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DrPingas
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M'sheireus Huua
Daime'é
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Gallo
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MensajeTema: Re: Dimensions   Dimensions - Página 7 Icon_minitimeMar Dic 03 2019, 21:16

El campamento está en calma cuando llego. Las luces del alba empiezan a despuntar por el horizonte, así que espabilo a Zekkan. El galvano se despereza.

-Zekkan:Buenos días, M'sheireus. ¿Cómo ha ido el turno?

-Yo:Algo he encontrado. Pero si no te importa, lo hablamos mañana. En el registro del traje está la grabación con mis notas, por si quieres consultarla.

-Zekkan:Eh... Claro. ¿Ha ocurrido algo?

Veo como un espíritu parecido a un ave gigante cruza el cielo.

-Yo:Cosas de espíritus sólo,no te preocupes. Sólo necesito una cabezada y estaré como nuevo.

Activamos la zona segura y nos quitamos los trajes. Estoy a punto de acostarme, pero...

-Yo:Es sólo que... ¿Sabías que los daime'é podemos ver a los espíritus? No sé si eso incluye a los fantasmas. Vamos a ser sinceros: si existimos los caomantes iwuah tienen que haber fantasmas. La cosa: vemos espíritus. Creo que igualmente os lo comenté, pero mi memoria es horrible. ¿La picazón esa que teníais Dev y tu? Pues resulta que había un nido de pequeños espíritus bajo las camas. Me pillaron para esta misión por lo de los espíritus, verdad. Pensaba que no iban a haber tan pocos... menos en un barrio. Los hay a patadas. Hay un tipo de espíritu a los que en Deia, mi planeta natal (¿no se te sigue haciendo raro decir eso?) llamamos "espíritus de la discordia". Se nutren de los conflictos que crean al poseer a las personas y hacerles llevar malos actos. Se comportan como un enjambre, con uno de ellos encabezándolos. Y son agresivos.
Cuando volví de mi primera misión... En la que Brist desapareció... Pasé por la Tierra. Estuve unos días sólo. Unos días horribles, sí. La cosa está regular en algunos sitios. ¿Y sabes qué? Tuve un encontronazo con los espíritus de discordia. Cada noche recuerdo las fauces del primero, a punto de arrancarme la cara. Ese aliento no de algo podrido, sino totalmente estéril. Etéreo.

-Zekkan:Y deduzco que has visto a uno de ellos, ¿no es cierto?

Asiento.

-Zekkan:¿Prefieres que me encargue yo de esa zona? -Niego.- No sería molestia alguna.

Zekkan hace levitar un refresco y una lata de sxhyghs, una sopa típica de Pallex, y me las pasa. Aun fría, la comida sienta bien.

-Yo:He conseguido un pequeño contacto. Es una porquería, pero sigue siendo mejor que nada. Y os aconsejaría que intentaseis escuchar algo de un "Dios de la Montaña". Esta noche entraré en una biblioteca cercana al barrio que te digo p-

De repente, se escucha un sonido que ambos identificamos rápidamente: el intercomunicador. Vamos corriendo a las bolsas a buscarlos. No es el medallón de Zekkan el que suena, sino el mío. El corazón se me para durante un instante. La boca se me seca.

-Zekkan:Te dejo a solas. Si necesitas cualquier cosa, avísame.

Aún con el dispositivo sonando, Zekkan se va. Trago saliva. ¿Estará Franky en apuros?¿Habrá pasado algo con ese robotaco que tenía en casa o la chica pez-Tristana? Con manos temblorosas, pulso el botón.

-Yo:...¿Hola? -Cierro los ojos con fuerza.-¿Hola?¿Quién es?
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MensajeTema: Re: Dimensions   Dimensions - Página 7 Icon_minitimeJue Dic 12 2019, 00:33

-Fono: ¡Reiniciando! ¡Reiniciando!... - pronuncia mientras sus luces parpadean y emite agudos sonidos como lo haría R2D2 en Star Wars-.

Ajenos al habitante mecánico de Gorlam II, Verlorense y yo estamos ocupados con nuestros asuntos.

-Verlorense: ¡DISPARA! ¡DISPARA Y DEMUESTRA SER EL ASESINO QUE ERES!

Lucho contra el miedo. El tener que usar otra vez uno de esos artilugios diseñados para quitar vidas me paraliza, pero la idea de terminar con todo esto si le disparo es demasiado tentadora. Sólo así dejará en paz a mi familia, a mis vecinos y a mí. Sólo apretar el gatillo. Y lo hago. Un proyectil sale a alta velocidad del cañón del arma, pero su trayectoria no es la que espero. Viaja a apenas centímetros del vientre de este psicópata asesino, atravesando su gabardina para luego darle la espalda. Antes de darme cuenta de a dónde ha ido a parar, veo a mi padre en el suelo, retorciéndose de dolor, con ambas manos cubriendo el lado izquierdo de su cabeza.

-Verlorense: ¡JAJAJAJAJA! ¡Deberías mirarte la cara que tienes ahora!

Apenas lo pienso y arremeto contra su barbilla la mano donde sujeto el arma. No recibe el golpe de lleno, pero basta para hacerle retroceder. Se lleva una mano a la nariz para averiguar que está sangrando. Por un momento puedo ver sus ojos siendo adueñados por algo que no es satisfacción. Tantas cosas que ha preparado y no se esperaba un impulso tan básico.

-Verlorense: ¿CON QUÉ DERECHO? ¡APENAS EMPIEZAS A COMPRENDER POR TODO LO QUE HE PASADO POR TU CULPA!

Desenfunda otro cuchillo y se lanza de nuevo hacia mí. Su filo choca contra el antebrazo de metal que pongo entre los dos, pero no pierde el tiempo en frustrarse por el ataque fallido y me patea la pierna, haciéndome trastabillar. Un puñetazo más basta para tirarme al suelo de espalda y dejar caer el arma de fuego otra vez. Su rostro se tuerce otra vez por culpa de esa macabra sonrisa. Piensa que ha triunfado. Me doy la vuelta con la intención de escapar a rastras si es necesario. La utrom demuestra coraje lanzándose contra su cara, rodeando su cabeza con sus pequeños tentáculos y bloqueando por completo el campo de visión con su cuerpo. Le escucho eructar algo, lo que interpreto como un mensaje que no puedo entender todavía. Sin embargo, no posee la fuerza suficiente para resistir al forcejeo del “juez” venido de Oidion.

-Verlorense: ¡Aparta! ¿Qué pretendes? ¡Iba a perdonarte la vida por haberme servido! ¡Pero supongo que la justicia también te reclama, pues tú también fuiste culpable de los horrores que asolan Sdatt!

Dos puñetazos y un manotazo para devolverla al suelo. Le da una patada para asegurarse de que no vuelva a intentar otra tontería o como reprimenda por rebelarse, estrellándola contra un coche.

-Verlorense: Si tan sólo supiérais la mitad de lo que habéis provocado. LA MITAD DE LO QUE ME HABÉIS HECHO A MÍ.

-Yo: … allyougottodois… allyougottodoisdrinkallyourmilkdrinkallyourmilkallyougottodoisdrinkallyourmilk…

Voltea hacia mí y se aproxima.

-Verlorense: ¿Qué estás murmurando? ¿Por qué suenas como esos sectarios enfermos?

Se agacha, me coge del hombro y me obliga a mirarle directamente a los ojos. Lo que ve no es bonito y sé por su semblante que está totalmente de acuerdo conmigo. Vomito y lloro salsa roja en abundancia. Parece que me deshago de dentro para fuera. Aquel quien me odia se aleja asustado. No comprende lo que ocurre. No se lo esperaba. Y eso me hace sonreír. El mejunje que sale de mí se pega al cuerpo, extendiéndose hasta cubrirme por completo. Me deforma, me transforma en una versión de pesadilla de mí mismo, con garras, grandes fauces y ojos brillantes. Mi boca sigue escupiendo salsa, pero ya no tanto como antes, permitiéndome esta vez hablar.

-Yo: Interesante. Cuéntame más.

Grito y hago temblar al cazador que ante mis ojos se ha vuelto una presa.

-Verlorense: ¡A-aléjate!

-Yo: No.

Salto encima de él en un frenesí violento y le derribo. Intenta alejarme lo máximo posible estirando sus brazos y poniendo sus manos sobre mis hombros. Lo que no sabe es que estoy dejando que luche. Disfruto ver su rostro carcomido por el miedo.

-Verlorense: ¡Aléjate, demonio!

-Yo: ¿Por qué? Apenas nos estamos empezando a conocer. Déjame comprobar quién es el verdadero demonio aquí.

Aparto sus manos de mí y le aplasto contra el suelo. Mis garras rascan y se clavan en la piel de su cara asustada. Se me desencaja la mandíbula de tanto que abro la boca. Cualquiera diría que voy a devorarle ahí mismo. Pero no es carne lo que consumo, sino sus recuerdos, sentimientos, secretos. Río a carcajadas.

-Yo: Sucio mentiroso. ¿Querías salirte con la tuya con medias verdades? Tú no has venido a vengar a tu padre o castigarme por cualquier mierda que esté pasando en tu planeta. Sé quién eres de verdad, Verlorense Lebn. Eres un niño mimado, mantenido por tus padres, sin interés alguno en estudiar o trabajar. Ya ni hablemos de tomar responsabilidades. Pero cuando ya no hubo nadie quien cumpliera tus caprichos, tuviste que salir al mundo real. Y lo que tu mundo real necesitaba era que movieras tu asqueroso culo del sofá. Día tras día, mientras hacías lo que tenías que hacer para tener un plato caliente de comida, también te alimentabas de odio hacia tu nueva vida. Y también hacia los que la hicieron posible.

En lo que reconozco como un arranque de ira, el “niño mimado” me da una patada que logra su objetivo de alejarme.

-Verlorense: ¡ME LO ARREBATASTE TODO EN UN PARPADEO! ¡NO SABES NADA! ¡NO PUEDES SABER NADA!

-Yo: Pero lo sé. Como sé que en vez de molestarte en salvar tu ciudad, ¡pensaste que sería mucho más fácil coger una nave espacial, ir a otro planeta y JODERLE LA VIDA A ALGUIEN MUCHO MÁS INDEFENSO QUE TÚ!

Sin erguirme, avanzo a cuatro patas con la intención de reanudar mi ataque. La repugnancia que siente por mí se hace de nuevo presente en el semblante del “oidionano”. Rebusca entre sus bolsillos y saca de uno de ellos un pequeño objeto redondo. Lo tira en mi dirección en el instante que salto cual depredador. Entonces todo se vuelve extraño. Bueno, algo más extraño. Mis sentidos perciben cómo mi entorno toma otro ritmo, como si el paso del tiempo se acelerara. Aspecto que veo también en el despreciable personaje que tengo delante.

-Verlorense: ¡JAJAJAJA! ¡¡THAWARDD!!

Spoiler:


Última edición por En verdad me llamo Franky el Mar Dic 17 2019, 00:06, editado 2 veces
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M'sheireus Huua
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MensajeTema: Re: Dimensions   Dimensions - Página 7 Icon_minitimeDom Dic 15 2019, 20:04

Es una voz femenina la que suena al otro lado de la línea. Noto como se me seca la boca.

-Marisa:¿Hola?¿Me oyes bien?

No consigo responder durante unos segundos. Zekkan ya se aleja en el horizonte, y en las inmediaciones sólo escucho los ronquidos de Deveios.

-Yo:S-sí... Se te oye bien.

-Marisa:¿Qué pasa, miarma?

-Yo:Pues... Ando algo lejos de la Tierra ahora mismo. ¡P-pero puedo acercarme ahora mismo si ha pasado algo!

Cierro los ojos con fuerza. "¿Si ha pasado algo?" ¿Qué va a pasar? Idiota.

-Marisa:No, hijo. ¿Te pasa algo a ti?El otro día te fuiste muy rápido.

-Yo:Ah, ya...

Ninguno de los dos dice nada durante unos segundos.

-Marisa:El otro día, cuando te vi... Sentí que había algo que había olvidado. -El pulso se me acelera.- Se lo comenté a mi marido, y decidimos que era mejor que te llamase. ¿Nos hemos visto antes?

Dejo de oprimir el botón y cojo aire. Voy a la cama y me siento, mientras intento decidir qué decirle a la que casi toda mi vida ha sido mi madre.

-Yo:...No. No creo. -Me quedo en silencio. Un par de lágrimas afloran en mis ojos.- Lo siento, pero tengo que irme. Si necesitáis algo, no dudéis en llamarme. Seguimos en contacto.

Corto la comunicación y me quedo ahí, con los pensamientos lejos del planeta pero con el pesado corazón reteniéndome aquí. Escucho como Deveios se mueve en sueños. Pongo el comunicador bajo la almohada y me acuesto antes de que se levante. No quiero que me vea llorar. Hoy no.

______________________________________________________

La noche ha caído. Es hora de seguir con la búsqueda, y sé que debo centrarme en la tarea por delante, pero siempre he tenido un problema para separar los problemas de casa del trabajo, y esta vez no iba a ser una excepción. Es una noche de fuertes vientos, y por primera vez agradezco tener que llevar este engorro de traje. Hace ya un par de horas que salí del apartamento, y siento cada vez más cerca el barrio preñado de espíritus. Trago saliva. Sólo será un momento. Ver al niño, que me cuente lo que ha pasado, y luego a buscar información de ese tal "Dios de la Montaña". En la misma esquina que la noche anterior, Nñt y el soldadito me esperan. El crío parece algo más despejado, y sus tres ojos brillan con emoción.

-Yo:Buenas noches, chicos. ¿Cómo le ha ido el día a mi ayudante favorito?

-Nñt:¡B-b-b-bien!Wf decía que yo estaba raro, pero le dije que no me pasaba nada, y que tenía ganas de que llegara el Festival de la Montaña.

-Yo:Muy bien. -Cojo una piedra y cambio su forma para que parezca una estrella- Muy bien hecho.

El niño la coge con tentáculos temblorosos.

-Yo:¿Has visto algo raro?

-Nñt:No. Pero uno de mis compañeros de clase decía que ayer vio algo raro desde su casa.

-Yo:¿Sabes donde vive?

Señala una casa a media calle, en medio de la marabunta espiritual. Tomo aire y me acerco a la zona. Extiendo la mano hacia el soldadito, ahora en el hombro del niño.

-Yo:¿Puedes venir, por favor?

Una vez se coloca en mi hombro, salto e intento elevarme un poco en el aire. Parece que cada vez puedo llegar más alto, pues consigo agarrarme al techo sin demasiados problemas. Escucho como el niño grita con sorpresa, lo que desencadena movimiento dentro de la casa. Me pego al tejado mientras el pequeño espíritu vigila. Escucho una serie de voces abajo, una acalorada discusión y lo que acaba derivando en Nñt siendo llevado a rastras a su casa.

-Yo:Y ahí va mi ayudante...

-Soldadito:¿Por qué querías que viniera?

-Yo:¿Qué edificios importantes hay por aquí cerca?

-Soldadito:La biblioteca, principalmente. Es ese edificio de ahí, el de las ventanas triangulares.

Le miro de refilón.

-Soldadito:Yo también he visto algo por aquí. Las apariciones suelen pasar por la tarde, pero Nñt no las suele ver. Es un chico dulce, pero no lo que se dice espabilado.

-Yo:¿Y al resto de espíritus qué les parece?

-Soldadito:Mientras puedan seguir alimentándose, les da igual.

Me levanto y, tras coger carrerilla, salto a un balcón de la biblioteca. Viendo que no puedo abrir la ventana, decido ir por la opción brusca. A mi codo no acaba de gustarle la opción brusca. Habrá que tirar del caos de nuevo. Hago desaparecer la ventana el tiempo justo de que entremos. Nunca había probado a hacer desaparecer del todo algo, y consume más energía de la que esperaba. Una vez dentro, cojo una silla y me paro a descansar.

-Soldadito:¿Qué es esa magia que haces?

-Yo:No es magia. Pensaba que los espíritus podíais sentir esas cosas.

Me pongo en pie y uso la PDA integrada en el traje para ir traduciendo lo que encuentro en los estantes. Tendré que darle las gracias a Zekkan luego por implementar la función. No tardo mucho en encontrar lo que busco: el Dios de la Montaña. Hay una sección entera dedicada al mismo. Activo la cámara y empiezo a leer. Parece ser que en esta región del planeta creen que existe una deidad que, al más puro estilo tribal, exige sacrificios cada año. A cambio, les otorga protección contra terremotos, tsunamis y otros desastres naturales, así como ataques de espíritus.

-Yo:26 de Que'hur. Son las 04:40 locales, y me encuentro en una biblioteca. Las cordenadas están registradas en el traje. Al parecer se revisan apariciones a media tarde. Un espíritu cercano a mi posición lo afirma, al menos. He decidido indagar más acerca de la cultura local y, efectivamente, se preparan para hacer un sacrificio. Creen que una deidad les protege, siempre y cuando sacrifiquen a alguien anualmente. Sospecho que pueda ser un espíritu maligno, o simple ignorancia de los habitantes de la ciudad. Intentaré dirigirme al lugar en el que se supone que se realiza el sacrificio mañana, a ver si puedo descubrir algo. Los propios espíritus no saben nada del tema de las apariciones, así que no sé de qué hilo tirar. Las apariciones siguen sin tener ningún rasgo que me haga sospechar de actividad paranormal, pero a saber.
Seguiré indagando, maestra. M'sheireus Huua, adepto del caos, cambio y corto.


Hago un par de fotos y salgo de la biblioteca. Cuando estamos a pie de suelo, bajo al espíritu.

-Yo:¿Dónde hacen lo del sacrificio?

-Soldadito:En la montaña, claro. Hay varios senderos que llevan hasta allí. ¿Vas a ir ahora?

-Yo:Iré mañana con mis compañeros. Por favor, dale las gracias a Nñt de mi parte. Y tened cuidado.
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MensajeTema: Re: Dimensions   Dimensions - Página 7 Icon_minitimeMiér Dic 25 2019, 00:41

-Verlorense: ¿Sorprendido? No te molestes en luchar, es inútil. En mi mundo, existe un banco en el que depositan el tiempo que uno ahorra. Ese mismo tiempo puede ser aplicado de distintas formas, siendo una de ellas la bomba Thawardd. Ralentiza el tiempo en una pequeña área, aunque lo suficiente grande como para encerrar a un hombre. Y ahora…- empieza a correr a mi alrededor. De debajo de su ropa saca cuchillos que lanza hacia mí. Las armas son ralentizadas en el aire al momento de tocar el espacio afectado por el curioso invento temporal. Cuando termina, se detiene nuevamente frente a mí, sonriente. Hay decenas de filos apuntando en mi dirección-. ¡MUERE EN LA DESESPERACIÓN!- las armas blancas van recuperando velocidad, al igual que yo-. 10, 9, 8, 7, 6, 5, 4, 3, 2, 1… ¡CERO!

El efecto de la bomba Thawardd termina, dejándome a merced de lo que parece una muerte segura. Estaba en mitad de un salto. Aún suspendido en el aire, doy una pirueta, al mismo tiempo que pequeños tentáculos surgen de la película de salsa que me cubre. Estas nuevas extremidades desvían los proyectiles, lo que me ayuda junto a mi maniobra digna de película de acción. Sin embargo, tal y como vinieron estas excepcionales habilidades y reflejos, se van. Me estrello contra el asfalto, esparciendo el mejunje rojizo que me empapa, dando un efecto parecido al que tendría una bola de papel mojada estampada contra la pared con fuerza. He vuelto, al menos mi yo humano con una mano y un ojo biónicos se refiere. Intento levantarme, lo que me deja claro lo cansado y adolorido que me encuentro. Justo cuando decido ponerme al menos boca arriba para estar menos agobiado, recibo una patada en la cara. El latigazo de dolor me hace levantarme de rodillas sólo para caer de espaldas. La boca me sabe tanto a sangre como a la salsa que trata de recordarme que puede ser dueña de mis acciones. Verlorense hinca una rodilla en el suelo para ponerse encima de mí, una vez más con su rostro de psicópata triunfal.

-Verlorense: ¿Cuántas veces tengo que decírtelo? ¡Todo lo que intentes contra mí será INÚTIL!

Alza otro cuchillo que tiene en su mano. Es entonces cuando con la mecánica cojo la que tiene libre, apretando y retorciendo como lo hice una vez contra Ringu, allá en el centro médico. La primera reacción que tiene este loco es apuñalar mi mano derecha, pero su metal no sólo repele el del filo, sino que lo quiebra. Viendo que está podría ser mi última oportunidad, me despego del suelo y le doy un puñetazo en el rostro. Le derribo y esta vez consigo levantarme, cambiando los roles. Aprovechando que el dolor que le ejerzo con la mano afectada por el Virus Tecnorgánico le mantiene a raya todavía, comienzo a golpear su cabeza contra la superficie de la calle, usando la mano izquierda. No debo ceder. Si le doy la más ligera oportunidad de reponerse, atacará con más fuerza, me lastimará, me asesinará y matará a todos mis seres queridos. No pares. No pares. No pares. No pares. No pares. No pares. No pares.

