruto cuando su cara se desencaja al ver mis marcas parpadeando bajo mis ojos.
-Yo:Esto se acaba hoy, monstruo.
-Gasha:Tu...
-Yo:Creo que esta sala te ha perjudicado el olfato, pero supongo que en algún sitio tendrías que cortar la mierda.
Va a saltar hacia mi, pero lanzo unos cuantos azulejos de la pared a su cabeza, lo que me da tiempo a salir corriendo. Los demás miembros de la banda me miran con desconcierto mientras mi cuerpo va cambiando de nuevo a masculino y mi ropa cambia para adaptarse a este. Pero justo antes de que salgan tras de mi, un alarido de ira sale de la sala en la que antes estaba. Poco después, una alarma suena por toda la base. Un par de daime'é me salen al paso. Uno de ellos consigue propinarme un buen golpe en las costillas que consigo encajar para luego, de un zarpazo, arañarle los ojos. El siguiente acaba con una mesa sobre él. Oigo a Gasha en la lejanía.
-Gasha:¡QUE NO SE ESCAPE!¡JODER, QUE NO SALGA DE AQUÍ!
Vuelo por los aires la puerta que asegura la nave. Paso junto al gorila, ahora inconsciente en el suelo, y me adentro en la oscuridad para descubrir que a lo lejos hay algo de brillo. El aire, cada vez más violento, trae olor a humo.
En la lejanía, veo como Bimbpep empieza a arder en llamas.
En verdad me llamo Franky El Corruptor
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Tema: Re: Dimensions Vie Dic 24 2021, 13:56
Spoiler:
Emerjo buscando una bocanada de aire. Mientras recupero el aliento, observo a mi alrededor. Creo que estoy en el mismo lugar. Nada ha cambiado aparentemente. Excepto que todo lo que veo se mueve sinuosamente. Es como si estuviera sumergido o en un sueño. Quizás ambas. Noto que ya no hay salsa en la bañera, pero, al comprobarlo, descubro que algo extraño le pasa a mi cuerpo. Mi mano derecha no está. Muchos de los dedos de mi mano izquierda también han desaparecido. Caigo también en que no soy capaz de abrir mi ojo derecho, veo negro a través de él. Y, por si fuera poco, como que siento la cabeza más ligera.
Decido no darle más vueltas al asunto, pues dudo mucho de que resolvería algo de ese modo, y salgo de la bañera. Busco mi ropa, pero no la encuentro por ninguna parte. En cambio, encuentro el Chinomicón, como lo llama Apothek, abierto. Las páginas por las que está abierto brillan. Por otro lado, contemplo cómo una oscura neblina rodea el ídolo. Tengo cosas que reportar, aunque curiosamente no estoy tan inquieto como debería, así que abro un poco la puerta para hablar con los del exterior. Pero me llevo la sorpresa de no ver a nadie. Ni el supervisor, ni Ma’Riagg, ni Apothek. Abro completamente la puerta y salgo al otro cuarto. No importa a dónde mirara, no están. El ambiente también es extraño aquí. Mis pasos se hacen cada vez más y más pesados. La respiración se ralentiza. Es como si el tiempo se estuviera deteniendo a mi alrededor. Algo se mueve hacia mí. No, no sólo una “cosa”. Uno repta, otro revolotea, otro trepa por el techo… Una aprisiona mi brazo sin mano, como si fuera un tentáculo. Otras pequeñas criaturas se quedan pegadas a las falanges cercenadas o deterioradas de mi mano izquierda. Finalmente, lo que trepaba por el techo desciende en silencio hasta mi cabeza. El interior de mi cabeza. La sensación en un principio es altamente desagradable. Para luego dar paso a una totalidad que no sentía desde… Mi vista no alcanza a ver mi nueva forma, que sospecho que poco se separa de los monstruos que pueden surgir en pesadillas.
Este cuerpo me lleva a andar por esta estancia hecha para mí. Hay marcas en tiempo real que aparecen y me indican a dónde debo ir o qué tomar. Mis nuevas partes también hacen sus tareas al tirar de mí o hacer de las mismas partes que me faltan. De este modo recojo elementos... Ingredientes diría más bien. Se me señala donde están guardados utensilios y el fuego, con los que… me pongo a cocinar, como si lo hiciera de toda la vida. Cuando al fin la tengo lista, mi vista se oscurece.
