Cantidad de envíos : 676 Fecha de inscripción : 26/04/2011 Edad : 30 Localización : Entre el reino de la luz y el reino de la oscuridad...
Tema: Re: Dimensions Dom Abr 21 2019, 00:32
-Ckriih: ¡VENGANZAAA!
Salta encima del cuerpo derribado de Fono y desata en éste su furia en forma de oleadas de golpes de sus cuatro brazos. Balyed intenta pedir ayuda para que le monten de nuevo, pero se le había caído la mandíbula justo antes del impacto. Ayifahkamla está tirada cerca en una posición no posible para alguien con vida. Yo ni intento levantarme hasta que el ritmo de los latidos de mi corazón descienda un poco. Miro hacia donde creo que ha despegado el robot. Siguiendo las miradas de otros pacientes que observan con sospresa, llego a la conclusión de que Fono salió volando desde las cercanías de la mesa donde come ahora mismo Eshill.
-Yo: ¿Pero que co-?
-Chesky: ¡Por el Gran Reloj! ¿Qué está pasando aquí?- oigo decir a la catastrófica, quien acababa de llegar a mi lado. Me ofrece una mano para levantarme-. ¿Informe de la situación?
-Yo: Creo que… ¿Eshill nos ha lanzado a Fono?
-Chesky: Oh.
-Yo: ¿Cómo que “oh”?
-Chesky: No creo que haya sido Eshill. Sígueme, puede que necesite un escudo y tú eres lo más a mano que tengo.
-Yo: Eso no me-
-Chesky: Fono, ¿sigues operativo?
-Fono: Afirmativo- dice todavía tumbado y con el insecto gigante enfurecido encima-.
-Chesky: Calma a Ckriih y monta a Balyed, por favor- se acerca a donde almuerza la niña y yo, no viendo otra que seguirle la corriente a la situación, la acompaño. Antes de sentarse junto a Eshill, echa una mirada a los fisgones que hay alrededor-. ¡Seguid circulando, no hay nada que ver aquí!- esto parece conseguir disuadirles de quedarse-. ¡Hola, Eshill, cuánto tiempo!- saluda con un tono cariñoso-.
-Eshill: Hola, Chesky- la mira tímidamente-.
-Chesky: ¿Qué tal estáis tú y Nabel?
-Eshill: Muy bien. Nabel dice “hola”.
-Chesky: Y yo le digo “hola” también.
-Eshill: Hace tiempo que no jugamos juntos.
-Chesky: Lo siento, he estado ocupada últimamente. Pero he pensado mucho en ti, en vosotros, ¿sabéis? En lo cercano que sois. Y en cuánto odiaría veros separados.
-Eshill: ¿Qué?- abre sus ojos con terror en ellos-.
-Chesky: No te alteres, ahora mismo estáis a salvo. Sólo quiero saber que estamos en un lugar seguro. Para mí, para ti, para Nabel, para todos nosotros. Ahora… ¿Crees que Nabel podría pedirle disculpas a Fono? Sería un buen comienzo para que todos nos llevemos bien, ¿no crees lo mismo?- la niña de la piel azul asiente-. ¡Muy bien, buena chica! Luego podemos hablar de cómo puedes ayudarme mientras merendamos unos ricos pasteles. Hay uno que quiero enseñarte que sé que te encantará, ya verás. Y Nabel está invitado, por supuesto.
-Eshill: Vale- responde con una voz quebradiza-.
-Chesky: Gracias. De verdad, Eshill- mira hacia donde había caído su amigo mecánico-. Mira, parece que ya se han calmado un poco. ¿Acompañarías a Nabel para que se disculpe?
La niña asiente y se va en dirección a Fono, quien parece haber convencido a Ckriih de que vaya a por más comida antes de comenzar a reconstruir a Balyed.
-Yo: Tengo que preguntar. ¿Quién es “Nabel”?
-Chesky: Su amigo imaginario.
-Yo: Ah- respondo sorprendido e incrédulo a la vez-. ¿Y su amigo imaginario ha lanzado a un robot de no sé cuántas toneladas?
-Chesky: Es una de las razones por las que está aquí. ¿Quiénes se nos une?
-Yo: Todos a quienes has traído a la mesa.
-Chesky: ¿Todos?
-Yo: Ah… Bueno, no, faltaría la mu-mmh… ¿”Ayimbala”?
-Chesky: Ayifahkamla- me corrige-. Bueno, entraba en mis expectativas.
-Yo: ¿Sabes que ella es-?
-Chesky: ¿Muy difícil de tratar? Lo sé, lo sé, pero tenía que intentarlo. Si interesa tenerla aquí, será por algo.
-Yo: Ajá…- le echo una mirada a donde sigue Fono, Balyed y ahora Eshill-. Esperaba más gente para esto.
-Chesky: No he invitado a nadie que se sienta especialmente “cómodo” estando aquí.
-Yo: Ohm. Mucha gente por lo que veo.
-Chesky: … Nos reuniremos aquí en unas horas, después de que cada uno de nosotros termine sus sesiones o revisiones.
-Yo: Oh. ¿Tengo que rellenar el post hasta entonces o…?
-Chesky: No, de hecho vamos a saltar a cuando empezamos el plan.
Ha pasado un día (el tiempo equivalente en el que tomaría entre 3 y 4 comidas) desde que terminamos de planificar con el objetivo de acceder al ordenador principal del centro, donde suponemos que almacenan toda información relevante. El ordenador está ubicado en una sala que está cerrada a cal y canto, pudiéndose únicamente entrar introduciendo una contraseña conocida por los médicos. Esto nos pone directamente en el paso número uno.
Ckriih no tiene ningún reparo en agarrar al doctor que curiosamente se parece a un volus de Mass Effect y arrojarlo al interior de la habitación de Chesky.
-Doctor: ¡NO PODÉIS HACER ESTO!
-Ckriih: Ahí te equivocas, colega. ¡LO ESTAMOS HACIENDO!
Además del insectoide, el resto del grupo nos encontramos en frente del cuarto. Balyed tiene un ojo puesto en cada extremo del pasillo, literalmente. No, en serio, LITERALMENTE.
-Balyed: Sigue despejado.
-Chesky: Muchos pacientes y trabajadores coinciden a esta hora para comer, es nuestra mejor oportunidad. Eshill, Nabel, Ckriih, ayudadme a sacarle lo que queremos saber.
-Ckriih: Y luego de eso, y de quitarle todo el traje para ver cómo es, haré que olvide todo.
-Chesky: Espera, ¿puedes hacer eso? ¿Por qué no me lo habías enseñado hasta ahora?
-Ckriih: ¡NO VAMOS A HACER ESTO OTRA VEZ!
Los tres… o cuatro, entran en el cuarto y cierran la puerta. Fono, Balyed y yo nos quedamos vigilando.
-Yo: ¿No los van a oír?
-Fono: Las habitaciones están insonorizadas- hace una breve pausa-. Creo que estoy preocupado.
-Balyed: Sí, a mí también me incomoda mucho esto. No veo bien que torturemos a otros para conseguir lo que queremos.
-Fono: En realidad me refería a Chesky. Ha trabajado bastante para alcanzar nuestro objetivo. Lo he dejado pasar, pero me ha alarmado haber visto hace unos segundos que ha tapado el comunicador de su habitación con cinta. Pensó en la posibilidad de que nuestro rehén lo usara para avisar a sus compañeros en un descuido por nuestra parte.
-Yo: ¿Y eso no está bien?- intento mantenerme enfocado en todo lo que pasa, pero últimamente me he ido sintiendo extraño, como si mi cabeza estuviera en otra parte y allí escuchara susurros siniestros, lo que me pone algo más nervioso de lo habitual-.
-Fono: Está empezando a predecir los futuros cambios que pueden haber en su entorno espontáneamente, lo que le puede llevar a-
-Chesky: ¡Listo! Tenemos la contraseña- dice nada más abrir la puerta. Deja paso para que Eshill salga al pasillo-.
-Yo: ¿Ya?- pregunto mientras me recupero del susto que me acababa de dar-.
-Chesky: Nabel y Ckriih pueden llegar a ser muy persuasivos- le sonríe a Eshill, aunque ésta no responde con el mismo entusiasmo-.
-Balyed: ¿Y Ckriih?
-Ckriih: ¡MIS OJOS!- se oye junto a risas desde el interior del cuarto-. ¡Eres tan feo que ni una madre ciega te querría!- suspira tras echarse una carcajada-. Anda vístete antes de que vomite la comida del blandito con el brazo de juguete-.
-Yo: Genial, tengo mi propio abusador.
El insecto bípedo y el doctor, con el traje nuevamente puesto y sollozando, salen de la habitación. De repente, ambos se detienen y miran desorientados a su alrededor.
-Doctor: ¿Eh…? ¿Qué hago aquí?- nos mira como si realmente no tuviera ni idea de lo que le han hecho-.
-Chesky: Ah, así funciona. Creo.
-Doctor: ¿Señorita Chesky? ¿Estábamos en una sesión?
-Chesky: Sí, acabamos de terminar. Me siento ahora mucho mejor. Gracias, doctor.
-Doctor: Un placer. Usted ya sabe dónde encontrarme.
Le vemos marchar con tranquilidad.
-Ckriih: ¿Me he perdido algo, perdedores?- también parece haber olvidado lo que ha pasado en ese cuarto-.
-Chesky: No mucho. Ha llegado la hora de avanzar al paso número dos- nos recorre con la mirada-. Fono vendrá conmigo para abrir la sala donde está el ordenador principal. Eshill, Nabel y Balyed vendrán con nosotros para vigilar. Franky, Ckriih, os toca hacer la escena.
-Yo: ¿De verdad tengo que hacerlo? Puedo ir a vigilar yo también. Se me da muy mal improvisar.
-Chesky: Por eso mismo Ckriih ha estado… acaparando tu comida desde el “reclutamiento”. Junto a tu “medicamento”.
-Yo: Espera, si eso fue antes de… ¿Qué ha pasado con todo eso de que no me iba a pasar nada a tu lado?
-Chesky: Franky, por favor, todos tenemos que ayudar en algo y ahora mismo necesitamos tu lado más cooperativo.
-Ckriih: Vamos, blandito- me coge del cuello del pijama y me tira de él para seguirle-. El espectáculo debe continuar.
M'sheireus Huua Daime'é
Cantidad de envíos : 2957 Fecha de inscripción : 09/06/2009 Edad : 30 Localización : Estudiando, hijo. Estudiando encerrado en mi cuarto.
Tema: Re: Dimensions Mar Abr 23 2019, 20:06
-Yo:Esto es humillante.
Ante mi se halla una mesa con multitud de objetos: prendas, fragmentos de protectores, algún material polvoso e incluso líquidos en frascos. Llevo dos horas respondiendo preguntas del comisario. Tras esto, me ha llevado a una sala donde ha dispuesto todos estos materiales sobre una mesa. No hace falta que diga para qué.
-Hernán:No querrás decepcionar a los de ahí fuera, ¿verdad? Tu público espera.
-Yo:Tenéis que tener perros o tecnología de Órbita para esto, seguro.
-Hernán:Los perros no son tan obedientes, y la tecnología puede fallar. Así que dale. Todo el tiempo que pierdas ahora son nombres extra en la lista de víctimas.
Le lanzo una mirada con inquina y tomo aire. A continuación, uno por uno, empiezo a olfatear los objetos, intentando quedarme con los olores. Agrios, dulzones y decenas de variedades más. Tengo que hacer un descanso a mitad de camino, pues en todos existe la misma esencia: sangre seca.
-Yo:¿Estos...glub...Estos cacharros son de criminales ya detenidos?
-Hernán:Algunos sí. Otros no. -Coge lo que parece ser un amasijo de cables.- Este es de Cerilla, por ejemplo. 20 víctimas mortales.
Miro con nauseas el objeto.
-Yo:Sí, el olor a sangre seca me había dicho algo, pero el olor a Brummel sigue ahí.
-Hernán:¿Algo más que puedas identificar?¿Alguna marca en especial?
-Yo:Hay más cosas, pero no tenía tan buen olfato antes, ya sabe. Brummel la usaba mi padre desde que yo era pequeño, por eso la he reconocido. No sabría decirle una marca concreta de algo. Ese tiene un olor más fuerte a sudor, por ejemplo, por lo que imagino que será de un hombre. Huele a humo, a porro y a ajo. También tiene un asqueroso olor a tabaco y a gasolina, pero en la Tierra huele a eso último por todos lados. Sin embargo...todos tienen un olor extraño. Es agrio, como el sudor seco.
El comisario toma notas.
-Hernán:Sigue. Te tengo que presentar al cuerpo cuando acabes, y luego tenemos sesión para establecer nuestro plan a seguir. Así que date prisa.
Estoy a punto de seguir cuando me quedo mirándole.
-Yo:...A usted no le gust-...gustamos los aliens, ¿verdad?
Enciende un cigarrillo y le da una larga calada.
-Hernán:¿Por qué tendría que gustarme que unos entrometidos que se creen superiores a nosotros vengan a meter las narices donde no les llaman? Hay algo superior que habéis traído, sí: criminales. Este planeta es humano, y humano tiene que seguir. Sois unos monstruitos que nunca deberían pisar la Tierra. Mírate a ti. Una especie de...zorro mutante que, al parecer, era humano. Ya. ¿Sabes lo que veo yo? Un animal que ha conseguido ponerse a dos patas y ahora cree que tiene derecho a hablar con nosotros. Me da nauseas veros a todos, pero la ley nos obliga a protegeros, me cago en la puta de oros con Órbita. Nadie os quería, y aquí estáis. Pero mi gente está muriendo, y la guerra hace extraños amigos. Por eso no voy a denunciarte. -Da otra calada.- "Me crié como humano". Seguro que tus padres huyeron cuando te vieron lamiéndote los cojones como el perro que eres. ¿Tienes otros de repuesto ahí fuera o los sacrificaron como a cerdos en el matadero? Y oye, buen trabajo con eso de fingir que eres uno de los nuestros. Casi me lo trago. Dame el número de tu adiestrador. Tengo unos cachorros de la brigada anti explosivos a los que enseñar como no mearse en las esquinas.
Estoy al borde de las lágrimas cuando me lanza lo que le queda de cigarrillo a la camiseta.
-Hernán:Sigue olisqueando. Voy a cagar. -Pasa a mi lado y me pone una mano en el hombro.- Hazte a la idea, zorrillo, de que para los que están ahí fuera eres un intruso. Lo que te acabo de decir es una canción de cuna en comparación con lo que piensan. Así que sigue trabajando, que cuando antes termines mejor para todos.
Cuando sale del cuarto me siento en una esquina, con ríos de lágrimas corriendo por mis mejillas. Sorbo los mocos y sigo olisqueando. 2/2 en los que volver a la Tierra ha sido mala idea. Sólo quiero volver a casa, tomar un buen helado de heither mientras le cuento a mis padres como han ido estas semanas en la Bóveda y dar un paseo por Bimbpep. Joder, hasta creo que preferiría ver a Brist ahora mismo antes que seguir oliendo esta mierda. Pero llevaba razón. Cuando antes terminemos, mejor. El olor al cigarrillo adelanta la entrada del comisario. No tardo mucho en terminar de rastrear los objetos que quedan, momento en el que Hernán reúne al cuerpo para presentarme. Miradas ceñudas y comentarios por lo bajini son lo único que me reciben antes de que siquiera abra la boca.
-Yo:Soy Maximirusu Pauaa. No pretendo que os aprendáis mi nombre, pero sí que me dejéis ayudaros a capturar a los terroristas que están atacando a los civiles.
-Policía 1:Por culpa de aliens como tu.
Ya está bien.
-Yo:Y por culpa de las mujeres se las viola, ¿verdad? No me hagáis perder el tiempo con vuestras mierdas. He olfateado todo lo olfateable para poder localizar a estos locos. Sí, como un perro. Os podéis ahorrar la bromita. -Me giro hacia el comisario, el cual parece tener ahora los ojos inyectados en sangre por la rabia.- Decía que tenían sesión, ¿verdad? Pues adelante, que el tiempo es oro.
A regañadientes todos nos reunimos, donde me informan de las zonas en las que suelen aparecer. Al parecer han hecho un total de 15 apariciones en diversos puntos de la capital, con un total de 121 víctimas mortales, 27 heridos graves y 70 leves, así como cuantiosos daños materiales. El grupo está compuesto por 12 individuos, de los cuales han conseguido capturar a 5 y abatido a 4. Sólo quedan por capturar Herrumbe, Cerilla y Ventisca. Lo que está costando más al cuerpo es establecer un patrón claro, pues el primero se dedica a destrozar inmuebles aleatoriamente, el segundo aparece para matar o mandar al hospital a alienígenas de visita y humanos que por accidente estuvieran en las inmediaciones y el último está vaciando las arcas a nivel de político, pero más allá de que los tres causen daños de diversas maneras no hay nada que los relacionen directamente...Menos sus distribuidor. Decenas de agentes están removiendo cielo y tierra para encontrar la fuente de sus materiales.
-Hernán:Grupo de Herrumbe, os toca peinar las secciones 1, 3, 6 y 7. Tened cuidado con acercaros demasiado. Podría oxidar vuestro equipo antes de que tuvierais tiempo de sacar las pistolas. -Les entrega una carpeta a cada uno.- Grupo de Ventisca, os tocan las secciones 2, 8 y 10. -Les entrega una segunda carpeta.- Grupo de Cerilla, secciones 4, 5, 6 y 9. Tenéis las protecciones anti incendios en el almacén.
Suspiran aliviados. El comisario me da una carpeta, la cual contiene decenas de fotografías, una docena de notas y un mapa con diversos puntos marcados. A su vez me da un walkie talkie y un GPS.
-Hernán:¿Sabes conducir?
-Yo:No. -Miento.- ¿Por qué? Además, estamos en Sevilla. Tenemos bus y metro.
Me lanza una mirada desdeñosa.
-Hernán:Espero que seas un monstuito sigiloso, porque vas a seguir la búsqueda del vendedor. Tenemos a otros agentes siguiéndole la pista, pero son todos humanos. Quizás un alien llame la atención del comerciante.
-Yo:¿Crees que no es humano?Puede ser un intermediario o algo, ¿no?
-Hernán:No es humano, eso es seguro. -Mira su reloj.- Largo de mi vista. Quiero un informe de cualquier anomalía que veas. Y por cierto...
Me da un golpe en el estómago que me deja sin respiración. Tras esto, se pone a mi altura.
-Hernán:No vuelvas a faltarnos el respeto a mi y a mi equipo.
En verdad me llamo Franky El Corruptor
Cantidad de envíos : 676 Fecha de inscripción : 26/04/2011 Edad : 30 Localización : Entre el reino de la luz y el reino de la oscuridad...
Tema: Re: Dimensions Dom Abr 28 2019, 12:31
-Ckriih: Venga, blandito, como lo ensayamos.
-Yo: ¡No hemos eaaAAAAAAHH-!
Me lanza hacia una de las mesas de la cafetería antes de dejarme terminar la frase. Me llevo por delante todas las bandejas de comida y los insultos de quienes comían.
-Ckriih: ¡Me debes un almuerzo, blandito!
Corre y salta encima de la misma mesa donde yo había aterrizado. Cojo la única bandeja que no había tirado y la uso para defenderme de los pisotones del insecto. Ruedo y caigo de la mesa. Me levanto, sosteniendo todavía la bandeja entre mis manos. Ckriih no tarda en alcanzarme para seguir con el “teatro”. Logro encajar la mayoría de los golpes con mi escudo improvisado, aunque me llevo alguna patada que otra. Finalmente consigue arrebatarme la bandeja, pero entonces pasa algo extraño. Una voz golpea mi mente, una voz que pide “ayuda”. La reconozco, es la de Fono. El caso es que Ckriih parece haberla oído también, pues se ha detenido para mirar a su alrededor. Una alarma suena, al mismo tiempo que la luz blanca que bañaba las instalaciones se torna en otra roja. Aprovecho la distracción para darle un puñetazo a la criatura que todavía me pone los pelos de punta. Creo que le he noqueado. Espero haberle noqueado y nada más. Ha caído al suelo en el momento en el que mi puño de metal chocó contra su cara. Dejo de darle importancia pronto, es otra cosa la que requiere toda mi atención.
Cunde el pánico. Tengo que pasar entre la desquiciada multitud, por mucho que me empujen o choquen. Detrás del mostrador se sitúa la cocina, a donde quiero llegar. El personal también está huyendo. Nadie me echa cuenta cuando reviso las repisas. Encuentro mi premio, un bote de lo que sea que me han estado echando en las comidas, pero sé que necesito para calmar estas ganas de partir el mundo por la mitad. Vierto todo el contenido sobre mi boca, no parando hasta dejarlo seco. No me importa que parte se me derrame por la cara o incluso por la ropa. Una sensación revigorizante me embarga. Dejo caer el bote vacío, tomo aire, me regocijo en el momento y vuelvo a poner mi mente en lo que está pasando ahora mismo.
Me acerco con cautela hacia el último lugar donde vi al equipo en el que formaba parte. Si es que conseguía orientarme bien, claro. En mis andanzas de lo que podría hacerse pasar por una escena de película de terror, escucho gritos y sonidos de lucha. Sin voltear todavía en la siguiente esquina, puedo distinguir una voz.
-Eshill: ¡Parad, estáis enfadando a Nabel! ¡DEJADNOS EN PAAAZ!
Veo cómo algo sale disparado del pasillo al que me iba a asomar y choca contra la pared. Es una máquina, con ruedas para desplazarse, una lente y más partes que me resultan ahora irreconocibles debido al daño que ha recibido.
-¡Que alguien traiga a Waika, rápido!- escucho de otra voz distinta-. ¡Dejad que los drones se encarguen y traedla!
La niña me preocupa, pero me asusta demasiado verme envuelto en todo este follón, cosa que a lo mejor podría haber evitado si hubiera seguido a la muchedumbre asustada de la cafetería. Me cuelo por otro pasillo, ya con la idea no tan clara de si estoy haciendo esto por comprobar el estado de mis compañeros o por escapar del alboroto. Veo a alguien correr en mi dirección. Con el corazón en la garganta, doblo otra esquina y me quedo en cuclillas en una zona oscura, de cuya bombilla o foco se habrá fundido. Espero a que pasen de largo, cosa en la que tengo suerte, pues se marchan a otro sitio. Algo coge mi pie de pronto. Doy el salto más grande que he pegado en mi vida. Giro la cabeza por un momento y veo a Fono, tumbado y con uno de sus brazos puestos hacia delante, alargando todo lo que puede los tentáculos que tiene como dedos para llegar a mí. No está tan oscuro como para no poder ver que el robot está claramente en un mal estado.
-... he llegado hasta aquí. Sólo tengo que hacer que no vayan al sótano- escucho otra voz, otra que reconozco-. ¡Nadie debe ir al sótano! ¡TENEMOS QUE SALIR DE AQUÍ!
-Yo: ¿Chesky?
La chica que encuentro tiene la piel morada, un par de cuernos sobre la cabeza y orejas que parecen aletas. Así que sí, debe de ser la catastrófica, aunque lleve un aspecto de loca con esos pelos revueltos y esa mirada perdida que me grita que algo anda muy, muy mal.
-Chesky: Ese brazo... - señala mi extremidad artificial al segundo antes de sujetarlo con ambas manos-. ¡Si uso la llave que aprendí en Florana III, podré arrancártelo y arreglarlo todo!
Lo que dice es suficiente para alarmarme. Forcejeo, la estampo contra la pared y consigo que me suelte. No espero ni a disculparme ni a comprobar si está bien y echo a correr como alma se lleva el diablo. Veo una puerta abierta, apenas me lo pienso y entro. Pulso un botón que cierra la puerta desde el interior.
-Chesky: ¡FRANKY, ABRE!- me grita desde afuera-. ¡LO ESTOY HACIENDO POR TU BIEN, POR EL BIEN DE TODOS!- golpea la puerta-. ¡DÉJAME ENTRAR PARA QUE PUEDA ARRANCARTE ESE PUTO BRAZO!
-¡Detenedla, ha vuelto a sufrir otro ataque!- oigo afuera-.
-Chesky: ¡NO, TENGO QUE PARARLO! ¡EL FUTURO SE VA A-!
Puedo oír cómo intentan reducirla. Miro a mi alrededor, comprobando que estaba rodeado de dispositivos informáticos. Una idea en mi cabeza se enciende como una chispa. ¿Será posible? ¿Realmente había llegado a la sala donde están los servidores que guardan los secretos de este centro? Veo una terminal al fondo del cuarto. Está encendida, como si alguien hubiera estado usándola hasta hace un momento y se hubiera ido dejándolo todo atrás. Me acerco a ella y veo imágenes y símbolos. ¿Pero ahora qué? He sido el único que ha llegado a la meta, pero de nada sirve si no puedo leer lo que tengo delante. Es en este proceso de pensamiento cuando noto cómo algo toca mi pie. Es leve, pero me pone en máxima alerta, y así miro hacia el suelo. Se trata de un ojo. Un ojo había rodado hasta mi pie y ahora me observaba desde el suelo. ¿Por qué las cosas no podían ser mínimamente normales por tan sólo un instante? Permanezco como más de un minuto sumido en mis pensamientos, cuando creo tener la certeza de a quién pertenece ese globo ocular. Tomo aire e intento bajar los nervios.
-Yo: Por favor, por favor, por favor, por favor, por favor... Que funcione.
Última edición por En verdad me llamo Franky el Sáb Mayo 11 2019, 00:52, editado 1 vez
M'sheireus Huua Daime'é
Cantidad de envíos : 2957 Fecha de inscripción : 09/06/2009 Edad : 30 Localización : Estudiando, hijo. Estudiando encerrado en mi cuarto.
Tema: Re: Dimensions Jue Mayo 02 2019, 18:11
Sevilla se abre ante mi, con un cielo gris que invita a quedarse en casa. Y aquí estoy, a años luz de casa, frotándome el estómago mientras busco a un distribuidor de armas. Gran día. Reviso los papeles de mi carpetilla, cuyas fotos me llevan a mi destino: exactamente donde me recogieron para llevarme a la comisaría. Los informes comentan que es recurrente la aparición de Cerilla y Ventisca, lo cual tiene sentido teniendo en cuenta la de turismo que hay en la zona. Inspecciono la zona, pero no encuentro nada. Sólo a un grupo de agentes del cuartel, a los cuales saludo con un gesto de cabeza. No sé exactamente la hora, y más allá de nosotros no hay ni un alma en la calle, pero empiezo a tener hambre. Pillo algo en una máquina expendedora, intentando acertar con algo que no me envíe corriendo a un W.C.
-Yo:Has tenido suerte esta vez, Maximirusu -Miro a los policías de cara cansada, peinando la zona por a saber cuantas veces.- Y quieren que les ayude yo, ¿sabes?Pues nada. Pon al extraterrestre a trabajar. Seguro que la maestra podría ayudar en esto....Ella le daría una buena lección a todos estos. "Queridos, necesitáis aplicaros más. Os sugiero un plan de estudios personalizado a este caso según el método de Pyshag. Gyphook, trae refrigerio para mi querido alumno y para mi. Quiero que vea como trabajan estos señores. Maximirusu, espero un informe de 2000 palabras para mañana al mediodía". Sí, algo así.
Miro al cielo, intentando ver aquello más allá del cielo encapotado de la capital andaluza. Sólo que lo que veo es un borrón que flota en dirección Sur. Lo sigo hasta que baja y aterriza a varios kilómetros de aquí. Agito una oreja, escamado, y me acerco a los policías.
-Yo:Perd-...Perdonad. -Señalo en la dirección de antes.- ¿Hay algo importante por allí?
Uno de ellos echa un vistazo rápido.
-Policía:E-
Su radio suena antes de responderme.
-Márquez:Aquí Marquez.
-Hernán:¡Moved vuestro culo a la base!¡Tenemos al traficante!
El policía me mira.
-Márquez:¿Y el alien?
-Hernán:Traedlo al cuartel si lo encontráis. Va a aprender que es mejor no hacerse el listillo con algunas personas.
Se me queda mirando.
-Márquez:Recibido, jefe. Cambio y corto.
Me sonríe con sorna y, antes de que pueda hacer nada, lanzo una oleada de frío que les deja congelados al suelo. Salgo corriendo hacia donde ese borrón empezó a aterrizar, con los gritos de los policías todavía a mi espalda. Mientras más me alejo del centro, en peor condición están las casas, y no es por descuido de Órbita. Todo el dinero parece invertirse en la zona turística, lo que deja a los de la periferia estancados en un tiempo sin restauración. Los comentarios no escasean, claro, pero debo seguir. Y eso hago hasta que, al fin, llego a un barrio de casas antiguas, con fachadas de un blanco sucio que dejan entrever el ladrillo que hay bajo ellas. Noto algo al ver una de ellas. Frío. Un frío que te hiela el alma y succiona tu felicidad con solo mirarlo. El aspecto del edificio acompaña, siendo la más descuidada de los alrededores.
-Yo:Ay, mama... -Inspiro profundamente, sujeto con fuerza mi colgante y me acerco a la casa. Sé que no tengo demasiado tiempo hasta que vengan a buscarme, pero el temblor en las piernas me retrasa.- Vale, Pauaa. P'a dentro.
Me encamino a la casa cuando, de una de las casas vecinas, alguien me suelta una voz. Me llevo una mano al pecho.
-Vecina:¡Tu, el extraterrestre!¡No te acerques a la casa esa!
-Yo:¡C-CASI ME DA UN INFARTO!
-Vecina:¡Vuélvete a tu planeta antes de que te arrepientas!
Se mete de vuelta en la casa y cierra con llave. Ahora que caigo, la calle está extrañamente desierta. Voy andando lentamente al inmueble, consciente de que voy a hacer algo que hasta ahora nunca me habría atrevido a hacer: entrar en una casa abandonada. Al abrir la puerta me encuentro...nada. Sólo muebles antiguos, paredes cascarilladas, montones de polvo y un olor que me suena mucho, pero no termino de ubicarlo. Pero el ambiente tiene algo diferente. Algo que me recuerda a los Qkweu de Deia. Reviso las habitaciones hasta que acabo encontrando una habitación en la que hay un pequeño agujero. Profundo e insondable, pero no vacío. Trepando, arrastrándose hacia la superficie, flotando sobre el agujero y aferrándose a las paredes del habitáculo, pequeñas figuras surgen del mismo. Algunos se lanzan gruñidos. Otros devoran a alguno de sus congéneres.. Son de color grisáceo, y el hecho de que sean levemente transparentes me indica que no son de este plano. Creo que he leído algo de ellos en la base. No, no en la base. En Deia.
-Yo:Espíritus de discordia... -Los seres me miran durante un instante. Tras esto, siguen mordisqueándose entre ellos.-Tengo que hacer algo con esto.
Estiro un poco para calentar...y hacer tiempo. La verdad es que me da bastante respeto acercarme más de lo que estoy, y no sé exactamente que hacer. Pero eso no debería estar ahí.
-Yo:"Maximirusu, tienes aptitudes de Xilliox. Los daime'é estáis conectados al mundo espiritual. Al menos seis horas al día de entrenamiento de caos y una de físico, Maximirusu. Aprovecha ahora, querido, que el camino será arduo. Este tipo de artes requiere una mente serena, mi querido alumno." -Los espíritus se giran hacia mi, relamiéndose.- Sigo yendo al psicólogo por algo, maestra.
Viendo que parece no haber nada a mano con lo que dibujar, cojo algo del yeso de los escombros y, tras hacer todo el esfuerzo mental que mi memoria me permite, dibujo un símbolo en el suelo.
-Yo:No debería tirar de esto, pero... -Hago un recuento. Son siete. Creo que puedo hacerlo. Pongo las manos sobre el símbolo, como si cogiera una cúpula- Daeshir.