Un tentáculo retiene mi brazo. Tras tirar sin éxito, giro la cabeza para ver quién me impide proteger a mi familia. No es otro que Fono. Me surge el miedo de que vuelva a atacarme, controlado por ese “espíritu navideño” que le habían introducido mediante un hackeo.

-Fono: Es suficiente.

Aunque me tranquiliza oír la voz calmada y sensata del robot, vuelvo a ponerme en alerta para dirigirme de nuevo hacia Verlorense. Sin embargo, no parece responder, lo que me indica que está inconsciente. O muerto. No me molesto en comprobarlo, simplemente me alejo a rastras del cuerpo para recuperar el aliento. Escupo lo que no sé si es sangre o más salsa roja. Miro a mi alrededor y descubro tanto a mi padre como a mi hermano tumbados en el suelo. Me arrastro hasta el primero con miedo de haberle acertado en la cabeza y haberle provocado la muerte, pero estos temores se esfuman rápidamente al ver que le había alcanzado en la oreja. Se ha quedado sin parte de ella, pero sólo tengo que ir a por ayuda y vivirá. El bot se aproxima a Daniel para tomarle el pulso.

-Fono: Sus constantes vitales indican que no corre peligro. Aunque eso no significa que esté exento de problemas.

-Yo: ¿Qué quieres decir?- le pregunto asustado-.

Antes de que pueda contestar, escucho una risa que termina en tos. No me hace falta girar la cabeza para saber quién puede ser, aunque lo hago de todos modos.

-Verlorense: Esto no ha terminado…

-Yo: ¡Claro que sí! ¡Voy a llamar a la policía y te van a meter a la puta cárcel!- digo tratando de parecer imponente o al menos enfadado, pero lo más probable es que parezca más desesperado que otra cosa-.

-Verlorense: Ja, he tenido la voluntad para viajar a lo desconocido, a otro mundo para cobrar mi venganza… ¿Crees de verdad que no te acabaré encontrando otra vez? ¡Tus días están contados! ¡ME CONVERTIRÉ EN LA PESADILLA QUE TE ACOSARÁ EL RESTO DE TU VIDA!- trata de levantarse. Realmente no sé cómo debería sentirme, pues su sobreactuación ya raya en lo ridículo, aunque también es cierto que le ha faltado apenas para matar a alguien cercano o a mí mismo-. ¡SÓLO HAY UNA FORMA DE ACABAR CON ESTO Y LO SABES MUY BIEN! ¡UNO DE LOS DOS DEBE MORIR!

-Yo: … ¿Qué hago?- susurro para mí mismo-.

-Fono: No creo que lo correcto sea matarlo- sigue teniendo un muy buen oído-.

-Yo: Yo tampoco, pero si no… Fono, ¿puedes modificar su mente?

-Fono: No entiendo la pregunta.

-Yo: En el centro médico hiciste que algunos desearan ir hacia el 682. Aquí has hecho que media urbanización salga y cante villancicos a finales de Enero. ¿No puedes hacerle lo mismo para que deje de ser peligroso?

-Verlorense: ¿De qué estás…? ¡No! ¡NO!- sigue intentando ponerse de pie, pero parece estar demasiado mareado como para representar una amenaza en estos momentos-.

El cono hueco de la máquina que es su cabeza se queda apuntándolo.

-Fono: … Ciertamente es una solución más piadosa que las otras alternativas que nos ofrece- se acerca lentamente hacia un cada vez más desesperado Verlorense-. En mi planeta, cuando una máquina no funciona como es debido, se arregla y se reprograma. Cuando un individuo presenta problemas mentales, se le cura para que pueda integrarse en la sociedad. Para aquellos que se empeñan en romper las leyes del imperio, me llaman a mí para convertirlos en ciudadanos leales.

-Verlorense: ¡ALÉJATE DE MÍ!- los tentáculos de los brazos de Fono se colocan alrededor de su cabeza-.

-Fono: Ciertamente es una solución objetivamente mejor que ser destruido- el buscador de justicia había dejado de protestar. Para mí es como si se estuviera durmiendo-. Por supuesto, no faltan aquellos detractores de este tipo de prácticas. Tengo que admitir que algún día me gustaría encontrarme con alguno de ellos y preguntarle por qué se opondría.

Tras casi un minuto de silencio por su parte más tarde, termina lo que sea que estaba haciendo y pone al hombre de negro reposar sobre el suelo.

-Yo: ¿Ya está?

-Fono: Ya no representa una amenaza.

Con este problema resuelto, queda volver a la normalidad, empezando por despertar a mi familia.

-Yo: Papá. Papá, despierta- le zarandeo ligeramente-. Papá, vamos, tienes que levantarte. Papá… ¿Papá?
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M'sheireus Huua
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MensajeTema: Re: Dimensions   Dimensions - Página 7 Icon_minitimeDom Dic 29 2019, 02:06

Sintiéndolo por Zekkan y Deveios, es al día siguiente por la noche cuando vamos a revisar. No faltas las protestas iniciales por parte del splixson pero, dados los hábitos de los habitantes de la ciudad, acaba accediendo. Además, parece ser que podría orientarnos hasta el lugar en cuestión, lo que nos va a ahorrar dar muchos palos de ciego por horas.

-Zekkan:¿Estás seguro de que es por aquí, Deveios?

-Deveios:Bueno, fue uno de mis clones el que revisó esto. E intento fiarme de mi normalmente.

El sendero que lleva al lugar del sacrificio es claro. No así el bosque, el cual evoca formas que desearíamos evitar a estas horas de la noche o, para qué mentirnos, a cualquier hora. Unimos esto a un repentino tintineo y lo que nos da como resultado es un susto de muerte. El sonido proviene de mi traje, y resulta ser una llamada de la maestra.

-Yo:Geehu'kan... Perdonad un momento, que parece que mi maestra quiere algo.

-Deveios:Uuuuuh... Max se la ha cargado.

-Yo:No me digas eso, que capaz de ser algo así.

Me aparto un poco e inicio la comunicación. La voz de mi maestra no tarda en llegar.

-Maievel:Buenos días, querido. ¿Cómo va la misión? Aunque creo que por tus informes diría que bastante bien.

-Yo:Sí, maestra. Ahora íbamos a investigar el lugar, a ver que nos encontrábamos.

-Maievel:Espléndido. Hacedlo rápido y volved.

Vaya, esto no me lo esperaba.

-Yo:¿Ha ocurrido algo, maestra?

-Maievel:Tenemos informantes que afirman haber visto a la Hermandad del Orden en algunos puntos del planeta. No a ojos vista, pero es innecesario correr riesgos. No queremos tener una batalla campal si podemos evitarlo, ¿cierto?

-Yo:¿Y qué pasa con las apariciones?

-Maievel:Enviaremos efectivos con más experiencia. Tu entrenamiento está lejos de terminar, y creo que ya has comprobado qué puede pasar sin la preparación adecuada.

No digo nada durante unos segundos. Miro a mis compañeros, pensando en qué podría pasarnos de cruzarnos con la Hermandad en este planeta alejado de la mano de los Kehafka. La imagen de Brist no tarda en cruzar mi mente.

-Yo:...De acuerdo, maestra.

-Maievel:¡Fastuoso!Espero con ansia tu vuelta, mi querido alumno. Tenemos mucho de lo que hablar antes de volver al entrenamiento.

-Yo:Yo también tengo ganas de volver. Gracias por la información, maestra.

Cierro la transmisión y vuelvo con mis compañeros. Tras ponerles al día, me dirigen una mirada extrañada.

-Yo:Ya lo sé, ya lo sé. ¿Por qué nos han enviado en primer lugar? De verdad que no entiendo a los maestros. No sé si es por la edad o yo que sé, pero a veces tienen cosas que...

-Deveios:La senectud.

-Yo:¡Exacto!

-Deveios:¿Y así vamos a estar cuando tengamos su edad? Porque vaya.

-Zekkan:No olvidéis todo por lo que han pasado. Tendrán motivos para hacernos volver con tanta celeridad. Y nosotros tenemos uno bien claro para recordarnos que pasa si ignoramos las órdenes.

Nadie dice nada más. El recuerdo de la sainoe es suficiente como para hacernos seguir en el sepulcral silencio nocturno hasta llegar a un muro de piedra, en el cual hay incrustada una puerta. Ésta, de color cobrizo, tiene decenas de grabados en los que podemos apreciar a los habitantes de la ciudad alrededor de hogueras. En la parte superior, uno de ellos es representado ardiendo, mientas el humo toma la forma de un ser con múltiples extremidades. En la parte inferior hay algo que reconozco a primera vista: espíritus.

-Yo:Si notáis algo raro... Lo que sea... Avisad.

Zekkan me mira. Sin más dilación, nos acercamos a la puerta. No hay ni un alma alrededor, ni una hoja se mueve en la oscura noche mientras abrimos la puerta. Soy el primero en entrar, y lo que veo se convertirá en el combustible de mis pesadillas durante muchas noches. Decenas de los habitantes de Snvcls, eviscerados, decapitados y en otros estados que me gustaría evitar describir, penden de las paredes. En el centro del enorme habitáculo, entre sangre, rocas, limo y heces, oculto entre las sombras, se halla una monstruosa figura. Con más de veinte metros de altura, cubierto en abundancia por tentáculos, su cuerpo bulboso dormita mientras sale un apestoso hedor a podrido de la boca que cruza su estómago. Noto como las piernas me flaquean, así que no tengo otra que apoyarme en Deveios. Trago, intentando vomitar.

-Deveios:¿Max?

-Yo:¡¡NO OS MOVÁIS!!

Pero es tarde. La puerta a nuestra espalda, antes entreabierta, termina por abrirse. Mi voz resuena en la sala de sacrificios. Escucho como Deveios vomita para luego soltar un taco en splixson. Zekkan, por su parte, cae al suelo, inconsciente. El ser se mueve. Las cadenas que rodean su cuerpo brillan con reflejos rojos. Al abrir su boca, una mezcolanza de voces dejan salir palabras de un idioma que desconocemos, pero que hacen que algo se agite dentro de nosotros. Intenta avanzar hacia nosotros, pero las cadenas parecen retenerle el tiempo suficiente. Noto como Deveios, ahora casi de rodillas, me está cogiendo de la mano. Al mirarle, veo su rostro desencajado por el terror y parcialmente sumergido en su propio vómito. Cojo a Zekkan, todavía fuera de combate, y empezamos a correr.
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MensajeTema: Re: Dimensions   Dimensions - Página 7 Icon_minitimeMiér Ene 15 2020, 22:48

-Yo: ¿Papá? ¡PAPÁ! ¡Fono! ¿Qué le pasa? ¿Por qué no despierta?

-Fono: Es consecuencia de una arriesgada manipulación mental. Cuando fui privado del control sobre mí mismo, no tuve acceso a todas mis funciones, lo que me hizo hacer modificaciones descuidadas. Eliminación de recuerdos, corromper habilidades cognitivas… Debido a los recientes acontecimientos, es muy probable que muchos miembros de este vecindario padezcan algunos de estos síntomas, entre otros.

-Yo: ¿No puedes arreglarlo?- pregunto ya casi echándome a llorar-.

El robot parece estar analizando la cabeza de Daniel con sus tentáculos.

-Fono: Los daños van más allá de mis prestaciones. Te recomiendo que llames a especialistas médicos y confíes en que ellos sepan qué hacer.

No es una respuesta que, así a bote pronto, me alivie. No, no me alivia en absoluto. Menos todavía cuando veo la boca de mi padre en coma convertirse en una fuente de salsa. También sale de sus fosas nasales y como forma de lágrimas de sus ojos. Lloro, pero es más salsa, como la que sale también de mi boca como si fuera baba. Me cuesta respirar. Veo pequeñas figuras corretear por el suelo. Trato de enfocar con la vista, pero la imagen sigue siendo borrosa. Son diminutas y parecen tener muchas patas. En mi intento de buscar ayuda, pues el robot ha desaparecido inexplicablemente, diviso un cielo enrojecido. Distingo una figura que podría cubrir la bóveda celeste. Tiene muchas extremidades, largas y delgadas. La imagen se difumina cuando trato de visualizar donde se unen todas estas patas. Y lo debería agradecer. Apenas lo veo cuando un picor insoportable recorre mi piel y me empiezo a ahogar, justo cuando lo que más quiero en ese momento es gritar.

Despierto dando una bocanada de aire. Me levanto para quedar sentado, en mi cama. Estoy devuelta en mi cuarto, como el que despierta tras una pesadilla. Doy un segundo brinco al descubrir el rastro dejado por la utrom en el edredón. Empiezo a recordar. Llamé a emergencias para que le dieran cuidados a mi padre y a mi hermano. Mi madre y mi otro hermano pequeño, junto a muchos vecinos, fueron detrás de ellos. Deambulo escalera a abajo. Me dejo guiar por las voces, sonidos y melodía que salen del salón. Encuentro un escenario que no me esperaba para nada, cosa que empieza a ser demasiado común; Fono frente al televisor, viendo el Rey León, concretamente en la parte de la estampida de ñus, mientras que Ma’Riagg se acomoda en el sofá colocado paralelamente a la puerta del comedor. Intentando procesar esta nueva información para formular mi respuesta, recuerdo el estropicio que había dejado mi biógrafa.

-Yo: No te cagues en el sofá.

-Ma’Riagg: Yo también me alegro de volver a verte, Franky. También me alegra que volvamos a entendernos entre nosotros.

-Yo: Verdad… ¿Y eso? ¿Qué pasaba antes?

-Ma’Riagg: No parecía que llevaras ningún traductor. Supongo que es culpa mía por no darme cuenta antes. Podría haber hablado contigo, conozco el español suficiente como para vivir en este país.

-Yo: Tampoco llevo un traductor ahora.

-Ma’Riagg: ¿Y logras entenderme? ¿Cuándo has aprendido utromiano?

-Yo: ¿Desde… ayer? Ya me ha pasado antes y todavía no sé por qué.

-Ma’Riagg: Quizá se deba a tus cambios- señala con uno de sus tentáculos a mi ojo biónico-. Aquí la máquina que se apoda “Fono” me ha contado lo que habéis vivido. Incluyendo vuestra escapada de ese centro médico y sobre el virus que transforma tu carne en metal.

-Fono: Espero que no te importune que lo haya hecho.

-Yo: No, no. Está bien.

-Fono: Han venido personas que buscaban información, pero no hemos querido perturbarte. Pensé que querrías saberlo.

-Yo: ¿Quiénes?

-Ma’Riagg: Periodistas y policías. Este último evento no ha pasado desapercibido. Incluso este barrio ha aparecido en las noticias locales.

-Yo: Joder, vaya faena. Como si no tuviera otras cosas en la cabeza- cosas que volvieron a mí repentinamente, de hecho-. ¿Dónde están mis padres? ¿Y mis hermanos?

-Ma’Riagg: Los vimos siendo llevados en ambulancias. Imagino que llegarían a cualquier hospital que pueda atenderles.

-Yo: ¿A cuál?

-Ma’Riagg: No pudimos saberlo.

No digo nada más porque no sé qué más podría preguntar para indagar el paradero de mi familia, aunque tenga un par de ideas sobre eso. Mis ojos se clavan en la pantalla del televisor y me dejo hipnotizar por los vivos colores que Disney casi siempre hace gala.

-Fono: He estado examinando vuestras películas. Ma’Riagg me dijo que ésta era una de tus favoritas. Tuve la idea de que te animaría.

Si dijo algo más, definitivamente no lo escuché, pues mis oídos se habían rendido a la triste melodía que precedía a la razón por las que muchas lágrimas habían caído.

-Simba: ¿Papá? Papá, vamos… Tienes que levantarte. ¿Papá? ¡Tenemos que volver a casa!

Me oprime el pecho. Noto cómo algo intenta salir de mis ojos. Me doy la vuelta y salgo del comedor, ignorando cualquier cosa que pudieran decirme mis inesperados huéspedes. Entro rápidamente al servicio y cierro la puerta detrás de mí. Primero miro al lavabo, donde coloco mis manos. Luego alzo la vista al espejo. Me veo a mí mismo empezando a romper en llanto. Un detalle en el que no puedo evitar fijarme es que sólo salen lágrimas de mi ojo izquierdo.

No me atrevía a jugar a la play desde que regresé a casa. Temía que se descontrolara la fuerza de mi mano derecha y aplastara el mando, pero compruebo con sorprendente satisfacción lo equivocado que estaba. Mis dedos de metal son rápidos, precisos, casi me atrevería a afirmar que se adelantaban a mis pensamientos. Sin embargo, estos se ven interrumpidos por otras proposiciones.

-Ma’Riagg: ¿No piensas ir a ver a tu familia?

-Yo: … No sé en qué hospital están.

-Ma’Riagg: Dijiste que tenías en mente un par de ellos. No sería difícil para ti ir a revisar.

-Yo: Lo haré luego- digo con la intención de terminar con esta conversación-.

-Ma’Riagg: De acuerdo. ¿Qué harás con el Virus Tecnorgánico? ¿Eres consciente de que si no encuentras un remedio…?

-Yo: … Ahí ya no sé qué hacer- pauso la partida de “Ratchet & Clank” que estoy jugando y miro a la utrom que me habla desde el suelo. No parece tener problema al usar sus diminutos tentáculos para desplazarse-. Si voy a ver un médico, seguramente me darán por perdido y me enviarán a un asilo o algo así.

-Ma’Riagg: Es cierto que desalienta un poco el saber que no sólo la Tierra se ha rendido contigo, sino también Órbita entera. Pero hay algo que debes tener en cuenta.

-Yo: ¿El qué?- pregunto tras esperar una pausa de silencio, como si la investigadora se muriera de ganas por producirme la curiosidad-.

-Ma’Riagg: Hay mucho más allá, de la Tierra, de Órbita, de esta galaxia… Y poseemos el potencial para explorarlo.

-Yo: Sigo sin oír un plan.

-Ma’Riagg: Tienes mi nave a tu disposición. Siempre que me lleves contigo, por supuesto.

-Yo: Ni sé pilotar ni voy a ir por ahí sin rumbo. Y realmente no sé que quieres. ¿Qué haces aquí todavía?

-Ma’Riagg: Creí que era evidente mi falta de movilidad debido a la ausencia de mi exo-traje. Además de eso, todavía no me rindo en estudiarte como ser humano que lucha contra la influencia que Órbita ha ejercido en su vida. Me apena no haber estado presente en momentos claves de tu desarrollo, pero pienso que todavía queda mucho por contar.

-Yo: … No voy a salir al espacio contigo.
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MensajeTema: Re: Dimensions   Dimensions - Página 7 Icon_minitimeSáb Ene 18 2020, 20:20

No me atrevo a mirar atrás. Las ramas no dejan de aparecer ante nosotros y, aun pudiendo ver en la oscuridad, me llevo más de un golpe, lo que me hace temer por la integridad del traje.

-Deveios:¡¿POR QUÉ NO ABRIMOS UN PORTAL Y YA ESTÁ?!

-Yo:¡¿TU TE FÍAS DE APARECER DONDE QUIERES AHORA M-?!

Escuchamos un claro, sonoro y seco sonido metálico. La cadena se ha roto, y un sonoro arrastre lo acompaña. No tardamos mucho en percibir como una piedra enorme se rompe. Suena lo suficientemente alto como para sacar a Zekkan de su letargo.

-Zekkan:¿Q-Qué...?¿Dónde estamos...? -Nos mira durante unos segundos.- Dios... No ha sido un sueño, ¿verdad?

El amalgama de voces resuena de nuevo, haciendo que algo en nosotros se agite nuevamente y respondiendo la pregunta del galvano. El Dios de la Montaña ha escapado y, por el sonido de su cuerpo al moverse, es más rápido de lo que esperábamos. Sus pasos resultan terremotos a mis oídos, y su hedor inunda mis sentidos. A lo lejos, decenas de luces se iluminan. El pueblo despierta, y es peor que un lobo lo que habita entre sus calles. Miles de pensamientos cruzan mi cabeza. Mis compañeros son el vivo retrato del pánico, y no quiero ni imaginarme mi expresión. Trago saliva, siendo sólo parcialmente consciente de lo que voy a hacer. Pego un tirón de Deveios y giro a la izquierda, arrastrándolo al pueblo.

-Deveios:¡¿QUÉ HACES?!

-Yo:¡¡SI SEGUIMOS CORRIENDO ASÍ VAMOS A PERDERNOS, Y ESO ESTÁ YA ENCIMA DE NOSOTROS!!¡¡TINAN!!