Cuando recupero la conciencia, descubro que no todo ha vuelto a la “normalidad” o si quiera he regresado al lugar que esperaba. Estoy tumbado boca abajo y un gran peso repartido por todo mi cuerpo me mantiene como estoy. Sé que el metal ha vuelto a mí, recuperando sus lugares. Hay mucho movimiento a mi alrededor. Finalmente, parte de ese peso que me oprime de cintura para arriba se levanta, así como lo hacen con mi propio cuerpo. Los responsables son personas con aspecto de guardia. A quienes reconozco ahora como los guardias de Leistung, encargados de defender el edificio que es mi nuevo lugar de trabajo. No tardo en comprender que me he metido en problemas.
M'sheireus Huua Daime'é
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Tema: Re: Dimensions Vie Ene 07 2022, 01:21
La noche cada vez está más cerrada. Tanto, que ni siquiera mis ojos pueden apenas discernir formas en la oscuridad. Cierro los ojos y percibo como mis persecutores están todavía a varios metros de distancia, buscándome como locos. Intento ir todo lo sigilosamente que puedo, pero entre la casi absoluta oscuridad y volver a mi cuerpo habitual tras un mes siendo mujer me dificultan un poco las cosas. Al abrir los ojos y mirar atrás veo como varios haces de luz provenientes de linternas buscan por la zona. Es en estas cuando aprovecho para salir corriendo hacia la ciudad. Uno de los haces se fija en mi, y la linterna que lo emite tras un gesto que hago a mi espalda. Ahora no me puedo andar con milongas de no usar el caos, pues me puedo imaginar lo que me espera cuando llegue a la ciudad. Los gritos son suficiente como para hacerme una idea.
-Bombero:¡Necesitamos más personal!
Hace un calor sofocante conforme te acercas a la ciudad. Varios edificios arden, hay tiroteos en las calles y la gente grita, intentando ocultarse mientras los que ven arder sus casas intentan salvar sus pertenencias. Redirijo las llamas hacia los criminales, cercándolos y haciendo la tarea más fácil a las fuerzas de seguridad. En mi carrera a través de la ciudad veo como, poco a poco, la destrucción avanza, pero no son pocos los que se intentan oponer a ella. El viento cada vez sopla más fuerte, pero las llamas no se ven mecidas por él.
-Yo:¡AGH!
Una bala me atraviesa el hombro izquierdo, provocándome tal dolor que casi me tira al suelo por el shock. La pistola de Gasha, a unos metros de mi, humea tras el disparo. Le lanzo un montón de escombros, los cuales consiguen no solo derribarle, sino romperle el brazo que sujetaba el arma. Sigo corriendo, pero tanto caos seguido, el disparo y la carrera ya van haciendo mella en mi.
-Ishua:¡M'sheireus!
Cuando ya estoy cerca de casa, mi médico sale al paso.
-Ishua:¡¿Qué está pasando?! Tinan... ¡Tenemos que examinar esa herida ya! Cierro los ojos. Gasha y un grupo bastante numeroso se acerca.
-Ishua: Te... Te hemos exigido demasiado. ¡Hemos sido ehuar'nooooooooo-
Le propino un empujón que le hace atravesar un portal hacia la base. Un grupo de policías corre en mi dirección, enfrentándose al grupo que se había unido a Gasha. Las calles están casi vacías de civiles, y la oscuridad y el humo hacen que prácticamente sea el fuego lo único con lo que puedo ver. Pero ya lo siento: el bosque. Está cerca. Solo tengo que aguant-
-Gasha:¡ERES MÍO!
Desde mi derecha, Gasha salta sobre mi y me derriba. Se sienta sobre mi estómago y salta dos veces, comprimiendo mi diafragma y dejándome sin respiración. Levanto las manos para defenderme, momento que Gasha aprovecha para clavarme un puñal en el costado. Con una sonrisa sádica, empieza a remover el cuchillo. Noto como su miembro se endurece con placer contra mi pecho al escuchar mis gritos de dolor.