Pasan unos segundos. No pasa nada. Un minuto. Nada aún. Cuando va a llegar el tercero empiezo a frustrarme, momento en el que uno de ellos corre hacia mi. Cuando salta se queda atrapado en el aire, justo encima del símbolo. No pasa mucho hasta que empieza a ser succionado, seguido de los otros seis. Empiezan a desaparecer al tocar el símbolo, pero dejo que uno, al cual atrapo bajo mi mano derecha. Es como tener un trapo viejo entre las manos. Saco las garras de la izquierda y las pongo alrededor de su cabeza, poco seguro de que vaya a funcionar. Pero tengo que intimidarle de algún modo.
-Yo:Habla, espíritu. ¿Qué os ha traído aquí?
-Espíritu:Padre...Madre...Ellos comen. Comen para P'sha. P'sha antes grande. P'sha siente Teara. -Toco con las garras su maltrecho cuerpo.-Ellos hacen P'sha fuerte. Teanos gustan miedo. Miedo crea comida P'sha. Padre da fuerte a teanos. Ellos matan y roban donde no teanos.
Cierro la mano con más fuerza para evitar el temblor. Sus ojos de muerto se abren sobremanera.
-Espíritu:Teanos odian no teanos. Comida. P'sha come y crece.
-Yo:¿Dónde están "ellos"?Tus padres. Dime dónde están.
Se ríe, lo que me fuerza a aumentar mi agarre. Escucho a lo lejos la sirena de los coches de policía, lo que me indica el poco tiempo que me queda.
-Espíritu:Madre y padre son Ellos... Yo digo donde ellos, tu no mata Padre y Madre. -Decenas de pensamientos quieren cruzar mi cabeza, pero los sonidos de las sirenas son cada vez más fuertes. Asiento sin apartar la mirada del espíritu.- Buscar retoño cumple leyes. Él crea comida.
No parece dispuesto a decir nada más, y ya casi puedo oler el aroma que desprendía la comisaría, así que lo dejo ir. Cuando, al igual que sus hermanos, desaparece, borro la señal y me siento a descansar un momento. He tenido a un espíritu en la mano. Yo. El cagueta. Al mirar alrededor veo que no son sólo los fantasmas lo que pueden dar miedo, así que decido salir sin demora.
-Yo:...Uy.
En la puerta ya me esperan dos coches de policía, de los cuales salen cuatro agentes. Los faros del coche iluminan la temprana noche de invierno y dan a la casa a mis espaldas un aire espectral. Sacan las pistolas. El pulso se me acelera.
-Policía:¡Policía!¡Las manos detrás de la cabeza!
Lentamente hago lo que me dice. Cuando estoy en posición, y haciendo acopio de la última pizca de energía que me queda, chasqueo los dedos. Un portal aparece bajo mis pies, pero he cometido el error: "quiero ir a un lugar donde esté a salvo". Las balas pasan sobre mi cabeza cuando el portal se ciera, momento en el que veo que estoy a seis metros de altura en el aire. Empiezo a caer, pero las ramas de un árbol amortiguan mi caída. Cuando toco el suelo ya estoy inconsciente.
En verdad me llamo Franky El Corruptor
Cantidad de envíos : 676 Fecha de inscripción : 26/04/2011 Edad : 30 Localización : Entre el reino de la luz y el reino de la oscuridad...
Tema: Re: Dimensions Miér Mayo 08 2019, 17:31
Estoy en mi cuarto. Miento, estoy en un cuarto que creo que no me pertenece, vacío de vida a excepción de mi acompañante y yo. Fue el primero que vi abierto y alejado de todo lo que estaba pasando. No pienso del todo correctamente cuando me estoy apresurando a sacar toda la información que puedo de una terminal, espero a que todo el barullo se aleje un poco, abrir la puerta y correr como si no hubiera un mañana. Todo esto mientras no oigo más que gritos, golpes, gritos y más golpes. Le coloco la mandíbula a Balyed, quedándose bien encajado y pegado, lo que no deja de ser muy inquietante para mí..
-Balyed: Gracias, no tienes ni idea de lo desagradable que es tener algo que decir, pero no una boca.
-Yo: … ¿Cómo se supone que estás hablando?- le pregunto ni más ni menos a la cabeza que tengo entre las manos-.
-Balyed: ¿Cómo soy capaz de ver cuando tengo los ojos separados a metros de mí? Es el tipo de respuesta que me habría gustado sacar de aquí, pero… Tú sabes.
-Yo: No realmente, precisamente quería saber si has conseguido leer algo importante del ordenador.
-Balyed: Ah, ¿querías que leyera? Uff, a ver cómo te digo que soy de los que le cuesta aprender otros idiomas- ve mi cara de infinita decepción, razón por la que quizá reacciona tan rápido-. ¡Es broma, es broma! No puedo presumir de que soy un experto del quantiano, pero creo que entendí casi todo lo que me hiciste leer. Relájate, ya estamos fuera de peligro.
Quiero tanto creerle como gritarle que se equivoca. Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que estuve “fuera de peligro”.
-Yo: ¿Qué tienes?- le insisto-.
-Balyed: Un poco de varias cosas; los perfiles de Waika, Ckriih, la familia Texera… algo sobre una caja y otro poco de un sótano.
-Yo: Y…
-Balyed: …- su mirada transmite tristeza-. Chesky tenía razón, nos estudian para inventar productos a partir de nuestras condiciones. De Ckriih, por ejemplo, pretenden crear un arma que haga olvidar partes de la memoria, con la familia están investigando un método para combinar a varios seres en uno, y Waika… la usan para que nos quedemos aquí.
-Yo: ¿Qué?
-Balyed: Saben que a ninguno de nosotros nos gusta la idea de alejarnos de Waika por mucho tiempo.
-Yo: Espera, eso es… ridículo, ¿verdad?
-Balyed: No me lo cuentes a mí, es lo que leí, ¿vale?
-Yo: A ver, Fono me dijo que podía controlar a la gente, pero…- pienso en la niña pequeña, prácticamente una bebé, lo que me llena de una agradable sensación de ternura-. Mierda, esto no para de ponerse raro.
-Balyed: ¿Qué vamos a hacer?
Miro la puerta de la habitación, cerrada. Y así espero que permanezca.
-Yo: No lo sé. Chesky… no creo que podamos contar con Chesky. Fono…- recuerdo al robot desplomado en el suelo y me preocupo por él-. El bicho y la niña...- resoplo con resignación-. No lo sé. Creo que quiero parar un rato.
-Balyed: No es buen momento para pedirte que vayas a recoger mis otras partes, ¿verdad?- me ve indeciso mirando la puerta-. Nah, no te preocupes, te agradezco que al menos te pararas a recoger lo de mi cabeza- cosa que me resultó, otra vez, muy inquietante-. Vamos a dormir un poco y esperar a que todo se calme. Ya luego iré a “objetos recuperados” para encontrar el resto de mi cuerpo.
-Yo: Aah… vale- me siento en la cama y pongo la cabeza a mi lado. Tras eso, dejo caer mi cuerpo sobre las sábanas. Tomo un profundo respiro-.
-Balyed: Un día muy emocionante, ¿verdad?
-Yo: Creo que no me gusta tanta emoción.
-Balyed: Je, puede que no sea para todo el mundo- hace una pausa. Hay silencio, bien porque la habitación está realmente insonorizada o bien porque todo allí afuera había terminado-. Realmente esto no está tan alejado de lo que quería, ¿sabes?
-Yo: ¿Qué?- pregunto sin levantarme todavía-.
-Balyed: Vale, ha sonado raro. Verás… ¿Me puedes prometer que no te vas a reír?
-Yo: … claro- respondo con poco interés-.
-Balyed: Desde que era joven, bueno, desde siempre creo, he querido ser un héroe. Ya sabes, alguien quien ayuda a los inocentes de protegerse de los villanos. Y tener grandes aventuras. Esto no sería un mal comienzo… de no ser por, bueno… el detalle de que me caiga a pedazos con cada golpe. Ya imaginarás la desventaja que da eso. En lo único que me ayudó fue a tener un trabajo en el circo. Pero no es eso lo que quiero. Por eso mismo me dejé en manos de expertos y… terminé aquí- mi silencio hace que haya otra pausa-. ¿Qué me dices de ti?
-Yo: ¿Sobre qué?
-Balyed: Acabo de contarte mi mayor ambición, mi meta, ¡mi sueño en la vida! Esperaba que hicieras lo mismo.
-Yo: Bueno…- a pesar de que sé que realmente no le debo nada porque ha sido él quien ha decidido contármelo sin reservas, le sigo el rollo-, quiero salir de aquí, de este hospital de locos.
-Balyed: Valeee… ¿y después?
-Yo: Ir a la Tierra, a mi hogar. Reencontrarme con mi familia, con mis amigos…
-Balyed: ¿Y después?
-Yo: Curarme esta mierda de convertirse en una máquina y lo de la Salsa.
-Balyed: … ¿Después?
-Yo: … Supongo que terminar la carrera.
-Balyed: Oh, ¿qué estudias?
-Yo: Ingeniería de Software.
-Balyed: Ajá... - no tengo claro si no tiene ni idea de lo que le he dicho o sencillamente ha perdido el interés en ese punto-.
-Yo: Luego conseguiré algún trabajo que surja de eso. Y para ya de preguntar. Ya me he quedado sin respuestas.
-Balyed: ¿Seguro? No quiero ofenderte, pero hasta ahora nada me ha sonado a… “el sueño de mi vida”, ¿sabes a lo que me refiero?
-Yo: Quizá no todos necesitemos grandes ambiciones para seguir con nuestras vidas. Me basta con tener siempre tiempo para mis cosas, como mis videojuegos, mis series… mis amigos…
-Balyed: Si crees de verdad eso…- puedo notar por su voz que no está convencido-.
-Yo: Sí- un silencio incómodo viene tras esa respuesta-. Lo hago. Vamos a dejarlo. De verdad necesito descansar un poco.
No soy despertado por ninguna alarma, sino por una pesadilla. O al menos eso pienso que ha sido por los escasos retazos de ésta, que se desvanecen de mi cabeza en cuestión de minutos. Nada más bajarme un poco el pulso, encuentro la cabeza de Balyed en una esquina de la cama, a lo que reacciono dando un bote en el colchón y dándole una patada a la cabeza “decapitada”. Balyed cae y rebota en el suelo mientras se queja.
-Balyed: ¿A QUÉ HA VENIDO ESO?
-Yo: Pe-perdón- trato de disculparme mientras recupero el aliento-. Todavía no me acostumbro a las cabezas… sin cuerpo.
-Balyed: Ah, ya, sí- hace como que comprende, aunque sus gestos indican que todavía le duele el golpe-. Puede que ya haya pasado todo. He notado cómo alguien me recogía.
-Yo: Ajá…
-Balyed: Además, ¿no tienes hambre?
Tomo la cabeza y, aunque vacilo en hacerlo, termino por abrir la puerta para salir del cuarto que nos había cobijado.
-Balyed: ¿Crees que los demás estarán bien?
-Yo: No lo sé. Puede que hayan descubierto lo que queríamos hacer y les han hecho algo.
-Balyed: Venga, un poco de optimismo.
Siguiendo sus indicaciones, llegamos a lo que parece ser “objetos perdidos” del centro, donde nos entregan las demás piezas que conforman el cuerpo del aspirante a héroe. Sí, nos dieron una caja llena de partes de un cuerpo vivo.
Ya poniéndome más en el papel de un niño que monta su juguete de Mr. Potato, hurgo en mi mente para buscar ideas de lo que tendría que hacer a continuación. Ahora sé que no me van a curar aquí, lo que reaviva mi deseo de salir y volver a casa. ¿Pero cómo hacerlo? No sé dónde están mis aliados y tampoco creo que al personal le interese que me marche. Con esta suposición, recuerdo cuando le pregunté a un enfermero cómo contactar con mi familia para contarles que estaba bien. Me hicieron escribir una nota en un ordenador, como el que escribía un email, pero hasta ahí. Luego me dijeron que si tardaba en llegar respuesta era debido a la distancia del destinatario, que incluso esto mismo era una posible razón de que el mensaje se perdiera en el frío olvido. Esto horas antes de ejecutar el plan de recopilación de información del que había formado parte. También está en entredicho cuestiones tan esenciales como en qué punto del universo estoy y a cuánta distancia estoy de mi planeta. Decido que lo mejor que puedo hacer es abordar mis problemas de uno en uno.
-Yo: Una cosa que se me ha ocurrido… ¿Waika sabe que la están usando?
-Balyed: Pues…- mientras recuerda, prueba la movilidad de su pie derecho recién colocado-. Según leí, supuestamente fue enviada por su familia para que aprendiera a usar sus poderes sobre el control de otros, pero luego leí una nota que decía que fue entregada por alguien. Y ese alguien no espera que vuelva.
Una idea surge de mi cabeza. Apenas tardo en soltarla por la boca antes de prepararla un poco mejor.
-Yo: Si Mahoma no va a la montaña…
-Balyed: ¿Qué?
-Yo: Ah, perdón, con eso quiero decir que nos llevaremos a Waika de aquí si no podemos alejarnos de ella.
-Balyed: Ah, entiendo, algo así como “si quieres que la eyeall vaya a las flores, llévales las flores a la eyeall”.
-Yo: Eh… sí, supongo que eso también vale.
-Balyed: ¿Pero te tragas de verdad eso de que Waika ejerce tanta influencia sobre nosotros?
-Yo: Mira, mi novia era un alienígena encubierto, mi mascota un policía espacial, también encubierto, y he vivido una escena de Lovecraft en la que usaban salsa de tomate para hacer rituales. A estas alturas, me creo de todo.
-Balyed: ¿Qué es un “Lovecraft”?
-Yo: Un autor de mi planeta. Lo dicho, quizá no sea para tanto para nosotros, pero sí lo es para quienes suelen estar a su alrededor. Tenemos las cosas más fáciles si tenemos a los pacientes de nuestro lado. Y Waika es el camino más directo.
Ya con un Balyed entero, esperamos en la cafetería. Todo parece haber vuelto a la normalidad, como si no hubiera pasado nada. Como ya me están haciendo acostumbrar, voy a recoger mi comida, siendo esta vez albóndigas con tomate. Como es usual, el pequeño desfile conformado por los seguidores de la niña Waika, de cuyo aspecto real desconozco, cruza la estancia hasta una mesa alargada en la que quepan todos. A Balyed le puede la intimidación y me empuja hacia delante. Ya me han visto, no puedo echarme atrás. Le maldigo al tiempo que avanzo con la cara más seria que puedo permitirme. No tarda en haber movimiento alrededor de la niña pequeña. La neutrina llamada Ringu, todavía con la escayola en el brazo, se pone delante, con su rostro de mala hostia. Parece que sólo tiene dos caras para mí; la de que me va a matar a base de golpes y la de la mirada que le lanzaría alguien a quien considera muy inferior. La eludo, pero ella no se mueve para impedírmelo. Quizá haya aprendido algo de la pelea que tuvimos o no quiere disgustar a Waika. Bajo atentas miradas, que no dejan de incomodarme, me siento con mi bandeja frente a la niña. Ésta está en el regazo de quien se dice que es una familia completa en un único cuerpo, la familia Texera. El extraño fenómeno le da de comer a la niña una papilla. Me tomo mi tiempo para reunir el valor que me hace falta. Me fuerzo a pensar que mientras no me muestre hostil, ellos no lo serán conmigo.
-Yo: Hola, Waika- saludo con un tono cariñoso, cambiando la seriedad de mi rostro por una sonrisa- ¿Quieres hablar conmigo?
M'sheireus Huua Daime'é
Cantidad de envíos : 2957 Fecha de inscripción : 09/06/2009 Edad : 30 Localización : Estudiando, hijo. Estudiando encerrado en mi cuarto.
Tema: Re: Dimensions Sáb Mayo 11 2019, 03:32
Cuando abro los ojos solo veo hojas a mi alrededor. La ya casi familiar sensación de que me han dado una paliza me da los buenos días. Mi ropa está algo deshilachada, con cortes aquí y allá por las ramas, de los cuales no me he librado yo tampoco. Noto como tengo el tobillo y la muñeca derecha hinchados por la caída y el buen esguince que ahora tengo. La calor que tengo también anuncia la fiebre que inunda ahora mi cuerpo.
-Yo:Vamos, Maximirusu...Levántate...
A gatas voy hasta un banco, donde me siento a que me de un poco el aire. Hay personas paseando por la calle. Algunos con sus perros. Otros solos. En pareja o con sus hijos. Pero ninguno se atreve a acercarse. No me extraña, teniendo en cuenta que llevan un tiempo con "alienígena=terrorista cerca". Pero la verdad es que agradecería que alguno llamara a una ambulancia o algo. O que me trajera algo de comer y un refrigerio. Me vuelvo a levantar y, viendo que no hay baños cerca, me oculto tras un árbol a orinar. Sangre incluída.
-Yo:Necesito un médico.
Miro a mi alrededor. Nadie parece dispuesto a ayudarme. Si la montaña no va a Mahoma, Mahoma va a la montaña. Me acerco a una pareja, los cuales se sobresaltan al verme acercarme, pero por suerte no salen corriendo.
-Yo:Por favor, ayudadme. Necesito un médico. -La fiebre empieza a subirme.- He...He tenido un accidente. Por favor.
La pareja cruza una mirada.
-Hombre:...¿Tienes identificación? -Asiento y se la enseño.- Ana, voy a acercarle en un momento al hospital. Espérate aquí.
Cojeando le sigo hasta el coche, desde el cual me lleva al hospital más cercano. A estas alturas me cuesta mantener la concentración, apenas viendo lo que tengo delante. Me parece ver a uno de los míos hablándome en algo que no es pollux, castellano o inglés. Le respondo en lo primero, tras lo cual me responde con un acento que me hace sospechar del tal cariosio. Noto como me inyectan algo, lo que me deja en un estado de semi inconsciencia, pero que me permite oír pasos aquí y allá, voces que hablan de cosas que ni me incumben, así como una discusión acalorada que, ahora mismo, poco me importa.
La fiebre me ha bajado. La hinchazón sigue, pero veo que al menos tengo vendaje de compresión en las articulaciones afectadas. Y ahí está ese olor de nuevo.
-??????:Dormís mucho los monstruitos, ¿eh? -Me giro y veo como el comisario está sentado en una silla, mirándome.- Casi un día. Supuestamente estoy interrogándote para sacar información de quien te ha dado esa paliza, pero está claro, ¿no? Desapareciste delante de mis agentes, y huyendo te meterías la hostia de tu vida.
No digo nada. Sólo me quedo mirándolo en la penumbra. Ahora que me fijo, el hombre tiene arrugas, pero no propias de su edad.
-Yo:Parece usted cansado, Hernán. ¿Hay algo más aparte de los terroristas que le preocupe?
-Hernán:Nada que te incumba, perro.
-Yo:...¿Ni siquiera vender armas a esos terroristas?
-Hernán:¿Cómo?
Me incorporo y acomodo.
-Yo: Sus agentes, como usted dice, le habrán dicho que estaba en un viejo caserón. Había un nido de espíritus de discordia allí. Tus retoños, espíritu. Eres tu el que es un extranjero. Has poseído a este hombre para aprovecharse de su cargo para que nadie te buscase y fuera más difícil acusarte, y la prueba era que el olor de este hombre estaba en ese sitio. Así que vamos, confiesa. Tus retoños ya están en casa.
-Hernán:...Vaya, ese golpe ha sido fuerte. No hay espíritus aquí, chico. Sólo gente malvada. Y alienígenas desobedientes que se hacen los listillos con la policía. Estamos ya casi en Navidad, y no me apetecen estas mierdas. Cuando te recuperes vas a dar ejemplo de como no relacionarse con la autoridad local, chico.
Su móvil empieza a sonar. Tras echarme una desdeñosa mirada, descuelga. Me ha dejado un poco con el culo roto. No sé si miente muy bien o es verdad, pero lo cierto es que no noto aura ninguna.
-Hernán:Sí. No, ahora no puedo. ¡Joder! Vale. Vale. Ahora voy.
Algo me llega. Lo más importante: "niño" y "se ha ido". Se levanta y, antes de que se aleje, le cojo de la muñeca.
-Yo:Yo puedo eliminar el problema de su hijo, comisario.
Me la aparta de un tirón. Su mirada colérica me arruga un poco.
-Hernán:Ni le toques un pelo, monstruo.
Vuelvo a cogerle de la muñeca y, antes de que se aparte, creo un portal bajo nosotros. La temprana noche de invierno nos recibe, y la verdad es que agradezco el cambio de temperatura. Durante un momento el comisario parece desconcertado, pero no tarda en recobrar la compostura.
-Hernán:Así lo hiciste, ¿eh? -Me pongo en pie con esfuerzo. Es entonces cuando me coge por el pijama del hospital y me pone contra la pared.- Tu lo has querido. Vas a pasarte un tiempo a la sombra.
El olor que buscaba vuelve, pero no está sólo ahí. También lo detecto a una cierta distancia, acompañado de algo que me recuerda a los espíritus de discordia. Genero un pulso de aire con el que consigo alejarlo.
-Yo:¡Su hijo está cerca, y yo sólo quiero ayudarle, policía incompetente!¡Está poseído por un espíritu de discordia, y es el que está haciendo que venda las armas a Cerilla, Ventisca y como coño hayáis decidido ponerle con vuestra escasa imaginación de humanos!Está antipático o incluso desagradable, ¿verdad?¿Puede que violento?¿Se va mucho de casa?
-Hernán:Tiene...Tiene 25 años...Es normal que...
-Yo:¿Que de repente se haya vuelto en lo que usted me llama, eh?¿En un monstruito?No. Y usted lo sabe. Pero claro, es más fácil decir que es una fase, que es por culpa de "los putos extraterrestres", que "nos quieren violar" o cualquier tontería que se le cruce por la cabeza -Me suelta lentamente.- Yo puedo devolverle a su hijo, pero necesito su ayuda. No sé si se ha dado cuenta, pero por culpa de sus agentes estoy en una situación un tanto precaria. Voy a necesitar que me lleve en coche hasta donde le indique. ¿Lo hará?¿Se fiará de un alienígena por su hijo?Uno que le repito: se ha criado aquí.
-Hernán:...Por mi hijo. Pero como sea una táctica para huir, prepárate para entrar en la lista de terroristas.
-Yo:Hecho.
Me tiende la mano. Estrechársela me resulta extraño, pero parece que me abre un poco a su confianza.
-Yo:Hará todo lo que le diga. Puede que a veces parezca que no sé lo que hago. Y es verdad. Si lo supiera no habría aparecido en medio del aire, pero de nosotros dos soy el que más sabe de espíritus, y el único que tiene habilidades especiales hasta donde sé. Sí, ahora voy a ponerme pedante con usted, porque me tiene harto con tanta xenofobia. -Suelta un gruñido.- Sí, gruña lo que quiera. No obstante, no soy tonto. Usted tiene una experiencia y preparación que a mi me faltan, así que aceptaré sugerencias llegado el momento. Necesito que tenga una cosa clara: eso no es su hijo. Su hijo está ahí dentro, pero lo que ve es un espíritu de discordia, un ser que provoca desazón y caos allá donde aparece sólo para comer. No se deje engañar por "papás, soy yo" o "no le harías eso a tu hijo". Si para permitir que pueda liberar a su crío le tiene que prender o incluso romperle el brazo, lo hará.
-Hernán:¡No v-!
-Yo:¡Cállese, coño!¡El brazo puede recuperarse!¿Sabe qué no puede?Su mente si deja que el espíritu le engañe, o la vida de tantos cientos que seguirán muriendo si deja que siga suelto y vendiendo armas.
El policía se queda callado, y yo la mar de a gusto, aunque con las manos temblándome.
-Yo:Ojalá aquí hubieran Kehafka que hicieran estas cosas, pero es lo que hay.
-Hernán:...Más te vale que todo esto sea verdad.
-Yo:Que lo es. Pinan, que pesadilla con tanta desconfianza. Yo también quiero volver lo antes posible a casa, pero dejando la antigua a salvo.
El comisario comienza a caminar hacia un coche cercano. Me siento a su lado y señalo.
-Yo:Es por ahí.
En verdad me llamo Franky El Corruptor
Cantidad de envíos : 676 Fecha de inscripción : 26/04/2011 Edad : 30 Localización : Entre el reino de la luz y el reino de la oscuridad...
Tema: Re: Dimensions Jue Mayo 16 2019, 19:45
Y ahí estoy, tenso bajo todas esas miradas de seres que provienen de distintas partes de la galaxia, protagonizando una escena digna de Star Wars si transcurriera en una prisión. Lo único que logra relajarme es la vista que ofrece la pequeña Waika, de quien ya he sido advertido que tiene la capacidad de manipular a las masas. ¡Pero cómo culparles con lo mona que es!
-Waika: ¿Qué quiere el señor del brazo de hojalata?
-Yo: Oh, verás… Ayer- lo que al menos a mí me pareció “ayer”- pudimos averiguar que no quieren que nos vayamos. No quieren curarnos, quieren usarnos para hacer cosas malas.
-Waika: No digas tonterías, el que dice tonterías es tonto. Nos cuidan muy bien aquí. ¿Por qué dices esas cosas? ¿Tienes pruebas?
-Yo: Hay un ordenador donde pone lo que digo. Pude acceder a él en el jaleo. También dice que te están usando para mantenernos aquí.
-Waika: ¿Es verdad? ¿No estás mintiendo?
-Yo: … No.
No creo que sea suficiente, no con esta actitud vacilante mía. ¿Qué puedo decir si no me cree? ¿Qué tengo para convencerles de que le echen un vistazo a una sala que muy probablemente está sellada nuevamente? No tengo nada más allá de un testigo cobarde que observa desde una distancia prudente. Me quedo callado, empezando a ser comido por los nervios. Así estoy hasta que doy con algo con lo que pueda contraatacar.
-Yo: ¿Cuándo fue la última vez que contactasteis con vuestras familias? ¿O sabéis algo de ellas?- la pregunta es seguida por un silencio de reflexión-. Yo sé que mi madre vendría si le fuera posible. Si no, me hubiera enviado ya muchos mensajes. No me ha llegado ninguno desde que llegué. Puedo entenderlo en mi caso por la posible distancia con la Tierra, ¿pero qué pasa con todos los demás? ¿Recibís visitas o mensajes? ¿Tan lejos están todos vuestros parientes? ¿Ninguno tiene medios para venir o decir algo? Mucha casualidad teniendo en cuenta la cantidad de gente y variada que hay aquí, ¿no?
-Waika: … Puede que tengas razón- contesta al fin la niña-. Cuando me fui, mi mamá estaba mala y no he oído nada de ella. Quiero saber cómo está.
-Yo: ¿Y por qué no preguntas por ella?
-Waika: … Quiero ver a mi mamá.
Eso basta para poner las cosas en marcha. Aquellos que están a nuestro alrededor son brasas que se avivan ante el ardiente deseo de la pequeña, levantándose para acompañarla a donde sea. Lo que comienza como un inocente desfile se convierte en una ola que se llevaría todo por delante. Aquellos que tienen la suerte o la desgracia de cruzarse en su camino son engullidos, formando parte de sus filas, o quedan paralizados. ¿Que adónde estamos yendo? Waika quiere ver al máximo responsable del centro, su director, el mandamás, el jefe según ella misma. No hay nada ni nadie que detenga el paso de este grupo. Ya no son simples pacientes. Estoy metido en una rebelión.
-Waika: ¡Quiero hablar con mi mamá!- le exige a un individuo que se nos ha puesto delante-.
-Me-me temo que no puede ser- contesta el director del centro, un ser humanoide con escamas verdosas de reptil, con un cuello tan largo que creo que es la mitad de su altura total. A los lados de su cabeza tiene cuernos y sus ojos son grandes y enteramente negros-. Tenemos dificultades para contactar con otros lugares desde hace un tiempo. Por favor, Waika, entiéndalo.
-Waika: ¿Estás diciendo la verdad?- el director parece ser sometido a alguna especie de presión-.
-Director: … No queremos alarmar innecesariamente a vuestras familias. No es seguro de que volváis a vuestros hogares.
Ya está, es ahí donde empieza a caer su castillo de naipes. Los pacientes se impacientan.
Spoiler:
"Los pacientes se impacientan."
-¿Cómo que no es seguro? ¿Quiénes? ¡Explíquese!
-¿Qué pretendéis hacer con nosotros?
-Define “no es seguro”. ¿De cuánta probabilidad estamos hablando?
-¿El medio máquina tenía razón? ¿Nos están usando para hacer cosas malas?
-Director: ¡No, nuestras investigaciones sobre vosotros permiten a otros producir facilidades por el bien común! ¡Es por eso que os mantenemos aquí!- se hace el silencio, remarcando el error que acababa de cometer, ya sea por la influencia de Waika o por su propia estupidez-.
-Llegados a este punto, sólo tenemos dos opciones; resolver esto pacíficamente, de manera que podamos encontrar una forma de volver a casa y denunciar a las autoridades sobre este fraude. O podemos dejarnos llevar, tomar la justicia por nuestra mano y dejar que reine el caos.
-¡¡QUE REINE EL CAAOOS!!- gritan varios al unísono-.
-Director: ¡Alto, no lo entendéis! ¡Sois peligrosos para la sociedad! ¡No podéis-!
Ya es tarde, el griterío alimentado por la discordia ahoga las palabras del director del centro. Esto está escalando más deprisa de lo que podía haber imaginado. Ya oigo propuestas en voz alta sobre encerrar a todo el personal y liberar a los pacientes, dándome a entender que había aquellos quienes no tenían permitido caminar libremente por el sanatorio. Observo al director, derribado por una de las estampidas dispuestas a poner todo patas arriba. Waika se le acerca, ajena al alboroto de su alrededor.
-Waika: Quiero hablar con mi madre.
-Director: No-no puede. Ella… la enfermedad llegó hasta un punto en el que…- es como si todo muro que cubriera la verdad se deshiciera ante ella-. Su hermana nos pidió específicamente que no le llegara ninguna información de su planeta. Fue ella quien le mandó aquí. No quiere que vuelva nunca más.
-Waika: … Quiere quedárselo todo. Sin mamá y yo lejos…- toma una pausa dramática-. Voy a matar a esa puta- esto lo dice sin cambiar el tono de voz a uno más siniestro, sino como si siguiera siendo lo que estoy viendo de ella ahora, apenas una bebé. Me recuerda a ese vídeo en el que una niña pequeña dice querer ser “doctora puta” cuando crezca, lo que me hace gracia tras el momento de shock-. ¡Este sitio es mío! ¡Y con todos los que están aquí volveré a casa y mataremos a mi hermana!
-Yo: … ¿Qué coj-?
-¡Eh, no te quedes ahí y ayúdame a dar el mensaje de Waika y a liberar a los demás!
Soy cogido por el brazo por alguien que me lleva hacia donde quiere. Veo que se trata de esa salamanquesa gigante y bípeda que ya había visto en más de una ocasión en la cafetería. Antes de terminar de pensar que la situación me supera nuevamente y que lo mejor que puedo hacer es retirarme, llegamos frente a la primera habitación, en la que le daremos a quien sea que se aloje ahí la noticia de que hay un nuevo “jefe”.
M'sheireus Huua Daime'é
Cantidad de envíos : 2957 Fecha de inscripción : 09/06/2009 Edad : 30 Localización : Estudiando, hijo. Estudiando encerrado en mi cuarto.
Tema: Re: Dimensions Dom Mayo 19 2019, 04:26
El comisario conduce durante un rato, tiempo que aprovecho para reposar. Finalmente el rastro de su hijo se detiene cerca de una de esas edificaciones sin sentido que tanto abundan por aquí: la estación de Guadaira del metro de Sevilla, sin usar desde que abrió. Vemos como precisamente el chaval se baja de un coche y se adentra en la estación. Ahora que lo veo, diría que tiene aproximadamente mi edad, pero es bastante más alto y corpulento.
-Yo:¿Es él? -Hernán no dice nada, pero sus nudillos están blancos de la fuerza con la que aprieta el volante.- Recuerde por lo que estamos aquí.