Por desgracia, las prisas no me permiten darme cuenta del terraplén a nuestros pies. Empezamos a rodar ladera abajo. Escucho un claro chasquido en mi mano, seguido por un grito de Zekkan. Noto como mi brazo toma un ángulo extraño, el cual se traduciría en rotura de seguir siendo humano. Una roca atraviesa el traje. Otra. Y otra más. Este comienza a emitir sonidos de alarma. Numerosos cortes recorren mis piernas, proyectando sangre en el traje de Deveios. Me apoyo como buenamente puedo en el suelo, aferro al splixson con todas mis fuerzas y salto. Noto como empiezo a asfixiarme, por lo que sólo consigo flotar durante unos instantes. Es entonces cuando un portal se abre a nuestros pies, estrellándonos al reaparecer con una pared. La escafandra de mi traje sufre graves daños, pero evita que sufra una conmoción. Suelto al galvano y me zafo de la estructura que cubre mi cabeza, buscando aire en un desesperado intento por sobrevivir. Siento como mi vejiga está a punto de explotar mientras toso.

-Deveios:¡Max, respira!¡RESPIRA!

Me tumbo boca arriba, dando bocanadas de aire. Mis cuerpo no responde , y empiezo a temerme lo peor. Dolorosamente, mi caja torácica se expande, dejando entrar aire en los pulmones. Los destellos frente a mis ojos van desapareciendo poco a poco, y un dolor sordo en la mano que hasta ahora sostenía al galvano Zekkan. Noto como uno de los huesos dentro de la misma baila por el centro, y el dolor hace que todo mi cuerpo tiemble. Miro a mi alrededor. Zekkan está vomitando, apoyándose en la pared. No parece que tenga nada especialmente grave. Por su parte, el casco de Deveios ha sufrido daños similares al mío, y pequeños cortes cruzan su cara. Está blanco como la leche, y cojea cuando se acerca a mi.

-Yo:¿D-d-dónde estamos?

-Deveios: En... en la base, creo. ¿No viste al caomante?

Niego con la cabeza.

-Yo:Mi... agh... El traje se rompió y...

Se abre un portal, y un ser andrógino y de tres pares de brazos aparece por él. De tez mitad caldera, mitad jade, baja su largo cuerpo a nuestro nivel.

-Caomante:Estáis a salvo. Vuestro aspecto es lamentable, pero no puedo dejaros ir hasta que os haga unas preguntas.

-Zekkan:Pero la mano de M'sheireus...

-Caomante:¿Qué hacíais en el santuario?

Toso con fuerza y me apoyo en la pared. Todo me da vueltas ahora mismo. El caomante me propina un guantazo, pero eso no evita que mi mundo vaya en tiovivo.

-Caomante:Te necesito despierto, aprendiz. -Mira a Zekkan.- Responde tu, galvano. ¿Quién os envió al santuario?

-Zekkan:Estábamos en... una misión de investigación. Por las recientes apariciones. Deveios y yo nos encargábamos de cubrir las horas de luz, mientras que M'sheireus investigaba durante la noche, pues es cuando más apariciones se han registrado.

-Deveios:Max puede ver espíritus. -El caomante se le acerca.- E-e-es una cosa de su especie, por lo que nuestros maestros pensaron que estaría bien que...fueramos juntos...¿No?

-Caomante:Ya veo. Y pensasteis que en el santuario habrían -Vomito junto a sus pies.- ...respuestas para las apariciones. ¿Visteis alguna durante el tiempo que estuvisteis en el planeta?

Me limpio la boca.

-Yo:Sí. También ocurrió algo extraño en el campamento. Durante... no sé... un par de segundos... Aparecí en otro lugar. Habían seres humanoides allí. Es como si hubiera creado un portal de ida y vuelta.

Escucho unos pasos acelerados por el pasillo en el que estamos.

-Caomantes:¿Sabéis qué era eso?¿El ser al que los Snvclsnos llaman "Dios de la Montaña"?

Negamos. Sin soltar prenda, el caomante desaparece por un portal. Los tres, temblando como hojas al viento, nos juntamos en un pequeño montón de miedo, sangre y hedor. Mi maestra, acompañada de Hzasz y Bianca, los maestros de Deveios y Zekkan, no tardan en llegar hasta nosotros. Maievel me coge de la mano y tira de mi, lo que hace que suelte un alarido de dolor. Pasa el brazo de mi mano sana sobre sus hombros. A pesar de su pequeño tamaño, mi maestra resulta ser más fuerte de lo que parece.

-Maievel:¡¿Qué ha pasado, M'sheireus?!

-Yo:Por favor, maestra... Necesito un médico...

Me mira de arriba abajo.

-Maievel:Busquemos uno.
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MensajeTema: Re: Dimensions   Dimensions - Página 7 Icon_minitimeVie Ene 31 2020, 19:02

Los días siguientes a mi llegada a la ciudad espacial no fueron más que una sucesión de idas y venidas al despacho del triunvirato para aprender mi papel de huérfano perdido en un planeta, con la ocasional visita al restaurante. Cuando no estábamos repasando, alguno de ellos me llevaba a tomar algo a la cafetería o a dar una vuelta por los jardines de la embajada, probablemente para mantenerme animado.

- Yo: Perdón. - me disculpé tras un sonoro bostezo con las mandíbulas abiertas de par en par.

- Dremuril: Nada como una buena siesta después de comer, ¿no? - preguntó volviéndose hacia mí, sentados alrededor de una fuente, remojando las colas en el agua para refrescarnos del calor de la tarde después de una buena comilona en el restaurante.

- Yo: Sí, pero es por las pastillas. Me dejan un poco adormilado.

Una de las cosas que había aprendido en aquellos días era que la razón de mi constante somnolencia se debía a que los golkiir necesitábamos dormir bastante más de lo que estaba acostumbrado como humano, entre unas trece y catorce horas, cosa que era difícil de conseguir en la estación o allí en el Capitel, con días más reducidos. Las pastillas nos ayudaban a recuperar esas horas de sueño, sumiéndonos en un profundo letargo hasta que los efectos remitían.

- Dremuril: Los primeros días son los más difíciles. En Golkiin no las necesitarás, pero es mejor que tu cuerpo se acostumbre a ellas antes de volver a la estación.

Alcé la vista al cielo con un suspiro, removiendo el agua de la fuente con la cola. A aquellas horas el mediano blanco sobre el que orbitaba la ciudad pegaba con fuerza, observándonos sobre aquel cielo grisáceo. Por su posición, hacía ya bastante rato que habíamos salido a tomar un descanso. Una de sus enormes alas se desplegó frente mi rostro para que el sol no me diera en la cara, por lo que volví a bajar la vista con un suspiro. El embajador me estaba observando muy atentamente, como si me analizara.

- Yo: ¿Ocurre algo? - pregunté incómodo alzando una ceja.

- Dremuril: No, no es nada. - se excusó percatándose de que se me había quedado mirando. Se inclinó hacia delante apoyando los codos en las rodillas para estar más o menos a mi altura. - Es solo que... no pareces un drakara. Has estado tanto tiempo atrapado en la Tierra que todos tus gestos, tus expresiones, se han vuelto demasiado... bueno, humanas.

- Yo: ¿Y eso es malo?

- Dremuril: Para nada. - respondió con una leve risa posando una de sus garras sobre mi cabeza como a un niño pequeño. - Pero ya iba siendo hora de que regresaras junto a los tuyos, y recuperases todos esos años que ha perdido rodeado de primates sin pelo.

Aparté con esfuerzo su pesada garra de encima mía, cuando vi una pequeña cara familiar a la entrada de la plaza. No fui el único en darme cuenta. El drakara sacudió la cola fuera de la fuente para secársela y se levantó adoptando un porte más formal.

- Dremuril: Espera aquí un momento.

Aproveché mientras se marchaba a reunirse con su compañera Kasha para estirarme bien a gusto y restregarme los ojos, despejándome un poco. Agradecía aquellos pequeños momentos de soledad cada vez que se ausentaban para tratar temas importantes. El ruido de la fuente me impedía escuchar lo que decían, pero fuera lo que fuera, debía ser algo breve, ya que tan pronto como vino se marchó. El dragón no tardó en llamarme para volver.

- Dremuril: Escucha, chico. - comenzó a hablar, su voz rompiendo el monótono ruido de los pasillos. - Los tres hemos estado hablando, y tras pensarlo detenidamente, coincidimos que ya estás preparado para marcharte.

- Yo: ¿Q-qué? - solté casi tropezándome del sobresalto. - ¿Tan pronto? Pero si aún me falta mucho por memorizar.

- Dremuril: Ya conoces todo lo que necesitas saber y has demostrado que eres capaz de improvisar si es necesario. - Cruzamos una esquina, pasando entre grupos de gente demasiado centrados en sus temas para percatarse de nosotros. - El director nos ha dado ya su visto bueno y Kasha está terminando los preparativos. Con suerte, probablemente hoy sea tu último día aquí en la ciudad.

- Yo: ¿¡Hoy!? P-pero si ni siquiera...

- Dremuril: Tranquilízate, chico. - me cortó antes de que empezara a balbucear. Una vez calmé medianamente mis nervios, continuó. - No hay mucho más que puedas aprender aquí, así que no tiene sentido alargar tu estancia más de lo necesario. No te preocupes, no te vamos a dejar tirado por ahí. Nos ha costado, pero nos hemos encargado de encontrarte un buen hogar.

Finalmente llegamos a nuestro destino, deteniéndonos frente a la puerta. Tragué saliva, sintiendo las finas púas del collarín clavándose contra mi garganta. Era mucho que procesar y no estaba mentalmente preparado para aquello. Mynoor, la wyveran, ya se encontraba allí, junto con alguien más.

- Dremuril: Sentimos haberle hecho esperar.

- Invitado: No pasa nada, estábamos poniéndonos al día.

Se trataba de otro drakara, como Dremuril y en cierta medida yo. Sus escamas eran de un verde hierba, siendo de una tonalidad más clara, casi crema, en las zonas del pecho y el estómago donde las escamas eran más suaves y reducidas. Marcas moteadas de un tono más oscuro decoraban sus brazos y su espalda, donde entre sus grandes alas le recorría una fila de púas con otra más pequeña a ambos lados hasta la cola, terminada en un filo curvo. Al igual que ellos dos, también tenía un tamaño considerable, alcanzándole yo a duras penas a la altura del pecho.

- Mynoor: Xalcer, ¿te ha puesto Dremuril al corriente? - Asentí sin apartar la mirada de ambos. - De acuerdo, entonces como ya sabrás tu destino es Gokiin, nuestro hogar y ahora el tuyo. Para ello me gustaría presentarte al señor Aaklaas, quien ha sido tan amable de acogerte bajo su ala y techo. Será tu tutor y guardián hasta que regreses a la estación.

- Aaklaas: Drem yol lok.

Mientras pronunciaba estas palabras se llevó una mano al pecho, realizando una leve inclinación al mismo tiempo que extendía una de sus alas y plegaba la otra. Supuse que sería algún tipo de saludo formal, especialmente por el modo que se me quedó mirando a la espera de que yo hiciera o respondiera algo. Por suerte, la embajadora intervino antes que pudiera liarla de alguna forma.

- Mynoor: Me temo que, como puede ver, el chico no conoce ningunas de nuestras costumbres.

- Dremuril: El chico ha permanecido aislado del resto del mundo toda su vida. Podemos afirmar que, contando con usted, somos los únicos de su misma especie que haya conocido.

- Aaklaas: Ah, mis más sinceras disculpas entonces. - respondió volviéndose a levantar sacudiendo las alas. - No era mi intención incomodarle.

- Yo: N-no pasa nada...

Decidieron desplazar la conversación más cómodamente a los sofás, disfrutando de una bebida mientras compartían simples cortesías políticas. Teniendo al recién llegado sentado frente a mí pude fijarme más en sus facciones, en sus imponentes cuernos laminados que crecían tras su cabeza y en los más pequeños que decoraban la forma de su mandíbula.

- Dremuril: Lamentamos de nuevo haberle avisado con tan corta noticia. Solo se tratará de una estancia temporal hasta que la estación vuelva a estar operativa. En el futuro esperamos haberle encontrado un hogar más permanente.

- Aaklaas: Oh, no nos importa acogerle todo el tiempo que haga falta. Estoy seguro que a los demás les agradará tener algo más de compañía en casa.

- Dremuril: Nos alegra oírlo. Conviviendo junto a sus semejantes esperamos que sea capaz de asimilar parte de nuestra cultura, aprender a ser un golkiir como es debido.

- Mynoor: El señor Aaklaas reside actualmente en el pueblo de Hofvaat, en la ribera del lago Ahkrin. - comenzó a explicar volviendo su atención hacia mí. - Lumnaar, una de las capitales más cercanas, se encuentra a solo veinte minutos de vuelo, donde su familia posee una pequeña floristería. Te hospedarás con ellos como refugiado nuestro durante los próximos cuatro meses.

- Yo: ¡¿Cuatro meses?! - se me escapó del sobresalto. Eso era casi el doble de lo que había estado en la estación.

- Mynoor: El personal de a bordo dispone de cinco meses de vacaciones, pero la estación vuelve a ser habitable a los cuatro, por lo que puedes regresar antes de tiempo. Aunque nos gustaría que aprovecharas tu visita lo máximo posible, no queremos abusar de la hospitalidad de su familia.

- Aaklaas: Como ya he dicho, la estancia del chico no es problema, puede quedarse todo cuanto le sea necesario. Es lo menos que podría hacer después de confiarme su... bueno... - se trabó intentando buscar las palabras adecuadas o que resultaran menos incómodas.

- Dremuril: Como tutor tuyo, el señor Aaklaas ya está al corriente de tu condición, por lo que no temas hablar sobre el tema con él. - aclaró asintiendo en dirección al otro drakara, quién le devolvió el gesto. Se volvió hacia mí, haciendo énfasis en sus palabras. - Sin embargo, no ha habido tiempo de informar de esto al resto de miembros de su familia, por lo que deberás de tener cuidado ante ellos. Aaklaas te echará una mano si llegas a meterte en problemas al respecto.

La conversación se alargó lo que para mí parecieron un par de horas, discutiendo detalles sobre el viaje o el planeta, o sobre qué debíamos hacer durante mi estancia allí. Aaklaas casi nunca perdía la sonrisa mientras hablaban, y aunque rara vez se dirigía a mi directamente, tendía a mirarme y a gesticular en mi dirección reconociendo mi presencia. Kasha no tardó mucho en llegar con nuestros billetes para el viaje y toda la documentación necesaria, así como un par de dispositivos de traducción. Haciendo una parada para recoger mis cosas, nos acompañaron hasta el puerto espacial, despidiéndonos ante la mismas puertas de embarque. Al menos Kasha nos había conseguido un compartimento para nosotros solos. Solo disponía de espacio para dos camas a cada lado de la puerta, pero era mejor que ir enlatado en un asiento.

- Aaklaas: Toma, aún está caliente - saludó apareciendo por la puerta, ofreciéndome lo que parecía un bollo.

- Yo: ¿Gracias? - agradecí cogiendo aquella ofrenda un tanto confuso.

- Aaklaas: He preguntado a qué hora aterrizaremos y parece que llegaremos bastante tarde, así que he pensado que sería buena idea tomar algo. Espero que te guste. - dijo maniobrando como pudo en el estrecho compartimento para sentarse en la otra cama frente a mí, con otro bollo en su mano al que ya le faltaba un buen cacho. - Así que... Xalcer. No es un nombre que escuches todos los días. ¿Todos los humanos tienen nombres así?

- Yo: No exactamente...

Me miró unos segundos, sonriendo antes de seguir comiendo en silencio. La comida tenía buena pinta y sin siquiera acercármelo al hocico podía percibir que olía de maravilla, y al atreverme a darle un bocado pude comprobar que estaba en lo cierto. No se parecía a nada que hubiera tomado antes en la Tierra. Era esponjoso como un bizcocho y ligeramente dulce. No pude evitar contener una mueca desagradable al notar las púas del collarín clavándose contra mi garganta al tragar.

- Aaklaas: ¿No te gusta? - preguntó no pasándole desapercibido mi gesto.

- Yo: No, no es eso. Es esta... cosa. - gruñí señalando el collarín, conteniendo las ganas de agarrarlo y darle un buen tirón. Un leve pitido y el led de este volviéndose naranja me indicaron que debía bajarme los humos un poco si no quería volver a recibir una descarga por el simple hecho de pensarlo. - Me cuesta comer con esto puesto todo el rato. ¿Por qué tenemos siquiera que llevarlos?

- Aaklaas: Por seguridad. Se supone que es para que evitemos causar un incendio sin querer. El resto de especies no se lleva tan bien con las llamas como nosotros.

- Yo: En los pocos días que he estado aquí he visto gente que sudaba ácido y otros cuyo pelo producía electricidad. ¡Ácido y electricidad! ¿Y ellos pueden pasearse por ahí sin ningún problema?

- Aaklaas: Es complicado, Xalcer. - El drakara suspiró, pasándose una garra por las púas de su cuello, deteniéndose al notar su propio collarín. - ¿Cómo está el kip?

- Yo: ¿Esto? - Levanté el bollo en mis manos. Le dí un nuevo bocado antes de contestar. - No sé qué tiene, pero está demasiado bueno como para que me importe.

- Aaklaas: Me alegra oírlo. - dijo con una ligera risa.

Un aviso por megafonía nos hizo saber que nos disponíamos a abandonar puerto. Mi tutor resultó ser bastante afable y con quien era agradable conversar, cosa que ayudó a que me relajara. El comienzo de la travesía la pasamos intercambiando preguntas y charlando de una forma que no podríamos haber hecho frente a los embajadores. Aunque tratara de disimularlo, sentí cierta curiosidad por mi condición, cosa que no le reprochaba. Cada vez que yo veía una nueva especie también sentía esa misma curiosidad. Al cabo de una hora, y con aún un buen trecho de viaje por delante, Aaklaas aconsejó que descansáramos. Sería más de medianoche cuando aterrizáramos, así que era mejor que durmiéramos un poco antes de llegar.
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MensajeTema: Re: Dimensions   Dimensions - Página 7 Icon_minitimeSáb Feb 01 2020, 13:18

Miro distraídamente mi mano izquierda. Siendo más específico, en la porción de esqueleto metálico con forma de dedo que sobresale de mi falange cortada. Recuerdo que me dolió con ganas cuando fue cercenada por ese lunático, pero no me parece que le echara mucha más cuenta cuando me dispuse a pelear por mi vida. Uno podría pensar que eso fue así por el calor del momento, que mi enfoque en sobrevivir me ayudó a sobrepasar el dolor. Sin embargo, había veces en las que casi olvidaba que otra parte de mí se había ido. El cambio me estaba resultando tan natural que me aterra en los momentos en los que me paraba a pensar en ello. ¿Será posible que el proceso de transformación en una máquina sumisa haya no sólo comenzado, sino ido más allá de lo físico?

-Fono: Curioso…

Me despierto de mi ensimismamiento, volviéndome a la realidad torcida en la que vivo ahora. Estoy sentado en el sofá, viendo el “Gigante de Hierro” que Fono había puesto en la tele. Me fascina el gusto que está adquiriendo de ver películas, concretamente en las que hay robots envueltos en la trama.

-Fono: Los humanos sentían miedo por el progreso tecnológico, reflejando muchas veces ese miedo en la ficción a través de inteligencias artificiales que se vuelven conscientes de ellos mismos y su entorno, tomando luego decisiones catastróficas para vosotros. Pero ahora parece que muchos humanos estarían dispuestos a comprender e incluso a entablar relaciones con estos, sobre todo con aquellas máquinas que tengan semejanzas humanas, ya sea en apariencia o en comportamiento. Esta idea toma forma en las obras más recientes.

-Yo: Sí, bueno, ¿y por qué no? Se podría ver a los humanos como máquinas hechas de carne muy complejas.

-Fono: En Gorlam II no lo verían así. Cada máquina es creada con un propósito y un dueño. Pueden hacer contigo lo que quieran, incluído venderte o romperte, y no habrían consecuencias más allá de las posibles pérdidas económicas.

-Yo: ¿No son como tú? Las otras máquinas en tu planeta, digo.

-Fono: Muchas poseen procesadores muy potentes, iguales o superiores a los cerebros de nuestros dueños orgánicos para hacerlas más eficientes en la toma de decisiones y en sus usos, pero se las inhibe para evitar conflictos o cuestinamientos hacia las órdenes directas.

-Yo: ¿Menos a ti?

-Fono: Mis creadores no me impusieron ese tipo de restricciones. Tiene sentido si es para dejarme desempeñar mis labores con la mayor eficiencia, pero si con ello no sólo puedo cuestionar, sino incluso ignorar las órdenes, me convierto en un activo muy peligroso. Es lo que demostré al escapar de todos ellos y de su guerra- toma una pausa para ver el final de la película-. Soy libre y puedo tomar mis decisiones en base a mis propios intereses. Puedo ser lo que quiera a pesar de mi origen, como el Gigante de Hierro- pienso en sus palabras mientras veo con él cómo el largometraje termina. Me levanto del sofá. La cabeza del robot gira hacia mí-. ¿Qué piensas hacer ahora?

-Yo: Voy a aprovechar esta epifanía para ir a ver a mi familia.