-Gasha:Has dado muchos, MUCHOS problemas, chaval. Reconozco que estoy un poco decepcionado conmigo mismo. Un media mierda como tú me arrebató un ojo. Hizo que secuestrasen a varios de la banda. Y lo peor es que he caído en tus engaños como un imbécil. Pero... -Me coge de la mandíbula y lame mi cara.- Al menos pude disfrutar de ese culito cuando te vi en el metro. Y esto...
Clava el arma un poco más abajo. Grito, pero el shock está empezando a dejarme inconsciente.
-Yo:G-Gasha... E-
Mete un dedo en mi herida del hombro y aprieta. Siento tantas nauseas por el dolor que acabo vomitando un poco encima de sus pantalones. Su sonrisa se ensancha aún más. Siento como mis marcas empiezan a parpadear con debilidad.
-Gasha:Esto, M'sheireus Huua... No es ni la mitad de lo que le espera a esa putita de Gya y al traidor de Trecim. Pero tu no estarás para verlo...
Sus ojos se abren con sorpresa. De repente, él lo siente. No, no solo él. Todos los daime'é de la ciudad lo sentimos. Dentro de nosotros, hay algo que empieza a removerse con terror primigenio. Entonces, el viento deja de soplar... pero las hojas del bosque comienzan a moverse.
-Yo:He... he ganado...
Gasha me mira con la cara desencajada. Entre las ramas de los árboles empiezan a dislumbrarse pequeñas figuras. Desde las profundidades empiezan a resonar las voces de una ciudad de sombras, y la voz de quienes la custodian empieza a hablar. Figuras de animales gigantes se alzan entre las copas, y las gargantas de todos nosotros, de todos los daime'é de Bimbpep, se unen en un único grito de terror. El mío se extingue pronto, mientras noto como Gasha comienza a temblar mientras intenta levantarse.
-Yo:Solo yo, como daime'é, tenía la respuesta para el problema...
-Gasha:¡C-CÁLLATE!
Cuando se aparta de mi lado e intenta correr, con un último esfuerzo, proyecto las sombras de las llamas a mi alrededor y le ato las piernas al suelo.
-Yo:Los Kehafka cuidan de su pueblo...
Cada vez me cuesta más mantener la consciencia. Ya no distingo lo que el traficante me dice. Sólo puedo ver como las luces se dispersan por la ciudad. Unas cuantas se acercan a Gasha, siendo entonces cuando distingo a las criaturillas que vuelan cerca de Sempiterna. Con un último grito de terror de Gasha, estas criaturas introducen sus manitas en su cuerpo, tirando del mismo hacia fuera. Un alarido sin voz sale del ahora alma flotante del traficante mientras ve como su cuerpo muere. Las criaturas suben cada vez más alto al alma, mientras el paso de mil vidas hace retumbar el suelo de Bimbpep. Un cuervo gigante, con seis ojos que podrían confundirse con nuestro satélite, abre el pico mientras recibe su nueva comida. Pero lo que vendrá después no lo sé, ya que el shock por el dolor y la pérdida de sangre me llevan hasta una dulce pérdida de sentido.
En verdad me llamo Franky El Corruptor
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Tema: Re: Dimensions Dom Ene 30 2022, 18:47
Espero solo y encerrado en una de las salas de contención que este edificio contiene en la planta sótano. Ni siquiera estoy encadenado ni nada. Estoy caminando de una pared a otra, con la vista en el suelo. Habrá pasado como media hora desde que me trajeron, más o menos. Oigo unas voces al otro lado de la puerta, justo antes de que ésta sea abierta. Entra Helia junto a un par de guardias, uno de ellos llevando a Ma’Riagg en otra bandeja.
-Helia: ¿Cómo te encuentras?
-Yo: Eh… ¿Dolorido? ¿Qué pasó antes?
-Ma’Riagg: No lo recuerdas.
-Yo: Yo estaba… ¿en la bañera? Sí, en la bañera. ¿Cuándo salí?
-Ma’Riagg: Fue a los pocos minutos. Derribaste la puerta del baño. Querías salir a toda costa. Ni siquiera te presentó algún problema Wollterfah cuando se interpuso.
-Yo: ¿Qué?
-Helia: El supervisor Wollterfah Reesfu ha sido enviado al hospital. Le encontramos inconsciente y con heridas de golpes cerca del laboratorio experimental nº16. Están intentando estabilizarle en estos momentos.