-Hernán: ¡Ya lo sé, joder!
Bajamos del coche. Esta vez voy sin ayuda alguna, lo que retrasa el ritmo.
-Yo:...Haré lo que pueda por salvarle.
Se gira y me mira, colérico.
-Hernán:¿Cómo que "lo que puedas"?
-Yo:Eeehhh...Bueno...No soy precisamente un...experto. -Sus fosas nasales se hinchan.- ¡P-pero he tratado antes con espíritus!Una vez. Ayer. Pero con su ayuda podré hacerlo.
El policía acelera el paso, dejándome atrás al poco. Empieza a llamar a gritos a su hijo. Acelero la marcha, lo que me permite echar un ojo al interior. Todo está a oscuras menos por el haz de luz que proyecta mi acompañante. La estación tiene un aire siniestro, con el olor rancio de un edificio al que nadie se acerca ni por una emergencia. El ambiente vibra con una presencia similar a la que encontré en el caserón abandonado, pero mayor. Bastante mayor. Los leves pasos que escuchamos hace que el pulso se me acelere aún más. Sigo a Hernán hasta una puerta por la cual se filtra luz.
-Hernán:¡Tomás!¡Tomás, sal!¡Tenemos que hablar!
Nos adentramos más en la habitación. Hay diversos planos y facturas en las paredes, así como fotografías de los lugares que han sido atacados. Mi acompañante parece aturdido durante un instante. Me acerco y le pongo una mano en el hombro.
-Yo:Lo siento de veras. -Olfateo el aire. No solo está su hijo cerca, sino ese olor tan fuerte a ajo.- Está aquí. Y no está solo.
-Hernán:¡TOMÁS, POR FAVOR, SAL!¡TENEMOS QUE SOLUCIONAR ESTO!
De una de las puertas laterales sale el chaval. El aura que emana de él me pone los pelos de punta.
-Hernán:Hijo, por favor...No hagas esto más difícil de lo que ya es para mi.
El chico da un paso adelante, pero algo no va bien.
-Yo:¡CUIDADO!
Placo con todas mis fuerzas al policía, lo que se traduce en nada y en el humano poseído poniéndose sobre nosotros de un salto. El policía consigue sujetarle, aunque a duras penas.
-Hernán:¡TOMÁS, BASTA!¡SOY T-Tu...!
La cara del hijo del policía comienza a deformarse en un rostro sin ojos, cuyas cuencas se tapizan de un gris verdoso a la vez que su boca se abre sobremanera. Genero un pulso de aire que nos da espacio suficiente para escabullirnos.
-Hernán:¡Vas a hacerle daño!
-Yo:¡Él va a matarnos! -Vuelve a cargar hacia nosotros, pero creo un portal que nos hace ganar unos segundos muy valiosos al alejarlo unos cuantos metros de donde estamos.- NECESITO que lo distraiga. No tiene otra si quiere que los tres salgamos de aquí por nuestro propio pie. -El casi ex humano corre hacia nosotros.- Un par de minutos. No necesito más.
Vacila durante un momento, pero acaba por correr hacia el chico y placarle. No tardan forcejear, pero yo ya no estoy prestándoles atención.
-Yo:Veamos, veamos...Espíritu grande, yo cansado y...Hm...Con poca memoria. Bien, Maximirusu, bien. -Empiezo a dibujar algunos símbolos en el suelo.- La maestra me mata como me vea usar esto en vez de tirar sólo de mi energía.
Alzo la vista. A estas alturas el chico ataca a ciegas a su padre, ahora con un arañazo bastante feo en el lado derecho de la cara. Me pongo en pie y, a una distancia prudencial, genero unos hilos de energía que se pegan al cuerpo del poseído y, desde ahí, a los símbolos del suelo. Abro levemente las piernas y pongo los brazos en posición de ataque, con la palma derecha mirando hacia arriba y la otra hacia el interior del brazo derecho.
-Yo:¡¡SUJÉTELO FUERTE!!
El chico se queda paralizado durante un instante, lo que permite que el policía lo agarre.
-Yo:¡TOMÁS, ESCUCHA LA VOZ DE TU PADRE! -Noto como se me suben los colores, pero el miedo de la situación me puede más. Respiro hondo y comienzo a mover los brazos en círculos, como si estuviera moviendo un disco entre las manos, alternando levemente el peso del cuerpo entre los dos pies con cada movimiento. Noto como la energía comienza a fluir.- ¡HÁBLALE, JODER!
El policía comienza a soltarle cosas que a mi ni me van ni me vienen, pero tienen el efecto que deseaba: distraerme de la mano que comienza a salir del poseído. Una de las cuerdas se ata a la muñeca. Y espero que dure el agarre, porque todavía queda mucho que sacar.
-Espíritu de discordia:¡NOSOTROS COME!¡NOSOTROS CAZA PARA HIJOS! -Todo el brazo está fuera, y la cara no tarda en aparecer. Más cuerdas se le unen mientras forcejea.- ¡NOSOTROS SIEMPRE VUELVE!¡NOSOTROS DISCORDIA ETERNA!
Me gustaría responderle con alguna chulería, pero la verdad es que estoy empezando a tener demasiada fatiga como para que sea seguro abrir la boca sin que salga un caño de vómito y, con ello, que deje de mover las manos. Pero él lo nota, y consigue romper parte de las cuerdas. Todavía con el control de uno de los brazos y las piernas del humano, consigue zafarse de la presa y corre hacia mi. Durante unos instantes creo que es mi fin,pero entonces Hernán dispara, atravesando el hombro de su hijo. La criatura hace un gesto de dolor. Sigo moviendo los brazos, realizando ese círculo sempiterno. El espíritu termina de salir. Jorobado, con una cara similar a la transformada en el hijo del policía pero con dientes afilados, sin piernas y con poderosos brazos acabados en garras, el espíritu de discordia carga contra mi. Doy un salto para esquivarlo, lo cual hace que se choque contra la barrera de la vía que hay a mi espalda y que yo vea las estrellas al tocar el suelo por culpa de mi dichoso tobillo. Hernán tiene a su hijo sobre las rodillas, ahora en el suelo. Aunque no tuviera que preocuparse por él, estoy solo.
Se lanza de nuevo a por mi, derribándome. Esta vez no me lo podré quitar de encima tan fácilmente, y estoy empezando a asfixiarme. Lanzo un fogonazo que le quema una de las garras. Atraigo uno de los cristales de la ahora rota barrera y se lo clavo en un costado. El monstruo grita mientras me aplasta cada vez más. Noto como las costillas me crujen, a punto ya de romperse. Chasqueo los dedos, lo que hace que más cuerdas salgan de los símbolos del suelo y lo aparten de mi. Me pongo de rodillas, tosiendo e intentando recobrar el aliento.
-Yo:¿S-Sabes...?¿Sabes que le dije a tus hijos que no te haría daño? -El espíritu amplía su sonrisa.- No va a haber suerte. *coff, coff*.
Aprieto las manos, y las cuerdas se tensan. El espíritu empieza a gemir.
-Yo: ¡FUERA DE MI PUTO PLANETA!
Las cuerdas se cubren en espinas mientras tiran de él, haciéndole desaparecer a los pocos segundos. Me acerco a Hernán. El pecho de su hijo se mueve tranquilamente.
-Yo:Misión...cumplida. -Me apoyo en el policía para levantarme y me acerco a la pared donde estaban los documentos. Una de las fotografías me llama la atención. Al examinarla, el corazón me da un vuelco.- L-Llame a donde sea que tenga que llamar. Tiene que enviar agentes al metro.
Antes de que diga nada, genero un portal que me acerca a la estación más cercana del metro, apareciendo cerca de la entrada. La gente me mira sorprendida. Nada más entrar, me acerco a una máquina expendedora y compro una Coca-Cola y algo de picar, sin importarme demasiado si puedo o no comerlo. Necesito el subidón de energía. Pico y entro en el andén. Sólo humanos y un par de seres que, como yo, no lo son. El tren no tarda en llegar, así como mis nervios. Dejo que todo el mundo entre antes de subir yo, quedándome cerca de la puerta. Empezamos a movernos. Pasamos una estación. Otra más. Finalmente llegamos a Puerta Jerez.
-Yo:¡¡QUE NADIE SALGA!!
Cuando las puertas se abren, una llamarada pasa por delante. La gente empieza a gritar. La cabeza va a explotarme, pero salgo del vagón para encararme con Cerilla.
-Yo:Ahora vas a pagar por todo lo que has hecho, monstruo.
Suelta una serie de sonidos inarticulados como respuesta para luego volver a lanzar un fogonazo. La alarma antiincendios suena. El fuego me alcanza una de las colas, pero sigo adelante, ahora con el equilibrio alterado. Cuando está a punto de lanzar de nuevo una llamarada, creo un portal bajo sus pies que le hace caer desde el aire. Es entonces cuando corro a por él y, antes de que pueda levantarse, me siento sobre su estómago, impidiendo que se mueva. Le quito el casco. La cara que veo debajo es, por desgracia, muy conocida para mi. Fundo sus guantes al suelo.
-Yo:Ahora no eres tan chulo, ¿eh, maltrataviejos? -Le propino un puñetazo.- Vamos, habla. HABLA.
Un puñetazo. Otro. Otro más. Noto como las lágrimas recorren mis mejillas mientras sigo dándole golpes. Alguien me aparta, pero sigo forcejeando mientras intento volver a por él. Viendo que no puedo soltarme, bajo la cabeza, aún lloroso, mientras se llevan a Cerilla. La policía está acordonando el andén, ahora parcialmente quemado y con varias personas con quemaduras de tercer y cuarto grado en la estación. Los médicos no tardan en llegar, viniendo incluso el daime'é que me atendió con anterioridad, volviendo una vez más al hospital para que traten mi quemadura.
Xalcer Adepto
Cantidad de envíos : 86 Fecha de inscripción : 03/12/2014 Edad : 29 Localización : Con mi melocotonero
Tema: Re: Dimensions Dom Mayo 19 2019, 17:07
Gruñí al sentir que alguien me zarandeaba de uno de los cuernos y me llamaba por mi nombre. Alcé la cabeza de entre el cómodo cojín que eran mis brazos, parpadeando varias veces somnoliento ante la intensa luz artificial de la sala.
- Ero: Griffith te ha dejado para el arrastre, ¿eh? - comentó sentándose frente a mí con una bandeja de comida.
- Yo: Perdón. - me disculpé tratando de espabilarme, mis marcas de sangre comenzando a tomar color de la vergüenza de haberme quedado dormido en el comedor de aquella manera.
- Geinn: ¿No has dormido bien esta noche? - preguntó sentándose también junto a su compañero, portando una bandeja bastante más grande que la suya.
- Yo: No recuerdo haber tenido una noche buena en semanas.
Carraspeé con suavidad, incapaz de ocultar un mueca de dolor al hacerlo. Los analgésicos habían empezando a dejar de hacerme efecto y volvía a sentir la garganta inflamada y dolorida, con un ligero sabor a sangre cada vez que tragaba.
- Yo: Airo, ¿cuánto rato llevo K.O.?
- Airo: Una hora, ocho minutos y cincuenta segundos desde que cerró los ojos.
Miré el resto de la sala. El comedor estaba vacío, muy diferente a como cuando llegué. Un pequeño grupo de alienígenas que charlaba en una de las mesas cercanas y otra pareja de guardas eran todo el público que había.
- Yo: Airo, ¿por un casual has visto si ha llegado Griffith? Es extraño que no me haya despertado al verme.
- Ero: Ah, no. - tragó antes de continuar. - Griffith está comiendo en el restaurante, con los del equipo de exploración.
Puede que fuera porque estaba aún un poco adormilado, pero tardé unos segundos en procesar lo que acababa de decir.
- Yo: ¿El equipo de...? ¿Cuándo han llegado?
- Geinn: Recibimos el aviso de que se aproximaban hace una hora. Te pillaría mientras dormías.
- Ero: De hecho, veníamos de supervisar el aterrizaje y la descarga de la nave. Y menos mal, ya me estaba empezando a doler el estómago. - comentó ensartando un trozo de carne y llevándoselo a la boca.
El equipo de exploración. Había oído hablar un poco sobre ellos. Se tiraban meses fuera, explorando la inmensidad del espacio en busca de nuevos planetas, muestras que estudiar o incluso alguna que otra civilización que pudiera unirse al plantel de Órbita. Para el resto de la tripulación su regreso podía resultarles algo indiferente, pero no para Griffith. Aún recordaba el animado meneo de su cola cuando Seerel le dio la noticia.
- Yo: Debe de haberles echado mucho de menos.
- Ero: Ni te lo imaginas. No habíamos ni llegado nosotros aún al hangar y ya estaba ella allí esperándoles.
- Geinn: Siempre ha sido así, desde que no era más que una polluela aún con su plumón. Cada vez que volvían de uno de sus viajes les esperaba en brazos de su madre, ansiosa de oír las nuevas historias sobre sus excursiones.
Una ligera sonrisa se dibujó en mi hocico, la idea de una pequeña Griffith resultándome extrañamente mona. Una duda surgió en mi mente, devolviéndome a la realidad.
- Yo: Geinn, ¿cuánto tiempo llevas trabajando aquí?
- Geinn: No me amargues la comida, chico. - me advirtió mirándome de reojo antes de darle un bocado a una carne de un suave color azulado.
Un gruñido sordo proveniente de mi estómago me indicó que ya empezaba a ser hora de que comiera algo yo también. Podía pedirle a Irala que sus drones me prepararan algo, pero viendo que la cocina estaba vacía, podía hacerlo yo mismo con tranquilidad. Encendiendo la consola, miré la lista de alimentos aptos que había disponibles para su uso. Había ciento y la madre de carnes, verduras y frutas que podía probar, así como una incontable cantidad de recetas, y aunque Airo me confirmara que con mi "condición" no había problema en comerlos, una parte de mi prefería quedarse con la vieja confiable, la comida humana. Marcando lo que iba a necesitar, los ingredientes no tardaron a aparecer en la repisa de al lado.
- Ero: Qué bien huele eso. - le oí decir al entrar en la cocina. - ¿Qué es?
- Yo: Una tortilla. Bueno, un intento de ella más bien. - corregí viendo su amorfo aspecto.
- Ero: Pues huele de maravilla. - Abrió una de las neveras y cogió una botella con un fluido rosado de su interior. - Por lo que he oído, la cocina terrícola se está volviendo famosa.
- Yo: ¿En serio? - le miré sorprendido.
- Ero: Los del restaurante dicen que es bastante buena. - Suspiró abriendo al botella y dándole un trago. - Si no te hubieras dejado encontrar con tanta rapidez a lo mejor nos hubieran dado un día de permiso para poder bajar a probarla.
- Yo: Es el destino. Aún sin conocerte, ya sentía la imperiosa necesidad de fastidiarte un día libre.
- Ero: ¿Qué habré hecho yo pobre de mí para merecer la ira de tan temible dragón? Pues más te vale ir ahorrando, porque vas a invitarme la próxima vez que pasemos por la Tierra. - anunció dirigiéndose a la puerta con una sonrisa. - Ah, y yo que tu no le quitaría ojo a la comida.
Era algo que había aprendido por las malas durante mis primeros días en la estación. Me volví, encontrándome con la misma escena de cada día: una decena de orchilios posados en las repisas superiores, acechando la comida desde las alturas con sus diminutos y hambrientos ojos.
- Yo: Ni se os ocurra. - gruñí mostrándoles los colmillos.
Algunos aletearon manteniendo las distancias, pero poco más. De cuerpo rechoncho y escamado, cortas alas y patas, a primera vista podían parecer adorables, hasta que les veías comer, momento que reemplazaron a la ballena en mis pesadillas. Siendo sus voraces mandíbulas un tercio entero de su cuerpo, los orchiliios hacían honor a su título como limpiadores en la estación. No había nada que no se tragaran sin miramientos, ya fuera orgánico o no. Vivían en una colonia perdida en las profundidades de la estación, revoloteando a todos lados a través de los conductos del techo. Aunque no llegaban al nivel de considerárseles sapientes como el resto de especies, eran lo bastante inteligentes como para comprender que no era buena idea causarle problemas a la tripulación.
Regresé al comedor, habiendo terminado de prepararme algo de comer a pesar de la constante molestia de los orchilios. El resto de comensales ya se había marchado, y por su aspecto Ero y Geinn no iban a tardar mucho en hacer lo mismo. Geinn estaba terminándose una fruta ovalada de un color rosado suave con su centro hueco, mientras que el gehense apuraba su plato.
- Ero: Nah, no creo. Se está mucho más a gusto aquí. -les oí charlar mientras tomaba asiento donde antes. - Oye, Xalcer. Si te lo ofrecieran, ¿te unirías al equipo de exploración?
- Yo: ¿E-eh? - balbuceé recogiendo la cola sobre el regazo como estaba ya acostumbrado. - Hmm, ¿no lo sé? Aún me estoy acostumbrando a vivir aquí en la estación, la verdad. No quiero ni imaginarme cómo sería ahí fuera. ¿Por qué lo preguntas?
- Ero: Simple curiosidad. - Se encogió de hombros, vaciando lo que quedaba de la botella en un trago. - Tiene pinta de que Kertha va a retirarse.
- Geinn: Solo lo estaban comentando entre ellos, no es nada oficial. - respondió antes de darle otro bocado a la fruta, arrancando parte de ella con un sonoro crujido.
- Ero: Ese viejo lobo espacial ya le pesan los años y no está para esos trotes. Cualquier otra persona se habría jubilado hace décadas.
- Geinn: Kertha tiene casi toda una vida de experiencia explorando el espacio a sus espaldas, más que cualquiera en toda la estación. - le dijo mirándole como un padre que regañara a su hijo. - El equipo no habría llegado a lo que es ahora sin no fuera por el trabajo y el esfuerzo de ese "viejo lobo".
- Ero: Perdón, perdón. - se disculpó sin dejarse intimidar demasiado por su compañero. - Bueno, si de verdad se retira, Los de arriba van a tener que buscar sangre nueva. Quién sabe, a lo mejor hasta intentan ficharte.
- Yo: Espero que no. - respondí con risa nerviosa.
- Ero: Es cierto, siempre que vas de excursión viene bien tener un mechero a mano.
- Yo: Oh, ja, ja, ja.
Última edición por Xalcer el Vie Mayo 24 2019, 11:04, editado 1 vez
M'sheireus Huua Daime'é
Cantidad de envíos : 2957 Fecha de inscripción : 09/06/2009 Edad : 30 Localización : Estudiando, hijo. Estudiando encerrado en mi cuarto.
Tema: Re: Dimensions Miér Mayo 22 2019, 17:38
Le han echado un ojo a mis costillas. Las problemáticas han aguantado esta vez. El daime'é que me atendió la otra vez está curando las quemaduras de la cola, asegurándome que el pelaje volverá a crecer antes de que me de cuenta. Menos mal que, aunque tosco, habla pollux.
-Médico:¿Es primera visita a Tierra?
-Yo:No. No, ya he estado antes, pero...Ahora está diferente. Mientras más vengo, más extraña me parece, ¿sabe?
-Médico:Bueno. Pallex es muy diferente a esto. Aquí tampoco tienen Kehafka.
Aparto la mira y asiento. Me miro las manos, ahora vendadas tras abrirme los nudillos a golpes. Trago para intentar suavizar el nudo en mi garganta, pero parece que no hay suerte. El médico no tarda mucho en irse, dejándome sólo en la habitación mientras procesan mi alta. Al mirar por la ventana me recibe la fría noche invernal, con las luces del decorado navideño de fondo. Hace unos meses estaría cenando en casa, descansando de los exámenes y preparándome para la Navidad. Y aquí estoy, cubierto de pelo de pies a orejas, con más pinta de zorro que otra cosa, sólo en la habitación de un hospital mientras pienso lo surrealista que es que esté en la Tierra y que alguien de mi antigua familia sea todavía más criminal de lo que ya antes era. Y a su manera se siente...¿normal? No lo sé. Quizás no exactamente normal, pero no totalmente extraño. Pero quiero volver a casa. A Deia. Pero mis pensamientos son interrumpidos cuando el olor del comisario adelanta su llegada. Lidia un poco más con él y estarás en casa.
-Yo:Buenas noches. -Se sorprende al ver como le hablo justo cuando abre.- ¿Cómo está su hijo?
Coje una silla y se sienta. Está a punto de llevarse un cigarrillo a la boca, pero tras echarme un vistazo decide guardarlo.
-Hernán:Sorprendentemente despierto. Y bastante desorientado también. Su madre está con él en la habitación. Dice que lo recuerda todo como una pesadilla. Contactar con el mercado negro, planear los ataques...Hacer que Cerilla trabajase para él. Ha conseguido llevarse a seis por delante antes de capturarle, el muy hijo de puta.
Miro al suelo mientras me froto los dañados nudillos.
-Hernán: Has ayudado a detener a un criminal. Salvado a mi hijo. Y joder, he visto como aparecía en la calle de repente. Creo que me creeré lo que me digas a estas alturas. -Le miro de reojo.- No habrán insultos, ni malas miradas ni violencia.
-Yo:La verdad es que hasta ahora han habido demasiados. -Sorbo con la nariz.- Cuando era...Bueno, cuando estaba oculto aquí...Mi familia no era precisamente...funcional, digamos. Tiene mis antiguos datos. Seguro que desde ahí puede tirar para ver información de la familia en la que estaba. Verá como uno de los tíos de Antonio estuvo en la cárcel. También verá como uno de sus primos recibió varias denuncias. Su...Mi...
Carraspeo y tomo un sorbo de agua. Miro de nuevo por la ventana.
-Yo:Cerilla es esa persona. Ha maltratado durante años a sus tutores legales, sus abuelos, ahora muertos. Le odiaba por ello. Muchísimo. Pero, cada vez que intentábamos quitárselo de encima, ellos se echaban atrás. Cuando lo vi no pude controlarme. Tantísimos años de rencor. De furia. Y sin embargo...Me siento mal.
Enjugo una lágrima y carraspeo.
-Yo:Necesito alejarme de la Tierra un tiempo. Pero eso será ya mañana.
-Hernán:Podemos contactar con tu familia hasta entonces. Tu familia de aquí.
Cojo mi bandolera y saco el comunicador.
-Yo:Cuando recuperé mi cuerpo y mi identidad, Antonio volvió a ser lo que debería haber sido desde hacía muchos años: un muerto. Con él se fueron los recuerdos de todos los que me conocían. Los registros fueron cosa de quien me trajo aquí. -Le paso el dispositivo.- Algún día, esto sonará. Eso significa que alguien me ha recordado. Quizás mis padres. O algún amigo. Hasta entonces, sólo soy un "puto alien". Sin casa en la Tierra.
Me bajo de la camilla.
-Hernán:Lo lamento, chico. Ojalá pudiera hacer algo. -Se mueve un poco en su asiento.- A mi señora le gustaría conocerte.
La noche cada vez está más cerrada, pero confío en que mi pelaje siga protegiéndome. Decido acompañarle hasta una habitación donde hay una señora de aproximadamente la edad del comisario, de rasgos algo toscos y pelo del mismo castaño claro que su hijo. El chaval, de aproximadamente mi edad, está tumbado en la cama. Sus constantes parecen estables.
-Hernán:Paqui, Tomás, este es Miche-...Mash...
-Yo:Maximirusu. Encantado.
La mujer viene corriendo hacia mi y me abraza. Miro a mi alrededor, algo apurado. La mujer acaba soltándome al poco.
-Paqui: No sé como agradecerte lo que has hecho por mi hijo. Estaba tan raro...Tan distante que... -Se lleva las manos a la boca a la vez que ahoga un llanto.- Hernán me ha contado un poco lo que pasaba, pero...
-Yo:Son cosas que no se pueden prever. -Miro al chaval.- ¿Estás bien?
El chaval asiente.
-Paqui:Está un poco pachucho ahora mismo, pero se le pasará. -Le da un beso en la mejilla.- Te debe la vida.
Sonrío tímidamente.
-Yo:No me debe nada. Va a sonar cliché, pero es que realmente sólo estaba de paso. Sólo quería volver a casa después de un viaje algo accidentado, y me pilló esto.
-Paqui: Pues gracias a Dios que fue así. Todo pasa por algo. Y Sevilla se enterará de que también ayudaste. ¿Verdad, Hernán?
-Hernán: P-
-Yo:¡Ah, no, no!Ni me mencionen en esto. Es cosa de usted y su equipo, y en esa historia no cabe un daime'é que estaba de paso.
Le hago una señal al comisario para que me acompañe fuera.
-Yo:Cuide de su familia, Hernán. Yo voy a ir al baño un momento y a ver si encuentro a ese médico. Ah y...perdón si me puse muy brusco con usted. Y recuerde no decir nada de los espíritus. Si la gente entró en pánico cuando vio que hay vida más allá de este planeta, imagine como se pondría la cosa si encima saben que hay espíritus. Y que no todos son buenos ni mucho menos. -Estoy a punto de irme, pero recuerdo algo más.- Migu-...Cerilla usaba acetileno para su fuego. Por eso olía a ajo tanto su equipo y en la estación. Puede que haya pillado al espíritu, pero alguien más está metido en esto seguro. O no. No soy policía, pero leer Batman y ver Mentes Criminales y Gotham hace mucho daño.
Quiero decir algo más, pero no sale más. Hago un amago de darle la mano, pero decido retirarla en el último momento, despidiéndome de él con un gesto de cabeza. Tras ir al baño, busco al médico, el cual me indica que mi informe se ha pasado a la base del sistema sanitario de Pallex, donde me seguirán tratando. Pregunto a uno de los médicos donde encontrar el albergue más cercano, pero parece que no voy a llegar. La policía me espera en la puerta.
-Policía 1:Acompáñanos. Órdenes del comisario.
Echo un vistazo al hospital, sin saber si intentar huir corriendo por los pasillos o crear un portal de nuevo. Pero, ¿sabes qué? Paso. Estoy cansado de huir tanto en tan pocos días. Y en la trena al menos tendré un techo sobre mi cabeza. Subo al vehículo. Como era de esperar, no dicen nada durante el trayecto. Lo que no esperaba es que me dejasen en la lanzadera. El copitolo del vehículo se gira y me pasa un sobre. En el mismo veo un billete a Deia, concretamente a una de las estaciones más cercanas a casa.
-Yo:Esto...
-Policía 2:Es de parte del cuerpo. Nos has ayudado mucho, y sabemos que viajar a otros planetas todavía no es precisamente barato.
Me quedo mirando el billete. No soy un experto en estas cosas, pero diría que es de bastante mejor categoría que el que pude comprar yo para venir aquí.
-Yo:Yo...Gracias.
Antes de darme cuenta estoy volando de vuelta a Bimbpep.
En verdad me llamo Franky El Corruptor
Cantidad de envíos : 676 Fecha de inscripción : 26/04/2011 Edad : 30 Localización : Entre el reino de la luz y el reino de la oscuridad...
Tema: Re: Dimensions Vie Jun 07 2019, 17:04
Gracias a mi nueva tarea de transmitir el mensaje de Waika, empiezo a darme cuenta de lo grande que es realmente el centro médico. Soy acompañado por Balyed y el lagarto bípedo con el que había coincidido en un par de ocasiones anteriores. Su nombre es Guan y su condición o “enfermedad” es el jamás salir mal en una foto. Fascinante. Estamos de camino a otra habitación cuando alguien más nos llama la atención.
-Fono: Franky, Balyed, solicito vuestra presencia- no puedo evitar expresar mi sorpresa al verle de pie nuevamente-. Os ruego que vengáis conmigo.
-Balyed: ¡Fono, estás bien!- señala tras recobrarse de la impresión-.
-Fono: Una afirmación acertada, vuelvo a estar operativo. Agradezco la preocupación- se toma el tiempo de mirarnos a ambos-. De verdad. Pero no se trata de mí esta vez. Reitero mi petición de que me sigáis.
El aspirante a superhéroe y yo miramos a la salamanquesa, la cual parece captar el mensaje.
-Guan: Haced lo que tengáis que hacer rapidito, no me hace ni pizca de gracia abrir yo solo las puertas cerradas.
-Balyed: ¿Por qué no te llevas a Afiyakama?- señala al cuerpo que hay inerte y sentado junto a la pared del pasillo. Estoy casi seguro de que ha pronunciado mal el nombre-.
-Guan: ¡Oh, buena idea!- carga en la espalda a la persona que parece un cadáver, pero que definitivamente no es un cadáver-.
Le agradecemos la comprensión y le seguimos con la mirada mientras se va.
-Yo: ¿Cómo ha llegado hasta…?
-Balyed: No tengo ni idea. ¿Vamos?
Seguimos a la máquina andante, pasando al lado de un montón de puertas de habitaciones.
-Yo: ¿Qué pasó después de que me fuera?- pregunto pensando en la terrorífica escena en la que tenía a un Fono arrastrándose hacia mis pies-.
-Fono: Mi sistema se reinició poco antes de que me recogieran y me revisaran. Arregló la mayor parte de los problemas.
Llegamos frente a un cuarto al que entramos casi inmediatamente. Es una estancia idéntica a la mía, a todas las demás que había visto hasta el momento salvo por detalles que encajaran con las necesidades de la especie. Si había algo así ahí dentro, no me di cuenta, ya que me fijé rápidamente en la Chesky postrada en la cama.
-Fono: Los he traído y, como puedes observar, ambos están en buen estado.
-Chesky: Eso veo- suspira aliviada-. No ha sido la noche más tranquila que hayamos pasado desde hace un tiempo, ¿verdad?- dice como si pretendiera romper el hielo, pero no logra arrancarnos ni una palabra-. ¿Qué ha pasado desde que se me fue la cabeza?
-Balyed: Franky y yo pudimos sacarle información al ordenador principal que queríais ver.
-Chesky: ¿En serio?- pregunta perpleja-. ¡Entonces no fue un fracaso en absoluto! Espera, ¿sacasteis algo de provecho?
-Balyed: La verdad es que mucho- cuenta con entusiasmo-. Todo apunta a que tenías razón sobre este sitio. De ahí cogimos también lo que necesitamos para convencer a Waika de que la estaban utilizando para tenernos encerrados y ahora ha tomado el centro.
-Fono: Por esa razón vinieron antes a decirte que Waika es “quien manda ahora”.
-Chesky: Entiendo, ya me parecía ridículo retener a centenares de individuos con condiciones y poderes extraños en un mismo lugar, a menos que estos deseen de verdad quedarse por voluntad propia. Waika siempre fue la clave. Con esto tenemos dos incógnitas más- toma una pausa para mirarme. Parece notar la poca gracia que me hace estar, en estos momentos, en la misma habitación que ella-. Aunque al final hemos completado el plan con éxito, os debo una disculpa. Las cosas no salieron exactamente como lo pensé.
-Yo: Ah, no pensaste en matarme, ¡eso es bueno!- le suelto con sarcasmo. Quiero dejar en claro mi enfado-. ¿Y lo de arrancarme el brazo? ¿Eso sí lo pensaste?
-Chesky: ¿Arrancarte el…? Franky, no recuerdo nada de lo que pasó cuando-
-Yo: ¡No recuerdas nada!- le interrumpo-. ¿De verdad no recuerdas cuando intentaste matarme a Fono o a mí?
-Fono: ¡Franky, cometes un error!- ahora es el robot quien se pone delante de mí-. Chesky no tuvo la culpa de mi mal funcionamiento. Déjame explicarlo- le miro en silencio, lo que parece darle mi consentimiento para proseguir-. Ajustaba mis receptores auditivos para estar alerta ante cualquier amenaza que se aproximara. Las alarmas se activaron. La diferencia de volumen, tal cantidad de información en tan breve espacio de tiempo fue más allá de lo que pudo soportar mi sistema y colapsé. Pido disculpas si te he hecho malinterpretar la situación.
Intento calmarme. No tengo nada en contra de Fono, pero sigo estando inquieto por el recuerdo de una Chesky loca acechándome.
-Balyed: ¿Estás bien?