Como ya se ha comentado antes, ni Ma'Riagg ni Fono parecieron poder recoger el nombre del hospital al que serían enviados mis padres y mis hermanos, así que me tocaba empezar una búsqueda. Búsqueda que, afortunadamente, termina en mi segundo intento, en el hospital San Juan de Dios del Aljarafe, como si una fuerza narrativa no hubiera querido hacerme perder el tiempo en eso, quizá porque quería que la historia avanzara de una buena vez. Aunque eso sí, no tuvo reparos en mandarme primero a Sevilla para tener que volver a mi ciudad. Algunos quisquillosos preguntarán por qué me había dirigido primero a Virgen del Rocío, pero era algo que poco importara ya. Al decir en recepción quién era y a quiénes buscaba, muy amablemente me indicaron las habitaciones en las que debía mirar. Había venido solo, sin un cerebro parlante o un robot que pudieran inquietar o hacerme destacar sobre los demás habitantes de este planeta. Lo último que deseo en estos momentos son más miradas que se dirijan hacia mí, no más de lo que lo hacen ya mis brazo y ojo nuevos.

Una sensación desoladora golpea mi corazón. Veo los ojos de mis padres abiertos, mirando a la nada. Habían tenido la sorprendente consideración de ponerles juntos en una habitación, así que me figuro que mis dos hermanos estarán juntos en el otro cuarto que me señalaron. La duda de adentrarme más a la habitación me atenazaba para cuando alguien me bloquea la salida. Me giro sorprendido hacia el extraño. Va vestido con bata de médico, así que imagino que es algún doctor. Porque así funciona, ¿verdad?

-Francisco Javier, ¿verdad?

-Yo: Eh, sí.

-Soy el Doctor Miguel Rodriguez. He venido en cuanto me han comunicado que venía- no puedo evitar apartar la mirada para ver de nuevo a mis padres inconscientes, justo antes de atreverme a hacer la pregunta-. ¿Es grave?

-Miguel: A decir verdad, no podemos confirmarlo todavía- vuelvo a dirigirle toda mi atención-. En estos días, les hemos estado haciendo pruebas tanto a ellos como a sus vecinos. No hemos detectado nada extraño, ni siquiera usando equipo nuevo que nos ha llegado de Órbita- parece notar que la esperanza me abandona, pues se apresura para decir otra cosa más-. Pero, por supuesto, que estamos lejos de rendirnos todavía. Seguiremos haciendo más pruebas. El tiempo nos dirá cómo podemos ayudarles. Si nos dejas tu número de móvil, te contactaremos a la primera noticia.

Si me dijeron algo más, simplemente lo ignoré. Abandoné el hospital. Ciertamente, debí de estar completamente absorto en mis propios pensamientos, ya que ni me di cuenta de cuándo llegué a casa ni cuándo me acosté en la cama de mi cuarto. Supongo que quería que todo fuera un sueño. Una pesadilla, pero que tan sólo fuera eso. Inocente de mí.

No puedo conciliar el sueño. Toda mi energía mental se dirigía a una única pregunta: “¿Qué coño hago ahora?” Mi familia, junto a parte de mi vecindario, está en un profundo coma, y no parece haber indicios de que eso vaya a cambiar pronto. No puedo fiarme de los médicos, da igual lo amables que hayan sido, no tras lo que me han hecho, a donde me han mandado, lo que me han hecho experimentar. Desearía arrojarles al 682 encima. Putos mentirosos. Mi mano mecánica atraviesa las sábanas y rasga el colchón en un momento de descontrol. Miro hacia mi escritorio. Encima está depositado, ajeno a todo, el volumen que me llevé de Oidion. La idea de que hallaré entre sus páginas la solución me taladra la cabeza. Para cuando me quiero dar cuenta, ya estoy frente a la mesa y con el librito entre mis manos. Sin embargo, lo único que encuentro es decepción al contemplar las páginas en blanco. Error, casi en blanco. Puedo distinguir figuras y signos, como sombras de lo que alguien pudo escribir alguna vez.

-Yo: ¡Vamos, vamos! ¡Tiene que haber algo!

-Fono: Franky, ¿estás bien?- oigo la voz robótica procedente del piso de abajo-.

-Yo: ¡Cállate un momento, tengo que pensar!

-Fono: Me preocupas. ¿Cuándo fue la última vez que tomaste salsa?

-Yo: ¡Joder, verdad!

Bajo las escaleras con libro en mano, hasta la cocina, donde abro la nevera y cojo el bote de salsa de tomate. Pongo el libro abierto en la encimera. Abro el bote y empiezo a chupar de él, rememorando así la escena de cuando encontré a Tinky Winky atiborrándose de natillas. Empampo mis dedos de tomate y me dispongo a perpetrar uno de los mayores crímenes contra la literatura escrita; manchar las hojas de un libro. Mis dos invitados ya estaban frente a la entrada a la cocina para cuando trato de sacarle los secretos a este misterioso volumen.

-Ma'Riagg: No pensé que sería tan grave. Me asegurará buen material.

-Fono: Franky, necesitas calmarte.

-Yo: ¡Estoy calmado!- le miento antes de ponerme a luchar con los tentáculos de la máquina-. ¡Suéltame!

-Fono: ¡Perder la cabeza no te ayudará a recuperar a tu familia!

-Yo: ¿QUÉ SABES TÚ DE FAMILIA?

Suena el timbre. El sonido me da el margen suficiente para controlarme de nuevo a mí mismo. Fono nota esto y me deja ir. Suena otra vez el timbre.

-Ma'Riagg: Alguien tiene que abrir.

Me limpio la salsa con papel de cocina. Tocan una tercera vez antes de que llegue a la puerta blanca y la abra un poco, lo suficiente como para que pueda asomarme. Me hiela la sangre al ver a quien me espera frente a la casa.

-Verlorense: Buenos días, Franky.

Spoiler:


Última edición por En verdad me llamo Franky el Lun Feb 03 2020, 07:47, editado 1 vez
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MensajeTema: Re: Dimensions   Dimensions - Página 7 Icon_minitimeDom Feb 02 2020, 17:47

La cual parece haberse asegurado de que haya personal sanitario de cada una de las especies de caomantes que existimos, así como de la nacionalidad que nos corresponde. Es un daime'é de aproximadamente unos 40 años, de pelaje anaranjado, con los ojos bordeados por marcas de color castaño. Ahora mismo me está examinando, mientras que yo pido interiormente que no sea algo demasiado grave. La mano rota. Contusiones por todo el cuerpo, así como cortes por brazos y piernas. Las costillas han aguantado esta vez. Algo es algo.

-Maestra:Parece que vas a librarte de entrenar un tiempo, mi apreciado alumno.

-Ishua(médico): Se lo recomiendo encarecidamente. M'sheireus, deberías reposar durante una semana al menos. -Mira a mi maestra.- ¿Podría dejarme un momento a solas con él?

Maievel pasa su mirada de uno a otro. Finalmente asiente, yéndose de la consulta. Ishua se sienta frente a mi y me ofrece un vaso de agua.

]Pollux]

-Ishua: He escuchado de tu historia. Fue una de las primeras cosas que me dijeron cuando me contrataron para quedarme aquí. Has pasado casi toda tu vida sin ser daime'é. ¿Cómo está siendo la transición?

-Yo:Dura. Más cuando no tengo tiempo apenas para quedarme con mis padres biológicos. A veces el cambio de sentidos es demasiado, ¿sabes? O el pelaje. Cualquier tontería se me hace difícil. Y cada vez me está dando más miedo salir fuera, o incluso estar aquí.

-Ishua:Entiendo.

Se acerca y pega su oreja a mi pecho y espalda, tras lo cual dictamina que mi corazón y pulmones están bien.

-Ishua:Imagino que tendrás miles de dudas acerca de tu cuerpo.

-Yo:No se imagina cuantísimas. No tengo ni idea de mi cuerpo ahora mismo. Es como si todavía tuviera tres años. Leo libros de eso, pero todavía no tengo demasiada velocidad ni comprensión lectora, y no creo que sea especialmente bueno aprender de eso sin una guía. Pero vaya, que ni de mi cuerpo, ni de nuestras tradiciones ni de nada. Si cuesta adaptarse a otras costumbres de un país a otro...

-Ishua:Tu familia te enseñará todo lo que necesites en ese aspecto, pero yo puedo encargarme de enseñarte todo lo que necesites acerca de como funcionamos. -Siento un pequeño alivio en el pecho.- Si es que quieres, claro.

-Yo:¡CLARO!Digo... Eh... Sí. Sí, me encantaría.

El médico me sonríe.

-Ishua:Si quieres podemos parar, pero lo cierto es que tengo más dudas.

-Yo:Ah... No, siga. Es agradable poder dejar los dispositivos de traducción y el caos de lado un rato.

-Ishua:¿"E intentar ser alguien normal"?

-Yo:...¿Acaso puedo serlo ya?

Ishua no dice nada. Pasados unos segundos, decide abrir la boca.

-Ishua:¿Cómo te ves ahora?

-Yo:Creo que no...

-Ishua:¿Cómo te ves como daime'é?Eres radicalmente diferente ahora. He visto a los humanos. Y saber que tu fuiste uno me hizo buscar acerca de su mundo. Vi varios animales.

-Yo:...Y vio a los zorros. -El médico asiente.- ¿Hace falta que lo diga en voz alta?

-Ishua:Sólo si lo necesitas. Yo creo que es así.

Miro mis pies, cubiertos ahora por pelaje castaño, con cuatro dedos y almohadillas bajo ellos, así como en la planta. No son los pies de un humano. Tampoco las manos de pelaje amarillo lo son. Mi respiración se acelera.

-Yo:...Inferior. Me siento inferior. La Tierra es un planeta en la que TODO gira alrededor de los humanos. El resto de animales son tratados como inferiores. Pinan, hasta se les olvida que ellos mismos son animales. Y ahora no es a un humano a lo que me parezco, sino a un zorro. Me siento... menos. Me miro al espero y no sé que ver realmente. No sé que esperar en mi reflejo, ni qué oír cuando escucho mi voz. Cada movimiento es raro. Pensaba que con los meses iría a mejor, pero... pero no. Mi psicóloga opina que debería quedarme en Deia un tiempo, viviendo con daime'és. Aceptando que soy.

-Ishua:¿Y por qué no lo haces?

Me llevo la mano a las costillas en un gesto inconsciente.

-Yo:...Brist Lea.

-Ishua:¿Eh?

Niego con la cabeza. No, no es sólo lo que le pasó a ella. No es lo que me pasó a mi en Miak. Ni en la Tierra. No es lo que hemos vivido en Snvcls ni el desenlace de Blake.

-Yo:¿Y si pasa algo mientras estoy allí?¿Cómo reaccionaría?¿Podría siquiera?

El médico se levanta y se pone a mi lado.

-Ishua:Creo que lo enfocas mal, M'sheireus. Deberías preguntarte "qué pasaría si no te quedas allí".

-Yo:No ha vivido suficiente con caomantes.

-Ishua:Tu tampoco, M'sheireus. Hablaré con tu maestra e intentaremos hacer algo. Por ahora, sólo te pido que descanses. Y ahora me imagino que querrás, ¿no? Mañana es tu cumpleaños.

No le digo nada mientras me visto. Me pide salir de la sala mientras habla con mi maestra en el interior de la consulta. Voy a mi dormitorio mientras hablan y me tumbo en la cama. Vaya dos días. Vay-

No me da tiempo a pensar más antes de quedarme dormido.

______________________________________________________________________

Pero los sueños plagados de fauces dentadas, cadenas rompiéndose y voces susurrantes me despiertan. Mi mano escayolada está algo hinchada, y por el pasillo escucho un ir y venir constante de personas. Intento retomar el sueño, pero no pasa demasiado hasta que llaman a mi puerta. Al abrir me encuentro a mi maestra acompañada de Gyphook.

-Yo:Maestra.

-Maestra:Buenas noches, M'sheireus. ¿Puedo pasar? -Me hago a un lado. Mi maestra revisa el cuarto.- Tremenda misión te ha tocado hacer, ¿verdad?

-Yo:...¿Qué era el Dios de la Montaña, maestra?

No dice nada mientras examina la misma foto que había en mi casa de Deia el día que volví.

-Yo:Maestra...

-Maestra:Una bestia de Caos, mi querido pupilo. Tendremos tiempo para hablar largo y tendido -Una figura esquelética se aparece en el cuarto durante un instante.- ...el mes que viene, cuando vuelvas de Deia.

El corazón me da un vuelco.

-Yo:¿Q-quieres decir...?

-Maestra:Vuelve a casa. Sólo te pido una cosa.

-Yo:Claro. Lo que sea, maestra.

-Maestra:En cuanto sane tu mano, me gustaría que probases la técnica que has estado estudiando y que me informases.

Noto como se me suben los colores.

-Yo:P-por supuesto.

-Maestra:Durante un mes.

-Yo:¡¿Un mes?!

-Maestra:No me hagas repetirme, M'sheireus.

Miro a un lado y asiento. Cuando la miro, Gyphook le está dando un paquete.

-Maestra:Tengo entendido que en la Tierra y en Deia os regaláis objetos cuando cumplís años. Me he adelantado un día, pero confío en que sabrás esperar hasta mañana.

Lo cojo. Es bastante pesado para el tamaño que tiene, y su forma no me da pistas de qué puede ser.

-Maestra:Déjame acompañarte hasta la salida de la base.

No tardamos mucho en estar fuera y, antes de darme cuenta, estoy de nuevo frente a mi casa.


Última edición por M'sheireus Huua el Vie Oct 08 2021, 16:06, editado 1 vez
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MensajeTema: Re: Dimensions   Dimensions - Página 7 Icon_minitimeDom Feb 09 2020, 23:13

Llevado por el terror, vuelvo a meter la cabeza en la seguridad de mi casa y cierro la puerta con llave.

-Ma’Riagg: ¿Qué ocurre? ¿Quién es?- pregunta sin alejarse mucho de la cocina todavía-.

-Yo: ¡Es ese-!

-Fono: Es Verlorense.

-Yo: Si tan buen oído tienes, ¿POR QUÉ NO ME HAS AVISADO ANTES DE TENERLO EN LA MISMA PUERTA?

-Fono: No es peligroso. Ya no lo es para nosotros.

-Yo: ¿Qué?

-Fono: Fue tu petición. Optamos por no matarlo y le volví inofensivo.

-Yo: ¿Por qué está aquí entonces?

-Fono: Modifiqué sus recuerdos; ya no eres su enemigo.

Sigo conservando dudas sobre si abrir la puerta alguna vez más en lo que me quede de vida.

-Ma’Riagg: Reconsidéralo un momento- dice dirigiéndose a mí-. Él no sólo viene de Oidion, sino también de la misma ciudad de donde trajiste ese libro que parece interesarte tanto. ¿No te está llamando una gran oportunidad, literalmente, a la puerta de tu casa?

-Yo: Tú lo que quieres es verme metido en más líos.

-Ma’Riagg: Te aseguro que todo lo que hago es por el bien de mi investigación. Además, sabes que tengo razón.

¿Lo sé? En fin, con su respuesta ya iban dos a uno para dejar pasar a ese maníaco asesino. No sé en qué momento esto se había vuelto una democracia, pero tampoco puedo olvidar que, en parte, yo había creado a ese mismo maníaco. Y también es cierto que tiene algo que necesito. Me toma mucho esfuerzo volver a abrir esa puerta, que por mí sellaba hasta que me volviera polvo. Miro con evidente desconfianza al caballero vestido con la gabardina negra y el tricornio.

-Yo: ¿Qué quieres?

-Verlorense: ¿Eh? Vaya, vaya, vaya. Veo que no te sorprende verme fuera del hospital- expresa con una voz cordial-. ¿Para que otra cosa iba a venir aquí si no es para ver como está mi mejor amigo?

Así que el hospital, con equipo de Órbita, puede sanar a tipos como éste y soltarlo en poco tiempo, mientras que mi familia tiene que soportar un coma provocado por la misma persona que acaban de curar. Fantástico, Órbita. Ojalá seas erradicado de la faz del universo. Yo no te echaré de menos.

-Yo: … Perdona. ¿Qué?

-Verlorense: Estás perdonado, mi buen Franky. Veo que todo lo que ha pasado no ha minado tu gran sentido del humor. ¿Qué tengo que hacer para que me dejes entrar y celebrar el fin de la venganza dedicada a mi padre?

_________________________________________________________________________________________________________

Tengo a un señor vestido de cazador de “Bloodborne” y un alienígena con aspecto de cerebro sentados en el sofá del salón. Mi madre me mataría. Quiero despertarla del coma para darle esa oportunidad. Menos mal que el robot se dio cuenta de que podría hundir el mueble con su propio peso, además de que creo que no necesita sentarse. No pierdo el tiempo y arrojo el libro al regazo del llamado Verlorense.

-Yo: ¿Sabes qué es esto?

Coge el objeto y lo examina.

-Verlorense: ¿Qué es este libro con las hojas en blanco? ¿Y por qué está manchado de…? ¿Es sangre?

-Yo: No te flipes, es tomate.

-Ma’Riagg: Creemos que este libro está altamente relacionado con aquello es conocido en tu planeta como la “Salsa”.

-Verlorense: ¿La Salsa? Mmhh… La abuela lo comentaba de vez en cuando como la fuente de todo lo malo que está pasando en Sdatt. Pero me temo que eso es todo lo que sé del tema.

-Ma’Riagg: ¿Quién es esa “abuela”?

-Verlorense: Es la mujer más anciana de toda la ciudad. Es a quien recurres si quieres conocer sobre historias antiguas que muchos tratan de mitos. Fue la primera que mencionó a la Salsa en cuanto se enteró de las apariciones de las bestias y organizó a los primeros cazadores.

-Yo: ¿Bestias?

-Verlorense: Son criaturas que aparecen por la noche y arrasan con todo lo que se encuentren a su paso. Como la policía local demostró no ser suficiente, muchos vecinos tomaron las armas y se convirtieron en lo que nos hacemos llamar ahora; los cazadores.

-Yo: … Y ya me ha dejado de gustar Bloodborne, gracias.

-Ma’Riagg: Entonces admites que no sabes nada más de la Salsa, pero quizás esta “abuela” de la que nos has hablado quizá sepa algo más.

-Yo: Nope- me levanto del sofá en el que me había acomodado antes-. Ya sé por dónde va a ir esto y la respuesta es “no”. Ahora quiero todo el mundo fuera de mi casa- la cabeza Fono se gira hacia mí con un sonido mecánico-. Excepto Fono, que es el único que me cae bien.

-Verlorense: Mi nombre no es "Fono".

-Yo: Me refería al robot.

-Verlorense: *Gasp* ¡Pero si somos los mejores amigos! ¡CÓMO PUEDES DECIR ALGO TAN HORRIBLE!

-Ma’Riagg: Piénsalo mejor- salta del sofá para perseguirme por el suelo-. Esa mujer podría darte lo que buscas. Además, allí podríamos encontrar al Guarda de Luz Beggar y a la Dr. Apothek, las únicas personas a quienes hemos visto utilizar hechizos provenientes de este libro, ¿recuerdas?

-Yo: ¡Pero es estúpido! ¡No puedo irme a otro planeta a jugarme el pellejo porque haya sentido la corazonada de que encontraré la cura para mi familia en un libro!

-Ma’Riagg: Esa no era la actitud que tenías hace veinte minutos.

-Fono: Ma’Riagg- ésta la atiende un momento-, es una decisión que tiene que tomar él mismo. Pero sea la que sea que decida, le apoyaré en un 91%.

-Ma’Riagg: ¿Qué hay del otro 9%?

-Fono: Encontraré el final de mi existencia que tanto me corresponde.

-Yo: ¡Eh, pensé que ya habíamos hablado de eso!- digo volteando un momento-.

-Fono: Ese 9% no implica que sea voluntario- me doy otra vez la vuelta para salir del comedor-. No son sólo tus padres y tus hermanos. Ni tus vecinos. Esa Salsa está provocando cambios en ti, obviando el Virus Tecnorgánico. Para luchar contra ella, deberás entenderla.

No me quedo el tiempo suficiente para dejarle terminar, si es que le quedaba algo más que decir. Subo a mi cuarto, el lugar que considero mi santuario. Aunque jamás ha sido lo suficientemente sagrado como para impedir que mi madre llamara a la puerta y entrara de todos modos, sin dejarme tiempo a responder. Me tomo un momento para tomar mi móvil y mirar la hora. Seguidamente miro la fecha. Es el 31 de Enero. Mañana es el cumpleaños de Max, al menos aquí en la Tierra. Ya como sean las cosas en “furritolandia”… Aún así, me da la idea de coger el colgante que me entregó y llamarle. Espero pillarle en un buen momento. Pulso el botón y espero una respuesta.

-Max: … ¿Sí?