Mi respiración se detiene al mismo tiempo que miro aterrado a mi superior.
-Yo:¡No era mi intención! La Salsa… tuvo que ser por la Salsa. Me controlaría o algo.
-Ma’Riagg: Yo no estoy tan segura -los presentes miramos confusos a la utrom-. Mientras estabas en ese estado violento, no parabas de repetir una pregunta. “¿Dónde está 682?”.
Me quedo callado. Rebusco en mi cabeza todo lo referente que me llega con ese número.
-Helia: ¿Qué es… “682”? ¿Te dice algo?
-Yo: … Es un monstruo muy peligroso. Me topé con él y por poco no lo cuento. Me dijeron que lo habían capturado en Oidion. Destrozó una ciudad antes de que se lo llevaran.
-Helia: ¿Una ciudad? ¿Hablas de Sdatt? Tenemos entendido que sufrió un ataque antes de la pandemia de las bestias.
No digo nada mientras intento imaginar a ese monstruo con el tamaño suficiente como para arrasar una ciudad. Escalofriante.
-Ma’Riagg: ¿Qué tendrá que ver la Salsa con ese 682?
-Yo: Creo que no es la Salsa. Recuerdo que cuando me lo encontré… -miro mi brazo derecho-. Mi mano reaccionó. Le enseñó algo que no llegué a ver yo mismo.
-Ma’Riagg: ¿El Virus Tecnorgánico le busca? ¿Eso es si quiera posible?
-Helia: Ojalá pudiéramos ayudarte en lo de tus partes de máquina, pero cuando te hicimos el chequeo médico… lo encontramos demasiado complejo. No tuve valor de pedir que miraran más en profundidad. No quiero ponerte en peligro.
-Yo: … Gracias. Con el tema del virus estoy bloqueado. No sé qué hacer. Me convierte día a día. Y con cada herida se acelera más.
-Ma’Riagg: Quizá la respuesta sea la Salsa -la miramos con atención-. Sólo digo que últimamente la Salsa está siendo la respuesta a muchas de nuestras cuestiones recientes.
-Yo: Pero fueron provocadas por la misma Salsa. En primer lugar. No creo que tengan que ver.
-Ma’Riagg: Puede merecer la pena el intento.
Prefiero no contestar a eso.
-Helia: Hablando de Salsa, te traigo la que hiciste antes.
Muestra un frasco con una sustancia blanca en su interior.
-Yo: ¿Qué es eso?
-Helia: ¿No es lo que hiciste en el laboratorio?
-Yo: ¿Sí?… ¿No? No lo sé. Tengo esta sensación de que me suena… y a la vez no. Pero también siento que me sirve.
Los guardias observan preocupados a su jefa.
-Guardia: Señora, podría ser peligroso. Le aconsejo salir de la celda. Debería dejar que me encargue de él.
El que lleva a Ma’Riagg da un paso al frente ante la mirada de desaprobación de Helia. Ésta vuelve a dirigirse a mí y me entrega el frasco. Ambos guardias se quedan paralizados al contemplar este acto. Examino lo que tengo entre las manos. Abro el frasco y vierto su contenido en mi boca para a continuación tragármelo.
-Helia: ¿Qué has hecho? -pregunta sorprendida-.
-Yo: No sabía bien qué hacer y pensé que es salsa. Y la salsa se toma.
Pero en cuanto lo digo, noto cómo algo sube por mi esófago. No intento retener lo que quiere salir. Un mejunje blanco sale por mi boca. Cae al suelo y salpica a los presentes.
-Helia: ¡Franky! ¿Estás bien?
Necesito toser un poco antes de volver a hablar.
-Yo: Sí, ah… es raro, no me encuentro mal.
En ese momento observo unos hilillos formados de ese líquido blanco, que van desde el charco que acabo de formar hasta Helia, los dos guardias e incluso Mar’Riagg. Algo me llega. Recibo una advertencia que no dudo en exponer en voz alta. Señalo a una de las personas que están conmigo en esta celda.
-Yo: … Este tío ha venido a matarme.
El guarda que sostiene a Ma’Riagg da un pequeño respingo.
-Helia: Ya decía que había algo que no me terminaba de gustar de ti. Conozco a todos quienes trabajan en este edificio, pero a ti no te reconozco y ni recuerdo que hayamos contratado a más guardias recientemente.