-Chesky: No pareces muy convencido. Mira, ya me he disculpado, por lo que sea que te haya hecho. Y sigues ahí, con la rabieta. No es justo, ¿sabes?- me llaman la atención esas palabras-. Por lo que sé de ti, ¿de verdad me vas a decir que no se te ha ido nunca la cabeza?- recuerdo la visión que tuve sobre mí mismo levantándome en mitad de la noche, en el hospital, al poco de regresar a la Tierra. La pelea que hubo, el cómo me redujeron. Pero el terror que más me atenaza es el no haber visto a mi madre en esos recuerdos, quien se había quedado a cuidarme esa misma noche-. ¿Qué me dices de Ckriih? Todavía no he oído noticias sobre si ha despertado. ¿Qué pasó? Se suponía que era todo una farsa para alejar la atención del servidor principal.
-Yo: ¡Me atacó de verdad, quería hacerme daño! ¡Y tú me quitaste la salsa en las comidas! ¡Me pongo agresivo si me hacen eso! ¡Lo sabías y provocaste todo eso!
-Chesky: Sí, si ahí tienes razón. Supongo que calculé mal teniendo en cuenta que tú eres… bueno, ya sabes.
-Yo: ¿Soy qué?
-Chesky: Eh… Violento.
-Yo: ¡No soy violento!
-Chesky: Dudo mucho de que Ringu y Dakala digan lo mismo. Por alguna razón, se me olvida eso cada vez que veo tu cara, lo siento. No sé cómo eras en tu planeta, pero está claro que tienes un problema.
Me quedo callado. No sé qué responder, quizá por mis grandes ganas de irme inmediatamente de ese cuarto. Fono aparta la vista de mí y la dirige a Chesky.
-Fono: ¿Cuál es nuestro siguiente objetivo?
La chica de la piel morada y ojos rojos se toma unos segundos para pensarlo.
-Chesky: Tenemos que registrar este lugar en busca de transportes. Imagino que tendremos toda la información que necesitamos en los servidores principales, incluyendo nuestra localización actual. También tenemos que pensar una forma de… de… Waika...- algo le está ocurriendo. Su lengua se niega a pronunciar esas palabras. Su mente se niega a procesarlas-.
-Fono: Tenemos que alejarnos de Waika- continúa el robot-.
A juzgar por las expresiones de Chesky y de Balyed, a quien incluso se le cae la mandíbula, puedo saber lo desagradable que se les hace esa proposición. También me pasa lo mismo.
-Balyed: ¿No vamos a ayudar a Waika en su lucha contra su hermana?- pregunta tras comprobar que vuelve a tener la boca en orden-.
-Fono: Ese conflicto no es nuestro. Sólo queréis ayudarla por su influencia.
-Yo: Una niña tan pequeña...
-Chesky: Dejadme descansar un poco y me pondré en marcha. Vosotros- nos mira al chico desmontable y a mí- seguidle el juego a Waika, pero manteneos vigilantes. Fono, quiero que te quedes conmigo cuando me ponga a trabajar, mantente listo para cualquier eventualidad como lo de la alarma- toma una pausa-. Y déjame inconsciente en el mismo momento en el que veas que cedo ante el Síndrome de Buddush.
-Fono: Yo… No puedo garantizar que ejecute esa orden con éxito cuando llegue el momento.
-Chesky: No es una orden. Es un favor. Apreciaría que nos mantuvieras a salvo de… bueno, de mí.
La conversación termina con una despedida y fuera de la habitación, a excepción de Chesky, por supuesto.
-Balyed: En fin, ¿volvemos con Juan?
-Fono: Antes de que continuéis con vuestra tarea, ¿puedo haceros una petición?
-Yo: ¿Cuál?
-Fono: Se trata de Eshill. Quiero comprobar su estado, pero no quiere que me acerque.
-Balyed: ¿Y eso por qué?
El robot toma una pausa antes de responder.
-Fono: Le recuerdo a los drones que intentaron capturarla. Me tiene miedo.
-Yo: Oh… No es just- me interrumpo a mí mismo al recordar la misma frase viniendo de la catastrófica-.
-Balyed: Vamos a echarle un vistazo. Seguro que no es para tanto.
Siguiendo nuevamente a Fono, llegamos al cuarto designado a la niña de piel azul y cuerno rosa. La mirada de Balyed me indica que sea yo quien llame a la puerta, cosa que hago.
-Yo: ¿Eshill? ¿Estás ahí dentro?- no oigo ninguna respuesta-. Sólo queremos saber si estás bien.
Pasan unos segundos de silencio. Estoy por preguntarle a Fono si realmente está ella adentro, pero me detiene una voz procedente del otro lado de la puerta.
-Eshill: No vamos a salir.
-Yo: ¿Por qué?
-Eshill: … Tenemos miedo.
-Yo: ¿De qué?
-Balyed: ¡Sí, ya estamos a salvo! Este sitio es nuestro y nadie nos hará daño.
-Eshill: Tenemos… tenemos miedo de todos vosotros… monstruos… alienígenas- esto me toma por sorpresa. Ahora me suena estúpido, pero nunca esperé que un alienígena llamara a otro “alienígena” de forma despectiva-. No vamos a salir. No queremos que ninguno entre. Nabel os hará daño si lo hacéis. ¡Fuera de aquí!
Impotentes ante la negativa, nos retiramos de la puerta. Miro con tristeza a Fono, a quien siento que he fallado, además de a Eshill.
-Yo: Volvamos con Guan- digo mirando a Balyed, quien también luce un rostro desanimado-.
Ambos dejamos atrás a Fono, que permanece inmóvil. Al poco rato, nos encontramos con la salamanquesa bípeda que mide unos centímetros más que yo. Parece alterada por algún motivo.
-Guan: ¡Al fin os encuentro! ¡Vamos, seguidme! ¡Me he topado con una de esas puertas cerradas! He dejado de guardia a Afiyamla- se adelanta-.
-Yo: Estoy seguro de que ha dicho mal el nombre- le susurro al ex-circense, quien luego asiente-.
Acompañamos al reptil hasta donde quiere. Allí vemos a la mujer de los tatuajes tribales, tan inerte como siempre.
-Guan: Mirad- intenta abrir la puerta con la fuerza, pero no logra nada-. ¿Veis? Ésta es una de esas puertas cerradas desde afuera con código. ¿Quién se lo sabe?
Ya sabemos de estas habitaciones. Los médicos nos contaron que tenían a algunos pacientes encerrados debido a su comportamiento errático en sociedad, que eran peligrosos. Pero claro, la orden de Waika de liberar a todos los pacientes incluye a estos. Y queremos complacerla en todo lo posible.
-Yo: Si son todos con el mismo...- había memorizado el código para abrir este tipo de cuartos, sonsacado del personal gracias a los fanáticos de la niña pequeña. Fue más tarde cuando caí en lo extraño que era para mí aprenderme una secuencia así. El código no está formado por números terrestres que conozco, sino por símbolos alienígenas. Quizá Chesky tuviera razón en algo; no soy el mismo. No lo pienso sólo por el brazo nuevo-.
La puerta se abre y Balyed es el primero en echar un vistazo, seguido de Guan y luego yo. El interior está cubierto por un musgo verde en casi su totalidad. Como si nos hubiera oído llegar, una figura se levanta de lo que me parece que es la cama, cubierta también de musgo. Este particular ser, de forma humanoide, está compuesto de más de ese musgo, fajos de tejido y… ¿máscaras de pájaro? Sea lo que sea, gira la cabeza hacia nuestra dirección.
-Veo que al fin queréis mi cura.
*música que acompañe el cliffhanger*
M'sheireus Huua Daime'é
Cantidad de envíos : 2957 Fecha de inscripción : 09/06/2009 Edad : 30 Localización : Estudiando, hijo. Estudiando encerrado en mi cuarto.
Tema: Re: Dimensions Mar Jun 11 2019, 18:59
-Yo: Que. Puto. Frío.
Nada más bajar de la nave, y aun con la climatizada estación, se nota el brusco cambio de temperatura. En uno de los teleprompters de la estación veo que fuera de la misma hacen -20ºC, lo que ya per se hace que me eche a temblar. Estoy a punto de llamar a casa, pero tras tantísimas horas de viaje creo que un paseo me vendrá bien. Cojo mi ropa de abrigo, compro un aperitivo y salgo al frío día que hace fuera. Lo primero que me encuentro hace que el corazón me dé un vuelco.
-Yo:Nieve...
Bajo la luz del mediodía, el paisaje tiene un aspecto digno de postal, con decenas de personas paseando por la calle en un 24 de Guiviem. No obstante, no hay ni un adorno navideño a la vista. Me agacho y palpo la sustancia blanquecina.
-Yo:Déjate de tonterías y muévete ya, M'sheireus.
Siento un cosquilleo en mi interior mientras más me acerco a la ciudad. Mis músculos se relajan mientras Pana, la estrella de Deia, calienta mi cuerpo en este gélido día. Ya estoy cerca del centro de la ciudad, y los adornos aparecen. Pero no son de Navidad. Hay siluetas de personas, criaturas y espíritus que desconozco y Kehafkas. El aire vibra. La gente parece extrañamente feliz lo cual, a decir verdad, me inquieta un poco. No tardo mucho en llegar a casa, pero parece que no hay nadie en casa. Subo a mi dormitorio, ahora a oscuras, como si todavía siguiera oculto en la Tierra. Por suerte, estoy aquí, y no en un sitio donde van a mirarme mal sólo por no ser humano. Cuando ya empiezo a quedarme dormido, la puerta de la calle se abre.
-Mamá:...¿M'sheireus? -Suben pasos por las escaleras, los cuales preceden a la puerta que se abre para anunciar su llegada.- ¿M'sheireus?¿Estás despierto?
Me incorporo. No pasa demasiado hasta que me envuelve en un abrazo del que me cuesta soltarme. Tras darme un beso, se sienta a mi lado y comienza a preguntarme todo lo ocurrido. Omito todos los detalles que puedo, pero hay cosas que es imposible evadir, como el motivo por el que mi cola y puños están ahora así.
-Yo:Pero he aprendido algo importante, y es que viajar sólo es demasiado peligroso para mi ahora mismo. -Miro al suelo.- También que estar tanto tiempo lejos de casa quema. Hablaré con la maestra e intentaré quedarme aquí en lugar de en la base.
Me da un achuchón. Por la calle suenan las voces de los viandantes al entonar alegres melodías.
-Yo:¿Y papá?
-Mamá:Trabajando. Con La Noche Más Larga la gente no para de llegar a la tienda. Todos quieren estar listos para mañana, claro, y tu padre quiere este año sea perfecta.
-Yo:¿La Noche Más Larga?
-Mamá:¿No recuerdas La Noche Más Larga? Es una fiesta que hacemos en honor a los Kehafka y los espíritus, para agradecer su protección y que vean lo felices que somos con nuestras familias. Incluso hay veces que alguno de ellos se deja ver volando o surcando los mares. -Pone una mano sobre mi rodilla.- Este año va a ser especial, hijo. La Noche Más Larga siempre ha sido una época triste para nosotros. Ni queríamos celebrarla siquiera. Escuchábamos a las familias cantando en la calle, mientras los niños iban con su ropa ceremonial a recibir la protección de un Kehafka, mientras no sabíamos como estarías, ni si algún día podríamos...
Ahoga un llanto.
-Mamá:¡Pero estás aquí!Mañana podemos hacer gysahl con gekha, salsa de tana...
Le doy un abrazo. Apoya la cabeza en mi hombro y rompe a llorar largo y tendido. No tardo en hacer lo propio. No de pena esta vez, sino de alivio.
-Yo:Ya decía yo que la gente estaba muy contenta.
-Mamá:Es la primera vez en años que van a poder celebrarla con una criminalidad tan baja.
Nos quedamos allí sentados un rato, sin nada que decir. Sólo disfrutando del momento de calma. Pasado un rato, bajamos a comer algo, tras lo cual salimos de casa a comprar lo necesario para la fiesta que se acerca.
-Yo:¿Se hace algo en especial en La Noche Más Larga?
-Mamá:Ese es el nombre de la fiesta, pero se celebra desde mañana hasta dentro de siete días. Cuando tu eras pequeño, decorábamos la casa, íbamos al bosque tras preparar la cena, cantábamos canciones de La Noche y jugábamos a muchos juegos. Es costumbre visitar a los mayores de la familia y llevarles aty'pai, una bebida amarga y tibia. Ellos preparan yta'kop, un postre muy dulce, para que se lo coman los niños. Después se comparte la cena y cada uno da gracias por algo que le haya pasado durante el año. Después de cenar se sale al patio, donde se observa la noche mientras todos se ponen al día, se hacen juegos. Los niños bailan el Quai'talo, mientras que los ancianos cuentan historias de personajes históricos.
Acabamos de salir de una tienda en la que compramos ropa de abrigo para mi, que con la caída de la tarde estamos alcanzando los -30ºC.
-Mamá:El resto de días se hace mucha vida de calle durante las pocas horas de sol que tenemos. Por la noche es normal tomar algo en casa con los amigos, celebrar fiestas o simplemente descansar, que es una semana festiva. El último día es en el que despedimos el año, y es esa verdaderamente La Noche Más Larga. Repetimos lo que haremos mañana por la noche, pero en casa. Cuando termina, salimos a la entrada del bosque, donde encendemos una hoguera y entonamos un cántico a los Kehafka. Cuando el bosque responde, volvemos a casa.
-Yo:¿Cuando el bosque responde?
-Mamá:Ya lo verás.
En verdad me llamo Franky El Corruptor
Cantidad de envíos : 676 Fecha de inscripción : 26/04/2011 Edad : 30 Localización : Entre el reino de la luz y el reino de la oscuridad...
Tema: Re: Dimensions Vie Jun 14 2019, 13:58
Esperamos fuera hasta que la puerta vuelve a ser abierta, esta vez por el mismo individuo que encontramos dentro. Le dejamos tiempo para ponerse “presentable”, como nos quiso decir. Lleva ropajes oscuros propios de los médicos de la plaga medieval. Una máscara, que se asemeja a la cabeza de un ave, cubre su rostro y lleva un sombrero encima. Creo que me he saltado un latido al recordar a cierto personaje sobre el que leí en Internet…
-Buenas días- saluda el extraño-. O tardes. O noches. Tenéis que disculparme, pues ha pasado mucho desde que perdí la noción del tiempo.
-Guan: No eres el único.
-Balyed: ¿Cómo te llamas?
-¿Yo? Mis nuevos y respetados amigos, permitidme presentarme como EL doctor, LA cura que el mundo necesita.
-Yo: Ya nos referimos como “doctor” a otro personaje hace poco, así que…
-Pero yo soy el doctor, yo soy la cura...- toma una pausa-. De acuerdo, de ahora en adelante, dirigiros a mí con el nombre de “Baker”. DOCTOR Baker. Ahora dadme un palo de médico y llevadme ante mis pacientes- intenta tocarme el hombro, pero me aparto instintivamente. El autoproclamado “Dr. Baker” no dice nada hasta un par de segundos después-. Mmh, puede que no sea necesaria vuestra ayuda. Yo mismo encontraré a los pacientes.
Se marcha dejándonos atrás. El chico desmontable, el lagarto y yo nos miramos confusos.
Han pasado un par de días desde entonces. Creo. Es difícil decirlo sin un reloj a mano o sin poder ver al menos el cielo. Espero con impaciencia el momento en el que pueda volver a hacerlo. Me dirijo hacia donde Chesky trabaja ahora. Quiero saber cuándo nos iremos de este manicomio. Por cada paciente que liberamos que jamás debió salir de su cuarto, según los médicos, este lugar se va convirtiendo más en... en eso, un manicomio.
Para mi sorpresa, consigo orientarme bien por esos pasillos tan similares a los de un hospital, con un toque “futurista”, por decirlo de alguna manera. Por eso mismo sé que voy a pasar en frente del cuarto de Eshill. En cuanto lo hago, me llevo la sorpresa de encontrarme con Balyed. Pillo al chico colocando una bandeja de comida en frente de la puerta y recogiendo otra ya vacía. Me ve en el momento que se levanta para marcharse. Él tampoco esperaba encontrarme por aquí.
-Balyed: Hola- tampoco parece que le alarme mi presencia-.
-Yo: Hola- me tomo mi tiempo para mirar ambas bandejas desde donde estoy-. ¿Le has estado trayendo comida a Eshill?
-Balyed: Sí. Me preocupaba que pasara hambre por el miedo a salir. Esta es la única manera que se me ha ocurrido de ayudarla. Ojalá pudiera hacer más por ella.
Estoy por decirle que me parece muy bien lo que hace, aplaudir sus esfuerzos, pero otros pensamientos se interponen. Un par de días atrás estuve pensando sobre cómo ayudar a Eshill para que no se asustara de nosotros, pero no di con ninguna solución. Con ninguna en poco tiempo. Y, eventualmente, dejé de pensar en ello. Me permití distraerme con otras actividades tras rendirme inconscientemente. Ya me ha pasado antes. Lo que me lleva a cuestionar si realmente me importa la gente que me rodea. Bravo. En vez de alegrarme por la iniciativa de Balyed, me siento mal por lo inútil e insensible que me hace quedar. Siempre ha ido sobre mí, ¿verdad?
Una luz en el interior de mi mano artificial se enciende, dejando escapar el brillo entre los pequeños huecos que tiene. No solamente esto me asusta, sino también lo hace el movimiento errático de mis dedos mecánicos. Afortunadamente, se detiene casi al instante siguiente.
-Balyed: ¿Qué ha sido eso?
-Yo: ¡No-no lo sé!- nos quedamos en silencio mientras examino mi extremidad-. Parece que ya ha pasado.
-Balyed: ¿No deberías pedirle a Chesky que le eche un ojo?- le miro sorprendido para luego sonreír-. ¿Qué?- mira extrañado por un momento, pero luego se da cuenta del chiste involuntario y se ríe conmigo-. Ah, “echar un ojo”- se inclina hacia delante y da un pequeño golpe en la cabeza por detrás con una mano para dejar caer sobre la bandeja, que sujeta con la otra, uno de los ojos, que se le cae así. Continuamos riéndonos por unos segundos más, ignorando lo inquietante de la escena-. Ay, vale, hay algunos chistes del circo que echaba de menos.
-Yo: Je, sí… Me voy yendo ya.
-Balyed: Bien, ya nos veremos.
Tras colocarse de nuevo el ojo, nos marchamos cada uno por nuestro lado. Tardo poco en llegar a lo que parece una mezcla entre taller y laboratorio. La catastrófica, con quien hago acopio de ganas de ir a ver gracias a la retrospectiva que me dio la otra vez, está poniendo toda su atención en una caja rectangular de medio metro de largo y 25 cm de alto en una mesa. Es de color negra con llamativos detalles dorados. Otra cosa que me llama la atención es otra mesa donde hay colocados dispositivos y armas de diseño "casero", lo que me dice que Chesky ha estado ocupada últimamente y se teme lo peor. Fono está también ahí, quieto, sin hacer un sólo ruido, vigilando a su amiga. El robot sin rostro dirige su vista hacia mí en el momento que me acerco a ellos a tan sólo un metro de distancia.
-Fono: Saludos, Franky.
-Chesky: Hola- saluda sin apartar la mirada de la caja-.
-Yo: ¿Todo bien por aquí?
-Fono: No ha habido ningún problema significativo desde el apoderamiento de Waika.
-Chesky: Bueno, sigue el asunto de estar encerrados en una estación espacial- creo que esto no se ha mencionado hasta ahora- preñado de individuos con capacidades anormales que podrían estallar en cualquier momento, a años luz de cualquier planeta civilizado. Ah, y donde resulta también que todo el personal, incluyendo a los enfermeros y doctores, son realmente pacientes que se creen gente con la formación adecuada para dirigir este centro.
-Yo: Espera… ¿QUÉ?- esto me suena a importante revelación que podría haber hecho de plot twist (giro argumental, Max) días atrás. Supongo que esto me pasa por no estar allí cuando trastearon con los servidores principales hace poco-.
-Chesky: En fin, no es que cambie mucho nuestra situación.
-Yo: Eh, bueno, eh…- balbuceo mientras formulo en mi cabeza la siguiente pregunta-. ¿No dijiste que ibas a buscar transportes aquí dentro?
-Chesky: Lo he hecho.
-Yo: ¿Y? ¿Cuántos…?
-Chesky: Ninguno.
-Yo: Oh… No, no, eso no puede ser…
-Chesky: No dramatices, ¿te crees que estaría aquí tan tranquila si no tuviera ya un plan?
-Yo: Ah… ¿Y cuál es?
-Fono: Está programado que llegue una nave de suministros cada 15 ciclos momonganos. El plan sería tomar la nave y usarla para trasladarnos al planeta más cercano donde se haya desarrollado el viaje espacial.
-Yo: Mh… Suena bien, ¿pero cuánto son 15 “ciclos momonganos”? En tiempo terrestre, digo.
-Fono: No tengo referencias al sistema horario de tu planeta.
-Chesky: Pero puedes tomártelo con calma, será más pronto que tarde.
-Yo: Oh, bien- trato de que me convenza esa respuesta-.
La máquina sintiente mira ahora a la chica cornuda (no porque la estén engañando, que a saber, sino porque tiene cuernos de verdad).
-Fono: Chesky, es hora de tomarse un descanso.
-Chesky: … - suspira desganada-. Vale, vayamos a por un refrigerio.
Los tres salimos del taller/laboratorio y nos dirigimos a la cafetería, no sin antes que la paciente del síndrome de Buddush cierre el cuarto con un código. En el repentino silencio que hay por el camino, veo la oportunidad de preguntar.
-Yo: ¿Qué es esa caja que estabas mirando?
-Chesky: Estaba en una de las habitaciones selladas por un código. Al no poder abrirla, me pudo la curiosidad y empecé a investigarla.
-Yo: ¿Y no has podido abrirla todavía?
-Chesky: No, ya he intentado varias cosas, pero ninguna ha funcionado. Aunque descubrí un detalle importante en los archivos del servidor principal; Ayifahkamla llegó con esa caja.
-Yo: Ah, la muert- me interrumpo a mí mismo antes de terminar la frase, aunque sea demasiado tarde-.
-Chesky: Oye, está feo llamarle eso a alguien, aunque sea muy callada.
-Yo: Claro, perdón...- me da la impresión de que lo ha dicho en serio-.
-Chesky: En fin, luego iré a ver si me puede ayudar.
Cuando nos falta poco para llegar al comedor, se presentan delante de nosotros los jóvenes neutrinos Ringu y Dakala. Los dos “elfos” de estrafalarios peinados tienen caras de pocos amigos. Es la cara que les acostumbro a ver cuando no miran con indiferencia o sonríen cuando están cerca de la niña pequeña dueña actual del centro médico.
-Ringu: ¡Vosotros, tenemos que hablar! Hemos oído algo que no nos gusta para nada.
-Dakala: ¡Exacto, sabemos que estáis planeando abandonar a Waika, cuando más nos necesita!
No sé los otros dos, pero yo he sentido un escalofrío. ¿Fono podrá sentir algo parecido a un escalofrío?
-Ringu: ¿Qué tenéis que decir en vuestra defensa?
-Chesky: ¿Quién dice que pensamos hacer eso?
-Dakala: ¡Eso no importa, lo que importa es que no vamos a dejaros herir al ser más puro y dulce del universo!
-Chesky: Pues podéis estar tranquilos. Sea lo que sea que hayáis oído, es mentira. Todos amamos a Waika y la ayudaremos a vencer a su hermana allá donde quiera llevarnos- no sé si miente, suena muy convincente. Parte de mí desea que esté diciendo la verdad-.
-Ringu: Más os vale recordar vuestro lugar, perdedores.
Una cosa de la que sí estoy convencido es que estos dos me caerían mal aunque no hubiéramos peleado ninguna vez. Con este pensamiento en mente, vuelve a pillarme desprevenido la luz parpadeante de mi mano mecánica al mismo tiempo que parece tomar vida propia.
-Ringu: ¡Eh! ¿Qué es eso?
-Dakala: ¡Seguro que traman algo!
Ambos se ponen a la defensiva mientras que mis acompañantes me miran preocupados. Yo, por supuesto, no sé qué hacer.
-Fono: ¿Qué le ocurre a tu extremidad, Franky?
-Chesky: ¡Definitivamente tienes que dejarme mirarlo!
-Ringu: ¡Basta de juegos! ¡Vamos a alejaros de Waika para siempre!
Justo cuando parece que van a abalanzarse sobre nosotros, una diminuta criatura cruza el espacio que nos separa la catastrófica, el robot y yo de los neutrinos adolescentes. Se trata de, a juzgar por su aspecto, una rata. El pequeño roedor se detiene ante nuestras miradas fijas. Sus ojitos negros nos observan, no sé si con miedo o curiosidad. Finalmente, abre la boca.
-Rata: ¡Todos corremos un grave peligro! ¡Tenemos que marcharnos!
Una vez dicho esto, el roedor continúa con su camino, dejándonos con muchas dudas. Casualmente, mi mano derecha había dejado de actuar de manera extraña. La escena anterior parece haber enfriado los ánimos de los neutrinos, convirtiendo lo que iba a ser una nueva pelea en una advertencia/amenaza, para luego evitarnos en la cafetería.
La siguiente vez que me levante de la cama de mi cuarto asignado, me enteraría de que Dakala ha desaparecido.
M'sheireus Huua Daime'é
Cantidad de envíos : 2957 Fecha de inscripción : 09/06/2009 Edad : 30 Localización : Estudiando, hijo. Estudiando encerrado en mi cuarto.
Tema: Re: Dimensions Lun Jun 17 2019, 16:05
-Papá:¡M'sheireus, abre la puerta!
La Noche Más Larga ha llegado, y al ser el primer año que lo celebro desde hace 21, lo celebraremos en casa. Parece que ya empieza, pues el timbre de la puerta anuncia la llegada de la familia. Nada más abrir la puerta me encuentro con una pareja con tres críos, los cuales varían entre los 3 y los 15 años. El mayor de ellos ni saluda, con la vista clavada en un móvil de Órbita, y entra en la casa.
-Hombre:¡Iphan!¡IPHAN, VEN AQUÍ Y SALUDA!
El chico hace un gesto con la cabeza y tira al salón. Me giro al matrimonio. Los mocosos se me quedan mirando, la más pequeña estando todavía agarrada a la mano de la madre.
-Yo:Esto...Podéi -El mediano de los niños, de pelaje similar al mío y ojos verdosos, se adelanta.- ...¿Hola?
-Niño:¿Tu eres el primo M'sheireus?
-Yo:Eso me han dicho. -Me pongo a su altura.- ¿Quién eres tu?
-Raou:Soy Raou. Papá y mamá me han dicho que me porte bien, o los espíritus de discordia se llevarán a Vanna, pero yo no le tengo miedo a los espíritus de discordia. Además, si Vanna se va me podré comer también su comida.
-Yo:Bueno, Raou. No creo que a papá y mamá les guste que se lleven a tu hermana. Y a Vanna tampoco, ¿verdad? -La cría se pone tras su madre.- Llévatela adentro. En el salón hay juguetes que nunca has visto, seguro. ¿Qué te parece si te llevas a tu hermana y jugáis un ratito hasta la cena?
El crío pone las orejas en punta al oír eso. No tarda en coger a su hermana de la mano y tirar de ella hasta la promesa de diversión. Me pongo en pie. El matrimonio parece algo apurado. A decir verdad, yo también estoy algo cortado.
-Yo:Soy M'sheireus. Eh...Perdonad, pero no...
-Hombre:¿Nos recuerdas?Tranquilo, chico. Es normal. Te fuiste de aquí cuando todavía eras muy pequeño. -Se frota los ojos.- Yo soy Ohue, el hermano pequeño de tu padre. Ella es Tenna, mi esposa.
No sé exactamente que hacer. Finalmente, acabo por dejarles pasar, tras lo cual el hombre me da un abrazo digno de un oso. Los invitados siguen llegando. Primos, tíos, abuelos...Algunos de los primeros son bastante mayores que yo. Otros son bebés todavía. El timbre no para de sonar durante un buen rato. Algunos de los recién llegados parecen afables. Otros, algo estirados. Una en particular, de pelaje descuidado y cuerpo escuálido, me dirige una mirada ceñuda al entrar. Finalmente, el timbre parece calmarse, momento en el que vuelvo al salón. Es entonces cuando me doy cuenta realmente de cuantísimos somos. 19 adultos. 13 niños. Hicimos bien en poner todas las mesas de casa y comprar alguna silla más. Entre todos ayudamos a poner la mesa. Los olores inundan mi olfato, trayendo con ellos recuerdos ocultos en mi memoria. Enjugo las lágrimas antes de sentarme a la mesa. Mi padre se pone en pie, copa en mano.
-Papá:Gracias a todos por venir esta noche a celebrar La Noche Más Larga con nosotros. Como sabéis, este año es muy especial. Nuestro hijo, M'sheireus, ha vuelto a casa después de más de 20 años si poder verle...Sin poder darle un beso ni apoyarle mientras crecía. Han sido un par de meses muy difíciles para él. No sabía nada de su propia casa. Ha tenido que descubrir que es un daime'é de la noche a la mañana. Y se ha visto envuelto en asuntos que, por desgracia, le ha tocado vivir. Pero aquí está, sentado entre sus padres, a punto de vivir La Noche Más Larga con su familia. -Acaricia mi cabeza- Por ello doy gracias a los Kehafka y a Blake, quien ha velado por él todo este tiempo, por tenerlo hoy aquí.
Alza la copa y le da un sorbito, haciendo todos los demás lo propio. Todos se van levantando y agradeciendo algo que le haya pasado a lo largo del año.
-Mamá:M'sheireus... -Giro la cabeza hacia ella, absorto en mis pensamientos y algo mareado por los consecutivos brindis.- Te toca, hijo.
Me pongo en pie y miro a todos los allí presentes. Rostros desconocidos para mi pero que, en mi fuero interno, sé que son de mi sangre. Personas con quienes me habría criado.
-Yo:Bueno, eh...Tee-...Mi padre lo dijo antes. Han sido unos meses muy difíciles para mi. Un año más bien. Órbita llegó a la Tierra, a los pocos meses descubro que no soy humano, me ataca un camello al volver a casa...Y más cosas que no importan ahora mismo. Esto es un poco embarazoso para mi, ¿sabéis? Sólo tuve una reunión familiar en la Tierra. No éramos muchos, y recuerdo que la cosa no acabó muy bien. Ahora estoy muy lejos de allí, y mentiría si digo que no echo en falta lo que se quedó atrás. Los padres que me criaron, mis amigos, vivir por encima de los veinte bajo cero...Pero también es verdad que, viéndoos a todos, algo se ha despertado en mi. Y me está ayudando a sobrellevar esto mejor. -Alzo la copa, ya casi vacía.- Doy gracias a los Kehafka por estar hoy aquí, con una familia que me quiere.
La copa termina de vaciarse, y la cena empieza. Hay todo tipo de comidas, y hasta los niños se están portando bien mientras las bandejas con snork circulan por la mesa. Durante un buen rato consigo olvidarme de todos los problemas de la Tierra, los espíritus de discordia y la Hermandad del Orden. La comida termina por acabarse, y los niños empiezan a comer el yta'kop. Nos abrigamos y salimos al patio, donde todo está cubierto de nieve. El cielo refleja un mar de oscuridad insondable, preñado de centenares de estrellas. Encendemos unas luces muy tenues. Los niños empiezan a ponerse en formación mientras los demás sacamos todo lo necesario para pasar el rato allí. Cuando está todo listo, los niños comienzan a bailar al son de una música que no tardo en tararear. Una vez los niños terminan los niños, todos se ponen a conversar, momento que aprovecho para entrar y despejarme un poco en la cocina.
-Mamá:¿M'sheireus?¿Estás bien, hijo?
-Yo:Sí...Sólo necesito un poco de aire. Mucha gente de repente, ¿sabes? -Se acerca a mi y me rodea con los brazos.- Tranquila. Sólo necesito un momentito. Ahora salgo.