-Yo: Hola, soy Franky. He visto que mañana es tu cumpleaños y se me ha ocurrido llamarte. No sé si en tu mundo de furros mágicos tenéis cumpleaños, pero me preguntaba si tenías pensado hacer algo. Claro, no te estoy diciendo que me incluyas en tus planes ni nada, que sé que estarás lejos y la ciencia tuya esa de los portales se me escapa, pero… voy a tomar una decisión y me gustaría hablarlo con alguien. Si tuvieras un rato...
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MensajeTema: Re: Dimensions   Dimensions - Página 7 Icon_minitimeMiér Feb 12 2020, 00:54

Me quedo mirando la puerta, pensando. Pensando en que parece que el universo no quiere dejarme volver a casa ni un sólo momento. ¿Me alegro de que Franky me haya llamado? Joder, claro que sí. Pero estaba claramente preocupado, y ahora mismo mi cerebro no da para mucho más. No hablemos ya de mi corazón. Inspiro profundamente, deseando entrar, empezar a mezclarme con los míos y tumbarme en la cama hasta la hora de cenar. Pero con el suspiro sale la determinación de hacer lo correcto. Pulso el botón y dirijo una última mirada a la puerta de mi casa antes de abrir un portal.

-Yo:No hace falta que esperes hasta mañana.

Aparezco frente a la casa de Franky, y el tirón energético hace que la mano todavía me duela más. Llamo a la puerta y, aunque nadie abre, escucho y huelo a Franky en el interior. Tras asomarse sutilmente a la ventana, abre la puerta. Parece que está peor que la última vez que lo vi. Al menos, esa sensación me da al ver sus partes metálicas.

-Franky:Has sido rápido. ¿Te importa si nos vamos?

Sin darme tiempo a contestar, sale de su casa y me hace retroceder.

-Yo:¿Estás bien, Franky?

Se me queda mirando un momento.

-Franky:Eh, sí... -Enarco una ceja.- Queda muy raro que puedas hacer eso con la cara de zorro que me traes.

Miro al suelo, avergonzado.

-Yo:...Ya. -Abro un portal.- Voy a llevarte a un sitio que vas a flipar.

-Franky:Con tu ciencia de los portales.

-Yo:No es- ...Sí. Con mi ciencia de los portales.

Al cruzarlo, aparecemos en un callejón bastante desértico. Está lloviendo a cántaros, y lo único que hay frente a nosotros es una puerta con un letrero metálico colgado.

Spoiler:

-Franky:¿Esto es...?

-Yo:Cuando nos vimos la última vez, acababa de volver de un funeral. Mi maestra decidió que era mejor que ese día no íbamos a entrenar. Que debía despejarme y eso. Pasamos por su planeta y, después de eso, me trajo aquí. -Miro el letrero.- ¿Vamos?

Abro la puerta. Dentro nos encontramos un local que, aunque puede que no sea lo más elegante a nuestra disposición, el olor de la comida hace que el aspecto quede en segundo plano. Nos sentamos en una mesa algo apartada de la barra, pero lo suficientemente cercana como para que no tarde en atendernos una camarera con unos vistosos cuernos de cabra.

-Camarera:Esto... sería la carta para un humano y un daime'é... ¿Podrían decirme su nacionalidad?

Tras responder, las cartas se iluminan durante un segundo. Nos hace entrega de las cartas y nos da un tiempo para revisar el menú.

-Franky:¿Pollux?

-Yo:De Pallex, sí.

Pedimos la comida, momento en el que aprovecho para decirle a mi maestra donde estoy. Quitando un entrante cargado de salsa,  Franky parece irse directamente a por el postre, pues parece que sirven natillas de chocolate caseras. Por mi parte, pido una crema de verduras. Algo extraño ocurre, pues no abrimos la boca para hablar hasta que comento la comida.

-Yo:Cuando era pequeño, tuve un pequeño accidente comiendo cerezas. Era humano por aquel entonces, claro. Estábamos comiendo eso de postre, y me atraganté con un hueso. Estuve a punto de asfixiarme, pero al final es evidente que sólo se quedó en un susto. Pero el susto hizo que no quisiera comer apenas durante unos días... hasta que mi abuela trajo a mi casa una crema de verduras. Casera, claro. Hecha por ella. Fue prácticamente lo primero que comí en un par de días. -Noto como se me saltan las lágrimas. Encojo los dedos de los pies.- Esta crema huele igual que aquella, ya hace tantos años.

-Franky:...¿Vale?

Le miro.

-Yo:El virus ha avanzado más, por lo que veo. Yo... le pregunté a mi maestra si podíamos hacer algo con eso, pero... no es seguro para tu salud intentar quitarlo. Podría dejar graves consecuencias.

Franky no dice nada.

-Yo:¡Pero seguro que encontramos algo!No te preocupes, que algo encontraremos.

Seguimos comiendo en silencio.

-Franky:Mi familia está en coma. -El corazón me da un vuelco.- Han ocurrido muchas cosas desde la última vez que nos vimos, Max. Más allá del virus tecnorgánico y de la Salsa.

-Yo:Franky...

-Franky:Y no sé qué hacer. Mi instinto me dice que salga ahí fuera, a buscar respuestas, pero... -Se mira la mano robotizada y la aprieta con fuerza.- ¿Y vosotros, los edgies del caos?¿No podéis hacer algo para variar?

-Yo:No es tan sencillo, Franky...

-Franky:Claro. Si es para otro, no es tan sencillo. ¿Ya te estás olvidando de mi incluso?

-Yo:Yo también lo he pasado mal. Y la solución no está siempre en una floritura de manos.

-Franky:¿Una mano rota y algunos rasguños es pasarlo mal? Y se supone que tienes el poder para alterar la realidad, ¿no?¿O es que directamente quieres mandarme a mi y a mis problemas a la mierda?

-Yo:¡NO!No, claro que no. Quiero ayudarte, Franky. Si me cuentas lo que ha pasado, quizás...

-Franky:¿Quizás, qué?¿Puedas mirar como se resuelven mágicamente por si mismos?

Me quedo en silencio.

-Yo:Todos cargamos con una maleta llena de problemas, ¿sabes? De verdad que entiendo estás pasando por un mal momento, pero los caomantes...

-Franky:No me ayudarán. Sí, me ha quedado claro.

-Yo:...Creo que la salsa y el virus te están afectando, Franky. El Javi que yo conozco no actuaría así. Estaría disfrutando de las natillas de c-

-Franky:¿Y cómo estoy actuando?

-Yo:Mordiendo la mano que intenta darte de comer. Sólo quiero ayudarte, Franky.

-Franky:Yo no soy el perro aquí.

No digo nada. Noto como mi pelaje está erizado y mi respiración agitada.

-Yo:...Si decides luchar contra eso que te está haciendo comportarte así y me dejas ayudarte, estaré encantado de acompañarte adonde quieras ir. Porque sí: creo que debes seguir a tu instinto. Puedo intentar que alguien vigile donde estén tus padres, pero tienes que librarte de eso que te tiene así.

Los ojos de Franky, hasta ahora llenos de furia, parecen calmarse. La mano me duele horrores, y noto como me empieza a subir la fiebre de nuevo.

-Yo:Pero necesito que me cuentes qué ha ocurrido. Con todo lujo de detalles.
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MensajeTema: Re: Dimensions   Dimensions - Página 7 Icon_minitimeMar Mayo 12 2020, 23:04

Pido una bebida fría y sin gas. No me va a gustar traer todo eso de vuelta, pero si Max me lo pide, si eso realmente podría ayudar en algo, es un sacrificio que puedo hacer.

-Yo: Te conté sobre el centro médico, ¿verdad?- el daime'é asiente-. Allí conocí a un chico llamado Balyed. Era muy buen chaval. Sólo había ido allí para ayudar a la gente. Supongo que así lo hizo, hasta el final. Él tenía muy claro lo que quería hacer. Yo no, nunca tuve claro un futuro.

-Max: Eso no hace que merezcas morir.

-Yo: … Hubo esta vez que los dos quisimos ayudar a una niña pequeña. Estaba tan asustada que se negaba a salir de su habitación. Yo no volví a echarle cuenta hasta días después. Cuando vi a esta niña fuera y seguir a Balyed, aceptar la comida que éste le traía… Sentí envidia. En cuanto me di cuenta de eso, me sentí como una mierda. Tuve envidia de un chico tan puro como él. Él se esforzó por ayudarla y yo no. La niña también murió, justo delante de mí.

-Max: Oh… lo lamento mucho.

-Yo: No recuerdo su nombre. Esa criatura estaba aterrada y buscaba mi ayuda. Y no recuerdo su nombre. Creo que no lo recuerdo porque jamás me importó de verdad.

-Max: Estás siendo demasiado duro contigo mismo.

-Yo: ¿Tú crees? Muy bien, probemos con ésta. Le disparé a una persona. Maté a una persona, Max.

-Max: No creo que-

-Yo: Su hijo vino a vengarse. El resultado de eso ha sido poner a mi familia en coma, además de muchos de mis vecinos. Luego hice que le modificaran la memoria y ahora piensa que somos amigos. Cada vez que le veo me lleno de un asco… Pero luego caigo en que fui yo quien le trajo. Todo por lo que habrá tenido que pasar, lo que se ha llevado mi familia… es por mí.

-Max: Eso no es justo y deberías saberlo. Seguramente hay muchos factores de por medio que no me has contado. Esa manera de pensar es hasta arrogante. Pero volvamos a lo que estábamos. ¿Por qué me has contado todo esto? ¿A dónde quieres llegar? ¿Que la salsa y el Virus Tecnorgánico te están cambiando? Eso me ha quedado muy claro, por eso quiero saber-

-Yo: No es todo por la Salsa o por el tecnovirus. Ya he tenido estos sentimientos antes. Envidia de otros, no saber llevar las consecuencias… Soy egoísta. El cambio real que estoy viendo es que me esfuerzo cada vez menos en ocultarlo.

-Max: ¿De verdad te crees especial por sentirte así de vez en cuando? Franky, eso no te hace mala persona. Sólo te hace humano.

-Yo: Creo que ambos tendremos que redefinir esa palabra- le digo mientras levanto mi mano derecha y muevo mis dedos mecánicos. Me traen la bebida que había pedido y le doy un trago-. No sé de dónde ha salido el Virus Tecnorgánico. Lo de la Salsa…- los recuerdos de lo acontecido entran y salen de mi cabeza sin orden aparente-. Me parece recordar que fue porque quedé atrapado en un ritual, en Oidion. De allí también conseguí un libro que creo que tiene respuestas sobre la Salsa, pero no puedo leerlo. Ma’Riagg me ha propuesto volver a ese planeta y encontrar a alguien que sepa- le doy otro sorbo a la bebida-.

Cuando rebusco sobre más información que podría brindarle a Max, la puerta del establecimiento se abre bruscamente, dejando entrar una enérgica y grave voz que azota mis tímpanos.

-¡UN TAZÓN DE CERDO!

-Camarera: ¡Un-un tazón de cerdo en seguida!

Veo cómo un hombre que apenas puede caber por la entrada entra al interior. Además de su imponente tamaño, lo que me sobrecoge es la fiera cabeza de león que tiene entre los hombros, en vez de llevar una humana. Me quedo paralizado un rato más después de que se sentara frente a otra mesa alejada de nosotros. Al poco dejamos de ser los únicos clientes, pues empiezan a entrar personajes de lo más variopintos, de entre los que me parece distinguir un samurai, un mago, un hombre lagarto y una mujer perteneciente a la realeza. Noto cómo mi cuerpo se pone en guardia ante la presencia de los recién llegados. Me bebo lo que me queda de la bebida de un trago. Mi respiración empieza a agitarse. Lamento mucho que un momento por el que hubiera “fangirleado” muy fuerte me está resultando incómodo por momentos. Quiero salir cuanto antes de aquí.
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MensajeTema: Re: Dimensions   Dimensions - Página 7 Icon_minitimeJue Mayo 14 2020, 23:59

Noto como los músculos de Franky se tensan, pero no son los únicos. Noto presión en el pecho cuando uno de ellos posa su mirada en nuestra mesa. Pasados unos segundos, vuelve a dirigirse al cocinero. El aire porta olores de lugares diferentes alrededor del globo, pero a saber dónde estará el mismo. Miro a Franky, el cual intenta decirme con su mirada que nos larguemos.

-Yo:...Hoy invito yo. Ve saliendo, que ahora te alcanzo. -Me mira.- Será un instante.

Levanto la mano para llamar a la camarera. Puta, que caro es este sitio, pero es lo que hay. Antes de ir voy al baño. Me miro al espejo, recordando la conversación con Ishua, quien aparentemente será mi médico por ahora. Agacho las orejas.

[POLLUX]

-Yo:Va a ser difícil superar este sentimiento, Ishua.

Me refresco un poco, libero un poco la vejiga y saco el móvil. A las malas, pero ya he aprendido a llevarlo siempre encima y con sonido. Marco el número de mi maestra y le cuento mi situación actual.

-Maievel:¿Y qué hay de tu reposo?

-Yo:Yo soy el primero que quiere hacerlo, maestra. Pero... algo malo va a ocurrir como le deje ir solo, maestra. Está muy... diferente. En el mal sentido de la expresión. Y eso que me cuenta... Él no te tiene a ti. No tiene el caos, ni armamento, ni nada para defenderse. Y eso de la Salsa-

-Maievel:¿Has dicho la Salsa?

-Yo:Sí, maestra.

Durante unos segundos, no sale ni una palabra del dispositivo.

-Maievel:Enviaré a alguien a que vigile a su familia, tal y como has pedido. Tu amigo de Bimbpep tendrá que hacerlo, y será responsabilidad tuya si algo le pasa.

-Yo:...Sí, maestra.

-Maievel:Siete días. Ni uno más, M'sheireus. He estado hablando con tu equipo de seguimiento, y no estás en condiciones de viajar durante mucho más tiempo. Necesitas no solo reposo, sino estar en Deia durante un tiempo. Varios de tus compañeros Estelas están actualmente de misión, pero estamos tomando la decisión de mandaros a casa un tiempo. Vuestro caso no tiene precedentes, y los cambios constantes están a la orden del día. Lo siento, querido.

-Yo:Gracias, maestra. Intentaré solucionar esto lo más rápidamente posible.

Cuelgo y me apoyo en la pared. Vacilo un poco, pero vuelvo a marcar.

-Mamá:¡M'sheireus!¿Cómo estás, pelusilla mía?

Miro mi mano escayolada.

-Yo:Bien... Bien, mamá. Te... Te quería comentar algo...

-Mamá:¡¿Ha pasado algo?!... ¡Sí, es M'sheireus! Espera un momento, hijo, que viene tu padre.

Me vuelvo a mirar al espejo. Noto como el pulso se me acelera mientras mi respiración se agita. Trago saliva mientras intento centrarme. Un chasquido suave me indica que el otro lado de la línea está en manos libres.

-Yo:Hola, papá...

-Papá:¡Que alegría oírte, hijo!

-Mamá:Espera un momento, Teeruoh. M'sheireus iba a decirme algo. ¿Te ha pasado algo?

-Yo:No, de verdad... Estoy bien... -Noto como se me hace un nudo en la garganta.- Estoy bien. Es solo que...

La voz se me quiebra.

-Papá:...Mañana no podrás venir, ¿verdad? -Inconscientemente, y aunque no pueda verme, asiento.- ¿Qué ha pasado?

-Yo:Mi amigo Franky me n-

-Mamá:No. No, hijo, no. "Este necesita.""Tengo una misión que...". ¿Y tú, hijo?¡Vas a acabar mal!

-Papá:Tu madre tiene razón, hijo.

-Mamá:Y apenas te vemos. Cuando ya pensaba que-

-Yo:¡Lo sé! -Miro a la puerta del baño. Seguro que se han enterado en el restaurante.- Lo sé. De verdad que lo sé. Yo era el primero que quería volver a casa. Y tenéis TODO el derecho a estar enfadados conmigo. Sólo quiero volver a casa y descansar una temporada, pero... sniff...pero el mundo parece empeñado en que no. Pero siento que podría pasarle algo malo si no voy, y...

Me siento en uno de los retréteres.

-Yo:Sólo va a ser una semana, ¿vale? Una semanita sólo. Luego podremos celebrar mi cumpleaños. Iremos a donde queramos, y estaré en casa una buena temporada. Necesito ir a Deia. QUIERO ir a Deia. A Bimbpep... A casa.

Ninguno dice nada durante unos segundos.

-Mamá:Te voy a enviar una lista de comidas. Elige la que quieras, que la tendrás en la mesa cuando vuelvas. -Suelto una risa ahogada.- Ni un día más, pelusilla.

-Yo:Ni uno.

-Papá:Ten cuidado, hijo.

-Yo:Lo tendré. -Siento como se me suben los colores.- Os quiero.

[FIN DEL POLLUX]

Antes de que digan nada, corto la llamada y salgo del restaurante. Franky me espera en la puerta.

-Franky:¿Te ha pasado algo?

-Yo:Eh... He tenido que hacer un par de llamadas. Ya tengo a quien vigile tu casa.

-Franky:¿Entonces...?

-Yo:Tenemos una semana, Franky. Te voy a ayudar en todo lo que pueda pero, de verdad, no tengo más. -Le miro de arriba abajo.- No sé si tu dispones de algo más.

-Franky:Esperemos que sea suficiente.

Le sonrío tímidamente.

-Yo:Va a ser raro que me veas día a día así, como daime'é.

-Franky:Nah, ya estaba acostumbrado a tus mierdas furras.

-Yo:Espero que no seas alérgico a mi pelaje, porque soy casi un pompón.
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MensajeTema: Re: Dimensions   Dimensions - Página 7 Icon_minitimeDom Mayo 17 2020, 21:51

Mi acompañante empieza a abrir un portal delante de nosotros.

-Yo: Gracias.

-Max: No iba a dejarte aquí.

-Yo: No me refiero a eso.

Le sonrío sin decir nada más. Él también se limita a sonreír. Cruzamos el portal, a unos cuantos metros de mi casa, pero hay otra cosa que capta mi atención.

-Verlorense: Harías muy bien en volver por donde has venido.

Max y yo nos detenemos en seco. Tenso mis músculos para lo que sea que puede lanzarme, antes de comprobar que nos da la espalda y se está dirigiendo a otra persona. El extrano es un individuo delgado envuelto en una gabardina y con la cabeza tapada por un sombrero. Éste empieza a andar hacia quien seguía hablando.

-Verlorense: Oh, ¿te estás acercando? ¿En vez de huir, estás viniendo hacia mí?

-Es que no puedo partirte la cara sin acercarme- proclama con una voz aguda y desagradable que me suena haber oído antes-.

-Verlorense: ¡Oh, entonces acércate tanto como quieras!

Mete su mano en un bolsillo para sacar uno de esos cuchillos que utilizó una vez para atacarme. Los ojos del desconocido brillan, como si algo se hubiera encendido en su interior. La gabardina y el sombrero caen al suelo. De éste, un filo de cuchillo asoma, sin dejar ver la mano que la sostiene.

-Me parece perfecto. Será un duelo a muerte con cuchillos- declara el mismo insecto bípedo que tuve que soportar allá en el centro médico-.

-Yo: ¿Ck-... Duelo a muerte con cuchillos?

-¿Qué es lo que piensan hacer?- pregunta Fono desde el porche de la casa-.

-He visto muchos tipos de peleas, pero nunca había visto o escuchado algo así- Ma’Riagg se suma con su comentario, posada en uno de los amplios hombros de la máquina inteligente-. Yo creo que van a pelear con cuchillos.

-Verlorense: Je, ahora entiendo mejor la situación. No me queda otra que ejecutar mi plan maestro.

-Ckriih: ¿Y cuál es es plan, blandito?

El habitante de Oidion corre a toda prisa hacia nosotros, aunque nos pasa de largo.

-Max: ¿Va a huir?

-Verlorense: ¡No exactamente, después de todo…!- frena, voltea y revela un segundo cuchillo en la otro mano-. ¡Mi especialidad es arrojar mis armas desde una distancia segura, con una precisión excelente!

Lanza ambos cuchillos, los cuales surcan el aire en dirección al langostino. Éste finalmente levanta su arma, enseñando así la mano con la que lo porta. Ckriih tiene cuatro brazos y el que usa es el izquierdo inferior, cosa imposible si recuerdo que le fue arrebatada en nuestra huida. Con un manejo magistral de su arma blanca, repele los proyectiles, que caen al suelo ante la sorpresa de quienes estamos presentes.

-Ckriih: ¡Éste es el cuchillo más rápido del mundo!

-Verlorense: ¡No puede ser! ¿He… he perdido?- se deja caer hacia atrás y se sienta en el asfalto. Ve al hombre insecto aproximarse hacia él-. ¿Qué vas a hacer? ¡Aléjate!

-Ckriih: Ya te he dicho antes que tengo que acercarme para partirte la cara- me acerco a él y me ve-. ¡Blandito! ¿Qué vas a hacer? Si es amigo tuyo… lo disfrutaré todavía más.

Le cojo la mano con la que agarra el cuchillo y se la levanto para ponerla a su vista.

-Yo: ¡La mano…! ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Por qué?

-Max: ¡Franky! ¿Qué pasa?

-Ckriih: ¿Se quejó alguien de ti cuando conseguiste una mano nueva?

-Yo: ¿Por qué tienes la mano de Balyed?