-Guardia: Co-con el debido respeto, señora, es imposible que el director de una empresa conozca a todos sus empleados.
-Helia: Es verdad que por un momento me has hecho pensar eso, pero podemos salir de dudas si me das tu identificación.
Este individuo no duda en lanzarme a la utrom y salir corriendo a fuera de la celda. El otro guardia ya le está persiguiendo y llamando a otros compañeros por su comunicador. No tardarán en cogerle.
M'sheireus Huua Daime'é
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Tema: Re: Dimensions Lun Feb 14 2022, 00:38
Spoiler:
Me cuesta abrir los ojos. No sé ni donde estoy ahora mismo. No recuerdo nada durante unos instantes. Sólo siento que he vuelto a mi forma habitual. Siento un tirón muy incómodo del costado, y como mi brazo izquierdo está cubierto en vendas. Todo el cuerpo está anquilosado, y el goteo constante de algo que entra en mi brazo con un frío desagradable hace que, poco a poco, vea que estoy en la camilla de un hospital. La silla que hay junto a mi cama emite un leve crujido, y poco a poco consigo abrir los ojos. Mis padres están sentados, durmiendo cabeza con cabeza, con aspecto de cansados... y algo más. Como si parte de la tensión que llevaban acumulando durante años se hubiera desvanecido.
...¿Tensión?¿Por qué?
Entonces es cuando vuelve a mi. Toda la debacle que produjo hacer que los Kehafka nos mirasen a los daime'é. Los traficantes en las calles. Y Gasha. Se cobró de sobra el ojo con las puñaladas al costado... y el tiro al hombro de sus compañeros.
-Yo:...¿Cuantos han muerto por mis acciones?
Mi madre se mueve levemente en el asiento, a punto de despertarse de su sueño. Extiendo mi mano para rozar la suya, momento en el que abre los ojos.
Se abalanza sobre mi y me abraza, haciendo que suelte un grito de dolor. Presurosamente me suelta, e igual de rápido le da a un botón para que el personal sanitario venga. Antes de que me dé cuenta, mis padres están mirándome fijamente, como si esperasen algo extraño. Los sanitarios empiezan a examinarme antes de que siquiera pueda formular una pregunta. Una vez los médicos parecen ver que estoy bien, por fin me dejan tranquilo.
-Yo:¿Qué ocurre?
-Papá:¿Recuerdas qué pasó, M'sheireus?
-Yo:Los Kehafka... salieron del bosque, ¿verdad? Al final conseguí que salieran.
-Papá:Sí. Fue muy arriesgado, y se han perdido vidas, hijo. Oficiales y voluntarios, y casi la tuya.
Me paso la mano por las ahora suturadas puñaladas. Otra cicatriz más para la colección.
-Papá:Perdiste bastante sangre, y por poco te tocaron órganos más importantes. Te han tenido que operar dos veces. En una sufriste... sufriste un paro cardíaco en quirófano. Has... has estado diez días en coma, hijo.
En otro momento, posiblemente habría roto a llorar. Creo que ahora he llegado a un punto en el que ya tenía tanto, tanto miedo en el cuerpo que sólo puedo temblar. Nah, ahí vienen las lágrimas.
-Yo:...¿Y los traficantes?¿Sirvió?
Mi madre me mira con ojos llorosos y asiente. Suelto un suspiro de alivio.
-Mamá:Cuando te recuperes... hay algunas personas que quieren hablar contigo.
-Yo:¿Más problemas?
-Mamá:No. No, hijo. Ya los problemas han terminado.
Pienso en Blake mientras los puntos de sutura de las puñaladas tiran. No, los problemas no han terminado. Y en cuanto pueda volver a caminar y a doblarme sin correr el riesgo de abrirme en dos me tocará salir ahí fuera, a ver el universo con mi maestra. A buscar a Kyuremu. A ver qué ocurre con esas apariciones espontáneas, y si están relacionadas de algún modo con el hecho de que los Kehafka hayan desaparecido durante tanto tiempo incluso de Sempiterna. Pero veo la mirada de mis padres, y sé que nada de eso importa ahora. Sé que ahora mismo mi hogar es un lugar tranquilo. Que Trecim y Gya posiblemente ya habrán vuelto a casa, y que ahora mi tía la adicta debe estar que trina. Por primera vez desde que volví a casa, siento que me puedo relajar. Sin siquiera quererlo, una suave sonrisa se esboza en mi cara.