Me pasa una mano por el pelo y sale de la cocina. No pasa mucho hasta que hago lo propio, pero decido que es mejor sentarme algo alejado de la multitud. No obstante, uno de mis aparentes primos con lo que creo que es su novia, Raou y Vanna se me acercan.
-Raou:¡¿Dónde has encontrado esos juguetes, primo?!
-Vanna:¡¡YO QUIERO TAMBIÉN!!
La pareja se sienta a mi lado y sonríe.
-Chico:Parece que tienes un pequeño público, ¿eh?
-Yo:Eso parece. -Cojo a la más pequeña y la siento en mi regazo.- Esos son juguetes de cuando yo era pequeño.
-Raou:¿Antes habían esos juguetes?¡Son muy raros!¡El que es un astronauta está muy guay!
-Vanna:¡Yo quiero al del sombrero!
-Raou:¿Qué es una "serupenne"?
-Yo:Una serpiente. Es un animal de la Tierra. Son juguetes de la Tierra, de cuando era un niño humano. Buzz y Woody se llaman.
-Raou:¡Yo he visto a un humano!Son muy raros. ¡No tienen ni colas!
-Vanna:¡Son calvos!
-Raou:¡Ni morro!¡Tienen orejas de panak!
-Vanna:¡Tienen un color raro!
-Raou:¡Sí!¡Y SE ACUESTAN ANTES DE CENAR!
-Yo:Bueno, son... -Lo que estoy a punto de decir hace que me detenga durante un par de segundos. La palabra sale de mi boca pesada y viscosa como la melaza- ...son alienígenas. Pero yo era parecido a ellos.
Sabía que surgiría la ocasión, así que saco mi antiguo DNI del bolsillo del pantalón.
-Raou:¡Uaaaaaaaaaaaaah!¡Que feo!
-Chico:¡RAOU!
Suelto una risilla y lo guardo.
-Yo:Pues durante mucho tiempo fui un calvo, sin colas, morro, orejas de panak con color raro. -Los chicos se ríen.- Parece que ha pasado una eternidad de eso...
Miro al cielo. Por mucho que mi vista sea mejor ahora, la Tierra está demasiado lejos como para que sea siquiera un punto en el firmamento. La niña me pone una de sus manitas en las marcas de caos.
-Vanna:¿Por qué se mueve tu pelaje?
-Yo:Eso no es pelaje, esto...Vanna.
-Chico:Entonces es verdad lo que decía mi madre. Eres un mago.
-Chica:¡No me habías dicho que tenías un primo mago, Teeruoh!
-Yo:No soy un...Ugh. No. No hago magia. Soy un caomante. Altero mi entorno con el poder de mi alma. Y, siendo sincero, lo de "caomante" me parece una chorrada de nombre.
-Raou:¡Haz magia!
Al decir la palabra mágica, una buena cantidad de los niños allí presentes se acercan.
-Yo:Yo no... -Todos los pares de ojitos están clavados en mi.- Buf...Vale. Veamos...
Miro a mi alrededor, pero sólo hay nieve. Nieve y mesas llenas de aperitivos. Dejo a la niña en el suelo y, con un gesto de la mano hago que parte de la nieve empiece a rodar sola para formar un muñeco de nieve, el cual decoro con algunos aperitivos. La exclamación ahogada de los niños me hace sonreír. El maleducado adolescente que se coló antes en mi casa se acerca.
-Iphan:Estaba comiendo de ese plato, so listo.
Algo venido arriba, creo un pequeño portal hasta la cocina, donde cojo un paquete de ottapos.
-Yo:Hay de sobra, hombre.
Una de sus orejas hace un movimiento nervioso, tras lo cual me quita el paquete de ottapos de las manos y se va. Los niños insisten en que haga más "trucos", pero no me fío. Ya me he arriesgado bastante haciendo estas dos tonterías, y no me haría gracia que la Hermandad llamara a la puerta de casa ahora. Decepcionados, los niños están a punto de irse a jugar.
-Yo:Pero os puedo hablar de una fiesta de la Tierra. Una que se celebra esta misma noche. -Los niños vuelven a sentarse.- Hoy, 24 de Diciembre en la Tierra, se celebra la Nochebuena, la cual marca el inicio de la Navidad. En la época navideña, se decoran las calles para la ocasión con luces y luces de colores. Las casas se adornan también, pero con serpentinas, un belén y/o árbol de Navidad, bajo el cual los niños encuentran regalos la mañana del d-
-M'sheireus(primito):¡¿REGALOS?!
-Yo:Regalos, sí. En mi país es costumbre que se les den el 6 de Enero, que es el 6 de Que'hur aquí. Tanto en Nochebuena como en Nochevieja, la noche que da final al año, las familias se reúnen para cenar. Algunas para comer los días siguientes a eso. En mi casa no era...lo normal, digamos, hacer eso. También en algunas se reúnen para comer el día siguiente. En la tele ponen películas típicas de la época. Algunas ya las han traído aquí, vaya.
-M'sheireus:Pero...¿Y los regalos?
-Raou:¡Yo quiero regalos!
-Teeruoh:Vamos, vamos. Que ya tenéis los de Uanan y El Día Más Largo.
-Tanna:¡MAMÁAAAAAAAA! -La niña sale corriendo.- ¡YO QUIERO NVIDIAD!
El resto de niños no tarda en seguirla. Me rasco la cabeza.
-Yo:Creo que he metido a los padres en un apuro.
-Teeruoh:Nah, no te preocupes. Tendrán un berrinche, pero de aquí a un rato se les habrá pasado. Por cierto, soy Teeruoh. Ella es mi novia, Benissa.
-Benissa: ¡Hola!Teeruoh no me dijo que tenía un primo tan mono.
-Yo:Eh...¿Gracias?
-Teeruoh:Tu madre es la hermana pequeña de mi madre. Recuerdo cuando te fuiste, M'sheireus. Yo tenía siete años, así que cosas así con esas edades perduran en la memoria.
-Yo:Ya, imagino que sí. A su manera yo también recordaba algo, pero ya sabes. La situación era diferente.
-Teeruoh:Sí. Imagino que sí.
Nos quedamos en silencio. Teeruoh nos ofrece una copa.
-Teeruoh:Así que...caos.
-Yo:Sí.
-Benissa:En mi país no hemos escuchado eso antes.
-Teeruoh:Benissa es de Taranya. Pero aquí tampoco hemos oído hablar de eso.
-Yo:Pues es por lo que me tuvieron que ocultar. Digamos que es una...anomalía. Pero algo que no le hace daño a nadie a fin de cuentas. Pero siempre hay alguien que quiere que todo sea perfecto hasta niveles obsesivos. Y son muchos. Demasiados. -Tomo un sorbo.- Ya he tenido algunos problemas con ellos. La Hermandad del Orden.
-Teeruoh:¿Ellos te quemaron la cola?
-Yo:No. No, eso fue...No. A decir verdad, no sólo he tenido encontronazos con ellos. Incluso con el dichoso problema de las drogas.
-Teeruoh:...¿Fuiste tu quien lo resolvió?
-Yo:No, fue Blake Zennusen, la misma persona que me llevó a la Tierra. Ha sido quien ha estado vigilando durante todos estos años para que que ese grupo no me encuentre. Yo sólo le comenté el problema.
Saca un cigarrillo, al cual le da una buena calada.
-Teeruoh:Pues a la tía Ku'naish no le ha hecho gracia. -Señala con la cabeza a la mujer escuálida.- Pero le vendrá bien.
-Yo:A él también le vino bien. No te confundas, él no tenía problemas de esos. Pero estoy viendo que muchos de los míos están demasiado lejos de los problemas más inmediatos de la sociedad. Es lo que hace el tiempo, supongo.
-Teeruoh:¿El tiempo?
-Yo:¿Ves a Vanna? -La niña está llorando ahora porque su hermano le ha quitado un poco de yta'kop.- Cuando sus tataranietos hayan muerto, yo todavía estaré aquí. Es parte de ser caomante.
Froto mis marcas y doy otro sorbo a la bebida.
-Yo:El poder para, con el tiempo, hacer lo que quiera. Ir donde quiera. Pero ver como tus seres queridos mueren a tu alrededor mientras tu sigues ahí, imperecedero. Sólo esperando a que la Hermandad del Orden o cualquier entidad cósmica te mate. Por algo que tu ni siquiera has pedido. -Suspiro.- Echo de menos mi antigua y rutinaria vida.
Benissa parece haberse perdido a mitad de la conversación, tras tanto pollux seguido.
-Yo:Pero es lo que me ha tocado. Y es por eso por lo que no quiero quedarme demasiado tiempo. Que le pase algo a...a esto. -Recorro con la mano todo lo que nos rodea.- A todos ellos...No. No podría cargar con eso en mi conciencia.
Me pongo en pie y me estiro.
-Yo:Pero basta ya de tanta tristeza. Quiero disfrutar de esta semanita de relax.
En verdad me llamo Franky El Corruptor
Cantidad de envíos : 676 Fecha de inscripción : 26/04/2011 Edad : 30 Localización : Entre el reino de la luz y el reino de la oscuridad...
Tema: Re: Dimensions Lun Jul 01 2019, 03:35
Me estoy dirigiendo hacia una de las mesas del comedor con bandeja en mano. Oígo cuchicheos a mi alrededor y siento miradas clavadas en mi espalda. Dejo de prestarle atención cuando veo a Ringu aproximarse. No me dedica su mejor cara precisamente, como siempre. Se detiene delante de mí.
-Ringu: ¡Sé que habéis sido vosotros!- me tira la bandeja de un rápido manotazo. Consigo esquivar los espaguetis, pero el refresco de naranja sin gas me mancha la parte de arriba del pijama-. ¿Dónde está Dakala?
Antes de que levante su mano para atacarme de nuevo, Chesky llega a tiempo para detener su brazo. Fono también llega, para contemplar la pelea. La neutrina forcejea y trata de golpear con el puño que le queda libre, pero la catastrófica lo contiene con la otra mano. Una vez esto, la chica de las orejas de aleta ejecuta una llave que tumba a la agresora y aplasta a ésta usando su cuerpo.
-Chesky: ¡Nosotros no tenemos nada que ver con Dakala!
-Ringu: ¡Mentira! ¡Desapareció al poco de que nos encontráramos con vosotros y os dejáramos las cosas claras! ¡Esto es evidentemente una venganza!
-Chesky: ¡Lo que tendríamos que estar haciendo es buscar a tu amigo, no buscar culpables!
En ese momento, mi mano mecánica vuelve a hacer de las suyas, ofreciendo un pequeño espectáculo de luces como las otras veces.
-Ringu: ¡Ahí está!- avisa estando todavía sometida contra el suelo-. ¿Es la señal de mi muerte? ¿También vas a hacerme desaparecer? ¡Te invito a intentarlo!
-Chesky: ¡Suficiente! Ahora te vas a ir tranquilamente de aquí. Recuerda que puedo tumbarte cuando quiera.
-Ringu: Sólo me has pillado desprevenida- Chesky tuerce uno de los brazos de su prisionera, haciendo que grite de dolor-. ¡Está bien, está bien! ¡Me voy en paz!- se levanta adolorida en cuanto la otra le suelta, no perdiendo la vista de la catastrófica en el proceso-. No voy a quedarme quieta a que me lleven. Usaré todo el tiempo que me queda para encontrar a Dakala y echaros abajo el plan que os traéis entre manos, ¿me oís?
Con estas palabras que suenan a amenaza, se marcha lentamente del comedor. Una vez ha pasado la conmoción, me vuelvo a dar cuenta de que mi mano derecha ha dejado atrás otra de sus locas fases.
Tal y como dejó caer, esa no sería la última vez que oiríamos hablar de Ringu, pues, horas después, puedo oír comentarios sobre su desaparición por los pasillos de la estación sanitaria. No suficiente con eso, también son remarcables los rumores sobre Chesky, Fono y yo, implicados en estas desapariciones. No pasará mucho más tiempo antes de que alguien trate de tomar la justicia que cree por su mano. ____________________________________________________________________________________________________________________________________________________________
Acompaño a Balyed en su autoimpuesta tarea de llevarle comida a Eshill. El muchacho, como lleva haciendo desde hace varias ocasiones, deja una bandeja de comida frente a la puerta del cuarto de la niña y recoge otra ya vacía, intercambiándola de lugar con la otra. Por desgracia, esta buena acción no dibuja una sonrisa en el antiguo artista de circo. De camino estuvimos hablando sobre lo cada vez más incómodo que me resulta vivir por aquí, con este aire de sospecha que me rodea últimamente.
-Balyed: Creo… creo que…- traga saliva-. Creo que metí la pata.
-Yo: ¿Qué?
-Balyed: Ringu y Dakala… se enteraron de lo de dejar a Waika... por mí.
-Yo: … ¿Por qué?
-Balyed: Pues… Quería… No lo sé muy bien. Puede que quisiera avisarles sobre el control de Waika, pero cada vez que lo pienso… Siempre termino pensando que lo hice para...
Se nota que le cuesta sacarlo. Antes de poder decirle nada, vemos pasar por nuestro lado a aquel que se puso el nombre de “Baker”. “Dr Baker” me corregiría seguramente. Su andar denota alegría y orgullo por alguna razón que desconozco, y zarandea de un lado a otro un palo. Este mismo palo parece estar manchado de un líquido oscuro. El extraño personaje me mira, no deteniendo su marcha.
-Dr Baker: Buenas tardes, buenos señores.
-Balyed: Hola, se te ve contento- no sé si ahora quiere ser educado o intenta evitar el tema de conversación anterior-.
-Dr Baker: Es usted muy agudo, caballero. Estoy contento por estar en este centro médico. Tiene multitud de remedios y artilugios. Y, sobre todo, pacientes que necesitan mi cura.
-Balyed: ¿Usted está curando a los pacientes de aquí?- pregunta con un brillo en los ojos que delata su esperanza-.
-Dr Baker: ¡Por supuesto! Después de todo, soy el doctor y yo tengo la cura. Todo paciente que trato, se recupera y alcanza la paz. No importa quién sea, soy infalible.
-Balyed: ¿Po-podrías curarme a mí también?
La mirada de Baker se clava en el rostro ilusionado de Balyed.
-Dr Baker: Sí. Sí, ahora que lo comentas, veo que sufres de una gran aflicción.
-Balyed: ¡Es verdad, me caigo en pedazos! ¿Ves?
Con una mano, se quita la otra del brazo. Mientras veo esta escena, me doy cuenta de un par más de transeúntes que pasan cerca. Uno de ellos tiene un cuerpo musculoso y tiene la cabeza de un tiburón, mientras que el otro es escuálido, sin ningún pelo visible en la piel y con un rostro que recuerda a un roedor. Una clásica pareja de matones de peli mala de ciencia ficción. Dejando el aspecto de lado, me dan mala espina porque no me quitan el ojo de encima al pasar.
-Dr Baker: De acuerdo. Si es usted tan amable, me gustaría que me acompañara- le tiende la mano a su futuro paciente-.
Balyed se coloca su extremidad en su sitio y alza la mano para alcanzar la del otro. De nuevo me viene ese miedo que sentí cuando Baker me quiso abrazar. Ojalá me equivoque sobre él y no sea realmente quien me recuerda, pero no puedo evitar emparanoiarme, levantar mi brazo derecho y gritar para que se detuvieran. La mano mecánica vuelva a hacer de las suyas otra vez, cosa que alarma a todos los presentes.
-Roedor: ¡Eh, está haciéndolo otra vez!
-Tiburón: ¡Va a hacer desaparecer a otro, a por él!
Mi experiencia me ha enseñado que, cuando veas a alguien correr hacia ti, corre tú también en el mismo sentido, cosa que hago sin prestar atención a que Balyed me siga. Corro, corro y corro hasta que llego por inercia al taller donde prácticamente se habían atrincherado Chesky y Fono. Me estampo contra la puerta, pero no cae ante el impacto. El robot con cabeza cónica la abre desde el interior.
-Fono: Franky, ¿qué ocurre?
-Yo: ¡Deja paso!
Me cuelo por el hueco que deja libre y entro a lo que creo que es zona segura. A los pocos segundos después, Balyed hace lo mismo.
-Chesky: ¿Podéis dejar de hacer ruido? Por aquí hay gente que intenta trabajar, ¿sabéis?- tiene tumbada en una mesa a la mujer… de escasa vida. En sus manos hay una aguja para tatuar, a la que vuelve a darle uso sobre uno de los hombros de a quien está tratando-. Un poco más y…
Su concentración es otra vez interrumpida por la intrusión de “Bebop y Rocksteady”. El cabeza de tiburón levanta a Fono.
-Tiburón: ¡Aparta, chatarra!
-Fono: ¡Esta acción no es necesaria!
No le escucha y le lanza contra una de las estanterías del cuarto, provocando un estropicio que más tarde será difícil de limpiar. A pesar de esto, y de que el cara-roedor ya ha saltado encima de mí, Chesky continúa con su labor casi sin reaccionar a los fuertes ruidos.
-Roedor: ¿Crees que es divertido? ¿Te diviertes metiéndonos este miedo en el cuerpo? ¡Dime!
Alza su mano con garras, preparándose para destrozarme la cara o la garganta. Parte de mí desea salvarse, mientras que la otra espera que pase todo rápidamente y sin dolor. Entonces el tiempo alrededor mi feo atacante se detiene. Su cuerpo levita, así como pasa también con el de su compañero.
-FUERAAAA- ordena un centenar de voces al unísono-.
Veo a Ayifahkamla levantarse con sus propias fuerzas. Sus tatuajes brillan, como lo hacen sus ojos ahora, llenos de vida.
-Ayifahkamla: FUERA DE AQUÍ.
Los dos matones salen volando por la puerta del cuarto y la cierra sin tocarla ni moverse del sitio. La mujer revivida se levanta con un poco de torpeza de la mesa, demostrando que todavía tiene que acostumbrarse a su nuevo estado. Los tatuajes pierden intensidad, pero no su brillo.
-Ayifahkamla: Toma este acto como mi agradecimiento hacia ti por revivirme, catastrófica- dice ahora con una voz individual-.
-Chesky: No...- le cuesta un poco salir de su asombro-. No era lo que esperaba, si te soy sincera. Pensaba que encontraría alguna pista sobre ti o sobre la caja si restauraba la parte del tatuaje que te faltaba.
-Ayifahkamla: Puedes regocijarte por haber descubierto algo mucho mejor- responde con una sonrisa maliciosa-.
-Chesky: Eh… gracias. Ahora que eres mucho más habladora, ¿me puedes decir quién eres?
-Ayifahkamla: Mi nombre ya lo sabéis, al menos aquellos que saben pronunciarlo, pero no sabéis quién soy realmente. Fui reina, una diosa de otro mundo. Yo protegía a mi pueblo y mi pueblo me idolatraba.
-Chesky: ¿Qué cambió eso?- pregunta sin preocuparse de estar presionando donde no debe-.
La autoproclamada diosa hincha su pecho, como intentando tomar un aspecto más digno, y mira a quien le interroga con ojos amenazadores.
-Ayifahkamla: No es de tu incumbencia.
-Chesky: … De acuerdo, podré vivir con eso de momento- no le creo-. ¿Y la caja? ¿Qué hay en ella?
Los ojos de la reina se encienden de nuevo. Levanta su brazo al mismo tiempo que hace levitar a Chesky por el cuello. Casi inmediatamente, Fono intenta detenerla, pero es sometido por esta misma telequinesis.
-Ayifahkamla: SI APRECIÁIS VUESTRAS VIDAS- vuelve a reproducir muchas y distintas voces-, IGNORARÉIS LA EXISTENCIA DE ESA CAJA- pero, súbitamente, el poder que había congelado a estos dos se desvanece. Ayifahkamla se arrodilla y escupe sangre-. Agh… Este cuerpo…
Como si se avergonzara de su lamentable aspecto, huye de nosotros y abandona la habitación. Tanto Balyed como yo nos miramos confundidos, como el que despierta a mitad de una película.
Han desaparecido dos más. Los pacientes saben que estos dos tuvieron contacto conmigo poco antes de no dejar ni rastro. La tensión crece por cada hora que pasa. Pero por suerte, o por desgracia, no soy la causa de que todo estalle.
Yo estaba en mi cuarto, cerrado desde dentro para evitar a cualquiera que me viera con malos ojos. Es entonces cuando, inquieto, abro la puerta para asomarme. Oigo mucho ruido. Gritos, aullidos, pisadas veloces, golpes, insultos. Cierro la puerta asustado. Pasan los minutos. Es extraño. ¿Cómo es que no están golpeando la puerta todavía? Ya deberían haber llegado. Abro otra vez la puerta. Sigo oyendo el jaleo, pero más lejos, hasta que me llega el sonido de alguien corriendo hacia aquí. Apoderado por el miedo, cierro la puerta otra vez. Mientras aguanto la entrada a mi cuarto y siento los golpes detrás de mí, veo en el suelo cuatro dedos cercenados. Esto me inquieta, por supuesto, pero luego miro con más atención. Los dedos no derraman sangre. Un pensamiento pasa por mi cabeza e inmediatamente vuelvo a abrir la puerta. Balyed entra.
-Balyed: ¡Franky, tienes que venir ahora mismo!
-Franky: ¿Qué pasa?
-Balyed: ¡Es la nave de suministros!
Corremos al hangar. Vemos a muchos pacientes peleando entre ellos para tomar la nave con cierta apariencia de camión. Los hay quienes mueven el transporte en busca de libertad. Alguien saca al conductor y le lanza por los aires para luego tomar su asiento. Antes de que pudiera arrancar, la situación se descontrola de tal manera que termina por volcar el vehículo. Cuando las circunstancias no parecen poder ir a peor, Chesky se presenta, armada con su arsenal casero. Primero coge una pequeña bocina y la hace sonar, llamando la atención de los presentes. Luego amenaza con un arma. Para mí, se parece mucho a la remachadora que puedes utilizar en “Bioshock 2”.
-Chesky: ¡PARAD DE ACTUAR COMO LOCOS, IDIOTAS! ¿NO OS DÁIS CUENTA DE QUE ACABÁIS DE ECHAR A PERDER NUESTRA ÚNICA OPORTUNIDAD DE SALIR DE AQUÍ?- señala a la nave ahora dañada. Todos miran desconcertados. Algunos hasta con culpabilidad en sus rostros-. Escuchadme, podemos irnos todos si trabajamos en equipo. Arreglaré la nave y enviaremos a unos pocos para que puedan traer más transportes. Pero para que eso pase, necesito que os portéis bien.
-¿Por qué deberíamos fiarnos de ti?- pregunta alguien entre el público-.
-Chesky: ¿Alguien más tiene una carrera de más de 10 años en mecánica sobre vehículos interplanetarios o tiene un plan mejor?- el silencio es toda la respuesta que necesita-. AH.
-¿Y qué hay de las desapariciones?- pregunta otro impertinente-.
-Chesky: Pues que alguien más haga de detective y averigüe a dónde han ido los desaparecidos o encuentre al culpable, no voy a hacerlo todo yo sola. CON PRUEBAS. No me vale que vayáis acusando sin fundamentos.
-Fono: En realidad- se acerca la máquina a su amiga, a tomar la palabra- puede que tengamos a nuestro culpable.
En poco tiempo, un grupo formado por los más valientes… o los más curiosos, de entre los que nos hallamos Balyed y yo, marchamos en una misma dirección, siguiendo a Fono.
-Balyed: ¿Cómo lo has sabido?
-Fono: Reconozco que ha sido muy escurridizo. Hasta ahora. De hecho, en sus archivos, puedes leer que su mayor especialidad es huir cuando la situación no le conviene.
Llegamos al cuarto al que nos ha guiado. El robot da golpes de aviso a la puerta. Nadie responde. Eso no parece importarle a Fono, pues teclea un código en el panel que hay al lado, con lo que abre el cuarto.
-¡Ah, no estoy en casa!
Miro el interior de la habitación. Casi todo está manchado de fluidos oscuros. Lo hay rojo, rojo sangre. Hay varios cadáveres desfigurados y repartidos por la estancia. Veo al Dr. Baker examinar un cuerpo que está en una mesa colocada en el centro. El extraño ser de la máscara de ave gira su cabeza para observarnos.
-Dr. Baker: ¡Lo he logrado, están todos curados de la pestilencia!
M'sheireus Huua Daime'é
Cantidad de envíos : 2957 Fecha de inscripción : 09/06/2009 Edad : 30 Localización : Estudiando, hijo. Estudiando encerrado en mi cuarto.
Tema: Re: Dimensions Vie Jul 05 2019, 17:24
-Abuelo:Y Pahuerax, junto con Naidihpo, llevó la joya de Takkum hasta el templo de Xarut.
Ha pasado una semana desde la primera celebración. Ha sido una semana que creo que bien merecía. Descanso, descanso y más descanso. He aprovechado para retomar mis visitas al psicólogo y desfogarme. Para aprender aún más mi idioma, de mi cultura y pasear por la ciudad. Me he puesto un poco cerdote a base de probar comidas, y eso es bien. Quisiera poder decir que no he practicado nada mi habilidad para manejar el caos ni entrenado, pero más de una vez me he despertado a mitad de la noche con el pelaje erizado y sudor frío recorriendo mi cuerpo. Algunas veces, fauces del espíritu de discordia líder están demasiado cerca de mi cabeza. Otras, la Hermandad consigue atraparme antes de que consiga alejarme de Miak. A veces, el disparo que me ayudó falla. Las peores son en las que consiguen encontrar a mi familia. A la humana y daime'é. Esas noches no consigo volver a conciliar el sueño.
-Abuelo:Por eso a día de hoy, en noches tan despejadas como esta, podemos ver la constelación de los Viajeros. -Señala un conjunto de estrellas que, en teoría, representa a un insecto y un ser serpentino alrededor de una joya.- Para que no olvidemos nunca el trabajo en equipo.
Sigue narrando historias, pero decido que por hoy he tenido suficientes lecciones de historia. Y, ¿qué diablos? Quiero disfrutar de La Noche Más Larga. Mi primera Nochevieja con mi familia de sangre. La mitad ya tienen un puntillo por culpa del alcohol. Los que están cerca de la hoguera, mis padres entre ellos, me invitan a sentarme para entrar en calor. Mi madre se aferra a mi brazo.
-Mamá:¿Cómo está yendo la noche, hijo?
-Yo:Creo que mejor que la anterior. Ya al menos no hay caras nuevas.
-???:¡Me alegro de que alguien se lo esté pasando bien!
La voz quebrada viene de mi tía drogadicta, Ku'naish. Dando tumbos y con una botella de retum en la mano, viene a nosotros.
-Ku'naish:¡Una noche perfecta!¡PERFECTA!
-Papá:Ku'n-
-Ku'naish:¡¡CÁLLATE, TEERUOH!! -Me señala y entorna los ojos. De repente, todos se quedan en silencio.- Todo es culpa de ese...Ese alienígena con piel de daime'é. Tuvo que venir a jodernos la vida con sus putas naves y sus truquitos de magia.
-Tía:¡Ku'naish, cállate!
-Ku'naish:¡¡PUES MIRA POR DONDE ME PASO SUS TRUCOS!! -Antes de que pueda reaccionar, me lanza la botella, la cual me alcanza en la cabeza y me abre un corte. Mi madre suelta un "¡M'sheireus!".- ¡¿DÓNDE ESTÁ TU MAGIA, NIÑATO?!
Dos de los presentes la cogen y la arrastran dentro de la casa. El ambiente ha quedado tan frío como la nieve que nos rodea.
-Papá:Vamos a llevarte al hospital, M'sheireus.
Asiento y, con ayuda, me levanto. Raou se me acerca. Le acaricio la cabeza.
-Yo:En un rato volvemos. Seguid con la fiesta.
Mis padres me conducen al coche, donde mi madre no deja de vigilar mi estado.
-Yo:Si no hubiera vuelto a Bimbpep, esto no habría pasado.
-Papá:Si no hubieras vuelto, la habría tomado con otro. Es problemática desde hace mucho. Posiblemente ahora esté de camino al calabozo, y no será la primera vez que pase la noche en uno.
-Mamá:Se le acaban oportunidades. Cualquier día de estos los Kehafka se la llevarán.
-Papá:Si es que llega.
-Yo:...Teeruoh me comentó su "problema". Blake y yo fuimos los que empezamos lo de quitar las drogas de las calles. Y parece que está mejor la cosa, pero ha sido eso por lo que me he llevado el botellazo. ¿Y por qué la invitasteis si está así? ¿No debería estar en un centro de rehabilitación o algo?O no sé...En un sitio en el que no sea un puto peligro para los demás.
-Mamá:¡M'sheireus!
-Papá:Puede que en otros sitios sea diferente. Quizás donde has crecido incluso. En Pallex, hijo, la familia es muy importante. Intentamos estar siempre juntos como plépinas, esté como esté la cosa.
No decimos mucho más hasta llegar al hospital, donde me cosen la herida y me mandan algún analgésico. Al volver a casa, Ku'naish no está, pues ha sido detenida y llevada, efectivamente, a pasar la noche a la sombra. Tras tomarme algo para el dolor de cabeza, me siento al fresco de la noche. Raou, que parece haberse encariñado conmigo, se me acerca. Para no variar, el rellenito niño lleva un plato de comida en la mano.
-Raou:Los polis se han llevado a la tita Ku'naish. Decía que era culpa tuya y de los aliens, pero la tita Ku'naish está malita. Papá dice que ese polvo blanco es malo, pero yo me como los pica-pica y no me pasa nada. Creo que es porque no se lo come con la boca. Y está muy delgada. Vanna y yo le intentamos dar de comer una vez, pero se enfadó y papá después tuvo que llamar a los polis. Mamá lloraba, pero nosotros estábamos bien.
El niño este tiene un je ne sais quoi que hace que me parezca hasta algo mono. Le doy un abrazo por el hombro y lo apoyo en mi costado.
-Raou:¿Has aprendido más magia?
-Yo:Estoy intentando aprender a volar. ¿Sabes, Raou? El universo es muy grande.
-Raou:¿Más grande que Pallex?
-Yo:Muuuuuuuuuuuuuuuchochocho más grande.
-Raou:¡Oaaaah!
-Yo:Hay gente muy buena por ahí. Mis padres de la Tierra o mis amigos. Blake también, aunque haya hecho enfadar a la tía Ku'naish. Y muchos, muchos más. Pero hay otros muy malos. Peor que los de los dibujos que ves...Eh...
-Raou:Pirahn el viajero. ¡Nadie es más malo que Uhta!
-Yo:Mucho más malos. Y más fuertes. Por eso tengo que aprender a volar.
-Raou:¿Y puedes volar ya?
-Yo:Bueno...Eh...Puedo quedarme un par de segundos en el aire.
-Raou:¡Pero de todas formas tu eres fuerte!¡Haces magia!
-Yo:Sí...Pero muchos de los malos son más fuertes. Y hacen más magia. Más fuerte, primito. Y muchos de esos malos saben como oler mi magia. Por eso intento no usarla mucho en casa. Es mejor que estén lo más lejos de casa posible.
-Raou:¡Si vienen les daré una patada en el culo!
Le doy un beso en la cabeza.
-Yo:Si vienen, tienes que llevarte a tus padres y hermanos muy, muy lejos.
-Mamá:¡M'sheireus!¡Raou!¡Es la hora!
El niño se pone de pie, me coge de la mano y lleva junto al resto de mi familia. Mi madre me da el mismo báculo que llevé la noche que vi a Rawkarska por primera vez. Salimos de la casa y, como tantos otros, vamos al bosque, donde el ambiente es vibrante. Entre las copas de los árboles se disciernen decenas de pequeños espíritus, los cuales nos miran con ojos divertidos. El báculo comienza a brillar. Miro a mis padres, los cuales me indican que deje el báculo. Algunos de los espíritus bajan de las copas y cogen el bastón, lo que aviva la luz. Mi familia empieza a cantar. Cantan alabando a la familia, agradeciendo que podamos estar todos juntos otro año más. Un instrumento de viento suena. Se une uno de cuerda. Agradecen la salud, poder estar hoy aquí y estar vivos. El báculo cambia el color de su luz varias veces. Los colgantes que nos otorgaron los Kehafka brillan. Todos los pelos del cuerpo se me erizan. Agradecen poder comer, trabajar y poder besar a sus hijos. Mis padres me ponen una mano en cada hombro.