-Ckriih: Me faltaba una mano. Encontré una sin dueño. ¿Qué más quieres que te diga? Me gustan los planes simples.

-Yo: Quítatela ahora mismo.

-Ckriih: … OBLÍGAME.

Tiro de la mano que no le pertenece, pero enseguida me empuja y me tira al suelo. Me levanto, preparado para enzarzarme en una pelea, misma intención que Ckriih parece compartir conmigo. Pero antes de que lleguemos a tener contacto, Fono ya estaba sujetando al langostino, mientras que Max me retiene a mí como puede. Escucho el quejido de éste y es cuando recuerdo que no está del todo recuperado de lo suyo, por lo que me detengo a mí mismo.

-Yo: … ¿Estás bien?

-Max: Sí, sí, no pasa nada- comprende que no necesita frenarme más y me suelta. Se mira la mano escayolada, cosa que hago también-.

-Yo: Mira, entiendo que no puedas venir si todavía tienes que recuperarte.

-Max: No, ya he tomado la decisión. Y eso incluye lo de los siete días, así que mientras antes hagamos esto, mejor.

Le echo un vistazo a Ckriih, quien ya está siendo víctima del “abrazo apaciguador” de Fono, el mismo que ya contemplé en el centro médico. Observo que los tentáculos de la máquina están palpando la mano de Balyed. Una vez asegurado que su presa está en calma, la suelta. Su cabeza gira hacia mí.

-Fono: La mano de Balyed está unida al antebrazo de Ckriih.

-Yo: Quizá con pegamento o algo…

-Ma’Riagg: Todos hemos visto cómo la usa. Fuera de quien fuera esa mano, ahora es suya.

-Ckriih: Al fin alguien con razonamiento. Después de mí.

-Max: ¿Os conocéis?- me pregunta-.

-Yo: Escapamos juntos del centro médico- me dirijo a Ckriih-. ¿Qué haces aquí?

-Ckriih: ¿A parte de darle la chispa que le falta a este rol? Tu amiguito desmontable me guió hasta aquí.

Miro sorprendido, otra vez, a la mano del chico.

-Yo: ¿Balyed? … ¿Estás vivo?- la miro fíjamente-.

-... Sí, aquí estoy, finalmente nos reunimos. Ahora… bésame- todo esto dicho por Ckriih mientras gesticula con la mano, como si hablara por ella-. Voy a pasármelo muy bien con esta mano.

Tengo unas ganas enormes de estampar mi puño metálico en su cabeza de cucaracha. Y eso que las cucarachas me dan mucho repelús.

-Yo: ¿A qué has venido?- pregunto ya desganado-.

-Ckriih: Lo de que la mano mágica ésta me ha traído era verdad. Vi este lugar a través de una de las pantallas que tiene este planeta.

-Ma’Riagg: Te referirás a la televisión.

-Ckriih: Gracias, a la gente le gusta que le corrijan. Pero yo no soy “gente”, así que cuidado. En fin, la mano reaccionó, hice preguntas y llegué hasta aquí. No tenía otra cosa que hacer.

-Fono: ¿Quieres ir con nosotros a Oidion?

-Yo: ¡NO-!

-Ckriih: Vale.

-Yo: Me cago en la puta.

-Verlorense: ¿Ya está? ¿De verdad vamos a dejar pasar lo que ha hecho? ¡No podemos confiar en él!

-Ckriih: Ah, por poco se me olvida tu premio de consolación- le tira a la cara un condón verde-.

-Verlorense: ¿QUÉ ES ESTA COSA? ¿Y POR QUÉ ES TAN PEGAJOSO?

El daimeé llama mi atención un momento.

-Max: Franky, por favor, vamos a centrarnos.

-Yo: Sí, tienes razón. Vamos a Oidion.

-Max: Bien. ¿Cómo vamos?

-Yo: …- miro a la utrom-. ¿Cómo vamos a Oidion?

-Ma’Riagg: Tengo mi nave. Aunque sólo tiene dos plazas. Y un maletero.

-Ckriih: Tú eres una cabeza.

-Yo: … Fono ocuparía tres plazas.

-Fono: Puedo acoplarme en el exterior de la nave, así no ocuparía plazas.

-Verlorense: Me pregunto si eso me daría problemas a la hora de pilotar…- dice para sí mismo mientras se limpia la cara-.

-Max: Está claro que todavía tenemos que pensar cómo llegar primero.

-Fono: Sería conveniente pensar también sobre qué llevar como provisiones- su led óptica me mira, dándome a entender que no se olvida de mi necesidad de la salsa-.

-Verlorense: Por cierto, Franky, llevo ya un rato preguntándomelo. ¿Quién es la bestia que te acompaña? Me recuerda a algunas que he visto deambulando por las noches en mi ciudad.

Miro a Max, cayendo por primera vez en que no le había presentado a este improvisado grupo.
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MensajeTema: Re: Dimensions   Dimensions - Página 7 Icon_minitimeMiér Mayo 20 2020, 18:25

-Yo:¿El geerhu'kan este me ha llamado "bestia"? -Le echo una mirada de arriba abajo.- ¿De qué vas, cazador de Bloodborne? Soy un daime'é.

-Verlorense:¿Ahora habláis y todo?

-Yo:¿Con quién te juntas, Franky?

-Verlorense:Eso quisiera preguntarte yo, Franky. Pero no te preocupes, que para librarte de bestias como esta está tu mejor amigo.

Le miro con los ojos entrecerrados para luego mirar a Franky. Su gesto me dice más que suficiente.

-Franky:Lo que tu digas. Bueno, Max, déjame presentarte a los que no conoces. -Hace una ronda de presentaciones.- Él es M'sh... Michel... -

-Yo:M'sheireus Huua, pero da igual eso ahora. -Miro a la utrom.- ¿Ma'riagg?

-Franky:Ay, no...

Sonrío.

-Yo:¿Esa "María"? -Franky va a hablar, pero le detengo al empezar a reírme.- Ay... Franky, eres un imán para los extraterrestres. Primero yo, luego ella y encima el Teletubbie. Anda, vamos a casa de Franky, Patrulla Condenada.

Franky hace un gesto de desagrado.

-Yo:Estamos llamando demasiado la atención, y la verdad es que no me gusta demasiado que me miren desde que volví a ser daime'é.

-Franky:...Mierda.

Vamos a casa de Franky. Siento la mirada de la utrom en la nuca mientras nos adentramos en el hogar.

-Ckriih:Venga, ¿dónde está esa nave?

-Yo:¿Alguien puede traerme algo de comer?Menos... ¿Fono? y Molagagfds. Tu mismo, cazador del Bloodborne.

-Verlorense:Cuidado, bestia.

-Ma'riagg:Mi nombre es Ma'riagg.

-Yo:Eso. Perdón, pero soy horrible para los nombres. -Miro al cazador.- ¿A qué esperas, Vernon?

Mira a Franky, el cual le indica que vaya a por algo al frigorífico.

-Franky:Te ha tocado la moral, ¿eh?

-Yo:No te haces a la idea. Bishaw...

-Franky:Deja de hablar en otaco. ¿Qué querías hacer?

-Yo:Ah, sí. Eso. -Miro a Fono y Ma'riagg.- ¿Tenéis datos de Oidion? Fotos, imágenes, proyecciones a pie de suelo... Me vale cualquier cosa.

-Ma'riagg:Así que es cierto. Un caomante. -Le guiño el ojo.- En ese caso, creo que dispongo de lo necesario.

-Franky:¿Para qué?

-Yo:Si estuviéramos todos en una misma nave, sólo en el viaje tardaríamos mucho más de lo que podemos permitirnos. Voy a intentar abrir un portal lo más cercano y preciso adonde queremos ir. Para eso necesito las fotos: para tener -Verlorense me trae carne cruda. Ni me molesto en cogerla.- ...Para tener una imagen visual lo suficientemente exacta como para que no aparezcamos en el aire. Creedme: pasa.

La utrom me enseña varios documentos. Crkiih se me acerca y me agarra de la ropa.

-Crkiih:¡Date prisa, peludo!

-Yo:¡¿Por qué siempre tengo problemas con los bichos?!¡Primero Gyu, ahora este!

Chasqueo los dedos. Un portal aparece, y mi ya mermada resistencia se ve aún más reducida. Parece que lo he hecho bien, pues lo que se ve al otro lado es una calle a pie de suelo. Esperemos que no me haya alejado demasiado.
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MensajeTema: Re: Dimensions   Dimensions - Página 7 Icon_minitimeDom Mayo 31 2020, 20:45

-Yo: ¡Aah!

Al fin vuelvo en mí mismo. Miro a mi alrededor. Estoy apoyado en una esquina de un edificio. De hecho, estoy estoy rodeado de unos cuantos, teniendo a la vista también una calle.

-Yo: Muy bien, Franky, piensa, ¿qué ha pasado? ¿Qué es lo último que recuerdas?- miro al cielo para comprobar que está anocheciendo-. A ver, quería llegar a Oidion para… ¿Para qué quería llegar a Oidion? Eh… Max… ¡Sí, Max estaba conmigo!... Y Fono… Y Ma’Riagg… Y Verlorense… Y Ckriih- tomo una pausa para que mi cerebro procese esta información-. ¿Ckriih no era capaz de hacer que otros y él mismo se olvidaran de cosas tras cruzar una puerta? Pero no hemos cruzado ninguna puerta, ¿verdad?... Un momento, ¿LOS PORTALES CUENTAN?

Entro en pánico al encontrarme solo en terreno desconocido. No hay nadie. No sé si eso es bueno o malo. Si realmente estoy donde creo que estoy y recuerdo bien mi última visita, sé que la noche en esta ciudad es peligrosa. Debo refugiarme, ¿pero a dónde voy?

Un silbido. Mi línea de pensamientos es detenida por un silbido. El viento que trae esa melodía acaricia mi cara con su fría temperatura.

-Buenas tardes, caballero- me giro al mismo tiempo que dejo que un grito agudo escape de mis labios-. Déjame decirte que tienes un gusto exquisito por elegir estas horas para dar un paseo por estos barrios tan pintorescos.

El hombre que había aparecido detrás de mí me supera en altura, lo que le hace más imponente junto a su gabardina roja sangre y su grave voz burlona. Sus ojos están ocultos tras gafas de cristales amarillos, al igual que su cabeza, que está bajo un ancho sombrero a juego con la gabardina.

-Aunque yo suelo salir más tarde, ¿sabes? Hay una temperatura más ideal, la luna está en lo alto, adornando el cielo junto a las estrellas, y una jauría de bestias corretean por las calles pidiendo ser cazadas. Es mi tiempo favorito para dar un paseo- mientras me suelta esto, va andando delante de mí hasta que me da la espalda-. Deberías probarlo alguna vez- se detiene y se voltea en mi dirección para verme-. Qué curioso, ahora he caído en que suelo ver únicamente a dos tipos de… “personas” andar por estas calles. Los cazadores como yo y… las bestias. Pero tú ni pareces un cazador y desde luego no tengo las agallas para insultarte llamándote lo otro. ¿Qué eres, mi pequeño amigo?

-Yo: Eh… No soy ninguno de los dos, eh… Vengo de un lugar lejano.

-¿En serio? Pensé que habían puesto en cuarentena toda la ciudad. ¿De dónde eres exactamente? ¿Y ese brazo? ¿Y el ojo? ¿Qué catastrófico evento ha podido causarte tales heridas?

-Yo: Es… una larga historia.

-Bueno, y tenemos un largo camino antes de llegar a un lugar seguro para ti. Oh, qué rudo de mi parte, no nos hemos presentado. Mi nombre es Auger Bluts. ¿Cuál es el tuyo?

-Yo: Fran-Franky...

Me coge del hombro, obligándome a avanzar junto a él. Nada me indica que me fíe de él, así que lo que hago es contarle a grandes rasgos mi historia, omitiendo nombres y el hecho de que vengo de otro planeta. Pienso que es una forma de conseguir tiempo para pensar en cómo escapar o al menos averiguar si mi guía tiene malas intenciones.

-Auger: Así que has venido hasta Sdatt para encontrar una cura milagrosa que ayude a tu familia. Es TAN conmovedor. Casi tan convincente. Casi. Dime, si es verdad que acabas de llegar a la ciudad, y es tu primera vez además, ¿cómo es que…?- me coge de la cabeza para acercar su nariz a mi pelo e inhala-. ¿Hueles tanto a Salsa?

-Yo: Eh, yo… -se me cae el alma a los pies. No encuentro escapatoria en las palabras que puedo decir-.

-Auger: ¿Recuerdas lo que te dije sobre que sólo hay dos tipos de personas deambulando por estas calles por la noche? Bien, pues hay una categoría más, la de aquellos que se han rendido ante la Salsa, aquellos quienes le han dado un sorbo a ese líquido escarlata que brota de ese artefacto manchado por dioses depravados. Y tú hueles no sólo a que le has dado un sencillo sorbo, sino que te has dado un baño. ¿Qué tienes que decir en tu defensa?

-Yo: … Tú también hueles a Salsa.

-¡AUGER!- pronuncia en forma de grito que retumba entre los edificios a nuestro alrededor-.

Volteo completamente hacia donde vino la voz. Auger se limita a girar la cabeza.

Veo a Verlorense apoyado en la pared de uno de los edificios para recuperar el aliento. Se incorpora y nos mira. Empieza a andar hacia nosotros lentamente. El cielo nocturno ya casi ha cubierto la bóveda celeste.

-Auger: Oh, ¿qué encuentro más delicioso? ¿No es Verlorense a quien estoy viendo? ¿Qué tal tu viaje? Ojalá hayas encontrado lo que buscabas- el otro cazador no contesta-. Así que… ¿puedo ayudarte en algo?

-Verlorense: No mucho, sólo quería estar presente para ver cómo te volvías más feo de lo que eres ahora.

-Auger: Eh, ¿disculpate?

-Verlorense: Verás, han llegado a mis oídos que has tomado cierta sustancia que está prohibida entre nosotros, los VERDADEROS cazadores, así que me preguntaba si podías confirmarme este rumor.

-Auger: Le juro que sólo ha sido una copa con la cena, oficial- dice con un tono burlón si cabe-. Pero no se preocupe, podemos regresar a casa solos, no hace falta que se moleste.

-Verlorense: Ajá…

-Auger: Mira, de verdad que me gustaría quedarme a charlar sobre tu reciente viaje, pero resulta que ya había quedado para pasar la noche con este apuesto muchacho.

-Yo: … Creo que necesito a un adulto.

-Auger: Ambos somos adultos. Bueno, Verlorense, como intento decirte, tengo asuntos más importantes que tú en estos momentos, así que si quieres salir corriendo y traer a alguien más interesante en el tiempo que tardo de ocuparme de mi invitado… eso sería genial- mi “mejor amigo” saca sus cuchillos sin decir nada-. Oh, de verdad vamos a hacer esto. De acuerdo. Pero déjame decirte una cosa antes de esparcir tu cara por todo el asfalto. “Nunca traigas cuchillos a un duelo de pistolas”- saca sus propias armas, un par de las mismas armas de fuego que acaba de mencionar-.
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MensajeTema: Re: Dimensions   Dimensions - Página 7 Icon_minitimeMar Jun 09 2020, 01:01

Con el corazón yendo a mil por segundo, abro los ojos. A la vista tengo sólo edificios en un estado un tanto cuestionable, los cuales hago un esfuerzo por reconocer, pero sin ningún resultado. La lejana música de los hijos de la noche llega a mis oídos y un olor, mezclado con algo que se parece demasiado a la sangre, invade mis fosas nasales. Esa esencia que invita al vicio la he olido antes, y que me suena demasiado como para negar que la haya olido antes. Algo que he olido en Franky. Y, a todo esto...

-Yo:¿Qué... ha pasado?

Lo último que recuerdo es estar en casa de Franky. O quizás...

-Yo:No... Espera, M'sheireus, espera... Estabas con Franky y ese robot suyo, eh... Fono o algo. Y su novia no tan novia. Y el bishaw ese del cazador, pero... -Miro a mi alrededor.- ¿Dónde están ahora?¿Y qué orejas ha pasado?

Noto algo extraño en el aire. Algo que quizás no sea de este plano, y que consigue hacer que me recorra un escalofrío capaz de hacerme empezar a entrar poco a poco en pánico. Intento olfatear a Franky en el aire, pero se entremezcla con el almizcle vicioso del aire. Puede que tenga algo, pero costará mucho localizarlo. Lo que sí que capto a mi izquierda es el ruido de alguien andando hacia mi. Tengo el tiempo suficiente como para ver como un individuo vestido de oscuro me lanza una flecha de plata, la cual me pasa lo suficientemente cerca de la cabeza como para abrirme un corte en la mejilla y darme un susto de muerte. Chasquea sonoramente su lengua.

-Cazador:La próxima no tendrás tanta suerte, bestia.

Mientras carga una flecha, genero un destello de luz que me permite salir por patas. Por ahora.
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MensajeTema: Re: Dimensions   Dimensions - Página 7 Icon_minitimeMiér Jun 10 2020, 17:20

Un rayo de sol en toda la cara me dio los buenos días, forzándome a girarme y cubrirme la cabeza con las sábanas. Eso de tener la ventana justo encima de la cama iba a ser un incordio. Me hice un ovillo agradeciendo el cálido confort de la cama al frío aire de la habitación, deseando que la alarma no sonara. Por desgracia los deseos nunca se cumplen.

- Buenos días, Xalcer. - saludó Airo como siempre hacía cada mañana.

- Buenos días... - gruñí a desgana, obligado a sacar la cabeza y un brazo para apagar la alarma.

Haciendo ahínco de toda mi fuerza de voluntad, me senté al borde de la cama pasándome las manos por la cara para despejarme, notando la fría superficie del collarín al llegar abajo. Mientras Airo me contaba las noticias y el tiempo del día, mi mirada vagó por la habitación mientras mis escasas neuronas se espabilaban. Un par de estanterías con varios cachivaches y plantas que era incapaz de identificar protegían como orgullosas almenaras un escritorio despejado y ordenado. Mi maleta aún sin abrir esperaba frente al armario empotrado que había a la puerta. La cama en la que había pasado la noche podía dejar en ridículo a las camas de matrimonio de la Tierra, y eso que era una individual. Airo descansaba sobre la mesita de noche donde le dejé antes de acostarme y una alfombra mullida evitaba que mi pies tocaran el gélido suelo. Era una habitación simple y sencilla, como se podía esperar de una habitación para invitados.

- Recuerde que tiene cita en una horas. Le recomiendo no demorarse demasiado.

- Sí, sí... - murmuré deslizándome por la cama para abrir la ventana y airear así un poco el cuarto.

La mañana me dio los buenos días con un ráfaga de aire frío en toda la cara a modo de saludo. Desde allí podía ver todo el jardín trasero de la casa y el mar de flores de vivos colores que cubría todo el lugar, todas ellas cuidadas con cariño y esmero. Más allá en la distancia descendiendo la colina, las aguas cristalinas del lago Ahkrin se mecían suavemente con gente ya disfrutando de un relajante baño.

- ¡Paaz sul! - me saludó Aaklaas al verme asomarme, alzando una garra manchada por el barro de las flores que estaba arreglando.

Le devolví el gesto aún un poco adormilado, acordándome de coger el pequeño triángulo plateado que era el traductor y colocándomelo en la sien sobre el oído. Un leve zumbido me recorrió los oídos, indicando que se había activado. Mientras tanto, el dragón verde se acercó a la casa y, tras sacudirse un poco la tierra y el polvo de las manos, batió las alas para subirse a mi ventana, agarrándose al marco y a la fachada con las garras.

- En la embajada me dieron una estación de traducción para la casa, no hace falta que te pongas eso. Bueno, ¿qué tal tu primera noche? ¿Has descansado bien?

- Hacía meses que no dormía tan bien, la verdad. Y sin necesidad de pastillas.

- Bueno es oírlo. Dame unos minutos que acabe de arreglar esto y te veo en la cocina, ¿de acuerdo? Los demás aún están desayunando. - dijo cambiando de postura para no resbalarse. - El baño se encuentra al fondo del pasillo, si te apetece darte una ducha mientras.

- No le voy a decir que no a una ducha caliente.

El suelo resonó con un ligero temblor en cuando Aaklaas se dejó caer de la ventana. Varios minutos más tarde ya me encontraba duchado, vestido y arreglado, con Airo encasquetado en la mano. Era mi primer día en mi nuevo hogar temporal y lo mínimo era estar presentable. Cuando aterrizamos la noche anterior todo el mundo se encontraba ya en la cama, por lo que tuvimos que aplazar las presentaciones. Solo de pensar en conocer al resto de su familia ya hacía que mi ansiedad social me acelerara el pulso y sacara a florecer las marcas de mis brazos y cara. Respiré hondo antes de bajar al salón siguiendo las voces hasta la cocina.

- B-buenos días.