-Yo:Por un par de cicatrices o tres, el cambio sale bastante bien. -Con la mano que tengo libre, cojo la suya.- Vamos a celebrarlo cuando vuelva a casa, ¿vale?
Miro hacia el otro lado de la habitación. En un par de mesas se acumulan flores y diversos regalos.
-Yo:...Imagino que esta vez no me libro del anonimato.
-Papá:Ya se conoce tu nombre, hijo. Lo que ha pasado no ha sido ninguna tontería, y tu has estado en medio de todo.
Inspiro, pensando en esas personas que decía mi madre. Una tromba de pensamientos llaman a la puerta de mi mente, pero los calmantes la mantienen bien cerrada, invitándome a cerrar un rato más los ojos.
-Yo:Creo que voy a aprovechar para dormir un poco más, ¿vale?
Asienten para, acto seguido, besarme la frente.
-Yo:Os quiero.
Su respuesta se diluye mientras me dejo caer en un sueño reparador.
En verdad me llamo Franky El Corruptor
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Tema: Re: Dimensions Lun Feb 21 2022, 22:18
Resulta que la Salsa que creé da más ventajas de las que nunca imaginé. Puede indicarme las intenciones de las personas a las que se pega. También me da cierta información sobre los objetos a los que salpica. Esta última habilidad la pude usar con el ídolo retorcido. Ésta representa a una entidad asociada a los secretos. Me desvela uno de ellos. Este nuevo conocimiento me lleva a usar el artefacto que tiene atrapado a ese ser superior de forma canina que parece tener tanta influencia sobre las bestias. Consigue llevarme a crear salsas capaces de curar, crear estimulantes, tratamientos, etc. Apothek sigue guiándome para crear más de estas sustancias, variaciones. Me preocupa que vuelvan a atacarme, aunque la seguridad del edificio se duplicara debido al incidente del guardia intruso hace casi un mes. Pero no puedo dejar que eso me detenga. Creo que tengo al fin un remedio que puede ayudarle.
Entramos al hospital. Por una vez, no lo hago como ingresado. Me acompañan Fono y Ma’Riagg. La utrom va montada en un exotraje, cuyo diseño recuerda ligeramente a nuestro amigo autómata, cortesía por parte del Departamento de Desarrollo Mecánico cuando lo estudiaron.
-Fono: Últimamente he estado consultando mis bancos de memoria, encontrando información concreta. Sobre mis creadores. Esto pasa con mayor frecuencia cuando estoy en el laboratorio. Es casi involuntario -le miro expectante mientras seguimos avanzando por el pasillo-. ¿Es un mensaje escrito en mi programación? ¿Me dice que podré descubrir al fin mi propósito aquí?
-Yo: … No lo sé. Pero lo descubras o no, todavía puedes hacer tus propias elecciones.
-Fono: ¿Eso crees?
Mi atención se desvía a una conversación que empiezo a oir. Reconozco las voces de Galie y Helia. Intentan hablar en voz baja, pero he ganado mucha capacidad auditiva.
-Galie: Necesito que lo pienses bien. Nuestro padre es demasiado…
-Helia: Anticuado, sí. No hace falta que te reprimas a estas alturas. No conmigo. Sé bien tu opinión sobre él.
-Galie: No le deseo ningún mal. Sigo amándole, tanto como tú. Es sólo que es tiempo de que dé el relevo.
-Helia: No me voy a enfrentar a él, Galie. Tampoco quiero tener más responsabilidades de las que ya tengo. Las dos sabemos que tú lo harías mucho mejor.
-Galie: He hecho demasiadas cosas terribles como para tener ese cargo. No me verían con buenos ojos. Lo sé teniendo uno.
-Helia: Ja, ja -expresa con sarcasmo en el tono-. ¿Ves bien de todas formas que tengamos esta conversación aquí?
Antes de dar tiempo a responder, nosotros tres llegamos junto a ellas, frente a una puerta cerrada.
-Yo: Hola. ¿Cómo está?
-Galie: Quizás hayas venido justo a tiempo.