-Yo:Y gracias a la vida por acompañarme un día más
Los instrumentos siguen unos segundos más. De repente, un potente viento se levanta. Del bosque surgen un centenar de voces y sonidos. Algunos amables. Otros, salvajes como bestias. Me pongo en guardia, pero mis padres parecen tranquilos. Para cuando me relajo, el viento para. El báculo deja de brillar, momento en el que los espíritus me lo devuelven, marcando así el final de la celebración.
-Niños:¡¡FELIZ 2577!!
Todos intercambian abrazos, besos y demás gestos de afecto. Cuando terminan, miro al bosque. Algo me llama.
-Mamá:¿M'sheireus?
-Papá:Volvamos a casa, hijo.
Cojo el colgante.
-Yo:...Tengo que entrar en el bosque.
-Papá:Nadie entra antes del día, hijo. Es la tradición.
-Yo:Nadie ha estado tantos años lejos de Deia. -Vuelvo a dirigir la mirada hacia la arboleda.- Algo me llama. No sé si son sólo los Kehafka o es algo del Caos, pero...No sé. Estaré...Estaré en casa en un par de horas.
Antes de que digan nada más, doy la vuelta y me adentro en el bosque.
En verdad me llamo Franky El Corruptor
Cantidad de envíos : 676 Fecha de inscripción : 26/04/2011 Edad : 30 Localización : Entre el reino de la luz y el reino de la oscuridad...
Tema: Re: Dimensions Dom Jul 14 2019, 13:02
Sangre. Sangre. Sangre por toda la habitación. El olor es nauseabundo y no tardo en notar la comida recorrer mi esofago en el sentido contrario que debería. Doblo la espalda y dejo caer de mi boca lo que ahora es papilla con tropezones.
-¡A por él!- oigo cerca de mí-.
Empieza a haber movimiento a mi alrededor. Intento alzar la vista como buenamente puedo. Muchos de los que nos acompañaban se han lanzado en la captura del supuesto doctor.
-Dr. Baker: ¡Mirad, más pestilencia por allí!
Este simple engaño le sirve para hacer que, quienes le persiguen, se distraigan por un momento para ver lo que señala, que es a nada en particular. El médico toma la oportunidad y desaparece del cuarto a través de una puerta secreta, localizada junto a un armario. Uno de nosotros, uno de piel amarilla chillón y con púas en la espalda, intenta seguirle por la misma puerta, pero se choca contra ella y cae al suelo de espaldas. Otro menos precipitado, anaranjado y de labios muy prominentes, examina la puerta, tratando de abrirla, pero no lo consigue. Está bloqueada desde dentro.
-Fono: Tiene que seguir en el centro, todavía podemos capturarle. Sugiero que nos dividamos en equipos y comencemos la búsqueda.
Todos están de acuerdo con ese plan. Los únicos quienes se quedan conmigo son Fono y Balyed. El chico desmontable pone una mano en mi espalda y se agacha para ponerse a mi altura.
-Balyed: ¿Estás bien?
Le miro al tiempo que recupero el aliento, observando que él tampoco tiene buena cara.
-Fono: Habéis visto pocos cadáveres. Eso es bueno.
-Balyed: … ¿Y tú?
-Fono: ... - produce un breve sonido, como si fuera a contestarle, pero se interrumpe así mismo-. ¿Os encontráis mejor?
Logro erguirme. Se me han pasado las ganas de vomitar, pero sigo sintiéndome mal.
-Balyed: Tenemos que encontrar a ese loco.
-Fono: Estoy de acuerdo. Nosotros tres formaremos un equipo. Intentaré escuchar movimientos inusuales para localizarle. ¿Puedes seguir, Franky?
Aparto la mirada de la entrada de la habitación y me concentro en el led amarillo que hay en la cabeza hueca de la máquina.
-Yo: Sí.
Comenzamos a recorrer los pasillos por los que nos guía el robot. Estamos callados un buen rato y soy yo quien rompe el silencio.
-Yo: Fono, ¿no deberías estar con Chesky?
-Fono: Te preocupa el Síndrome de Buddush.
-Yo: Sí- trato de responder sin que se note mi asombro por su perspicacia-.
-Fono: Su estado no se alterará mientras esté centrada en reparar la nave de suministros.
-Yo: ¿Qué diferencia eso de cuando estábamos intentando acceder al ordenador principal?
-Fono: En la otra situación, Chesky estaba pendiente del plan, la ejecución de éste, de los posibles obstáculos que podrían llegarnos, etc. Todos esos pensamientos la llevaron cerca del límite. El detonador lo encontramos al ver la información que contienen los servidores principales. Leyó en ellos sobre proyectos ocultos, secretos aún no revelados en el centro médico. Las especulaciones e hipótesis la llevaron al colapso, aunque ella no recuerda cuáles fueron las causas. Yo sí pude registrarlos- detiene la marcha-. Estoy recogiendo un patrón que coincide en mayor parte con el Dr. Baker, vamos.
Esta vez aceleramos el paso, una vez que tenemos una dirección que seguir. El aspirante a héroe mira nervioso a su alrededor. Ha reconocido la zona por la que pisamos.
-Balyed: ¡No, estamos cerca del cuarto de Eshill!- echa a correr y nos adelanta-.
-Fono: ¡Alto, Balyed! ¡No es recomendable precipitarse!
Fono y yo también corremos para alcanzarle. Para la desgracia de la máquina, su constitución no parece hecha para avanzar a mucha velocidad, y por esto mismo le dejo atrás. Por otro lado, en mi camino me empiezo a topar con dedos, el pie al que iban unidos e incluso un trozo de pierna. Alzo la vista y puedo ver a Balyed saltando a la pata coja. Se tropieza y cae sobre la puerta a la que quería llegar. Tal golpe lleva a separar su cabeza del resto del cuerpo, rodando por el pasillo y perdiendo otras partes, como las orejas y la nariz.
-Balyed: ¿Eshill, estás bien?- pregunta tras terminar de rodar la cabeza-.
-Yo: Otra vez no…
Le ayudo a montarse, como ya me estoy acostumbrando a hacer últimamente. En esto y en la llegada de Fono a donde estamos, la puerta que está frente a nosotros se abre.
-Eshill: ¿Balyed, eres tú?- pregunta la niña de piel azul con el cuerno rosa salido de la frente-.
-Balyed: ¡Eshill! ¿Estás… eh… estáis bien?- había montado su cabeza y colocado ésta sobre sus hombros para cuando pregunta-.
-Eshill: S-sí, estamos bien- nos mira con reservas a Fono y a mí-.
-Balyed: Puedes estar tranquila, son amigos. Franky me ha acompañado a veces a traerte comida.
La saludo con la mano en un intento de que me pierda miedo. En el momento en el que me doy cuenta de que lo estoy haciendo con la mano robotizada, bajo ésta, avergonzado, pensando que esa parte de mí le desagrada. Fono da pasos hacia atrás para alejarse, quizá para hacer sentir segura a la niña.
-Balyed: ¿Por casualidad no habrás visto a alguien sospechoso por aquí?
-Eshill: No, Nabel y yo no hemos salido del cuarto.
Termino de montar al “Sr. Patata” mientras Fono reubica el sonido que produce el doctor asesino con su escapada, a través de las entrañas del sanatorio.
-Fono: Le tengo.
Esta vez avanza sin esperar a nadie. Miro a Balyed, quien asiente para indicar que va a continuar. Pero Eshill le coge por una manga de la ropa. Ambos miramos esos ojos que dicen “no te vayas”. El chico se agacha para ponerse a su altura.
-Balyed: Estaré bien. Quédate aquí, ¿de acuerdo? Y no te pasará nada- le acaricia la cabeza-.
La niña asiente tímidamente. Balyed y yo alcanzamos a Fono, quien se ha parado enfrente de otra puerta.
-Fono: Le he seguido hasta aquí, donde he dejado de oirle. Casi todas las habitaciones están insonorizadas, así que hay muchas probabilidades de que esté dentro de este cuarto.
-Balyed: ¿A qué estamos esperando entonces?
Abrimos la puerta. Vemos al Dr. Baker, alzando un zapato por encima de una cama, que está rodeada de aparatos que registran datos y constantes vitales. Quien descansa en esa cama no es otro que el insectoide Ckriih. Duerme sin percatarse de lo que ocurre a su alrededor.
-Yo: ¿Qué va a hacer?
-Dr. Baker: ¡No me interrumpáis! ¡Este paciente necesita de mis remedios! ¡Soy la cura!
Las constantes vitales indican un cambio drástico. El pulso se ha elevado.
-Balyed: ¡Tenemos que pararle!- se nos adelanta y se dispone a defender a quien no puede defenderse por sí mismo-.
-Yo: ¡Espera, es peligroso!
-Ckriih: ¡Blan-blandito!- todos nos quedamos congelados ante esa palabra-. ¡BLANDITOOO!
El insecto de dos metros se levanta súbitamente, arremetiendo con furia a lo que tiene delante. Y lo que tiene justo delante es el Dr. Baker. El impacto le manda a volar y caer sobre una pequeña mesa, con el que choca y tira al suelo. Acto seguido, Ckriih me mira airado.
-Ckriih: ¡BLANDITO, no me he olvidado de esa hostia!
Me echo hacia atrás, asustado. Cuando el delincuente se abalanza a por mí, Fono se pone delante y utiliza sus amplios brazos para contenerle en un abrazo. Cuando el insecto forcejea para liberarse, la máquina empieza a moverse de una manera que pareciera estar meciendo a un bebé. Mientras hace esto, emite sonidos graves que no logro reconocer.
-Ckriih: ¿Qué estás haciendo? ¿Piensas que con esto me vas a calmar, eh? ¿Que con esto me vas a recordar mi infancia? ¿Me quieres ponder triste? ¿ME QUIERES PONER TRISTE, MAMÁ? ¡MÍRAME, MAMÁ! ¡SÉ QUE SOMOS MUCHOS HERMANOS, PERO MÍRAME POR UN MOMENTO A MÍ, MAMA! ¡MAMAAÁ!
Tras ponerse algo salvaje en ese momento tan extraño, Ckriih se tranquiliza hasta un punto en el que se duerme de nuevo. El robot le deja reposando en la cama. Mientras tanto, Balyed ya estaba encima de Baker.
-Balyed: ¿Por qué lo hiciste? ¿Por qué los mataste? ¿Qué te hicieron?
El enmascarado se va recuperando poco a poco del golpe, todavía tumbado, y responde como puede.
-Dr. Baker: Tenían que… tenían que ser curados. Estaban encerrados, como si estuvieran en cuarentena. Yo sólo hago mi trabajo como doctor. Como la cura.
-Balyed: ¿Encerrados? ¿Encerrados en dónde?
-Dr. Baker: … En celdas.
-Yo: ¿Las celdas? ¿Ahí no tenemos sólo encerrados al personal médico?
-Dr. Baker: Cierto, se hacían llamar “médicos” cuando eran pacientes. Si los vierais, lo entenderíais. Algunos de ellos estaban tan afectados por la enfermedad que lo único que salían de sus bocas eran frases relacionadas a un sótano. “Cuidado con el sótano”, “¿quién vigila el sótano?”, “tenemos que comprobar el sótano”. Sótano, sótano, sótano. Todos chiflados y yo sólo quería ayudarles.
-Yo: Ajá, claro- le respondo incrédulo-. Una pandemia aquí dentro, lo que nos faltaría. Pero los que vimos en el cuarto... - se me pone mal cuerpo otra vez al recordarlo-. ¿Eran todos médicos y enfermeros?
-Dr. Baker: Sí, estaban encerrados allí también.
-Balyed: Espera, ¿qué pasa con Ringu o Dakala? Ni son médicos ni estaban encerrados en las celdas, ¿verdad? ¿No les hiciste nada a una chica de pelo verde y a otro chico con el pelo azul?
-Yo: O el cara-tiburón o el cara-rata.
-Dr. Baker: … No recuerdo a nadie con esas pintas.
-Fono: Puede estar mintiendo- se acerca el robot-.
-Yo: Pero si no lo hace… ¿No quiere decir que hay otro asesino suelto?
-Balyed: O ni eso. Quizá sigan vivos, pero no sabemos dónde están. Además, ¿por qué mentiría sobre ellos si ya prácticamente ha admitido el asesinato de los del cuarto?
-Dr. Baker: ¡”Asesinato”! ¿Cómo te atreves a insultarme de esa manera, jovencito? ¡Les he curado!
-Fono: Rec. Omiendo encerrar. Al Dr. Baker hasta. Que Resol. Vamos esta situación.
-Yo: Eh… ¿Estás bien? ¿Por qué hablas así?
-Fono: … Mis disculpas, un mal funcionamiento momentáneo. Ayudad a Ckriih a acostarse en la cama correctamente. Llevaré al Dr. Baker a una celda de contención.
Esta vez tampoco espera al consentimiento de nadie para tomar al debilitado médico loco y cargarlo en la espalda. Abandona el cuarto sin mediar alguna palabra más. Balyed y yo terminamos la sencilla tarea y salimos también de la estancia del malhumorado insecto. Durante ese corto periodo de tiempo, tuve algo rondando en la cabeza.
-Yo: Balyed, quiero ir a ver a los médicos que tenemos encerrados. Quiero preguntarles sobre lo que pasa en el “sótano”.
-Balyed: ¿Es por lo que ha dicho Baker?
-Yo: Es el cabo suelto que queda por atar- le digo mientras palpo y miro mi mano mecánica-. Y no nos quedan más pistas para las otras desapariciones. ¿Me acompañas?
M'sheireus Huua Daime'é
Cantidad de envíos : 2957 Fecha de inscripción : 09/06/2009 Edad : 30 Localización : Estudiando, hijo. Estudiando encerrado en mi cuarto.
Tema: Re: Dimensions Mar Jul 16 2019, 17:59
Paporsi:
Nada más entrar en el bosque, noto como la quemadura de la cola sana y el pelaje vuelve a crecer. A diferencia de la vez anterior, no siento el mismo efecto que da la caocita, manteniendo por tanto mi energía intacta. El bosque, oscuro como la boca de un lobo, está parcialmente nevado. El frío es aún más intenso que antes, y aun con la visión nocturna, orientarse es difícil. Siento que ando en círculos hasta que, al fin, encuentro espíritus que me orientan. La ciudad del Qweu se alza frente a mis ojos, ahora bañada por un satélite rojo. Los altos campanarios tañen sus campanas bajo la brisa nocturna. Las luces que bordean la avenida principal contrastan con el cielo nocturno. Avanzo por sus calles, buscando esa voz que me llama. Por el camino veo siluetas. Sombras que se deslizan por las paredes de la ciudad. Susurran al son de una música etérea que me acompaña a cada paso que doy. La fría ciudad no tarda en quedar a mis espaldas, abriéndose ante mi de nuevo el gélido bosque nocturno. En lo alto del firmamento brilla una luna roja sangre, la cual no tarda en ser acompañada por un par más del mismo color y otras tres de color azul espectral. Rawkarska se materializa en su totalidad a los pocos segundos.
M'sheireus Huua, el Hijo de la Energía y el que a todos verá morir
-Yo:Hola. Feliz Noche Más Larga.
El ave se posa y agacha su cabeza, poniéndose casi a mi altura.
Veo que conservas tus marcas energéticas, M'sheireus.
Las toco y miro al Kehafka.
-Yo:Pensaba que era cosa tuya que no las tuviera. Lo de bloquear el caos y eso.
Soy Rawkarska, el Ojo del Cielo. Observo e intervengo si es necesario. En ese caso lo era, por lo que fue necesaria mi intervención. Que ahora sigan ahí significa que te has aceptado a ti mismo, Hijo de la Energía. Tus habilidades son innatas, y sólo con la muerte podría quitártelas.
Rawkarska se inclina aún más, con mirada inquisitiva. Evaporo la nieve bajo mis pies y me siento en el suelo, ahora con una finísima capa verde.
-Yo:Han pasado ya varios meses. Supongo que con el tiempo me parecerá que es un suspiro, pero ahora mismo es una eternidad. He vivido muchas cosas en este tiempo. Han estado a punto de matarme varias veces. He ayudado a detener a una banda criminal. No sabes lo orgulloso que estoy de ello. Muchas personas me han olvidado. Me he reencontrado con mi familia biológica, y he encontrado mucho amor en ellos. Ahora intento abrirme a ellos. Creo que lo estoy consiguiendo. -Genero una esfera de energía de color malaquita, la cual hago danzar a mi alrededor.- También me he acostumbrado al caos, sí. Usarlo resulta ya tan natural como respirar, y no me canso tanto al hacerlo. Y mola un cojón, para que negarlo.
Me quedo en silencio unos minutos, observando el cielo nocturno. Me rasco tras la oreja derecha y poso mi cara en las manos.
-Yo:Estoy empezando a olvidar como era ser un humano, ¿sabes? Me parece algo raro pensar en no ser...en no ser yo. Yo de verdad. M'sheireus Huua, el daime'é. No me había sentido tan cómodo en mi propio pellejo en mi vida. Mis amigos dirían que es porque soy un pinche furro weon, pero lo cierto y verdad es que me siento...¿bien? Quizás no exactamente así. Quiero decir...Tengo todavía mil mierdas en la cabeza, Sigo siendo un llorica, sufro ataques de ansiedad de vez en cuando e incluso alguno de pánico ocasional. Echo en falta a mis amigos y a mi familia de la Tierra y, aun así estoy...bien. En mi lugar. Rodeado de mil cosas que no comprendo y sin poder comerme un puñetero helado, pero. ¿ves esto? Es una sonrisa sincera. Así que supongo que estoy haciendo las paces con Antonio. Olvidar que es ser humano implica dejar atrás eso, supongo.
Vuelvo a quedarme en silencio. El viento se levanta, y un tañido de campanas suena a lo lejos.
-Yo: No sé si debería estar contándote todas estas mierdas ahora. Seguro que tienes un montón de cosas de Kehafka que hacer, y yo debería estar en casa. Pero algo me llamaba.
El Kehafka me mira con curiosidad.
¿Sabes qué es esto, M'sheireus?
-Yo:¿El Qweu? Osea, el nido de vosotros, los Kehafka.
En pollux lo entendéis como "nido", pero no es siquiera una palabra de un idioma que exista en ningún idioma de Deia. Qweu, en la lengua de los míos, significa "Camino".
Miro a la ciudad, lejana y preñada de sombras.
-Yo:Entonces...¿Eso de ahí son...Son fantasmas?
Los habitantes de Sempriterna. Cuando un daime'é muere, debe quedar en paz antes de pasar al Otro Lado.
-Yo:¿Y qué hay al otro lado?
El Kehafka no contesta.
-Yo:Pero son muertos, ¿no? Yo pensaba que esto era...no sé...Como la Tierra de los Muertos a lo daime'é o algo. Por eso de que hay espíritus y tal en la entrada a la ciudad.
Hay muchas cosas en el universo que no conoces. Ahora estás aquí, y mañana puede que sólo seas polvo. Quizás al siguiente te extiendas por el cosmos. La existencia es misteriosa, y está cargada de planos, todos dentro de una misma realidad, pero con diversas facetas de la misma. Éste es uno de ellos. El Plano entre la Vida y el Otro Mundo. Los Kehafka cuidamos de él en Deia. Hay millones como nosotros repartidos por el cosmos. Algunos de ellos forman las más horribles pesadillas de los niños. Otros son los que vosotros llamáis "Bestias del Caos". Su esencia se percibe a galaxias de distancia. Siempre observando, viendo el devenir de los que usan tus artes.
Mira a la inmensidad del cielo nocturno.
Por eso has podido entrar aquí esta noche, Hijo de la Energía. El caos tiene una faceta sumamente espiritual. Hoy has podido ver a los habitantes de Sempriterna, en lugar de unirte a ellos. En "La Noche Más Larga", como la llamáis los daime'é, evitamos que entréis en el Qweu para que no os unáis a ellos. Es evidente que tu condición te ha protegido de ello.
-Yo:¿Y qué me ha llamado entonces? Pensaba que era cosa tuya.
Quizás en otro momento lo descubras.
El Kehafka desaparece, quedando sólo una luna en el cielo, ahora de color azulado. Me siento al borde de precipicio. La llamada ha parado, y con ello mis ganas de permanecer más en medio del frío. En mi camino de vuelta, descubro de Sempriterna han desaparecido, y todas las luces se han apagado.
Xalcer Adepto
Cantidad de envíos : 86 Fecha de inscripción : 03/12/2014 Edad : 29 Localización : Con mi melocotonero
Tema: Re: Dimensions Miér Jul 17 2019, 01:26
Me puse una mano sobre el pecho, tomando aire en un vano intento de calmar mis nervios. Tenía las alas encogidas y un sudor frío me recorría el cuerpo a pesar del agradable aire nocturno de la estación. No recuerdo cuánto tiempo estuve plantado frente a la puerta sin atreverme a entrar. Al principio me pareció una buena idea, y ahora que me encontraba allí, lo admito, estaba asustado. Asustado de lo que podía descubrir. Pero no podía seguir ahí tirado en la cama dando vueltas sin parar, incapaz de pegar ojo. Necesitaba respuestas. Suspiré, cerré los ojos y me forcé a levantar la mano y llamar varias veces a la puerta. Silencio. Iba a llamar de nuevo en caso de que no hubiera oído, pero la puerta se abrió antes que siquiera llegara a tocarla.
- Rollon: Más te vale tener un buen motivo para molestarme a las tres y media de la mañana. - fue lo primero que le oí gruñir entre dientes nada más entrar. El que se suponía que fue mi "creador" se encontraba apoyado contra su escritorio, y aunque tuviera su atención puesta sobre los documentos que había sobre este, sus redondeadas orejas estaban giradas en mi dirección.
- Yo: P-perdón. - me disculpé por pura inercia. - E-estaba leyendo el material que Livss me dio sobre Órbita, los dragones y todo eso y... y... No... No podía dormir y pensé que...
Sí, venir había sido un error, ahora me daba cuenta de ello. Las palabras salían a trompicones de mi boca sin pensar y sentía cómo una fuerte presión me agarraba del pecho impidiéndome respirar preso de la ansiedad. El roedor dejó caer la cabeza, antes de apartarse de la mesa y derrumbarse en la silla, bastante más grande que él.
- Rollon: ¿Qué ocurre, Xalcer? - preguntó agotado a la vez que se reclinaba contra el respaldo del asiento y agarraba su taza de café, calentandose sus carnosas y afiladas manos en su superficie.
El intenso aroma del laboratorio mezclado con el café inundó mis pulmones al tomar aire, apretando los puños hasta el punto de que casi me clavé las garras. Necesitaba una respuesta.
- Yo: ¿Cuánto suelen vivir los drakaras?
Sujetando la taza con ambas manos, se tomó su querido tiempo para beber antes de contestar.
- Rollon: Todo el tiempo que viven hasta que mueren.
- Yo: Lo digo en serio. - Resoplé, escapándoseme una voluta de humo por la nariz.
- Rollon: Yo también. - respondió observándome con seriedad por encima de la taza. - Los drakara son una especie bastante longeva, si es eso lo que te preocupa.
- Yo: P-pero... ¿cuánto de longeva?
- Rollon: Bastante. - Su manía de no contestar a mis preguntas empezado a ponerme de mala leche. - ¿A qué viene esto, Xalcer? Se te entregó una I.A. de asistencia precisamente para que no tuvieras que molestarnos a los demás con cosas así.
- Yo: Lo sé, lo sé, es solo que... Le pedí a Airo que buscara información, pero... - Bajé la cabeza y me abracé, reuniendo el valor que necesitaba para continuar ignorando cómo mis marcas de sangre florecían. - Lo que encontré... me cuesta creerlo. Ne-necesito que alguien me diga que no es verdad, que los drakara no son... "inmortales".
Sus alargados bigotes se mecían con cada olfateo que su nariz daba, observándome con sus grisáceos ojos cargados de cansancio mientras se llevaba la taza al hocico una vez más, dejándola vacía después sobre el escritorio.
- Rollon: Si por inmortal te refieres a inmortalidad biológica, me temo que sí, es cierto. Los drakara son de las pocas especies sapientes conocidas en poseer una senescencia negativa. Jamás ha habido registros de un drakara que falleciera de viejo, ni siquiera antes de que se les encontrara.
- Yo: ¿Es... eso posible?
- Rollon: En un universo tan extenso lo imposible rara vez suele serlo. - Activó la pantalla holográfica de su escritorio, mostrándome un diagrama de lo que debía tratarse de un dragón, cambiando a medida que hablaba. - Una regeneración celular como la suya les permite seguir creciendo tras superar la madurez, a un ritmo bastante más reducido, aunque constante. Hay antiguas leyendas que narran sobre drakaras milenarios casi tan grandes como montañas, aunque, claro está, la veracidad de estas es puramente inexistente.
- Yo: Pero si eso es verdad, la galaxia debería estar desbordada de ellos a estas alturas.
- Rollon: Que la edad no les sea un impedimento no significa que sean incapaces de morir. - Estiró las patas y su delgada cola antes de ponerse en pie sobre la silla y subir de un salto al escritorio, abriendo más pantallas con un sin fin de datos y números que no llegaba yo a comprender. - Las enfermedades y los venenos resultan igual de efectivos que en el resto de especies, y aunque sean resistentes, no son indestructibles. Que se les derrumbe un edificio encima sigue siendo fatal, así como una caída desde suficiente altura o arrojarles al espacio. Las posibilidades son infinitas. - Agarró la taza de nuevo y se la llevó a la boca, solo para recordar que la había vaciado momentos antes. - Irala, haz el favor de traerme un par más. Y esta vez no racanees con el azúcar.
- Irala: Lo siento, Rollon, pero ya oíste las palabras del médico sobre tu tensión.
- Rollon: Hmph. No necesito a un novato de clínica que me diga cómo cuidarme. - gruñó dejando la taza a un lado, dándome la espalda mirando los análisis en pantalla. - De acuerdo, que sea esa cosa insípida que llaman descafeinado.
Las alas me dolían de lo tensas que las tenía. Me temblaban hasta los cuernos, y de no haber sido por el apoyo extra que me proporcionaba la cola, lo más probable es que me hubieran vencido las piernas.
- Yo: Entonces yo... ¿y-yo también...? - Alcé la mirada del suelo por primera vez, tratando de decir lo que llevaba horas destrozándome por dentro. - ¿También igual de... como ellos?
Tras unos segundos mesándose los bigotes, apagó la pantalla que tenía delante. Se pasó una mano por la cara con un suspiro, arreglándose las orejas y suavizando los pequeños mechones que le salían en su oscuro pelaje.
- Rollon: No, no eres como ellos. - respondió al fin. - Es esa misma longevidad suya la que hace que vivan con una ausencia de miedo a la muerte. Al no tener que preocuparse de ello junto a su usual resistencia, tienden a tomar más riesgos que el resto de especies, lo que a veces suele resultar en una muerte prematura. Siempre tuve curiosidad por ver hasta cuánto podría llegar a vivir un drakara si no fuera así. Por eso te creé. - Se volvió hacia mí, mirándome de arriba a abajo. - Un drakara con la resilencia innata de los humanos. No, no eres como ellos. Eres mucho, mucho mejor. Me pregunto: ¿cuánto llegarás a alcanzar?
Me sujeté contra una de las mesas cercanas y me dejé caer contra ella antes de que las piernas se me adelantaran. Los temblores habían pasado a un nuevo nivel hasta el punto que me costaba respirar. Los escalofríos no ayudaban mucho. La leve luz del laboratorio y el hecho de que estuviera prácticamente cubierto por las alas ayudaban a camuflar la palidez de mis escamas, que habían tomado un preocupante blanco enfermizo. De haber comido algo, muy probablemente no hubiera sido capaz de mantenerlo en el estómago.
- Rollon: No mucho, por lo que parece. - añadió observándome desde el borde del escritorio.
- Yo: E-estoy bien... No es nada... - conseguí responder entre alientos. Saltó con gracilidad desde donde estaba hasta la mesa contra la que me encontraba apoyado, subiéndose encima de mi hombro y sujetándome la cabeza, observándome de cerca. - Estoy bien, en serio.
- Rollon: Eso seré yo el que lo decida. - respondió haciéndome girar la cabeza y examinándome las pupilas con una linterna. - Muchos desearían tener una longevidad como la tuya, vivir para siempre como dicen. Seguro que tu lo habrás deseado alguna vez en tu vida.
- Yo: B-bueno, sí, pero... - Parpadeé varias veces una vez apartó la luz de mi cara. - Hace unos meses no era más que un simple humano que pensaba que solo llegaría a los ochenta o a los noventa, cien con suerte, y ahora de repente me entero que soy... inmortal. ¿C-cómo se supone que debes asimilar algo así?
El doctor no respondió, observándome con sus pequeños ojos unos segundos antes de continuar lo que estaba haciendo. Suspiré agachando la cabeza. No sé por qué esperaba escuchar una respuesta sincera, y mucho menos de él. Dejé que siguiera examinándome sin decir nada. Tampoco tenía ganas de seguir hablando aquella noche.
- Rollon: No les des vueltas. Aún faltan muchos años para que nada de esto te afecte. - Bajó de mi hombro, apagando la linterna y dirigiéndose a su escritorio sin volverse. - Es muy tarde, deberías acostarte. Una buena noche de descanso te sentará bien. Pídele a Irala que te lleve algo caliente y vete a la cama. Recuerda que mañana va a ser un día muy largo.
No lo había olvidado. ¿Cómo podía hacerlo? Todo el mundo estaba entusiasmado de llegar por fin al Capitel. Esa era otra de las razones por las que no podía pegar ojo esa noche. Con cierto esfuerzo me levanté y me despedí, recibiendo nada más que un gruñido como respuesta, el roedor puesto de nuevo en su trabajo. El camino a mi habitación se me hizo más largo de lo habitual, al igual que el resto de la noche.
En verdad me llamo Franky El Corruptor
Cantidad de envíos : 676 Fecha de inscripción : 26/04/2011 Edad : 30 Localización : Entre el reino de la luz y el reino de la oscuridad...
Tema: Re: Dimensions Dom Jul 21 2019, 21:17
Desde el exterior, el pasillo de las celdas parece uno en el que hay más habitaciones para los pacientes. El silencio escalofriante es interrumpido por los golpes de una puerta. Nos acercamos con cautela. Esta vez es Balyed quien tiene la iniciativa y la abre. El interior está oscuro, pero podemos distinguir una figura. Se trata del director del centro, el mismo ser de piel reptiliana y de cuello largo que encaró Waika para sacarle la verdad sobre el lugar.
-Director: Algo malo va a ocurrir- dice con una voz temblorosa-. No tenemos nada que pueda contenerle, a menos que... El sótano… el sótano debe ser asegurado. Todo el mundo morirá si no se hace nada.
-Balyed: Oiga, cálmese, por favor, y díganos qué pasa con el sótano.
-Director: ¡Hay un monstruo en el sótano!
Hay un momento tétrico de completo silencio.
-Yo: Es oficial, estoy asustado.
Como si ahora se hubiera dado cuenta de nuestra presencia, el máximo responsable del sanatorio se arrastra hacia nosotros.
-Director: ¡Por favor, llevadme al sótano!
Le ayudamos a levantarse. Se apoya en nosotros para avanzar.
-Yo: ¿Qué hay en el sótano?