Aaklaas ya se encontraba allí, atareado sacando cosas del frigorífico. Reclinado a su lado contra el fregadero había otro dragón, o dragona por la falta de marcas en su espalda, de más o menos su tamaño y escamas de un tono de verde más oscuro que las suyas. A mi derecha, sentado en una mesa junto a la puerta del patio, un kobold rojizo que casi no les alcanzaba a las costillas se preparaba algún tipo de bebida caliente. Todos se volvieron ante mi llegada.

- Ah, Xalcer, estaba esperando que bajaras. - dijo cerrando el frigo con una pieza de fruta del tamaño de mi cabeza en la mano. Se acercó a la dragona y apoyó el brazo en su hombro. - Déjame que os presente. Aquí mi hermana, Peyzaan.

- Drem yol lok. - Se llevó una mano al pecho y se inclinó extendiendo una de sus alas, el mismo gesto que hizo Aaklaas cuando nos conocimos. El kobold se bajó de la silla e hizo uno parecido.

- Llámame Tohravin. Xalcer, ¿no es así?

- S-sí. Encantado.

- Mi hermano nos ha estado poniendo al día sobre la situación. No te preocupes, puedes quedarte con nosotros todo el tiempo que necesites. Estás en tu casa.

- G-gracias.

- Tranquilo, ya están al corriente de tu situación. - reafirmó sonriéndome de soslayo, indicándome que mi secreto aún seguía a salvo. A partir de ese momento debía acordarme de ceñirme a mi guión en todo momento.

Me senté a la mesa junto con el kobold. Ante mi se desplegaban una decena de platos a modo de desayuno, desde aromáticas frutas hasta finas carnes, pasando por un bol que parecía estar repleto de pequeños zafiros.

- Esto es... un montón de comida.

- Perdona, no sabía que podría gustarte así que he preparado un poco de todo. - dijo sentándose a mi lado. Haciendo uso de sus garras rajó la fruta que acababa de sacar antes de tostar su contenido de una llamarada.

- ¿Tienes algo planeado para su primer día? - preguntó el kobold removiendo su bebida mientras yo me decidía por dónde empezar a probar cosas.

- Había pensado en enseñarle la casa y la zona un poco antes de bajar a que nos desactiven los collarines. Nos quedaremos a comer y daremos una vuelta para comprar las cosas que le falten y así que vea el pueblo.

Seguí desayunando mientras discutían los planes para el futuro. Volar a la capital, bajar al lago, visitar lugares... Iban a ser unas semanas bastante ajetreadas para mí. Al cabo de un rato ambos se excusaron para ir a trabajar, prometiendo pasar un rato juntos a la noche.

- ¿Y cuál es el plan? - pregunté una vez nos quedamos Aaklaas y yo solos. - En general, me refiero.

- Lo primero será enseñarte a volar. No me importa llevarte si hace falta, pero será mejor que puedas desplazarte por tu cuenta. Tampoco te vendría mal aprender a hablar un poco de thu'um. Tenemos cuatro meses para convertirte en un drakara completamente funcional.
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MensajeTema: Re: Dimensions   Dimensions - Página 7 Icon_minitimeMar Jun 16 2020, 21:26

El cazador de rojo no sólo no apunta sus armas hacia su oponente, sino que se abre de brazos despreocupadamente para el desconcierto del aficionado a los cuchillos.

-Auger: De acuerdo, hagamos esto divertido.

-Verlorense: ¿Disculpa?

-Auger: Disculpado, buen hombre. Voy a darte una oportunidad a ti y a tu puntería con esos cuchillos. Vas a lanzarme todos y rezarás a nuestro dios todopoderoso y misericordioso para que acierten cada uno de ellos y eso baste para matarme, porque si no lo hacen pienso asegurarme de que cada milímetro de esta avenida tenga algo de ti. ¿Me he explicado?

-Verlorense: ¿Por qué te arriesgarías tanto?

-Auger: Es sencillo. Quiero saber si tienes lo que hay que tener para ser un cazador de verdad.

-Verlorense: *Inhala* Si insistes… Pero recuerda una cosa, Auger… Yo no fui quien eligió esto.

Arroja sus cuchillos sin titubear hacia su ex-camarada. Algunos impactan en el pecho, otros en los antebrazos y muñecas. Incluso logra acertar algunos en su cuello. Ambos permanecen quietos por unos segundos. Yo me había quedado paralizado, alejado de ellos, contemplando la escena que sólo me habría podido imaginar que pasara en una anime. El que acababa de recibir el ataque sigue mirando con prepotencia a través de sus lentes amarillas. Los cuchillos que tiene clavados son expuldados lentamente de su cuerpo y caen a sus pies.

-Auger: *tsk* Qué mal- levanta los brazos para apuntar con sus armas de fuego-. Gracias por participar- pero es entonces cuando noto algo. Él también parece haberse dado cuenta. Sus brazos no suben más para apuntar mejor. Deja caer las pistolas al suelo-. Vaya, vaya, ¿qué tenemos aquí?

-Verlorense: Jo jo. ¿Creías de verdad que usaría cuchillos normales contra ti, uno de los cazadores con la mejor constitución física? ¿Sobre todo cuando sé que has tomado Salsa y eso puede haber aumentado tus capacidades, incluídas las regenerativas? ¿Te creíste de verdad que he venido corriendo a por ti nada más saberlo? ¿Que no me prepararía contra ti? ¡INGENUO, INGENUO, INGENUO, INGENUO, INGENUO! ¡HAS CAÍDO COMPLETAMENTE EN MI TRAMPA, AUGER!

Las calles son invadidas por la risa de triunfo de Verlorense, pero no tarda en haber otra, una que apaga poco a poco a la primera, al igual que parece hacer el sol cuando termina de ocultarse y dar lugar a la noche. Auger se está riendo. El aficionado a los cuchillos le empieza a mirar con horror. Yo hacía rato que me había echado un lado, pero sigo sin poder irme más lejos debido a la parálisis que estaba sufriendo. Estoy detrás del cazador de rojo, así que no puedo ver lo que le está aterrando a mi nuevo “mejor amigo”.

-Verlorense: ¿Auger? Qué ojos tan grandes tienes.

-Auger: Son para verte mejor.

-Verlorense: … Qué nariz tan grande tienes.

-Auger: Es para olerte mejor...

-Verlorense: Auger… Qué boca más grande tienes...

-Auger: ¡ES PARA ARRANCARTE LA PUTA CARA!

Pareciendo que se hubiera librado del efecto paralizante que le estaba sometiendo, se abalanza sobre Verlorense con la intención de destriparle. Oigo un silbido en el aire. En el tiempo que me toma parpadear, veo una flecha enterrada en la espalda de aquel quien se estaba transformando en un monstruo. El habitante de Oidion que había visitado la Tierra cae sentándose en el suelo, donde procesa que sigue vivo por poco. Su semblante aterrado cambia para adoptar otro que irradia confianza, mientras que al otro le abandonan las fuerzas hasta el punto de arrodillarse.

-Verlorense: Otro fallo que has cometido ha sido suponer que vendría solo.

Oigo cómo algo se nos acerca. Veo avanzar desde el otro lado de la calle a otro de esos cazadores, montado sobre una peculiar montura. La criatura con forma de escarabajo, quizá asemejándose más a una mariquita, de color blanca y con manchas negras pasa a mi lado para luego detenerse a una orden de su jinete. Éste baja y se acerca lentamente a Auger, rodeándolo en su recorrido. Es cuando me fijo que tiene el rostro de una mujer. De entre los tres, es quien tiene un tono de piel gris más oscuro, siendo Auger el más claro. El cabello negro que le caería hasta la altura de la barbilla está recogida en una coleta con un lazo. Lleva un uniforme de cazador muy parecido al del que acababa de salvar la vida, incluyendo el tricornio, con el añadido de una capa de plumas negras.  

-Estoy decepcionada- le habla la mujer a un Auger apenas consciente-.

-Verlorense: ¿A qué esperas? ¡Remátalo!- le insta al mismo tiempo que se levanta apresuradamente-.

-No, se merece algo mejor y tú también. Lo llevaremos con los demás.

-Verlorense: ¿Y si se descontrola?

-Le mataré yo misma en caso de que no podamos contenerle- le hace una señal a su montura para que se acerque. Me mira-. ¿Amigo tuyo?

-Verlorense: Sí, es Franky, te hablé de él antes.

La cazadora se me queda mirando, quizás analizándome.

-Tiene un color de piel poco saludable y ha acabado en un estado tan lamentable que necesita de prótesis. No me parece nada de otro mundo.

-Verlorense: No sólo me salvó la vida y me ayudó a vengarme, también me hizo entender el camino que debía tomar. Es gracias a él que he vuelto.

-Eso sí es algo que me sorprende- se acerca a mí con intención de echar un vistazo más cerca. Sus ojos azules oscuros están a la misma altura que los míos-. Así que triunfaste con Verlorense donde yo fracasé con Auger. Ojalá tengamos tiempo luego para que me cuentes tu secreto, ¿mh?- no me veo capaz de responder-. ¿Hablas mi idioma?

-Yo: Eh-sí, sí.

-Eso facilitará mucho las cosas. Mi nombre es Galie Dornen. Vamos a llevarnos bien, ¿verdad?

-Yo: Eh… ¿claro?

-Galie: Maravilloso. Ven con nosotros y tendrás más posibilidades de sobrevivir. Ayúdanos a cargar a Auger, si eres tan amable.

Los tres ponemos el gran y pesado cuerpo semitransformado y ya totalmente inconsciente en la espalda del escarabajo gigante. La mentora de Verlorense recoge uno de sus cuchillos y se lo acerca.

-Galie: Necesitas trabajar más en este veneno.

-Verlorense: Sí.

-Yo: ¿Y a dónde vamos?

-Galie: A la Santa Iglesia de la Redención, el refugio para los que todavía quieren luchar.

Nada más empezar la marcha, el cazador rubio se dirige a mí.

-Verlorense: Franky, cuando pude recuperar la memoria- se me pone la piel de gallina al oírle decir eso-, fui a la iglesia y hablé con la abuela Fraugris- juro que me he saltado un latido- y le hablé sobre el libro- nada más nombrarlo, compruebo que sigo llevando mi bandolera y el susodicho libro dentro de ella. También vuelvo a encontrar el anillo verde, lo que hace que el recuerdo de Michelangelo cruce mi mente-, pero no pudo decirme nada sobre cómo controlar la Salsa. De hecho, la idea le horrorizaba.

-Galie: ¿Controlar la Salsa? Mira quién ha estado investigando a mis espaldas. Has hecho una auténtica maravilla con él- me mira con una sonrisa pícara-.

-Yo: … ¿Entonces he perdido el tiempo viniendo aquí?

-Verlorense: Oh, nada más lejos de la realidad. ¿Uno de los nombres que salió en la conversación que tuvimos en tu casa no fue el de Beggar?

-Galie: ¿No es ese el nombre civil de Guarda de Luz?

-Verlorense: El mismo. Pregunté a otros cazadores y recibí información de que la última vez que fue visto fue en las ruinas subterráneas que hay en el sector noreste de la ciudad. ¿Ves claro cuál es nuestro siguiente movimiento, compañero?
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MensajeTema: Re: Dimensions   Dimensions - Página 7 Icon_minitimeMiér Jul 01 2020, 17:56

El corazón me va a mil por hora, pero se salta un latido en cuanto piso el suelo. Esa sensación persiste. No... Es fuerte. Mucho más fuerte. Esta ciudad es demasiado peligrosa para nosotros. No recuerdo muy bien por qué llegamos aquí, y eso creo que me inquieta más que lo que sea espiritual que habita el lugar. Escucho a mi espalda como el cazador prosigue con su búsqueda. Intento ocultarme como buenamente puedo. La tensión está haciendo que me duela más la mano, y encima ya casi está a mi altura.

-Yo:Uf...Vamos a ver si... -Le doy un silbido.- ¡EH, TU!

El cazador se gira hacia mi. Una segunda saeta es disparada, haciéndome un corte bastante feo en la cara, pero que espero se quede sólo en lo espectacular de la sangre. Consigo acercarme lo suficiente como para agarrarle de la cabeza y, a cambio de caerme de rodillas de agotamiento, dormirle. Gateo por encima del durmiente mientras intento localizar el olor de Franky.

-???:A ver si vas a llegar tarde ahora también, M'sheireus.

El corazón me da un vuelco. Miro en la dirección de la voz, pero ya sé qué voy a encontrarme. Kyuremu, exalumno y asesino de Blake, me mira con sorna, sentado en la cornisa de un edificio.

-Yo:Kyuremu...

-Kyuremu:Ya has aceptado las cuatro patas, ¿eh?¿Qué tal en la base?

Me apoyo en la pared para levantarme como buenamente puedo. Saco el comunicador para llamar a la maestra, pero el habitante de Vidlener ya no está. Aprieto el artilugio con fuerza.

-Yo:Si pilla ahora a Franky...

Usando la pared como soporte, sigo con mi marcha lastimosa, ocultándome una y otra vez cada vez que escucho un ruido que me haga sospechar de esos malditos cazadores. Poco a poco voy recuperándome, lo que me permite subir a uno de los tejados y ocultarme entre las sombras. Escucho a lo lejos lo que claramente es un conflicto. Estoy a punto de pasar de largo, pero entre las voces escucho una y olfateo algo que...

-Yo:¡Tinan!

Voy corriendo. Me encuentro a Franky, claramente tenso, junto a Verlorense y alguien más.

-Verlorense:¿Ves claro cuál es nuestro siguiente movimiento, compañero?
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MensajeTema: Re: Dimensions   Dimensions - Página 7 Icon_minitimeVie Jul 17 2020, 22:15

La mariquita gigante y blanca, la misma que carga a Auger, acelera para acercarse a su dueña. Ésta se detiene un momento y acaricia su cabeza. Parece que le ha dado un mensaje de alerta, pues en seguida saca una pistola y apunta con ella hacia una esquina. Su discípulo la secunda sacando sus propias armas de fuego y apuntando en la misma dirección. La mujer de la piel gris dispara, aunque sin acertar en su objetivo, ya que era un disparo para asustar y hacer salir a quien se escondiera. Reconozco rápidamente al zorro-gato antropomórfico de pelaje amarillo, blanco y negro que levanta las manos a modo de rendición.

-Yo: ¡Esperad, es amigo mío!

Iba a ponerme delante de ellos, pero me quedo congelado en el sitio tras ver las armas.

-Max: ¡No disparéis, no soy lo que estáis cazando aquí!

-Galie: Dijo la bestia. No eres el primero de tu clase que veo hablar. ¿Qué te hace diferente?

-Max: ¡Que no soy de este planeta!

La cazadora mira de reojo a Verlorense, quien ya estaba guardando las armas.

-Verlorense: Dice la verdad, vino con Franky y conmigo.

-Galie: Pues en mal momento has decidido visitar nuestra ciudad- enfunda la pistola-.

-Max: Me he dado cuenta- se acerca a nosotros-. ¿Quién eres, si no estoy siendo indiscreto al preguntar?

-Galie: Mi nombre es Galie Dornen y estoy aquí para evitar que os maten.

-Max: Me parece correcto.

-Galie: Veo que eres mucho más lanzado que tu amigo- comenta mientras me mira-.

-Max: Digamos que estoy ya algo acostumbrado a este tipo de cosas.

-Galie: Entiendo. ¿Nos acompañarás? Aunque tengo que advertirte que no recibirás una cálida bienvenida precisamente.

-Max: Ya estoy viendo el panorama- nos vamos poniendo en marcha mientras transcurre la conversación-. Oye, ¿cómo es que no te sorprende tanto oír que ni Franky ni yo somos de aquí?

-Galie: Nuestro “héroe local” es prácticamente un policía que se encarga de problemas que nos vienen más allá del cielo. Además, Verlorense me ha contado por todo lo que ha pasado en vuestro planeta. Y a él jamás se le pasaría por la cabeza mentirme. ¿O me equivoco, Verly?

-Verlorense: Por favor, no me llames por ese nombre.

El daime’é sonríe claramente para enrabietar al cazador, cosa que logra hacerme reír un poco. Es algo que me iba haciendo falta. La noche se nos echa encima y el aire se inunda poco a poco de sonidos grotescos, lo que nos va tensando más y más. Finalmente nos detenemos delante del lugar, ahora lúgubre, del que no tengo dudas de que en su día fue el orgullo de la ciudad; la Santa Iglesia de la Redención. Los único que oigo son nuestros pasos y la basura desperdigada que recorren las avenidas gracias al viento. Si fuera por mí, diría que este bastión del dios al que rezan está completamente desierto. Otra cosa que no pasa desapercibido para mí es el paso torpe y somnoliento que Max está adoptando.

-Yo: ¿Estás bien?

-Max: Sí, sí… ya me notaba cansado, pero desde hace un buen rato hasta ahora ha sido... - se toca la mejilla, como si le doliera-.

-Galie: Atentos, caballeros. Y dama- acaricia una vez más la cabeza de su montura escarabajo-.

Nos plantamos delante de las enormes puertas. El tamaño y la ambientación del lugar imponen.

-¡ALTO!- ordena una voz lejana-.

Surgen más cazadores de entre los rincones oscuros. Se acercan a nosotros con las armas en alto. No tardo en darme cuenta de que apuntan a Max. Uno de ellos, uno con enormes barbas y harapientas, es el que se atreve a adelantar a los demás.

-¡Galie! ¡Verlorense! ¿Es que no os dais cuenta de que os sigue una bestia?- pregunta acusando uno de ellos-.

-Galie: ¿Tanto me subestimáis? Le he traído yo.

-¿Por qué? ¿Por qué traerías a uno de estos monstruos? ¡Tenemos civiles aquí dentro!

-Galie: ¿No lo eres tú también?

-Ya sabes a qué me refiero.

-Galie: Muy bien, respóndeme a lo siguiente; ¿acaso hueles la Salsa de él?

-... No, no de él- confiesa confundido. Olfatea el aire-. Pero sí de…- se dirige al cuerpo que carga la mariquita blanca-. ¡Auger! Le habéis atrapado y traído aquí.

-Galie: Le pondré con los demás. Ya sabes que no podrá escaparse.

-Hay otro más- olisquea hasta llegar a apenas unos centímetros de mí. Por supuesto, doy dando pasos hacia atrás para evitar esa incomodidad-. ¡Él! ¡Reconocería ese pútrido hedor en cualquier parte! Pero… uno parece una bestia, aunque es el otro quien claramente ha consumido la Salsa. No lo entiendo, ¿a quiénes has traído?

-Galie: Sólo necesitas saber que pueden ayudarnos a resolver este problema de plaga que tenemos.

-Eso es… Oh… Pero a la abuela Fraugris no le gustará nada.

-Galie: Sabes que no respondemos realmente ante ella, ¿verdad?

-¡Pero es quien sabe más de la Salsa!

-Galie: De relatos y mitos, yo os traigo hechos. Y ahora, ¿nos dejáis pasar? Tenemos una ciudad que salvar.

Nadie más tiene la osadía de contradecirla llegados a este punto, simplemente bajan las armas, aunque sin quitarnos el ojo de encima a Max o a mí. Se apartan, e incluso ayudan a abrir las enormes puertas para que podamos pasar. Entramos a un espacio oscuro donde las fuentes de luz que hay son velas, linternas y antorchas. Siento decenas de ojos clavarse en mi espalda. Puedo ver a varios individuos más uniformados como lo están Verlorense y Galie. También me llegan miradas de miedo, pero no vienen de ellos, sino de familias rotas o dañadas que buscan refugio en este lugar inundado de un olor que creo reconocer como incienso.

-Galie: Verlorense, lleva a Auger a las catacumbas con los demás- indica a la montura insecto que acompañe a su protegido para luego dirigirse hacia otro cazador. Toma una pipa, la enciende con una cerilla y se la lleva a la boca-. ¿Algo nuevo bajo la luna?

-Si podemos llamarlo así…

-Galie: Habla.

-Han visto a una especie de hombre de metal de dos cabezas. Una de carne y otra mecánica. Deambula sin molestar a nadie, aunque emite sonidos que jamás se habían escuchado.

-Galie: Eso es ciertamente… extraño. ¿Algo más?

-Otros dicen haber visto cómo un monstruo insecto… eh… se apareaba con una manada de buggalos. Amenaza a cualquiera con un cuchillo a quien se atreva invadir su territorio.

-Galie: Vale, eso… me ha sorprendido- confiesa con honestidad la mujer, quien ya me daba la impresión de que pertenecía a ese grupo de personas capaces de mantenerlo todo bajo control-.

Me acerco al zorro-gato antropomórfico sin apartar la mirada de la cazadora.

-Yo: ¿Crees que hablan de Fono, Ma’Riagg y Ckriih? ¿Max?- volteo la cabeza al darme cuenta de que no contesta. Le encuentro con mala cara, tocando la misma zona de la mejilla, como si fuera ahí donde reside su malestar-. ¿Estás bien?- hinca una rodilla en las baldosas, como si le abandonaran las fuerzas-. ¡MAX!

Mi grito de alerta llama la atención de la que a mis ojos es la líder de estos cazadores y se nos aproxima. Acuesta al daime’é en el suelo y le examina aquí mismo hasta encontrar lo que busca. Se lleva una pequeña mancha de sangre de su mejilla a la lengua y confirma su suposición.