Sí, justo a tiempo para empezar a ver enmendar mis errores. Aunque no lo supiera, le he traído mucho dolor. La primera vez que disparé un arma lo hice por el miedo. Quité una vida y sin saberlo condené a otra. Volvió rabioso para cobrar lo que le quité. Y, en vez de aceptar mi castigo, retorcí las reglas para ganar otra vez. Quién sabe cómo hubiera terminado de no haberlo hecho. Quizá estaría vacío y perdido en mi propio mundo o hubiera logrado un nuevo propósito con el tiempo. Pero finalmente luchó por lo que era correcto, ¿verdad? Arriesgando su vida. Hemos tenido nuestras diferencias, pero le debo esto. ¿Verdad?
Algo golpea la puerta y nos alarma a los presentes. Otro golpe la agrieta. Galie mira una vez a su hermana antes de lanzarse a protegerla de lo que sea antes del estallido. Me echo hacia atrás con recuerdos del centro médico y del 682 cruzando mi mente. La figura de un reptil cruza el umbral.
-Yo: ¿Verlorense?
¿Ha llegado al fin mi castigo?
M'sheireus Huua Daime'é
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Tema: Re: Dimensions Dom Mar 13 2022, 02:41
-Mamá:Estás guapísimo, hijo.
Estamos en una habitación del edificio del ayuntamiento. Ya me avisaron mis padres de que mi nombre y lo que había hecho al fin se había hecho público. Supongo que era normal, teniendo en cuenta los vaivenes que he tenido durante este último mes. Y que estaba en medio de todo el meollo con el tema de los traficantes, claro. Y que intenté que Trecim me abriera las puertas a la banda hace un tiempo. Alguien tiene que haberme visto por narices.
-Yo:Preferiría que nadie supiese que estoy aquí... Esto es peligroso, mamá.
-Mamá:Ya has visto lo que está pasando, cielo: están cayendo una por una.
Sí, eso es cierto. En las dos semanas sucesivas a que me despertase, y hasta hace dos días, en las noticias no dejaban de anunciar como bandas de todo el mundo estaban desplomándose y desapareciendo. Parece ser que los Kehafka han ido manifestándose en varios lugares de Deia, y en los que no infundieron suficiente miedo como para ir entregándose ante el miedo de consecuencias. Consecuencias como las que el propio Gasha sufrió.
-Papá:Creo que M'sheireus está pensando en otro tipo de peligro, Viann.
-Yo:He usado demasiadas veces mis habilidades en un mismo sitio, y me han visto ya algunas veces. Sobretodo fuera de casa. -Me ajusto un poco la ropa.- La Hermandad puede aparecer en cualquier momento, y que esto sea una celebración no va a servir como excusa para pararles.
-Mamá:Al menos... intenta disfrutar de este momento, ¿vale?
La música de fuera suena cada vez más fuerte. Suspiro, asiento e intento sonreírle.
-Papá:Y M'sheireus...
-Yo:Ya lo sé. No les hablaré de la Hermandad.
Bastante han tenido con la llegada de Órbita y los traficantes. Mis padres me dan un abrazo.
-Yo:Nos vemos luego, ¿eh?
Al salir al balcón me encuentro con una miríada de conciudadanos, esperando conocer un comunicado del alcalde por el cual incluso les han dado un día festivo en el trabajo. Seguidamente empieza con un discurso conmemorando a todas las víctimas que no solo murieron en la noche que Gasha cayó, sino a todas las personas que, de una forma u otra, se han visto afectadas por los traficantes. Tras la noticia, nos informa de que cada vez más bandas se están desarticulando alrededor del mundo.
-Alcalde:Por último, me gustaría que uno de nuestros ciudadanos diera un paso al frente y dijese unas palabras. Sé que muchos de vosotros ya habéis oído hablar de él. M'sheireus, por favor...
Me acerco con timidez a la balaustrada. Todos tienen sus ojos fijos en mi. Miro un momento atrás y veo a mis padres hacerme un gesto para que empiece.
-Yo:Ho-Hola... -Me doy cuenta de que he hablado en español.- ¡MIERDA!
Escucho alguna risita nerviosa entre el público. Cierro los ojos, inspiro hondo y vuelvo a mirar al público. Nada, siguen los nervios.