-Director: … Nos confiaron el cargo de una criatura que capturaron en el planeta Oidion- empezamos a andar, guiándonos por él-. La llaman 682. Algunos le han puesto el apodo de “el reptil difícil de destruir”. Arrasó todo a su paso donde lo encontraron, pero pudo ser debilitado y contenido. Sin embargo, no se le puede dejar sin vigilancia por mucho tiempo. Si se deja a sus anchas, 682 se curará y crecerá cada vez con mayor fuerza. Posee una gran inteligencia, pero no atiende a razones sobre corregir su violenta conducta. Siente el impulso de terminar con toda vida que se le ponga por delante- para este punto, parece poder caminar por su propia cuenta-. Lo peor es que no suele funcionar el mismo método para detenerle más de una vez. Le tenemos en el sótano, bajo constante vigilancia y dañando su cuerpo todo lo posible para evitar que pueda escapar. Hasta que Waika nos encerró. Tengo que llegar al sótano y asegurarme de que 682 sigue contenido. Quizá… quizá sea demasiado tarde.
-Balyed: No diga eso, le ayudaremos a llegar.
-Yo: Ah, ¿sí?- pregunto escéptico-.
-Balyed: Claro, ya le has oído, todos los que estamos aquí dentro estamos en peligro.
-Yo: Es que a mí me suena a problema del que se encargaría Chesky o Fono, ¿sabes?
-Balyed: Los dos están ocupados. Además, puede que todavía estemos a tiempo de evitar una catástrofe.
-Yo: ¿Y si esa cosa es la misma que ha hecho desaparecer a Ringu y a los demás?
-Director: Creedme, si estuviera libre, lo sabríamos. No es para nada discreto. No necesita serlo. Tomemos el ascensor.
¿Tenemos ascensor? En mi cabeza, a estas alturas el centro médico tenía una estructura similar a una pizza, es decir, con una única planta, pues no recuerdo haberme topado con ninguna escalera hasta ahora. Recorremos pasillos por los que he transitado muy pocas veces o ninguna, apresurándonos para evitar un funesto destino. El director del centro nos advierte que veremos dicho ascensor al doblar unas pocas esquinas más. No nos habíamos encontrado a nadie hasta ahora, lo que hace que nos choque más al toparnos con el robot sin rostro, Fono.
-Yo: Ah, hola, ¿qué haces por aquí?
-Balyed: Sí, pensaba que te encontraríamos de camino a las celdas.
-Fono: He encerrado al Dr. Baker en una celda especial y aislada, donde no pueda hacer más daño.
-Yo: Oh, vale... eso es bueno- trato de esconder lo inquietante que me ha parecido esa última frase-.
-Director: ¡Os repito que no tenemos tiempo!
-Fono: ¿No es el director del centro médico? ¿Por qué le habéis liberado? ¿A dónde os dirigís?
-Balyed: Nos ha avisado sobre un monstruo muy peligroso en el sótano. Queremos asegurarnos de que no ha quedado libre. ¿Vienes también?
-Yo: … ¿Por qué si lo dices tú, suena a poca cosa?
-Balyed: Estás muy pesimista ahora mismo.
-Yo: ¡Balyed, hemos visto muertos! ¡Cuerpos destrozados y ensangrentados! Y ahora estamos yendo hacia la guarida de un monstruo asesino. ¿Acaso no estabas escuchando la lista de habilidades que tiene esa cosa? Dime que esto no pinta a peli de terror y que no parece que vamos a ser los primeros en morir cuando todo se descontrole.
-Balyed: Pero tenemos que hacer esto. Muchas vidas corren peligro.
-Director: ¡Tiene razón! ¡Nuestras vidas estarán en peligro si no nos damos prisa, vamos!
-Fono: Os pido que no avancéis más- le miramos perplejos por un momento-. El sótano es un lugar muy peligroso. No puedo permitiros entrar.
-Director: ¡No entiendes la gravedad de la situación!
-Fono: ¡Lo hago completamente, director!
Una vez más, nos quedamos perplejos en el sitio.
-Yo: … ¿Fono?
-Fono: Yo… he establecido contacto con la criatura que se halla encerrada en la celda de aislamiento del sótano.
La piel de reptil del director tiembla por un momento. Sus ojos completamente negros le miran con ansiedad mientras se le acerca.
-Director: ¿Cuál es el estado de 682? ¡Necesito saberlo! ¿Estamos a tiempo de salvarnos?
-Fono: … Sí- el alivio del máximo responsable del centro es más que notable a juzgar por su respiración-. Pero otros no lo lograrán.
-Director: ¿Que-qué quieres decir?- pregunta con una voz temblorosa-.
-Fono: La criatura ha prometido no hacer daño a quienes habitan el sanatorio, siempre y cuando que se la alimente con cierta frecuencia.
-Director: ¿Qué… qué… Qué has hecho?
-Fono: Ésta es la mejor solución a la que he podido llegar dadas las condiciones actuales.
-Director: ¡Has dejado que te engañe! ¡Le estás haciendo más fuerte! ¿CUÁNTO LE HAS DADO DE COMER HASTA AHORA?- le interroga ya histérico, golpeando el pecho amplio y metálico del robot-.
-Fono: El Dr. Baker se dirigió a su encuentro hace unos minutos. Será la quinta comida que reciba.
-Balyed: ¡No!- exclama el muchacho antes de echar a correr-.
El chico con la extraña condición de desmontar su cuerpo entra al ascensor y pulsa un botón. Yo entro apenas un segundo antes de que las puertas nos encierren.
-Yo: ¡Tenemos que irnos!- pulso otros botones que hay a uno de los costados, pero nada parece detener el descenso-. ¿EN QUÉ ESTABAS PENSANDO?
-Balyed: ¡No podemos dejar que muera más gente!
-Yo: ¡Él ya ha matado gente!
-Balyed: ¡No es excusa para no salvar el mayor número de vidas posibles!
-Yo: ¡Deja de hacerte el héroe!
Antes de darme cuenta del peso de mis palabras, las puertas del ascensor vuelven a abrirse. Balyed no pierde el tiempo en salir corriendo. Yo vacilo un poco por mi parte, pero finalmente salgo también para seguirle. El lugar al que hemos bajado es oscuro y tenebroso. Si antes parecía que estaba en un hospital, el ambiente había cambiado radicalmente al de una prisión de alta seguridad. Corro hasta encontrarme con Balyed, quien a su vez se había topado con el infame “doctor” de la máscara de ave.
-Balyed: ¡Baker, despierta!
El degenerado asesino parecía estar andando lentamente hacia la única dirección que permitían las paredes en aquella planta. Es como si estuviera hipnotizado, pues no responde al antiguo artista de circo y seguía su marcha. Sin embargo, no opone resistencia alguna cuando Balyed le coge del brazo y le dirige de nuevo al ascensor. Ya cuando parece que podemos volver sanos y a salvos, oígo un escandaloso golpe haciendo eco desde lo más profundo de la estancia. Con la carne todavía de gallina, corro junto al salvador del doctor psicópata. Conseguimos usar el ascensor para volver al piso anterior, no sin dejar de inquietarme la presencia del Dr. Baker. Nada más salir, nos encontramos de frente con Fono y el director del centro.
-Director: ¡Habéis vuelto! ¿Eso quiere decir que 682 sigue contenido?
-Fono: ¡Franky, Balyed, habéis cometido un grave error al traer de vuelta al Dr. Baker!
-Director: ¡682 no debe ser alimentado! ¡Es lo peor que se podía hacer, cacharro estúpido!
-Fono: Usted no entiende que esa criatura no puede ser contenida. Si no le llevamos al Dr. Baker, se impacientará. Y lo pagará con todos nosotros.
Con la frialdad que sólo se le puede caracterizar a una máquina, agarra al doctor loco por el brazo con sus tentáculos. Empieza a dar pasos hacia el ascensor.
-Balyed: ¡Fono, detente!
-Director: ¡Claramente está estropeado! ¡Máquina estúpida, para antes de que nos mates a todos!
Estos dos tratan de parar al robot mediante todos los medios que les permiten sus cuerpos. Fono será lento al desplazarse, pero demuestra una gran fuerza bruta al ignorar los intentos de ambos, aunque ninguno sea particularmente fuerte. De hecho, Balyed se cae a pedazos por cada forcejeo que hace.
-Fono: Esto lo hago por vosotros. Alejaos mientras tenéis todavía oportunidad.
La máquina viviente se mete en el ascensor, junto a aquellos que todavía intentan empujarlo hacia fuera de éste, conllevando un esfuerzo casi propio de caricatura. Los cuatro, pues Fono cargaba con Baker, descienden nuevamente una vez las puertas se cierran. Yo no sólo me había quedado a fuera, sino que me había quedado ajeno a todo aquello. Miro a mi alrededor, dejando que los nervios me carcoman a cada minuto que paso en ese desolador silencio. Le doy la espalda a las puertas del ascensor y empiezo a caminar en sentido contrario. Mi imaginación me juega malas pasadas y creo estar sufriendo un ataque de ansiedad. Empiezo a correr, deseoso de encontrar a alguien que resuelva este entuerto. A varios minutos de estar doblando esquinas, no sé realmente cuánto, pues se me estaba haciendo eterno, la misma alarma que se activó en nuestra misión de infiltrarnos en los servidores principales vuelve a ser activada. El sistema de megafonía se hace oír por todo el sanatorio. Reconozco la voz histérica del director.
-Director: ALERTA, CÓDIGO "SUPREMO", REPITO, CÓDIGO "SUPREMO", 682 HA SIDO LIBERADO, PUEDE ESTAR EN CUALQUIER PARTE DEL CENTRO EN ESTOS MOMENTOS, REPITO, PUEDE ESTAR EN CUALQUIER PARTE. RECOMIENDO QUE OS ENCERRÉIS EN VUESTRAS HABITACIONES Y LE RECÉIS A LOS DIOSES EN LOS QUE TODAVÍA CREÁIS- hace una breve pausa antes de continuar-. En cuanto a todos aquellos que se apoyen únicamente en la ciencia… es momento de ser creativos.
-Balyed: Espere, ¿qué está haciendo?- se oye ahora también por megafonía, aunque algo lejano. También se oye un golpe a continuación-. ¡Fono! ¿Qué le ha pasado? Ha tomado algo y entonces…- se corta la comunicación-.
-Yo: … Hostia puta.
M'sheireus Huua Daime'é
Cantidad de envíos : 2957 Fecha de inscripción : 09/06/2009 Edad : 30 Localización : Estudiando, hijo. Estudiando encerrado en mi cuarto.
Tema: Re: Dimensions Lun Jul 22 2019, 01:25
Diez días después
-Mamá:¿Te tienes que ir ya, M'sheireus?Dentro de poco es tu cumpleaños, y me gustaría que fuéramos a ver algunas cosas. Además, a tu primo Raou le va a dar mucha pena si te vas...
Estamos en el patio de casa. Hace un día claro, y el año empieza a desperezarse tras la primera y perezosa semana del mismo. A mi lado tengo una maleta cargada hasta las trancas. He estado posponiendo este momento ante la duda de si podría generar energía suficiente para lo que quiero hacer, pero si lo sigo dejando de ir, no lo haré nunca.
-Papá:¿No puedes quedarte ni un día más?
Me froto las manos y, con la base en la cabeza, abro un portal. El bajón de energía es considerable, pero parece estable.
-Yo:Volveré antes de que os deis cuenta. ¿Cuanto tardé la vez anterior, eh?Nada de nada. -Le doy un abrazo a cada uno.- Tendré cuidado. Y siempre podéis avisarnos a Blake o a mi de lo que sea con los comunicadores, vaya.
-Mamá:¿Y si vamos contigo
Doy una última despedida y, sin decir ni una palabra más, cruzo el portal. La diferencia de temperatura con respecto a Bimbpep me recibe, lo que me obliga a quitarme la sudadera mientras el portal se cierra a mi espalda. El muro baja ante mi, lo que me permite contemplar de nuevo la base. Antes de ir a buscar a mi maestra dejo mi petate en el cuarto, comprobando de camino que ninguno de los otros Estelas se encuentra en la instalación ahora mismo. De camino al despacho de mi maestra me encuentro con Trecim.
-Yo:Hombre, Trecim. Por fin coincido contigo. ¿Cómo va la cosa?
-Trecim:Feliz año, M'sheireus. ¿Qué tal tu primera Noche Más Larga? Gya y yo la hemos pasado aquí este año. Ya sabes, por lo de la prevención ante el tráfico de drogas en casa.
-Yo:Bien, bien. Ya he conocido a la familia y tal. Menos por una tía, sin mayor incidentes. No he escuchado mucho del tema del tráfico, pero ya sabes. No se puede ser lo suficientemente precabido con esto nunca. Conseguí entrar el el Qweu en La Noche Más Larga, ¿sabes?
Eso parece llamar la atención de mi congénere.
-Trecim:¿Y qué hay de diferente con respecto a cuando vamos de pequeños?
Abro la boca para contarle, pero recuerdo las paredes cubiertas de sombras y el frío de la noche. La música infinita que mecía a la ciudad.
-Yo:Cosas de Kehafka, ya sabes.
Antes de que pueda preguntar algo más, me despido y salgo a media marcha en busca del despacho. El que me abre no es otro que Gyphook, el diablillo asistente. Se sobresalta durante un momento y está a punto de acercarse, pero recobra su serena compostura.
-Gyphook:Por fin apareces, M'sheireus. Mi ama estaba empezando a preocuparse.
En el corto trayecto hasta el salón, el diablillo no deja de echarme miradas.
-Yo:...¿Ocurre algo, Gyphook?
El sirviente mira hacia un lado. Veo de refilón como sus ojos brillan con brillo acuoso.
-Gyphook:Has...Has cambiado algo, M'sheireus. Todavía no eres nada comparado con mi ama o mi creador, pero...
-Yo:Oye, pues gracias.
Esperamos en el salón a la maestra. Ninguno de los dos dice una palabra hasta que esta aparece. Sólo que quien entra es un hombre de su misma especie, vestido con ropa elegante. El parecido es suficiente como para convencerme de que quien tengo delante no es otra persona que mi maestra.
-Maievel:¡M'sheireus, querido!¡Me alegra verte de vuelta!
-Yo:Buenos días, maestr...¿o?
-Maievel:Necesitaba un pequeño cambio de apariencia. -Se sienta en un sofá y, tras indicármelo, hago lo propio.- Estaba preocupado por ti, pupilo mío. Necesito que me cuentes todo lo que ha ocurrido. Empezando...Por lo que te ha pasado a ti. Se te ve más a gusto en tu propia piel.
-Yo:Creo que he llegado a buenos términos conmigo mismo...Más o menos. Pasar más tiempo en casa me ha ayudado mucho. Es donde fui después de pasar por mi antigua ciudad, que vaya tela la que tenían allí. Tráfico de armas, robos... Una movida gorda. Y antes de eso lo de Miak. Vaya con Miak. No es sólo que la Hermandad esté que, por cierto, algunos se mostraron hasta simpáticos conmigo. Hay algo ahí. Algo que no es de este plano, y me da que tampoco es benévolo. Se me pusieron los pelos de punta nada más entrar.
Sigo contándole todo lo ocurrido durante este mes que he estado fuera. La academia, los espíritus de la discordia e incluso la naturaleza de los Qweu.
-Maievel:¿Y tu manejo del caos, mi apreciado alumno? Por lo que me cuentas, no habrás tenido tiempo de entrenar.
-Yo:He tenido, he tenido. Mucho, de hecho. La verdad es que me siento bastante cómodo usándolo. Como si respirase. A fuerza de necesidad, vale, pero ya es casi una función más de mi cuerpo. En algunos momentos no me valía con huir, y tuve que plantar cara. Además, estando en casa he podido invertir más tiempo. Ahora estoy aprendiendo a volar. Quiero hacer de eso mi Yga. Me está costando mucho, pero ahí voy. Si vieras como alucinaba mi primo Raou con estas cosas, maestro... Es un pocito sin fondo ese crío, pero se deja querer.
-Maievel:Me gustaría que aprendieras la habilidad que ahora uso, M'sheireus. Cambiar algo tan simple como tu sexo puede salvarte en multitud de ocasiones. No pienses sólo en la seducción e incluso el coito, que quizás en alguna ocasión te veas con la necesidad de recurrir a ello. Piensa en trabajo o incluso ocultarte a simple vista.
-Yo:...Iré intentándolo, maestro, aunque creo que necesitaré directrices para esto. No generar algo y cambiar algo así creo que me costará un poco.
-Maievel:Trabajaremos en ello. No te preocupes.
Ninguno de los dos dice nada durante unos minutos, siendo interrumpido el silencio sólo por el sonido de las pastas al crujir o los leves sorbos de té.
-Maievel:¿Y quién te ha recogido?
-Yo:Ah, no. He venido sólo. Tanto portal para huir parece que ha servido, pues he conseguido venir hasta aquí yo sólo.
-Maievel:...Huyes de un pelotón de la Hermandad tras ir y sentir algo en Miak, ayudando a la vez a una de tus compañeras de los Estelas a escapar. Ayudaste en la Tierra a resolver un conflicto de carácter civil y exilias a una colmena de espíritus de la discordia. Y en Deia conseguiste aceptarte más, además de conseguir transportarte desde allí a la base.
Deja la taza y me sonríe.
-Maievel:Estoy orgulloso de ti. Gyphook -El diablillo aparece.- ¿Qué te parece si dejamos que el joven M'sheireus se tome un día de descanso?
-Gyphook:Todavía tiene mucho que aprender, mi amo. Es sólo un novato.
-Maievel:Mi maestro y tu creador, Alaran Vysev, también lo fue. Y aquí estamos los dos, mi querido Gyphook.
Con resignación, el diablillo se inclina.
-Gyphook:Pospondremos el viaje entonces, mi amo.
Sale por la misma puerta que ha entrado.
-Maievel:Me gustaría que meditaras al menos durante una hora, M'sheireus. No pienses en ello como un entrenamiento. Tómatelo con calma. Y una cosa más. -Me entrega un libro.- "La Joya Cerúlea". Mi maestro me dio esto poco antes de morir. Dijo que, quien lo descifrase, podría quedarse con su legado. Y una cosa más.
Con un movimiento de muñeca, un par de volúmenes más aparecen. Uno de ellos es considerablemente grueso.
-Maievel:"Joyas de emprisionamiento" y "El arte de la forja". No te voy a dar un tiempo ni te voy a exigir que me des algo más allá de un ensayo ocasional en los próximos tres años. A ver que sacas de ahí.
Echo un ojo a los volúmenes.
-Yo:...¿Quieres que aprenda a hacer armas?
-Maievel:¿Armas?Puede. Pero creo que puedes hacer algo mejor. Me da igual si es para el año que viene o para el próximo milenio, pero es importante que muestres algo de ti al resto de caomantes. Creo que ya conoces a Ygksza, el maestro de Blake. Él es uno de esos caomantes que cree que todos tenemos que dejar algo para los caomantes que vendrán en el futuro. No es mala idea, y me gustaría que la llevases a cabo. Tómate tu tiempo, pero espero que me sorprendas, querido. Y ahora vete. Es casi la hora de comer, y supongo que querrás aprovechar el día.
Tras una inclinación, salgo del despacho y voy a mi siguiente parada: el despacho de Blake. Llamo a la puerta, y el maestro del caos me recibe con una sonrisa.
-Blake:¡M'sheireus!¡Cuanto tiempo! -Me da un abrazo.- Tu maestra me dijo que estabas de misión, ¿no? Pasa. Me vendrá bien que me pongas al día para despejarme. Zhôu lleva unos días muy caprichoso.
[Yga=página 4]
Alexstrasza Novato
Cantidad de envíos : 15 Fecha de inscripción : 04/04/2016
Tema: Re: Dimensions Lun Jul 22 2019, 06:36
No tardé en llegar a casa, dispuesto a ponerme manos a la obra. Tras comprobar que mi familia aun estaba fuera, me encerré en mi cuarto y despejé la mesa para tener un sitio donde trabajar. Me encontraba bastante agitado, pero ya no podía cambiar lo que había hecho. Así abrí mi mochila y busqué dentro lo que me tenía tan alterado. Y ahí estaba.
El libro. Lo había robado de la biblioteca... y ni siquiera sabía por qué.
Con cuidado, casi como si temiera que explotara, lo puse encima de la mesa. Lo miré un buen rato, mientras reflexionaba sobre el motivo de mis acciones. ¿Qué es lo que me impulsó a coger el libro y llevarmelo tan furtivamente? Recordé de nuevo lo que sentí en la biblioteca, cuando lo vi en la estantería... sentía que era para mi, que era mi propiedad y que nadie más lo podía poseer. Y sin pensarlo, me lo llevé.
Maldita sea, ¿por qué lo había hecho? No soy ningún ladrón, y por mucho que algo me llame la atención, eso no me da derecho a robar nada. Si me pillaban, estaría en un buen lio.
Respiré hondo y traté de calmarme. La verdad es que ponerme nervioso no serviría de nada. Lo hecho, hecho estaba, ya intentaría enmendar mis acciones mañana, cuando volvieran a abrir la biblioteca. Pero ahora, tenía ese libro delante.
"La Gran Enciclopedia del Dr. Wondertainment"
Lo observé con mas detalle. Definitivamente parecía un libro hecho para niños chicos. Al mirar con detenimiento el lomo, me percaté de algo que se me había pasado por alto antes: no tenía la tipica pegatina ni ninguna marca que lo identificara como un libro de la biblioteca.
-Bueno, supongo que despues de todo no lo he robado. Alguien ha debido de perderlo en la biblioteca, y yo lo he encontrado.
Aunque la situación era bastante sospechosa. El título del libro me seguía inquietando. Puede que fuera una casualidad o una broma muy bien hecha, pero no era la primera vez que leia el nombre de Wondertainment.
En la parte de atrás venia un pequeño texto, escrito con letras llamativas:
¡Hey, chaval! ¿A que quieres saber mas del mundo que te rodea? Pero las enciclopedias para mayores son un rollo, y encima son dificiles de usar. ¡No te preocupes! Tu amigo, el Dr. Wondertainment, está aquí para ayudarte. Con La Gran Enciclopedia del Dr. Wondertainment, no volverás a tener problemas para encontrar ese dato que tanto necesitas. Este maravilloso lirbo contiene todo lo que tienes que saber, desde curiosidades, a las cosas importantes para aprobar en la escuela. ¡Prometido!
Tras leer rápidamente, decidí que la mejor manera de averiguar de que se trataba todo era simplemente abrirlo y ver el contenido del libro. Aunque desde luego, parecía demasiado bien hecho para tratarse de una broma.
Lo abrí por una hoja aleatoria. El título de la página era "Broma".
"¿Sabes cuando alguien te hace algún truco para echarse unas risas? Pues eso es una broma. Hay veces que las bromas hacen daño porque no te gusta que se rian de ti, pero en otras ocasiones te hacen gracia, ¡y te ries tanto como el que la ha hecho! Tambien hay cosas que parecen bromas porque son dificiles de creer, como este libro. Sin embargo, amiguito, te puedo asegurar que no yo nunca te tomaría el pelo."
Vale, ahora si que estaba desconcertado. ¿Tenía que tocar precisamente esa palabra?¿Y qué clase de descripción era esa? Todo era muy raro.
-Mejor no le doy demasiadas vueltas .Tan solo es una enciclopedia con definiciones simpáticas, para niños. Solo ha sido una coincidencia - me dije a mi mismo, mientras probaba con otra página al azar.
La palabra que tocó fue "Coincidencia".
En verdad me llamo Franky El Corruptor
Cantidad de envíos : 676 Fecha de inscripción : 26/04/2011 Edad : 30 Localización : Entre el reino de la luz y el reino de la oscuridad...
Tema: Re: Dimensions Miér Jul 31 2019, 16:32
¿Alguna vez te has imaginado descubriendo que todos aquellos seres que creías ficticios son reales? ¿Te maravillaría o te aterrorizaría? Hace poco me enteré de la existencia de un monstruo inventado por la mente de un adolescente, dada su naturaleza. Es ese mismo tipo de personaje que puedes encontrar en cualquier página en la que se compartan historias o dibujos. Un monstruo inmortal capaz de adaptarse a cualquier situación. La única razón por la que no me daba un “cringe” intenso era no saber que estuviera emparentado con más de un personaje de alguna serie popular o tuviera detrás un harem dispuesto a satisfacer sus más retorcidos deseos carnales. Pero nada de esto importa ya, pues el hecho de que comparta techo con esa criatura me aterra.
Estoy corriendo por esos largos pasillos de hospital. Jadeo mientras el sudor se desliza por mi frente. La alarma que suena para avisar del peligro me penetra en los oídos. Las luces que iluminan mi camino son rojas y parpadeantes, perfectas para esas escenas de terror en las que, en un primer instante, no hay nada, para que al siguiente parpadeo aparezca una silueta en la lejanía. Al siguiente aparecería más cerca, dándote a entender que la criatura puede avanzar medias distancias en tan sólo un parpadeo. Y así, en menos de lo que los espectadores se darían cuenta, el peligro que pretendes evitar está a centímetros de tu cara, listo para gritar. Definitivamente éste no es el mejor momento para pensar estas cosas, pues meto el bote en cuanto oigo un ruido ajeno a la alarma. Es como si se hubiera abierto una puerta en alguna parte. A continuación, oigo cómo algo avanza hasta donde estoy. No son sonidos de pasos como tal, sino de ruedas recorriendo estos suelos. Veo figuras acercándose a gran velocidad. Me pego a la pared para evitar ser atropellado. Pasan de largo y me fijo que son los mismos drones que intentaron parar a Eshill la otra vez. Sé que no podrán hacer nada. Dejo que los robots guardias sigan su camino mientras yo me acerco al hangar. Es allí donde encuentro a Chesky, dando órdenes a algunos de nuestros compañeros pacientes para que estén preparados para lo que se les viene encima, sea lo que sea.
-Yo: ¡CHESKY, CHESKY!
-Chesky: ¿Franky, de dónde vienes? ¿Sabes qué ha disparado las alarmas?
-Yo: ¡Es el 682, un monstruo que guardaban en el sótano! ¡Es invencible, nos matará a todos!
-Chesky: ¡Tranquilízate! ¿Qué es un “682” y de qué sótano estás hablando? No hay nada de eso registrado en los servidores principales.
-Ayifahkamla: Aah, el demonio ha salido de su escondrijo- se acerca la mujer tatuada. No la veía desde su resurrección-. El del brazo brillante tiene razón; esa criatura existe, aunque ya no los escritos sobre ésta, y puede llegar a ahuyentar a más de un dios. Si ha sido liberada, tenemos los días contados.
La catastrófica se le queda mirando, como si se hubiera dado cuenta de que sabía algo más.
-Chesky: Si es cierto lo que decís, no tenemos tiempo de acertijos. ¿Cómo le paramos?
-Ayifahkamla: No podemos. Te sugeriría que enviaras a tus mejores guerreros para ganar tiempo y marcharnos con este barco que puede cruzar los cielos, pero- mira con desdén a su alrededor- no veo ningún guerrero por aquí.
-Chesky: ¿Ni siquiera se podría hacer nada con-?
-Ayifahkamla: NO TE ATREVAS- exige con un centenar de voces distintas-. YA HE SIDO ATORMENTADA DURANTE DEMASIADO TIEMPO.
-¿No estáis exagerando?- aquella voz infantil sacude mi cerebro-. Estoy segura de que todos podemos ser amigos.
Llevada entre los brazos de la “familia Texera”, el individuo andrógino que encerraba en su interior a un padre, una madre y los dos hijos de estos dos, se aproxima la niña pequeña más dulce que mis ojos alguna vez hayan visto. Waika.
-Chesky: ¿Estás sugiriendo que podrías ir y convencerle de no matarnos a todos? Sería un detalle más que agradecido.
-Waika: Y es lo que pienso hacer.
-Texera: Pero mi bebé- empieza a hablar con la voz de la mujer madura-, no podemos dejarte ir sola. Tiene razón- dice ahora como un hombre adulto-, te acompañaremos. Todos te acompañaremos.
Muchos a su alrededor asienten confiados. Bastaría una sola llamada de Waika para que viniéramos todos aquellos que vivíamos actualmente en el centro médico, dejando de hacer cualquier cosa que estuviéramos haciendo, pero la niña no ve tal cosa necesaria y sale junto a los que no sienten suficiente su seguridad, lo que vendría siendo casi todos los que estábamos en el hangar en este momento. A Chesky le hubiera encantado acercarse para echar un vistazo a esa “atroz criatura”, pero fue puesta a cargo de poner a punto la nave de suministros. Por mi parte, mi misión consiste en guiar a Waika y a su “guardia personal” a donde estaba encerrado el 682. Por alguna razón, habían asumido que seguiría allí. Por alguna otra razón, no me atreví a corregirles.
Por si las luces parpadeantes y la alarma no fueran suficientes para ponerme nervioso, empiezo a oír golpes metálicos allá a donde se supone que tenemos que ir. Una pelea. Parece que no soy el único en escucharlo, pues todos nos hemos parado. Puedo escuchar la respiración de quienes están detrás de mí. Intento dar pasos atrás, intentando evitar estar en la primera fila para cuando esa cosa llegue. De pronto, los sonidos de lucha cesan. Contengo el aliento. Pongo mis manos delante de mí, de manera que bloqueo parte de mi campo visual. Como si así hiciera menos real aquello que me da miedo. Una silueta aparece entre momento y momento de parpadeo de las luces rojas. No sé si es por el terror que me atenaza, pero mi visión empieza a ser borrosa. No puedo verle con claridad, sólo su silueta, aunque no me hace falta para saber que es el 682.
-Waika: Ho-hola. ¿Eres nuestro nuevo amigo?- se le acerca dando pasitos muy graciosos, casi como si acabara de aprender a caminar-. Mi nombre es Waika. ¿Cómo te llamas?
El monstruo no responde enseguida. Se queda quieto, sentado y examinándonos con la mirada. Todavía no puedo verle bien. Mi brazo empieza a parpadear, pero no llama la atención, ya que es Waika quien se lleva el foco.
-682: … Voy a… protegerte…
-Waika: Oh, gracias. Aquí sois todos muy buenos. Todos queréis protegerme.
La criatura abre la boca y deja caer de ésta una larga lengua.
-682: … Aquí… estarás… a salvo… del fin…
La lengua rodea a la niña. Todos a mi alrededor gritan horrorizados.
-Waika: ¡Espera, sé que no quieres hacerme pupa, pero no puedes-!
Me juré ponerlo cuando llegara el momento:
No llego a escuchar la frase completa, pues los más leales a la niña pequeña ya se habían lanzado a protegerla. Desde donde está, al 682 le basta y le sobra mover su cola para barrer a los incautos. La longitud de esa extremidad es más larga de lo que pensé, lo suficiente como… para alcanzarme. No estoy inconsciente, pero me duele la cara a rabiar. No me levanto, prefiero gatear entre los cuerpos de los heridos. Y de los muertos. Mi mano derecha no ha parado todavía de parpadear.
-Ayifahkamla: ¡Suficiente, demonio! ¡Te devolveré al foso del que has salido! ¡Dile a tus dioses que permanezcan fuera de mi territorio! ¡O LO LAMENTARÁN!
Sus ojos se iluminan. El suelo tiembla, como si hubiera un terremoto en el interior de la estación espacial. 682 ruge molesto. El aire que tiene delante se le opone cual muro. El monstruo reacciona de nuevo, esta vez avanzando poco a poco hacia la autoproclamada reina.
-Ayifahkamla: NO, DETENTE, YO TE LO ORDENO- escupe sangre al mismo tiempo que dobla la espalda hacia delante-. No…
Aunque haya sido por una milésima de segundo, juraría haber visto el miedo en sus ojos, ahora apagados. Ayifahkamla corre con todas sus fuerzas para alejarse de las fauces de la muerte encarnada.
-Ayifahkamla: ¡Aparta de mi camino!
A quien había apartado no era otra que a Eshill.
-Yo: ¿Que-qué estás haciendo aquí?- intento preguntarle a la niña, pero no estoy seguro de que me haya oído-.