-Galie: Te encontraste con uno de los nuestros, ¿verdad?

-Yo: ¿Estará bien?

-Galie: No corre peligro. Se le da el tratamiento, que duerma toda la noche y mañana estará bien- se levanta y se dirige hacia un par de compañeros que están limpiando sus armas-. Vosotros, llevároslo a una cama vacía que tengamos en la enfermería-. Los cazadores se miran desconcertados al ver el aspecto de Max-. ¡Vamos!- abandonan cualquier idea de discutir y le hacen caso. Estoy por seguirles cuando soy detenido por mi rescatadora-. Tú y yo tenemos que hablar. Espera aquí.

Me da la espalda y se marcha junto a los otros dos y un somnoliento Max. Es en ese momento cuando siento todavía más las miradas fijadas en mí. No sólo son los otros cazadores, sino también los civiles no combatientes, los niños… Toco la bandolera para asegurarme de que sigue conmigo. Meto la mano en su interior y palpo el pequeño libro por el que me había arriesgado a venir en primer lugar. Logra calmarme por un instante. Luego tengo la tentación de abrir la bandolera, sacar el volumen, abrirlo y perderme en sus páginas, a pesar de que ya sé que están en blanco para mí. Al menos por ahora.
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Xalcer
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MensajeTema: Re: Dimensions   Dimensions - Página 7 Icon_minitimeSáb Ago 01 2020, 02:05

Poder volar es de esas cosas que puedes imaginarte todo lo que quieras, pero una vez estás allí arriba, el aire recorriéndote el cuerpo y la sombra de tus alas oscureciendo el suelo, era una experiencia inigualable. Mis primeros intentos habían sido bastante accidentados, con alguna que otra herida, pero vaya si había merecido la pena. Surcar los cielos de aquella manera me relajaba sobremanera y no podía esperar para volver a extender las alas.

- Señor, se está alejando demasiado de la zona que estableció el señor Aaklaas. - me avisó Airo.

Viré para entrar en una corriente de aire caliente y así aprovechar el impulso ascendente para observar mi rumbo. La reluciente superficie del lago Ahkrin no era más que una pequeña mota en el horizonte y necesitaba agudizar mucho la vista para ver la colina sobre la que se encontraba la casa. Disfrutaba tanto de aquella libertad que ni me había percatado de cuánto me había desviado. Los bosques y montañas cercanas del lago eran poco transitados, lo que los hacían el lugar perfecto para practicar mi vuelo en las horas muertas mientras Aaklaas y el resto trabajaban por las mañanas.

- ¿Cuánto tiempo me queda?

- Cuarenta y tres minutos, señor.

- De sobra.

Ajusté el rumbo en dirección al lago, planeando suavemente en una corriente sin ningún esfuerzo mientras me dejaba mecer por el viento el resto de la travesía. Un aleteo fue lo único que oí instantes antes de que algo que me arrollara desde arriba, dándome casi un infarto. Me precipité al vacío varios metros, con escasos segundos para recuperar el vuelo y realizar un aterrizaje forzoso en un pequeño claro entre los árboles, rodando unas cuantas veces antes de detenerme bajo los pies de uno de ellos.

- Jo... der.

Maldije varias veces mientras me llevaba la mano a mi magullado costado. El corazón me iba a cien por hora y no tenía hueso en el cuerpo que no me doliera. Ya podía darme con un canto en los dientes si no me había roto ninguna de las alas. Un drakara no tardó mucho en aparecer, sacudiendo todas las hojas muertas de la zona al aterrizar a cuatro patas. Entre el amasijo que eran sus escamas negras como la obsidiana y sus ropajes destrozados podía entrever un par de ojos rasgados observándome.

- Pequeña mariposa... - le oí gruñir a pesar de mi aún torpe thu'um.

Extendiendo las alas se abalanzó sobre mí en un instante, levantándome por el cuello con una sola mano y sujetándome contra el tronco del árbol a varios centímetros del suelo. Traté de zafarme de él, pataleando y arañando todo lo que pudiera, pero no solo era más fuerte y grande que yo, sino que ni se inmutaba a pesar de todo lo que le golpeara.

- ¡Nahlot! - Rugió lanzando una dentellada al aire muy peligrosamente cerca de mi cuello, aviso suficiente para que me estara quietecito. - Los cielos no son para una pequeña mariposa. Cualquier pájaro podría confundirte por su almuerzo y comerse tus alas.

Acercó su hocico y comenzó a olfatearme, cerrando su mano alrededor de mi garganta ante cualquier movimiento que no fuera de su agrado. Podía sentir cómo su mirada me atravesaba acercándose aún más, antes de soltarme un lametón cruzándome toda la cara. Un escalofrío me recorrió el espinazo al completo y no pude evitar retorcerme, temeroso por mi vida. Presa del pánico aparté su hocico de mí todo lo que el brazo me permitía, hundiéndole las garras con todas mis fuerzas consiguiendo hacerle una leve herida en el rostro. Gruñendo ante mi pequeño acto de rebelión, apartó mi mano como si espantara una molesta mosca y me golpeó contra el tronco del árbol, apretando el cerco que tenía alrededor de mi cuello.

- ¡Venga, hazme daño! ¡Rasga la carne, arranca la sangre!

Me costaba respirar, incapaz de soltarme de su agarre que cada vez se volvía más fuerte y yo más débil. Los pulmones comenzaron a dolerme ante la falta de aire, viendo cómo mostraba una sonrisa macabra antes de que mi vista comenzara a nublárseme. Caí a los pies del árbol, dando bocanadas de aire entre tos y tos mientras el dragón retrocedía un par de pasos.

- Diinaalein...

No paraba de repetir lo mismo una y otra vez entre gruñidos cada vez más fuertes, apretando las fauces hasta el punto de que podía oír sus dientes chirriar entre ellos. Definitivamente no estaba en sus cabales. Con un rugido ensordecedor e invadido por la ira avanzó hacia mí, pero se detuvo. Algo había llamado su atención. Se volvió en dirección a la arboleda, alzando la cabeza con las escamas erizadas en guardia. En cuestión de segundos una nave pasó zumbando, rozando las copas de los árboles antes de detenerse sobrevolando nuestra posición. Al menos una decena de personas de todo tipo y tamaño saltó del navío, todas ellas embutidas en la misma armadura de pies a cabeza ocultando todos sus rasgos y portando rifles aturdidores.

- Vamos, grandullón. - dijo quien parecía ser la líder de aquel grupo por la insignia de su armadura, acercándose a una distancia prudencial. - Vente sin causar más problemas y haremos como que nada de esto a pasado, ¿vale?

Su respuesta no fue más que otro rugido aún más sonoro, lanzando una llamarada a todos los presentes. Aunque la mayoría trató de esquivarla y sus armaduras les protegieron de las llamas, eso no evitó que la hierba bajo sus pies ardiera creando una humareda. Aprovechando la distracción, se giró con ojos inyectados en sangre.

- ¡Todo esto es por tu culpa!

Se abalanzó sobre mí, pero a una orden un par de cables emergieron de entre el humo sujetándole de los brazos. El navío aceleró motores para disipar la nube y apagar cualquier fuego que hubiera, dándoles visión para que otros más se unieran para inmovilizarle de piernas, alas, cuernos y prácticamente cualquier otra extremidad de la que pudieran aferrarse sus ganchos. Por su parte el dragón opuso toda la resistencia que pudo, forcejeando contra los cables y llegando a tirar a varios de ellos al suelo. Una sacudida eléctrica recorrió sus ataduras, forzándole a caer de rodillas ante la constante descarga. La líder atravesó la cortina de humo, su traje negro del hollín, mientras preparaba un tranquilizante en una pistola.

- ¿Por qué tienes que hacerlo todo tan difícil?

Cercionándose de que sus hombres tenía al objetivo bien sujeto e inmovilizado, se acercó por su espalda evitando que le golpeara con la cola y llevó la pistola a su cuello. El dragón gruñó molesto al sentir la aguja perforar la piel entre sus escamas. Aunque no inmediatos, los efectos comenzaron surtir efecto, su respiración volviéndose pesada y sus movimientos lentos, quedando a merced de sus captores. O al menos eso pensamos. Se lanzó hacia delante, arrancándoles las armas de las manos a aquellos descuidados que habían bajado la guarida, y soltó un zarpazo en mi dirección. De no haber apartado la cola muy seguramente me hubiera arrancado un buen tajo.

- No puedes escapar.

Habiendo recuperado la mayoría de ellos sus armas, el combo de sedantes y descargas acabaron por fin con sus debilitadas energías, haciéndole caer al suelo. No queriendo cometer más riesgos se mantuvieron alerta hasta que su líder les confirmó que estaba abatido. La nave descendió y comenzaron a esposarlo y a encadenar con múltiples dispositivos para evitar futuros accidentes. No tenía pinta de que fuera a estar muy contento cuando despertara.

- Gracias... - susurré a su líder, quién observaba cómo le subían a la nave con cierto esfuerzo, tras recuperar un poco la voz.

Esta me observó por encima del hombro, el cristal de su casco impidiéndome verle la cara, y simplemente me ignoró. En cuanto la nave estuvo preparada reunió a sus hombres y les ordenó subir a bordo. Siendo la última en abordar, me miró antes de cerrar las puertas y despegar, abandonando la escena y desapareciendo entre las copas de los árboles como si nada hubiera ocurrido. Me dejé caer contra el árbol, respirando completamente exhausto con el corazón aún a toda mecha.

- Señor, está sangrando. - me informó Airo sacándome de mi pequeño estupor.

Al bajar la vista me di cuenta de que mi camiseta estaba manchada de sangre. Con tanta adrenalina en vena ni siquiera había sentido las marcas que había dejado en mi cuello al agarrarme. No eran profundas, pero ahora que empezaba a calmarme comenzaba a sentir el dolor.

- Joder. - solté al notar el escozor de las heridas al mover la cabeza. - Gracias, Airo.

- He intentado contactar con el señor Aaklaas y la policía, pero debemos estar fuera de cobertura. Soy incapaz de establecer comunicación alguna.

Suspiré, agotado tras toda aquella experiencia incluso después de todo el rato que había estado volando. Lo que daba en aquellos momentos por una botella de agua. Me levanté un poco la camiseta para limpiarme las heridas un poco, reparando en la sangre que tenía en las garras. Era la misma mano con la que le había arañado en la cara al drakara. Sabía que esa sangre no era mía por su curioso color morado.

- Señor, he recuperado la conexión. ¿Quiere que llame al señor Aaklaas?

- ¿Ya? Sí, sí, llámale. A ver cómo coño le explico todo esto...
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Perro
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MensajeTema: Re: Dimensions   Dimensions - Página 7 Icon_minitimeMiér Ago 05 2020, 02:33

Estamos los dos solos en un cuarto a parte. Me dijo que esta habitación, vacía salvo una mesa y dos sillas, servía de confesionario. A mí me parece la clásica sala de interrogatorios que se dejan ver en las películas policíacas. La cazadora está sentada delante de mí, fumando de su pipa mientras escucha mi historia en esta ciudad. Sobre mi primer contacto con la Salsa. Por supuesto, omito mi percance en Happy Smile.

-Galie: Vaya… No me sorprende que huelas como hueles. Te bañaste en ella.

-Yo: Eh… Perdón- intento excusarme por el olor-.

-Galie: No, no, es bueno. Quiero decir, mírate. No te sale pelo por donde no debería, tus dientes están en su sitio, no te crecen las orejas o un hocico… A lo mejor es porque perteneces a otra raza, pero como yo lo veo, puedes ser nuestra mayor arma contra esas cosas, para ponerle fin. O un peligro latente que nos estallará en la cara.

-Yo: Yo no estoy del lado de lo que sea a lo que os enfrentáis.

-Galie: De acuerdo, confiaré en tu palabra por ahora, ya que el testimonio de Verlorense la respalda.

-Yo: Y… ¿Qué te ha contado exactamente?

-Galie: Mmh- exhala humo-. Me contó que fuiste el primer habitante de tu planeta con quien contactó. Que intentaste apartarle de su venganza porque sabías que eso no le ayudaría. Mientras él preparaba una forma de capturar al asesino de su padre, le ofreciste quedarse en tu casa todo el tiempo necesario. Luego las cosas se torcieron. Esa persona a quien estaba persiguiendo utilizó un libro que había robado de nuestro mundo, de esta misma ciudad, y se convirtió en un monstruo. A Verly no le gusta admitir este tipo de cosas, pero me dijo que le salvaste en cuanto le arrebataste el libro y lo utilizaste contra su dueño temporal. Le metiste en vereda para que no lo matara en ese instante, sino que lo entregara a las autoridades. En medio de todo esto, pasó algo con tus padres y por eso te acompañó hasta aquí. Dice que quiere enmendar una deuda contigo y regresar a su deber como cazador. Eso sería todo. A menos que tengas algo más que agregar.

-Yo: …

-Galie: ¿Franky?

-Yo: A-ah, sí. Creo que no hay nada más que decir.

-Galie: Entiendo. Y ahora… el libro.

-Yo: ¿Perdón?

-Galie: Verlorense me ha contado también esa parte. Ese libro es la clave de todo esto, la razón por la que estáis aquí y quizá la única forma de librarnos de esta plaga, pero no sabes usarlo bien, por eso quieres ver al Guarda de Luz. ¿Qué menos que echarle un vistazo?

-Yo: Pensaba que no haría mucha gracia aquí.

-Galie: Y tienes razón, esta gente confía ciegamente en lo que les diga la abuela Fraugris porque es una de ellos, ha vivido aquí toda su vida, es parte de la ciudad y conoce datos sobre la Salsa gracias a historias pasadas de generación a generación. Pero yo soy diferente. Nací en esta ciudad, pero me llevaron fuera aún cuando era muy joven. A sus ojos soy una extranjera, una activa muy útil, pero una extranjera al fin y al cabo. Por eso nuestros modos de pensar son distintos. Y mi modo de pensar quiere ver ese libro.

No hace falta que me diga más para abrir mi bandolera. Le ofrezco el pequeño libro y no tardo en ver cómo cambia su semblante.

-Yo: Está en blanco, pero algunas veces consigo… ver cosas. Las leo y… pasan otras cosas.

-Galie: Así que a efectos prácticos eres el único que puede usarlo. Esto nos va a terminar estallando en la cara, ¿verdad?- me devuelve el libro-.

-Yo: Intentaré que no pase eso.

-Galie: Me basta con que lo evites- contesta con sarcasmo-. En lo que a mí respecta, nunca he visto ese libro ni sospecho lo que puedes llegar a hacer con él, ¿entendido?

-Yo: Eh… Vale.

-Galie: En fin, ¿traes algo con lo que defenderte?

-Yo: ¿Perdón?

-Galie: ¿Es que en tu planeta están todo el tiempo pidiendo disculpas? Te pregunto si traes algo contigo para defenderte. ¿Acaso esas prótesis tuyas llevan armas ocultas?

-Yo: No, no creo.

-Galie: ¿Entonces? No me digas que has venido aquí desarmado. Porque es el peor lugar para venir desarmado.

-Yo: … Se ve que no lo pensé muy bien antes de venir.

-Galie: Maravilloso- expresa con sarcasmo otra vez-. ¿Y qué sabes manejar? Podríamos prestarte algo. Si realmente no tienes experiencia en combate, tal y como me estoy temiendo por tu silencio, te recomiendo una pistola.

Yo: … No me llevo bien con las pistolas.

-Galie: Pues vas a tener un problema allí afuera. Es cierto que no se suelen dejar ver las bestias durante el día, pero tampoco podemos asegurar nada.

Había metido la mano en la bandolera con el libro. Mis dedos mecánicos juguetean con el anillo verde que se me entregó de mi mascota.

-Yo: Tengo un par de ideas.
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Gallo
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MensajeTema: Re: Dimensions   Dimensions - Página 7 Icon_minitimeLun Ago 10 2020, 01:46

...

Noto el cuerpo pesado. Cada paso es como si moviera una montaña, y mis párpados son como telones de acero que no se levantan. Mi pelaje es acariciado por una leve brisa. En la punta de los bigotes noto algo chisporroteante. Otro paso más. Una montaña más, subida al fin. Poco a poco consigo abrir los párpados. Me encuentro en un pasillo de losas nácar. A mi espalda, sólo oscuridad, insondable y profunda. Al fondo, senda negrura infinita. Frente a mi, un pequeño altar, iluminado por dos tenues llamas azules, concediendo claridad a las paredes del aparentemente estrecho lugar. Cinco escalones me permiten subir a la estructura para alcanzar el centro de la misma. Clavada en el suelo, hay una espada de manufactura simple. La hoja es corta, con un grosor de filo a filo de no más de dos centímetros. Su mango es de madera, así como la cazoleta invertida que hace las veces de guardamano. Siento como resuena en mi interior mientras acerco la mano. Al cerrarla alrededor del mango, todo se vuelve oscuridad.


_________________________________________

Abro los ojos para encontrarme sólo tenues formas en la oscuridad. Esta vez no me valdrán mis ojos de daime'é para orientarme. La espada ha desaparecido, y mis poderes parecen no funcionar. Ahora soy M'sheireus, el daime'é normal y corriente. El mismo daime'é que empieza a escuchar ruidos de succión en la oscuridad. Voy avanzando, siempre buscando una pared en la que apoyarme. Finalmente encuentro un lugar que fácilmente podría clasificar como pozo, pero no me atrevería a tildar de agua lo que hay en él. Junto al mismo veo a Franky, succionando como un poseso el líquido. Me fijo en que todas las partes metálicas de su cuerpo han desaparecido, volviendo a ser el de siempre.

-Yo:¡FRANKY, TU CUERPO!¡Vamos, tenemos que...!¿Franky?

Lentamente, mi amigo se gira hacia mi. Su mirada parece ida, y un constante y sonoro goteo cae de la comisura de sus labios. A su espalda, una figura amorfa se alza del líquido.

-Yo:¡¡FRANKY!!

...

Me despierto con un sobresalto, con todo el pelaje erizado y las garras fuera. Al mirar a mi izquierda veo a uno de esos cazadores apuntarme con su arma. Retraigo las zarpas y miro al suelo mientras intento acompasar mi respiración. No es la primera vez que sueño con ese pasillo. Reconozco esa espada. En sueños la he visto decenas de veces, aun cuando estaba camuflado como humano en la Tierra.

-Yo:Definitivamente debería comentarle esto a la maestra...

El cazador baja el arma. No hace falta que mire por la ventana para saber que faltan pocos minutos para el alba, así que bien haría en quedarme despierto, aun sin estar totalmente seguro si es ensueño en lo que me encuentro. Sé que no quiero volver a ver a eso que fuera del sueño... Un Primogénito de los que decía Franky, sin lugar a dudas. Quizás la presencia de la Salsa no sea precisamente lo más adecuado para una especie que se va de copas con los espíritus. Quizás.
Me levanto y, al estirarme, recuerdo mi dolorida mano. Espero que esta vez no tenga que ser yo quien sujete a nadie. Olfateo el aire. Debajo de la podredumbre, del olor a polvo, sangre e incluso debajo de ese miedo tenso, está la misma esencia que Franky porta desde hace un tiempo. Un escalofrío me recorre la espalda. Es un lugar demasiado peligroso para que un humano sin medios para defenderse ande por ahí.

-Yo:Je... "Un humano"... Hasta ahí he llegado ya entonces, ¿no?

Salgo en busca de algo que llevarme a la boca. Galie está en la por fin encontrada cocina de la iglesia, tomando provisiones antes de partir. Alza su mirada, repasándome de pies a cabeza.

-Galie:Que madrugador.

-Yo:...He tenido una noche algo agitada. -Tomo algo de comer, rezando internamente porque no me mande al baño, y me siento.-¿Cual es el plan?¿Buscamos a los que vinieron con nosotros y... qué? La verdad es que lo recuerdo todo a medias desde poco después de encontraros.

La cazadora toma un sorbo a su bebida.

-Galie:Depende de lo que seáis capaces de hacer el tal Franky y tu. ¿O tu también vienes desarmado?

-Yo:Bueno, armas no llevo ni sé manejar. Pero sí he podido defenderme en ocasiones anteriores del peligro... -Miro mi mano dañada.- Dentro de lo posible, claro.

-Galie:Con garras y dientes, supongo.

-Yo:Entre otras cosas. Todos estos episodios de... licantropía, digamos. ¿Tanto hace la Salsa? Esas bestias... Y el evidente estado de la ciudad. ¿A tanto ha llevado?

Antes de que me pueda responder, Franky, todavía algo somnoliento, entra en el cuarto.

-Franky:¿Cómo sigues?

-Yo:Vivo al menos. El chute de lo que quiera que me metieron me ha hecho dar un buen viaje, pero aquí seguimos. ¿Listo para ir a acabar con esta locura?

-Franky:Hm. Eso espero.

-Galie:Tenéis diez minutos antes de partir. El insectoide será el primer objetivo del día, así que os quiero despiertos y listos para la acción.
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