-Yo:Soy... Soy M'sheireus Huua... Hijo de Viann y Teeruoh... Uh... UUUUUH...
Noto como estoy temblando de pies a cabeza. He hablado muchas veces ante públicos medianamente grandes. ¿Pero un público que espera que hable de la locura de los Kehafka?¿Y cómo les digo que habían desaparecido durante unos días?
-Yo:Ninguno de vosotros me conoce. Es normal, claro...
-Alguien del público:¿Tu no eras la de la clase de Ska'po?
-Yo:Eh, sí... Sí. Sólo -Cambio a mi forma femenina.- que quizás me visteis con un aspecto diferente.
Vuelvo a mi forma habitual mientras una oleada de comentarios se levanta entre la multitud.
-Aleatoria 1:¡Es un acólito de los Kehafka!
Más comentarios. Tendré que preguntar luego a qué se refieren con eso, pero...
-Yo:Soy... soy un caomante. Esto no significará nada para vosotros, pero es por eso que he estado lejos de aquí... de mi propia familia... prácticamente toda la vida. Dentro de poco tendré que dejarlos atrás de nuevo durante un tiempo. -Hago un gesto a mis padres para que se acerquen.- Ahí fuera hay muchas cosas. Todavía no conozco ni un ápice de ellas, pero varias me tocan directamente. Otras nos tocan a todos nosotros, los daime'é. Yo... puedo entrar en Sempiterna siempre que quiera. A mediados de mes, cuando entré para hablar con mi Kehafka, Rawkashka... nadie respondió. Lo intenté durante los días sucesivos, pero no hubo respuesta. Hay algo que está haciendo desaparecer y aparecer a personas de todos lugares. Por todo el universo. Seguro que a alguno de vosotros os ha pasado. Veis algo de repente, pero no es un espíritu. Reaparecéis durante un tiempo en un lugar que no conocéis. Eso mismo les ocurrió a los Kehafka. Los Kehafka no tienen contactos con el exterior. Sólo el instante de recibir a uno de nuestros pequeños en el Qweu. A lo sumo, pueden sentir pequeñas perturbaciones en ellos. Seguro que los días previos a... esa noche... notasteis el ambiente diferente. Más viento. Noches más oscuras. Es lo que ocurre cuando sienten que peligra el equilibrio. Y es lo que ocurre cuando deciden ver y oír en lugar de girar la cabeza. Quien perturbe la paz vuelve a Sempiterna.
Todos los susurros callan. Noto como me acaloro.
-Yo:Lo que quiero decir es que... bueno... que yo sólo hablé. No... no tengo nada en especial que me hiciera sacar a los Kehafka, y cualquiera de vosotros es "más daime'é" que yo. Estoy volviendo a serlo, y cada vez me gusta más estar en mi pelaje. Quizás algún día cuente esa historia, pero no será hoy. Sólo quiero decir una cosa más, y es algo que posiblemente más de una persona que se haya asomado a esta balaustrada habrá dicho: permaneced juntos.
Me quedo en silencio. Se ve que quieren que diga algo más, pero ya no tengo más fuelle o ideas de qué decir.
-Yo:Por si no nos vemos luego: buenos días, buenas tardes y buenas noches.
Ahora sí que sí, me retiro del balcón. Gracias, pelaje, por no permitir que me vean rojo como un caqui.
-Mamá:¿Y esa despedida?
-Yo:Es... de una película de la Tierra. Me quedé sin ideas.
-Papá:Al menos ya ha acabado.
Noto algo en el cuello.
-Yo:No, papá. Ahora sigue la cosa.
En la sala contigua me esperan la maestra y Gyphook con un par de maletas llenas de mis cosas a su lado. Miro a mis padres, ahora con los ojos brillantes como estellas.
-Papá:Espero que la próxima vez que vuelvas sea sin aventuras, heridas ni locuras.
-Yo:Quizás si me sonríe un poco la suerte sea así.
Les doy un abrazo del que no quiero separarme.
-Mamá:Te llamaré todos los días.
-Yo:Lo sé. Pero puedes estar tranquila, que esta vez voy con mi maestra. No conozco a nadie más capaz en el universo, y es bastante grande.
Tras un último abrazo y unos cuantos besos, el portal a Bimbpep vuelve a cerrarse a mi espalda.