Como cabe de esperar, está aterrada, sentada en el suelo. Puedo ver cómo su cuerno morado tiembla, además de que creo ver un charco debajo de ella. Imposible culparla, sobre todo cuando creo haber hecho lo mismo segundos atrás. Corro hacia ella, pero no me ve, sus ojos están clavados en 682, quien se aproxima lentamente mientras destroza a los pacientes que aún quedan en pie. Los raja con sus garras, los parte por la mitad con el movimiento de su cola, los atraviesa con su lengua, los aplasta entre sus dientes. Personajes como la familia Texera y la salamanquesa fotogénica, gente con la que apenas había tratado, encuentran un final horrible. Eshill y yo estamos petrificados ante tal espectáculo.
-Eshill: ¡Na… NABEEEL!
Algo afilado corta la pared que tenemos a nuestra derecha, la más cercana. Unas abolladuras aparecen en el suelo. Son pasos. Algo invisible sostiene del cuello al 682 y lo levanta hasta obligarle a mantenerse sobre sus dos patas traseras. Éste empieza a ser despedazado, comenzando por la tripa, luego por el cuello y termina desgarrando la mandíbula. El monstruo enemigo chilla antes de morder. Consigue atrapar algo, algo invisible. Luego enrosca la cola alrededor de aire sólido. Aprieta por unos instantes, como si comprobara la dureza de su enemigo invisible. Y, finalmente, 682 ataca con las agarras de una de sus patas delanteras, dejándolas encajadas, atravesando un aire endurecido.
-Eshill: ¡NABEEEL, NOOO!
-682: … Eres… irritante...
El monstruo deja caer su cuerpo hacia delante, aplastando contra el suelo aquello a lo que se enfrentaba, lo que deja una siniestra huella en la superficie. La niña de la piel azul, sollozando, estira sus brazos, intentando alcanzar la silueta marcada recién hecha. Las piernas terminan por responderme, cojo a Eshill como buenamente puedo y echo a correr. Quien intento salvar me grita al oído, pidiéndome que no abandone a su amigo. Quizá 682 opina lo mismo, a juzgar por su acción de ponerse en nuestro camino de un salto. Quedo paralizado una vez más, contemplando a la muerte. Estoy tan ensimismado que no oígo el grito de batalla de Balyed llegar. El chico se lanza a por la criatura, con una barra de metal en las manos. 682 no parece notar el golpe que le acaban de propinar, pero igualmente estampa a Balyed contra la pared, lo que hace estallar el cuerpo de éste en decenas de partes que se desperdigan por el suelo. Cuando la atención del monstruo iba dirigido a los trozos del chico desmontable, veo a Fono saltar por la espalda de la criatura y colocar las puntas de sus tentáculos en la cabeza de ésta. 682 forcejea para quitárselo de encima.
-Balyed: ¡Iros de aquí!- nos pide mientras se va reconstruyendo él mismo lentamente, habilidad que parecía haber ganado con la experiencia-.
-Fono: ¡No está funcionando!
La advertencia del robot presagia lo peor. Una de las garras de 682 se mueve rápidamente hacia mí. El golpe me lanza por los aires y me deja caer en el frío suelo. Mi corazón late como si fuera a explotar, lo cual, por una parte, está bien porque indica que sigo con vida. Cuando intento levantarme, sin salir todavía de mi asombro por ese milagro, encuentro la razón de por qué no he sido partido por la mitad. Alguien más lo había recibido por mí. Echo con cuidado a un lado el cuerpo de Eshill. La pobre niña respira con dificultad. Las lágrimas se derraman de sus ojos y la sangre hace lo mismo de su boca y vientre. Puedo sentirlo. Puedo sentir cómo su vida se le escapa. Sostengo sus manos con las mías, olvidándome de todo lo demás por un momento. Ninguno de los dos somos capaces de decir nada.
Los pasos de la bestia retumban a mi espalda. Me giro y veo a Balyed lanzándose otra vez al ataque, con un brazo menos. Esta vez 682 no permite que le alcance. Con una de las patas delanteras, le arrebata el arma que llevaba. A continuación, alarga su lengua para atrapar al ex-circense. Balyed me mira horrorizado y alarga la mano que todavía le queda. Yo también alargo mi mano, la derecha, la que todavía parpadea, en un inútil intento de alcanzarle y salvarle la vida. El 682 no espera más para introducirlo en su boca y triturar la presa entre sus dientes, dejando caer trozos en el primer mordisco.
-682: … Patético…
Su mandíbula y sus garras están manchados de sangre, además de la que chorrea de sus tripas colgantes. Todavía no está satisfecho. Cuando creo que al fin me llega la hora, le miro directamente. Su imagen se me hace borrosa, al contrario que las visiones de Eshill y Balyed sucumbiendo. La mano metálica vuelve a llamarme la atención. Se está deformando. Transformando más bien. La palma se hace más grande, en donde luego se abre la piel metálica y enseña una pantalla que ocupa la mano. Unas palabras surgen en ésta:
Hola, viejo amigo. Ha pasado mucho tiempo. Te tengo preparada una sorpresa. Ven a-
No termino de leer antes de que el brazo se estire involuntariamente, para que fuera otro quien leyera el mensaje. 682 se agacha y estira el cuello. Suelta un bufido tras unos segundos. Fono extiende sus tentáculos para cogerme, me carga a su espalda y corre sin mirar atrás. Sabe lo lento que es él y lo rápida que puede ser la criatura, así que entra en una de las habitaciones y cierra la puerta desde el interior para ganar algo de tiempo. El robot me deja en el suelo. Miro otra vez mi mano. Ha vuelto a su forma habitual. Como si el universo se estuviera cachondeando de mí, otra vez, compruebo que estoy de nuevo en el cuarto del convaleciente Ckriih. Como si no hubieran más de un centenar de habitaciones en el centro médico. Mis manos todavía tiemblan, no soy capaz de gesticular palabra alguna y noto cómo un líquido moja parte de mi rostro.
-¡Blandito! ¿Qué te parece continuar con nuestra pelea?- dice de pronto el gran insecto que se levanta de un brinco-.
-Fono: No tenemos tiempo para vuestro conflicto, Ckriih- le aclara mientras le observa acechándome-.
-Ckriih: ¿Cuál es la prisa, chatarra? ¿Se te caen los tornillos?
-Fono: ¡Chatarra tu a-! ¡Como intento decir, no tenemos tiempo!
Las puertas ya no significan nada para el 682, como demuestra al derribar la que nos separaba a nosotros de una terrible muerte.
-Ckriih: ¡Veo que ya habías quedado con alguien más! ¡Me las piro!
Se tumba sin llegar a tocar el suelo con el torso o abdomen y sale disparada por el hueco que acababa de abrirse, clavado a como lo haría una cucaracha de la Tierra. Verle así me da mucho repelús. Para la fortuna de Fono y mía, el monstruo se distrae lo suficiente con la salida del insecto como para que ambos podamos salir de nuevo al pasillo y correr para salvarnos. Nuestra siguiente parada es el hangar. Allí, vemos a Chesky y a Ayifahkamla enfrascadas en una discusión que, casualmente, acababa de terminar para cuando ya estábamos a distancia de escucharlas.
-Chesky: Trato hecho.
-Ayifahkamla: Excelente.
La palma de su mano brilla. Pone ésta en la frente de una expectante Chesky. Tras retirarla, se puede ver un símbolo tatuado en la frente de la catastrófica.
-Chesky: ¿Esto servirá para…?
-Ayifahkamla: Las explicaciones vendrán luego, es tiempo de actuar.
La caja prohibida de la revivida cadáver viene hacia ella, flotando telequinéticamente. El insecto de dos metros viene correteando sobre sus patas, vaticinando la llegada de 682. De nuevo, me da un intenso repelús.
-Ckriih: ¿QUÉ ESTÁIS HACIENDO AQUÍ TAN TRANQUILOS?- pregunta alarmado tras levantarse y adoptar su posición habitual bípeda-.
-Chesky: ¡A la nave todo el mundo ya!
La catastrófica toma el asiento del piloto. La reina “no-muerta” abre la puerta que corresponde al copiloto, pero no entra al vehículo todavía. Fono, Ckriih y yo nos metemos donde guardan la carga.
-Yo: … ¿No esperamos a nadie más?
Como si el 682 quisiera contestar a aquella pregunta, aparece entrando al hangar de un salto. Ve la nave. Y a nosotros. Comienza a avanzar para cobrarse más víctimas.
-Ayifahkamla: CAJA PROHIBIDA QUE ENCIERRA EL MAL QUE AZOTÓ A MI REINO, ASÍ COMO A MUCHOS OTROS MUNDOS, TE ABRIRÉ CON LA PALABRA QUE DA ALIENTO A LOS GUERREROS Y LUCHADORES QUE VEN SUS MOMENTOS MÁS OSCUROS, PARA SER TESTIGOS DE UN NUEVO AMANECER- Pone una de sus manos en la tapa de la caja, indicando que, evidentemente, va a abrirla-. ¡LECHUGAAA!
Una intensa luz surge de la caja recién abierta. Nos ciega a todos, incluyendo a 682. Cuando el brillo se desvanece, la figura de un joven humanoide se alza frente al monstruo. A primera vista me parece humano. Tiene la piel clara, cabello corto y oscuro, además de un cuerpo notablemente atlético. Ah, y está desnudo. El recién llegado se gira, mirándonos con un par de ojos verdes oscuros y desproporcionadamente grandes, casi como de anime.
-Joven: … ¿Ayi?
Esta es la única palabra que le deja decir 682 antes de aplastarlo con sus patas delanteras.
M'sheireus Huua Daime'é
Cantidad de envíos : 2957 Fecha de inscripción : 09/06/2009 Edad : 30 Localización : Estudiando, hijo. Estudiando encerrado en mi cuarto.
Tema: Re: Dimensions Miér Jul 31 2019, 17:06
...O ese recibimiento me habría gustado tener. Al llegar al despacho de Blake, la puerta no se abre ante mi llamada. No hay ruido alguno tras la misma, pero algo me dice que no está cerrada. Percibo un leve olor metálico. Mi mano tiembla cuando rodea el pomo y lo hace girar. Las paredes del recibidor están decoradas con estanterías de libros y cuadros de diversos lugares. Abro la puerta que hay a mano derecha. Es un estudio bastante pequeño, de paredes grisáceas y muebles ambarinos. En el escritorio hay fotografías, presumiblemente de Zhôu y Kiel. Pero todo esto queda en segundo plano cuando el olor de la sangre fresca inunda mi nariz y boca. Me lleva unos instantes procesar la imagen de Blake en el suelo, desangrándose a causa de una puñalada en la espalda mientras que Kyuremu abre un portal. Éste último se queda paralizado ante mi presencia durante un de segundo, lo que me da tiempo a ver las manchas rojizas en diversas partes de su cuerpo, huyendo por el portal tras esto. Blake gime de dolor en el suelo.
-Yo:¡BLAKE!
Me agacho junto a él. El caomante está llorando, y en sus ojos no se percibe ese brillo de antigua comprensión, sino la chispa del miedo. Las marcas bajo sus ojos han desaparecido, lo que me indica que la daga está hecha con caocita. La retiro, pero parece que algunas lascas se han quedado dentro de su cuerpo. Además, parece que le ha atravesado de lado a lado.
-Yo:No te mueras, no te mueras...
Tapono la herida como buenamente puedo, pero mis manos no tardan en estar manchadas por el líquido vital.
-Yo:¡¡AYUDA!!¡¡POR FAVOR, AYUDA!!
Blake me coge por el brazo. Su presa es débil, apenas pudiendo aferrar mi ropa. Siento como se me hace un nudo en la garganta.
-Blake:¿P-por qué...?Kyuremu...Era... Era...E...
Su mano se suelta, inerte. Mi respiración se acelera aún más al ver sus ojos sin vida. Las lágrimas empiezan a recorrer mis mejillas hacen que se deshaga el nudo de mi garganta.
-Yo:¡¡¡AYUDA!!!
_______________________________________
Mi maestro me cubre con una manta, en un intento de expulsar el temblor de mi cuerpo. Estamos ahora en un gran despacho. El cadáver de Blake ha sido trasladado a una cámara para su conservación. Un par de caomantes a los cuales no conozco están sentados frente a mi.
-Caomante 1:Creo que no te he visto antes, chico. ¿Nombre?
-Yo:M-M'sheireus Huua...Soy un daime'é del...del planeta Deia. Nacido en Bimbpep en 2552, el 1 de Gal'huer...Soy M'sheireus, uno de los Diez Estelas...
-Caomante 2:¿Los "Diez Estelas"?
Maievel me acerca una taza de algo caliente, momento en el que veo la sangre en mis manos. Trago para evitar vomitar.
-Maievel:M'sheireus es mi alumno. Es uno de los diez niños enviados de encubierto a Terra 5. Caso T510, por si quieren comprobarlo en el Archivo. Recientemente ha estado en su hogar tras una misión. Hoy mismo ha vuelto a la base, ha dado un reporte de la misma y, bajo mi permiso, se ha tomado el día libre. Blake Zennusen es quien le llevó a Terra 5, así como la persona que le reveló su verdadera identidad y el que inició su instrucción como adepto a las artes. Imagino que querrías contarle lo que ha pasado estas últimas semanas, ¿verdad?
No respondo. Mi mente es un hervidero de pensamientos, y mi estómago un mar tormentoso.
-Maievel:¿M'sheireus?
-Yo:...Sí. Quería contarle...lo de Hernán y... y lo de Miak.
Suelto la taza y retomo mi llanto. Cubro mi cara con las manos, intentando que me ayuden a soportar todo el peso que ahora parece tener mi cabeza.
Uno de los caomantes me coge por la muñeca con su escuálida mano.
-Caomante 2:¿Viste algo?
Sorbo la nariz y asiento lentamente.
-Yo:C-
La puerta de la sala se abre bruscamente para dar paso a un furioso Ygksza, el maestro de Blake.
-Ygksza: ¡TU!
La silla en la que estoy sentado se transforma, convirtiéndose en un montón de tierra caliente, con la cual cubre todo mi cuerpo a excepción de la cabeza.
-Maievel:¡Ygksza, no!
Crea una celda alrededor del recién llegado y deshace mi presa. La celda va comprimiéndose.
-Ygksza: ¡HA MATADO A MI PUPILO!¡MI ALUMNO! -Parece que empieza a calmarse poco a poco, pero su prisión persiste. De sus pequeñas cuencas sale un líquido verdoso- Mi Blake... Mi pobre Blake...
Todos seguimos en tensión durante lo que parece una eternidad.
-Maievel:M'sheireus ha estado conmigo desde que volvió a la base, Ygksza. Ha sido escasos segundos el tiempo que ha estado en el despacho de tu alumno, y dudo que haya podido hacerlo él sólo. Blake no habría tenido problemas para reducirle. Si quieres comprobarlo, los forenses no tardarán en darme la razón.
Me siento y, con mano temblorosa, tomo un sorbo de la taza.
-Caomante 1:...Sigue, por favor.
-Yo:Fui al despacho de Blake tras salir del de mi maestro. Llamé a la puerta, pero no abrió nadie. Olía a algo metálico incluso antes de abrir. Al abrir el despacho, el olor de la sangre casi hizo que se me anegaran los ojos. Y entonces es cuando vi a Blake, con una p-puñalada que le atravesaba de... de lado a lado. Y a Kyuremu saliendo por un portal. Con manchas de sangre en su cara. Pedí ayuda, pero...
-Caomante 1:¿Kyuremu?
-Ygksza: Kyuremu Rekrom era el alumno de Blake. Es imposible que él haya sido.
-Caomante 2:Uaniuq...
-Uaniuq:Sí, lo sé. -Consulta su reloj.- Todavía está a tiempo.
Mi maestro vuelve a su forma habitual y se sienta a mi lado, arropándome con los brazos. Los dos caomantes salen de la sala.
-Maievel:Oh, M'sheireus...
-Yo:...Kyuremu puede volverse indetectable, ¿verdad?Es algo que sólo él puede hacer.
-Ygksza:Eso no hace que lleves razón, pequeño cachorro.
Agacho la cabeza.
-Ygksza: Asesinos de caomantes dentro de nuestra propia casa. ¿Ni siquiera aquí estamos a salvo?
-Maievel:Ygksza, no es el momento. Mi alumno ya ha pasado por bastante hoy.
-Ygksza: ¿Estás segura?
Me acaricia la cabeza.
-Maievel:No me obligues a repetírtelo, querido. Lamento lo ocurrido a Blake, pero M'sheireus no ha tenido nada que ver.
La puerta se abre, y una nueva persona entra en la sala. Es de color grisáceo, con diez patas que le sirven para moverse. Sin ojo a la vista, nos muestra una hilera de afilados dientes.
-Ygksza: Ojo del Ayer.
-OA:Ygksza. Siento mucho lo de tu pupilo. -Se gira hacia nosotros.- Tu. El cachorro.
-Maievel:Se llama M'sheireus, Tuna. M'sheireus, él es Tuna, el Ojo del Ayer. Su habilidad le permite ver lo ocurrido en un lugar con un margen de una hora de tu planeta.
-Ygksza: Has confirmado que él ha sido, ¿verdad?Mira sus manos.
-Tuna:Manchadas con la sangre de la herida mortal de tu pupilo... mientras la taponaba para evitar que se desangrase.
-Ygksza: ...¿Qué?No puede ser.
-Tuna:Quien se ha llevado la vida de tu alumno ha sido el suyo propio, Kyuremu Rekrom. Apareció a través de un portal y asestó una única puñalada mortal a tu alumno, atravesándolo de lado a lado.
La maestra deshace la celda.
-Tuna:Maievel. Me...Mm...¿Michel? Podéis iros.
-Ygksza: Pero si Kyuremu... Ese chico adoraba a su maestro...
Aún arropado, nos dirigimos a la salida.
-Tuna:No tanto como creías, Ygksza.
Dejamos la sala a nuestra espalda. Al salir vemos a Kiel, el ahora viudo de Blake, así como a Zhôu, su hijo. El primero está hecho un mar de lágrimas. El niño parece no entender que ocurre.
-Yo:Kiel...
Me acerco y le doy un abrazo.
-Zhôu:¡Max!
-Yo:Hey. Hola, chavalín.
-Zhôu:¿Dónde está papá, Max?
En verdad me llamo Franky El Corruptor
Cantidad de envíos : 676 Fecha de inscripción : 26/04/2011 Edad : 30 Localización : Entre el reino de la luz y el reino de la oscuridad...
Tema: Re: Dimensions Jue Ago 08 2019, 01:44
-682: … Patético…
-Chesky: ¡Der’mo, Ayifahkamla! ¿A esto le tenías tanto miedo?
-Ayifahkamla: Trágate la lengua y observa, mujer insolente.
El 682 mira repentinamente bajo sus patas delanteras. Está siendo levantado por una gran fuerza.
-Vaya, vaya, vaya- dice una voz burlona-. Te liberas después de tanto tiempo y por poco consigues que te maten. No sé qué harías sin mí. En fin, no diré que no me alegra- el cuerpo del joven salta cubierto en un manto de oscuridad. Lo único que tiene al descubierto es su rostro, blanco como el papel, y esgrimiendo una siniestra sonrisa de oreja a oreja-. EL REY HA VUELTO.
El negro que le cubre la mano toma la forma de una espada. Ejecuta un tajo horizontal con este nuevo filo, cortando a través de la boca y la cabeza del monstruo. 682 retrocede para examinar a su enemigo y darle tiempo a curar sus heridas, las cuales van desapareciendo a una velocidad alarmante.
-¿Joven?: ¡Ja! Algo me dice que ésta no es tu última forma. ¡Igual que yo!
Se abalanza contra 682, esta vez tomando la apariencia de una bestia con cuernos y grandes garras.
-Chesky: ¿Qué es esa cosa?
-Ayifahkamla: Hace mucho tiempo, encerraron a un peligroso demonio en el cuerpo de un bebé. Esto lo que véis es el resultado de aquello. Aunque no es lo más peligroso que posee en su interior.
-Chesky: Encerrar un demonio en un bebé... ¿A quién se le ocurriría semejante tontería?
-Ayifahkamla: ¿Realmente quieres discutir este tema ahora en vez de poner en marcha la nave?
-Chesky: ¡Estaba esperando a que subieras! ¡Entra de una vez!
El impacto entre ambas criaturas produce una onda de choque que nos golpea y hace que cerremos todas las puertas de sopetón.
-Ckriih: ¡AAAAAAAAHH! ¡MI MANO! ¡MI MANO DE APUÑALAR!- mueve histérico su brazo izquierdo inferior, cercenado-. ¡ES-ESTOS MONSTRUOS ME LA HAN QUITADO!
-Chesky: ¡Cállate, Ckriih, o te lanzo a ellos para que lo recuperes!
Mediante un dispositivo que lleva en la mano, la catastrófica abre las puertas del hangar. El aire es succionado inmediatamente. Decenas de herramientas y materiales salen al espacio en una lluvia de desechos. Otros quienes están siendo expulsados de la estación son 682 y el demonio que ahora posee al joven de la caja. Resisten aferrándose al suelo con sus garras. Nuestra piloto enciende los motores, achicharrando a todo aquello que estuviera demasiado cerca, incluyendo a los dos luchadores demoníacos. A pesar de que el hangar se quedaba sin aire, se podían oír unos gritos espantosos. La nave finalmente sale disparada del lugar, entregándose a la oscuridad del espacio.
-Chesky: ¿Crees que han muerto?
-Ayifahkamla: Lo dudo mucho- dice sentada en el asiento del copiloto-. No bastaría para acabar con ellos.
-Chesky: ¿Alguna idea de quién ganará?
-Ayifahkamla: Te responderé con otra pregunta, curiosa, ¿qué pasaría si dos fuerzas imparables chocaran?
Chesky no le responde, como si viera inútil tratar de convencerla sobre por qué lo que acababa de decir era simplemente imposible. Veo a Ckriih, sollozando al mismo tiempo que abrazaba su brazo mutilado. Fono permanece callado aquí sentado, incluso me atrevería a decir que inerte. Yo, por mi parte, no paro de temblar. Las tripas se me revuelven, el ojo derecho me duele de tal forma que me fuerza a tenerlo cerrado, y las lágrimas están a punto de caer del otro ojo. Ha surgido un silencio muy incómodo, el cual aprovecho para acostarme con las piernas recogidas y reposar un rato. Estoy muy, pero que muy cansado.
Abro los ojos. Bueno, uno de ellos. Parece que me he dormido. Al momento de despertar, un montón de recuerdos recién recuperados revoloteaban en mi cabeza. El ojo derecho me duele aún. Ya estoy algo más calmado, así que me atrevo a tocarlo. Cuando veo que iba a hacerlo con la mano derecha, la mecánica, la que fue reemplazada por el “Virus Tecnorgánico”, me detengo y cambio a la izquierda para hacer la labor. Examino con el tacto la zona de donde viene el dolor, para encontrarme con la textura de la tela.
-Fono: Estabas herido y Chesky sigue pilotando la nave, así que hice lo mejor que pude con el botiquín que tenemos a nuestra disposición.
-Yo: … Gracias.
-Fono: No es necesario el agradecimiento, Franky.
Miro a Ckriih por un momento. Está recostado en posición fetal, produciendo sonidos que simulan el llanto. Sólo cuando dejo de prestarle atención, me fijo en un objeto que tiene Fono en el regazo. Es una mano amarilla. Por supuesto, eso me choca.
-Yo: ¿Por qué…?- no termino de preguntar, pero le señalo el objeto de la cuestión-.
-Fono: Estaba en tu espalda, agarrado al pijama. Lo retiré cuando empecé a vendarte el ojo.
Al examinarla con más detenimiento con la mirada, reconozco la mano.
-Yo: Es de Balyed.
De nuevo se me vienen a la cabeza los momentos finales del aspirante a héroe, entre las fauces de 682. Balyed era un muchacho de buen corazón, que vio su sueño truncado por la extraña condición de separarse en pedazos. A pesar de la desventaja, él luchó para proteger a los de su alrededor, para hacer lo correcto. Como dije antes, tenía un buen corazón. Y eso le llevó a ser devorado. Yo, sin embargo, huí al menor indicio de peligro y ahora estoy aquí, herido, pero vivo. Alguien como él no se merece este final. Ni él ni todos aquellos a los que hemos dejado detrás. Joder, Eshill sólo era una niña. Todos muertos por un sinsentido.
-Fono: Lo mejor que podemos hacer por él ahora es no olvidarle. Balyed fue un espécimen excepcional. No por nada formaba parte de los que tenía prioridad salvar.
-Yo: … Tienes razón- digo tras analizar un poco sus palabras-. Está mal olvidar a quienes quieres.
Me levanto y me dirijo a la cabina de pilotaje, con Chesky en el control. Ayifahkamla duerme a su lado. La envidio por un instante.
-Yo: Chesky…
-Chesky: Hola, Franky, ¿te encuentras mejor? Fono me dijo que estabas herido.
-Yo: Estoy bien, gracias. ¿A dónde vamos?
-Chesky: Al planeta más cercano. Tenemos poco más del combustible necesario para hacerlo. Desde allí iremos a otro planeta que tenga normalizado los viajes espaciales. Cada cual podrá ir a donde quiera.
Al cabo de unas horas más, aterrizamos en dicho planeta. El lugar donde estamos tiene una escasa vegetación y un sol amarillo nos da calor. La temperatura es lo suficientemente alta como para querer buscar una sombra, pero tampoco es insoportable. Estamos en mitad de ninguna parte. Los cinco supervivientes hemos salido de la nave. Ckriih pisa la tierra de este mundo con miedo. Parece una persona, eh… cucaracha gigante diferente.
-Chesky: El planeta Momonga. Está desierto de vida inteligente, pero está situado cerca de una ruta de comercio. Puedo hacer un dispositivo de señales a partir de algunos componentes de la nave y pedir ayuda para que nos lleven. Deberíamos de tener suficientes provisiones para-
-Ayifahkamla: Eso va a esperar- le interrumpe la cadáver revivida-. Mi paciencia por un cuerpo saludable ha terminado. Además, podemos aprovechar este momento de tranquilidad.
-Fono: Me temo que me falta información para el nuevo contexto que se presenta.
-Ayifahkamla: Tu “inteligente” amiga tiene una deuda que saldar conmigo por liberar a aquella pesadilla encarnada. Me dará su cuerpo para que abandone éste ya en descomposición.
-Chesky: ¿No sería más conveniente hacer esto después de que cree el dispositivo para reproducir señales?
-Ayifahkamla: No temas, asimilaré tus recuerdos y poseeré todas tus habilidades. Incluso puede que veamos mejoras- sonríe con malicia-.
-Chesky: No sé…- cierra sus manos y golpea levemente la una con la otra repetidas veces-. Me hubiera gustado antes visitar ciertos lugares, despedirme de gente... Ya sabes, cosas que haría alguien que sabe que dejará de existir próximamente- sigue dando golpecitos con sus puños cerrados mientras habla-.
-Ayifahkamla: No dejarás de existir, nos volveremos una, así como ha sido con muchos otros antes que tú. Con mi personalidad predominando, pero son minucias a las que no deberás atender.
-Chesky: Siempre se me ha hecho difícil imaginarme fusionada. ¿Sería yo misma? ¿Es como si desapareciera en la mezcla? ¿Vería todo como si fuera un mero espectador?
-Ayifahkamla: ¡Esas cuestiones ya no te conciernen! ¡Cumple tu promesa! ¡Y abandona ese acto que estás haciendo! ¿Acaso indica lo aterrada que estás de este cambio que se avecina en tu patética existencia?
-Fono: … Oh, entiendo.
El robot noquea a la reina “no-muerta” de un golpe de su poderoso brazo.
-Chesky: Te ha costado entenderlo. Esto significa “golpea a quien tienes delante” en muchos sistemas civilizados, ¿sabes?- hace el movimiento sólo una vez más para la demostración-.
-Fono: Me disculpo por tardar en darme cuenta, Chesky.
-Chesky: Bueno, pues un problema menos. Y, con Ckriih así, hacen dos. Voy a hacer en un momento el dispositivo de señales. Esperad por aquí por si necesito algo. Si a alguien le entra hambre, que revise en la nave.
En el rato que la chica de piel morada tarda en hacer lo suyo, me permito buscar algo de comer. Encuentro lo importante, un bote de salsa. La imagen que cubre el bote y parece representar un nombre en una lengua alienígena me sugiere que es de una marca registrada, rompiendo el pensamiento que tenía sobre que la salsa que consumía estaba hecha especialmente para mí.
La catastrófica nos reúne al rato. La veo alzar un pequeño aparato en la mano, con el dedo pulgar levantado. Desde mi punto de vista, está haciendo autostop.
-Chesky: He recibido la respuesta de unas pocas naves de carga. Cada una se dirige a un planeta distinto. A mí me basta con llegar a cualquier lugar que esté conectado a Órbita, así que he pensado en dejaros a vosotros la decisión sobre adónde ir.
-Fono: Encontraré cualquier opción aceptable siempre que viaje con vosotros.
Miramos a Ckriih, pero sigue tan decaído y callado como lo estaba al salir del transporte espacial, así que descartamos el pedirle su opinión.
-Chesky: ¿Alguna sugerencia, Franky?
-Franky: Yo… Yo sólo quiero volver a mi casa, la Tierra.
-Chesky: Mh, creo que ninguno se dirige a “Latierra”.
-Franky: Ya, mucha casualidad sería…
-Chesky: Pero podemos viajar de nave en nave hasta llegar allí. Tu planeta está anexado a Órbita, ¿verdad? De otra forma no imagino cómo llegaste al centro médico- hace una pequeña pausa-. Bueno, realmente se me ocurren unas cuantas hipótesis, pero he dicho la más probable.
-Franky: Sí, aunque hace poco…- ciertamente no me hago todavía a la idea de que mi planeta formara parte de un “algo intergaláctico”-.
-Chesky: Eso será más que suficiente. No importa en qué nave vayamos, en todas debería haber un mapa en el que podamos localizar “Latierra”. Cuando veamos uno, podré hacer estimaciones de cuándo llegaremos. Si estamos todos de acuerdo, coged todas las provisiones que podáis, volved aquí y haced contacto conmigo para que nos lleven juntos.
Le hacemos caso, incluso el insecto, con su personalidad ahora sumisa. Después de todo lo que había pasado, tantos horrores y pérdidas, al fin sentía que había un poco de esperanza. Antes de irnos, quería hacer una última cosa en este mundo ajeno a mí.
-Yo: Fono, ¿dónde has puesto la mano de Balyed?
La máquina se me queda mirando por unos segundos, procesando la pregunta para darme una respuesta apropiada.
-Fono: No tengo registros en mi banco de memoria sobre su localización. Pensé que la habrías cogido tú, Franky.
Me quedo mirándolo extrañado, ya que yo no la había vuelto a ver desde que Fono me la enseñó. ¿Acaso no podré enterrarla en un intento de funeral improvisado? En fin, me temo que no voy a quedarme mucho tiempo más para resolver este nuevo misterio. Suficiente había tenido ya. Lo único que tengo en mente ahora es regresar a mi casa y volver en todos los aspectos posibles a mi vida anterior, de entre los que cabe volver a ver a Max, a quien misteriosamente había olvidado en los últimos meses. El pensar que haya pasado eso me preocupa y me lleva a hacerme cuestiones sobre nuestra relación. ¿Cómo había podido olvidar a alguien con quien he pasado tanto tiempo? Y no hablo de un amigo de la infancia al que no veo desde pequeño, sino que le veía con frecuencia en tiempos recientes. ¿Sería cosa del Vírus Tecnorgánico? ¿De mi experiencia con la Salsa? ¿Será posible que no lo vea tan amigo mío como pensaba? Esta pregunta da a pie una corriente de pensamientos que logra deprimirme, mitigando la alegría que estaba experimentando por saber que vuelvo a mi hogar.
Pasaría una semana antes de que llegáramos a la Tierra, donde descubriría que mi ojo derecho había sido sustituido por uno cibernético.